Tucumán, entre la miseria africana y la desidia feudal
En una provincia devastada, el gobernador apuesta a durar Julio
Miranda, un ex dirigente del sindicato del petróleo en una provincia
sin petróleo, gobierna Tucumán como si la administración
fuera la vieja estructura gremial. Teje y desteje durante la noche y el día
la argamasa de un solo proyecto: durar.
La muerte de 11 niños por hambre (y la probabilidad de que no sean los
únicos en esa provincia, según informes recientes del gobierno
nacional) es el dato más dramático e inhumano de la crisis tucumana.
Pero no el único: la capital provincial sobrevive bajo una nube de moscas
y la plaza principal es diariamente lugar de campamento de bulliciosas protestas
de empleados que ya se olvidaron de cobrar el salario.
Los empleados municipales, en huelga, recorren las calles de la capital para
abrir las bolsas de basura y desparramar su contenido. Las rutas internas están
siempre cortadas por piqueteros y los índices de delincuencia se han
disparado con velocidad satelital en los últimos tiempos. Las escuelas
y los hospitales casi no funcionan por la huelga permanente de sus trabajadores.
³Mientras la provincia se derrumba dramáticamente y criaturas desnutridas
siguen muriendo, la clase dirigente sigue abocada a la reforma de la Constitución
y a impedir que la Justicia investigue sus supuestos ilícitos", ha escrito
el periodista tucumano Roberto Espinosa.
Como cada gobernador que se sienta en el despacho de Tucumán, Miranda
se planteó cambiar la Constitución, porque ésta contiene
la cláusula cruel de que los mandatarios no pueden ser reelegidos sucesivamente.
Un sonado caso de presuntos sobornos a legisladores locales, para que le habilitaran
la reforma a Miranda, está siendo indagado por la Justicia con más
desgano que entusiasmo.
El gobierno de Duhalde decidió una virtual intervención social
en la provincia, porque está seguro de que los recursos que envía
el gobierno federal no llegan a sus destinatarios. No sería extraño
si fuera así: en Tucumán los legisladores provinciales ganaban,
hasta hace muy poco, un promedio de 15.000 dólares mensuales, cuando
el peso y el dólar valían lo mismo.
El conflicto social tenía ya las mismas dimensiones.Tampoco Miranda es
el único responsable de la catástrofe tucumana. Los últimos
dos gobernadores, Ramón Ortega y Antonio Domingo Bussi, no fueron mejores.
Ortega volvió a Tucumán con el propósito de ser presidente
y con ese proyecto descuidó la provincia durante cuatro años,
a pesar de que recibió más recursos que ningún otro mandatario
en su época.
Halagos de Menem El entonces presidente Menem lo halagó para oponerlo
a la candidatura de Duhalde (aunque luego terminó al lado de éste)
y Domingo Cavallo, superministro entonces, lo imaginó en una fórmula
presidencial conjunta.
Bussi volvió al gobierno ya viejo y enfermo y sin la generosidad presupuestaria
con que lo trató Jorge Rafael Videla en la última dictadura.
No obstante, Menem no fue mezquino con él: algunos recursos extras le
envió a la espera de que sus legisladores nacionales apoyaran la transgresión
constitucional de su segunda reelección consecutiva.
Bussi mismo quería cambiar la Carta Magna provincial para buscar su reelección.
Un tiempo estéril pasó entre los deseos de perpetuarse de los
dos caudillos. Los dos primeros gobernadores desde la restauración democrática
pertenecen a la historia de la extravagancia sudamericana.
El primero, Fernando Riera, terminó su gestión dando órdenes
desde la cama, aquejado por una depresión que no le permitía ver
el sol.
El segundo, José Domato, concluyó su mandato con arresto domiciliario,
preso en su casa por haber confundido el dinero público con el privado.
Sólo perduran como fuerzas políticas en Tucumán el peronismo
y el bussismo.
El radicalismo nunca fue un partido fuerte allá y el Frepaso jamás
se consolidó como un referente político importante.
Viejo ladero del cacique petrolero Diego Ibáñez, Miranda ha hecho
del enjuague político el único motivo de su insomnio, mientras
pagó en Buenos Aires caras publicidades promocionando un presunto "milagro
económico tucumano" que en la provincia nadie vio.
Resucitación Entre sus recientes creaciones políticas figura la
resucitación de Olijela del Valle Rivas, una legendaria senadora nacional
adscripta al menemismo, que creó una escuela política en la Argentina.
El "olijelismo" refiere a los dirigentes todopoderosos en las estructuras partidarias,
pero sin ningún contacto con la sociedad ni con sus problemas. Miranda
y Rivas se predisponen a desembarcar otra vez en el Senado nacional.
Bussi tiene su partido fracturado. Lo estremece de furia la aparición
de un disidente constante, el joven senador nacional Pablo Walter, un aliado
de Ricardo López Murphy.
Bussi prefiere a Menem y, convencido de que las reglas de la monarquía
pueden gobernar las democracias, se obstinó en que su propio hijo fuera
su sucesor.
Tucumán es la provincia pionera en la emisión de bonos, que Miranda
hace confeccionar con papel casi impalpable. Gran parte de esos bonos se desarman
en las manos de los tucumanos antes de que éstos lleguen al banco para
canjearlos por moneda seria.
"El 30 por ciento de los bonos se desarman antes de ser rescatados", se jactó
Miranda, hace poco, ante un ministro nacional. Daba fe, así, de sus cualidades
de buen administrador.
Bajo la sombra de un insoportable tendal de moscas, entre una miseria africana
y una indiferencia feudal, la tragedia social que estalló en los últimos
días debería sorprender sólo porque se demoró en
suceder.
Por Joaquín Morales Solá Para LA NACION Otras dos muertes Mientras
ayer el gobierno nacional anunciaba el lanzamiento para el lunes próximo
de lo que bautizó como ³Operativo rescate², destinado a la detección
y atención de casos de desnutrición en todo el país, otros
dos bebes morían en Tucumán como consecuencia de la inanición
que venían padeciendo. Ya son 11 los decesos en esa provincia. El gobernador
del distrito, Julio Miranda, adjudicó el aumento de las muertes a ³un
crecimiento poblacional muy intenso² y a que, a su juicio, ³son insuficientes²
los planes asistenciales.
-- Cecilia Casamajor cecilia.h@codetel.net.do
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