El imperialismo norteamericano tiene apoyadas las partes de sentar en el suelo apenado de América del Sur. Y no sólo: el pueblo mexicano también sufre la respiración en la nuca del amo yanqui, contra la que se levantó la milicia indígena de los zapatistas. De México para abajo, la presencia vigilante del gobierno imperialista de EE.UU. cuida que los pueblos no le compliquen la existencia al gran capital.
En los años '70, los jefes del Pentágono enseñaron a los genocidas de estas tierras a acabar a sangre y picanas las revueltas populares. Tras las crudas dictaduras latinoamericanas, las administraciones yanquis se dieron el lujo de regalar democracias de cartón, parodias de juicios a las juntas militares, legalidad y elecciones, a cambio del pago contante y sonante de la inmoral deuda externa.
Ahora que los pueblos nuevamente ensayan una ofensiva en sus posiciones de resistencia, el imperialismo se dispone a resolver su crisis de liderazgo en la región aplicando dosis de tiros y muerte. La prueba de ello es el Plan Colombia, y las amenazas del capo de la CIA a Venezuela y Argentina, y la creciente norteamericanización del continente a través de prácticas militares dirigidas por los marines yanquis. Se habla de instalar bases norteamericanas en la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, y otra en Tierra del Fuego. La excusa siempre es la lucha contra los cárteles de la droga, pero lo cierto es que el enemigo de la furia norteamericana es la organización creciente de los piqueteros, los sin tierra, los bolivarianos chavistas, los campesinos de Bolivia y Paraguay, los heroicos combatientes de Perú, la sangre roja de los indígenas ecuatorianos, la luz de revolución que sale por la boca de los fusiles de las FARC.
A esta altura dura de las cosas, a la socialdemocracia que se casó con el sistema le queda chica la realidad. Su cara de señora gorda y buena no puede ocultar su complicidad con los que oprimen y matan. El ataque del imperialismo norteamericano obliga a los pueblos a transitar el camino de la revolución si quieren evitar la tragedia de nuevos genocidios.
¡NI UN PASO ATRÁS!
El programa radial de la Asociación Madres de Plaza de Mayo
Todos los jueves a las 21hs. por FM La Tribu, 88.7Mhz.