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CARTA ABIERTA DE LAS MADRES DE PLAZA DE
MAYO
Sr. Presidente Hugo Chávez,
AL PRESIDENTE HUGO CHÁVEZ
Le escribimos estas palabras con restos de sudor en los ojos, culpa de los
hechos que sacudieron a su país, Venezuela, protagonizados por la derecha
fascista, golpista, burócrata y patronal, pero también por el valiente
pueblo bolivariano.
El golpe de Estado que sufrió la Revolución que Ud. encabeza, verifica que
en América Latina la democracia y la CIA comparten algo más que una sílaba.
Todo el mundo confirmó que para el Departamento de Estado norteamericano las
formas republicanas y democracia liberal son viables si, y sólo si, se
inhiben rigurosamente de cuestionar los intereses de los grandes grupos
económicos, en el caso de Venezuela petroleros, aunque también
latifundistas.
Ya se habrá enterado que apenas fue Ud. puesto en prisión por la junta
golpista, los grandes ex propietarios de tierras desalojaron a tiros a
cientos de miles de campesinos venezolanos que, tras la sanción de la
progresista Ley de Tierras, habían recuperado para su mejor subsistencia las
parcelas que durante décadas habían trabajado en beneficio del patrón
latifundista. En un minuto, los golpistas retrocedieron el proceso de
liberación de Venezuela a fojas cero.
Mientras esto sucedía en su país, en Washington brindaban con champán y el
Fondo Monetario Internacional se disponía a hacer lugar en su apretada
agenda de chantajes para visitar solícito al nuevo presidente Carmona.
Sin embargo, también en ese mismo instante, los pobres, los ofendidos, los
humillados, los despojados durante siglos de historia, techo y pan,
empezaban a descender de los cerros que rodean la capital Caracas reclamando
la vigencia de sus derechos y defendiendo los todavía incipientes logros de
la Revolución Bolivariana. Las clases populares venezolanas demostraron al
mundo entero que los pueblos no son cartón pintado, ni una abstracción de la
realidad política, ni una frase bonita para colorear poemas o discursos.
Ahora resulta fácil escribirlo, pero fue conmovedor verlo por entre las
grietas que se abrían en la censura y la mentira de los grandes grupos
económicos ligados al negocio de la comunicación. Nos habíamos quedado sin
palabras durante horas.
Vibramos junto a la radio, pegados al televisor, consultando con prisa y sin
pausa los sitios alternativos de contrainformación adonde se difundía la
verdad de lo que en su patria estaba sucediendo.
Sabemos que ahora sobrevendrán tiempos duros y aún más difíciles para Ud.,
para su pueblo y para la Revolución Bolivariana. Sin embargo, sepa que
cuenta con millones de hombres y mujeres en todo el Continente que apoyamos
la experiencia venezolana y miramos los hechos de su país para comprobarnos
vivos todavía y capaces de torcer el destino de miseria y sumisión que el
imperialismo norteamericano y sus cómplices locales decretaron para todo los
pueblos de América Latina.
De todo corazón, le pedimos, pero más que eso: le exigimos que profundice la
revolución, que no tiemble en enfrentar a la oligarquía y junto a ella a
todos sus socios multinacionales.
Que consolide de una vez y para siempre los cambios favorables al pueblo que
su proceso ha insinuado.
Llame a esa experiencia revolucionaria como a Ud. más le guste: República
Bolivariana, "Muchachito" o Revolución Nacional. Nosotros le diremos
"socialismo".
Pero cúmplalo, hágalo posible junto a esa fuerza enorme, estremecedora y
sorprendente que es el pueblo, su pueblo, los cientos de miles de
venezolanos mujeres y hombres que demostraron estar dispuestos a dar lo
mejor de sí a cambio de la construcción seria de un futuro de justicia para
su patria.
Sepa que los compañeros caídos durante largas décadas en las calles, los
cerros y las selvas de todo el continente americano renacen en su
Revolución, saludan otra vez al sol en sus banderas, elevan desde el fondo
de los siglos su mirada, regando con su sangre los sueños bolivarianos de
libertad, que ya pertenecen al sentimiento más íntimo de los revolucionarios
de todo el mundo.
Un saludo, y ¡Ni un paso atrás!