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La Lucha continúa

La psicosis de saqueo militarizó a varias ciudades del interior

En Neuquén hubo serios incidentes que terminaron con heridos y detenidos. En Tucumán, la policía evitó que la gente saqueara un camión de harina. En Santa Fe el gobierno reforzó las guardias. Y en Córdoba dos supermercados pidieron custodia a la Gendarmería.

Persianas cerradas en las zonas humildes y custodia reforzada en el centro. Así era la situación de los comercios de la ciudad de Neuquén ayer. El miércoles por la noche la policía provincial reprimió posibles intentos de saqueos y dejó siete heridos. El fantasma del 19 de diciembre recorrió todo el país. En Córdoba, Santa Fe y Tucumán –donde un centenar de personas trató de interceptar un camión que transportaba harina–, gendarmes y policías se transformaron en centinelas de los supermercados.
En Neuquén los rumores sobre supuestos inminentes saqueos empezaron a escucharse el miércoles por la mañana. Pocas horas después la policía estaba reprimiendo con balas de goma y gases lacrimógenos a unas treinta personas que se encontraban cerca del supermercado Topsy, en el barrio de San Lorenzo. Y, según informó el diario Río Negro, un repartidor de carne fue interceptado y perdió parte de su mercadería.
El ministro de Gobierno provincial, Jorge Gorosito, consideró que las "acciones están digitadas por partidos políticos de izquierda y la CTA" y anticipó que "habrá vigilancia reforzada en toda la ciudad durante el fin de semana largo". Pero Jorge Marillán, titular de la organización de desocupados Barrios de Pie, cambió el eje y acusó al Gobierno: "Se trata de una maniobra política para generar psicosis", afirmó.
Marillán es parte de un grupo de unas 300 personas que cortaron la calle frente a la Secretaría de Acción Social en reclamo de subsidios para jefes y jefas de hogar. "Desde el lunes, que salimos a pelear por esto, se vienen insistiendo con los saqueos. Nosotros tenemos trabajo en 14 barrios y no tuvimos indicio real de que se estuvieran preparando. La gente se acercó para ver si efectivamente pasaba y la policía empezó a reprimir", aseguró a Página/12.
En Tucumán, unas cien personas quisieron apropiarse de la harina que transportaba un camión que circulaba por la autopista Juan Domingo Perón. El ministro de Gobierno, Antonio Isaac Guerrero, afirmó que "las múltiples versiones de conflictos sociales han puesto en alerta a las fuerzas de seguridad" y anunció que hay contactos con Gendarmería Nacional ante la posibilidad de que se necesite refuerzos. La policía se desplegó en los barrios pobres a fin de "prevenir incidentes".
Los reclamos de mano dura llegaron también a Córdoba, donde los directivos del hipermercado Carrefour solicitaron a Gendarmería Nacional efectivos para realizar tareas de vigilancia durante Semana Santa. El jefe de turno de la delegación local, comandante principal Ricardo Torres Daram, informó que la empresa firmó en Buenos Aires un convenio para evitar cualquier intento de saqueo.
En Santa Fe también se prepararon para pasar una Pascua militarizada. "Sabemos que la situación es muy tensa, muy difícil, hay que estar preparados", afirmó el intendente después de mantener contactos con empresarios de la Cámara de Supermercados. El comisario Osvaldo Miranda describió la situación como "un estado de prevención general". "No es una alerta, pero reforzamos guardias y patrullajes", apuntó.
Los incidentes de ayer se suman a las vacas faenadas al costado de la ruta en Rosario –luego de que volcara el camión que las transportaba– y el saqueo a un camión repartidor de leche que quedó empantanado en un barrio humilde de Resistencia, Chaco. Estas imágenes y los "rumores" incitaron a empresarios y funcionarios a convertir los comercios en fortalezas y repartir policías en barrios humildes.
Luego de los siete heridos de Neuquén, dirigentes de la Asamblea por los Derechos Humanos de la provincia se reunieron con el ministro de Gobierno para pedirle explicaciones pero se fueron sin respuestas. "Prevención no es reprimir", señaló Susana Starforte. La mujer aseguró que Gorosito no había dado razones que justificaran las dos horas de balas de goma y gases lacrimógenos.