YellowTimes Traducido para Rebelión por Laura Abad
Las posibilidades de una República Islámica de Iraq aumentan cada día que el país pasa sumido en la anarquía y el desorden público. No se trata de ningún sermón de negativistas o de antiguos liberales buscándole las cosquillas a la actuación del Presidente de los EE.UU. George Bush en Iraq. Es la gran mayoría de los propios iraquíes quien está anunciando las probabilidades de que se establezca una República Islámica. Lo afirman incluso aquéllos que prefieren la secularización, minorías religiosas como los caldeos, asirios y otros cristianos, que suponen unos 800 000 en Iraq.
Sin embargo, ya fue hace 1400 años cuando la vertiente política del Islam recibió su impulso inicial, que después tomaría su forma actual tras la Guerra del Golfo de 1991. Si bien son organizaciones chiítas las que están difundiendo esta corriente, también hay que incluir aquí algunas facciones sunnís.
Por consiguiente, no debería sorprendernos si en los próximos días nos encontramos con una carta del estilo de la que sigue:
Querida América:
Gracias desde el fondo de nuestros corazones por deshacerte de Saddam, un hombre que nos ha impedido llevar a cabo nuestras aspiraciones políticas y que nos ha privado de practicar muchas de nuestras preciadas costumbres. Pero según Dios, vivimos como el Imán Ali y morimos como su hijo Hussein. Hoy, has destrozado el reino de Saddam y puesto fin a su dominio sobre Iraq. Hoy, nos has liberado a los iraquíes y al pueblo chiíta de Iraq.
Antes de Saddam, estaba Ahmad Hassan Bakr (aunque dudamos de que sepas quién es debido a tu veterana ignorancia sobre temas iraquíes), que también impidió el gobierno de la mayoría. Después vinieron Abd Al Karim, el Coronel Abdul Salem Mohamed Aref y muchos otros similares. Nunca se nos permitió expresar nuestros intereses, nuestra voluntad, nuestras aspiraciones.
Pero gracias a ti, América, ha llegado nuestro día. Hoy celebramos el retorno de nuestro venerado Ayatolá Mohammed Baqir Al-Hakim, que hace 23 años fue obligado a abandonar Iraq, para refugiarse en el vecino Irán de nuestros hermanos espirituales.
żEscuchaste el discurso que dio hoy en Basora? "Soy un soldado del Islam y sirvo a todos los iraquíes. Nosotros no queremos un Islam extremista, sino un Islam de independencia, justicia y libertad" -procalmó ante las decenas de miles que nos reunimos allí para escucharle. (Associated Press)
No, no seremos como Irán. Al fin y al cabo, nosotros somos iraquíes. Todos nosotros, iraquíes con un papel histórico que desempeñar a nivel mundial. El Islam es nuestro único camino para avanzar en tanto que nación. En Iraq ha fracasado el secularismo, que va en contra del Islam y viene a ser lo mismo que el socialismo y el comunismo. Eso no va con nuestra gente.
No, América, hoy nuestras voces proclaman ante Dios que seremos islamitas.
La ley islámica acabará con ladrones, carniceros, violadores, traficantes, prostitutas y vendedores de bebidas alcohólicas.
Mira cómo ya estamos acabando con aquéllos que insisten en seguir pecando. Hace sólo dos días, en la misma ciudad de Basora, "dos comerciantes cristianos recibieron dos disparos mortales, tras ignorar a militantes islámicos que les habían advertido repetidas veces que dejaran de vender bebidas alcohólicas en sus tiendas". (Los Angeles Times)
Gracias, América, por permitirnos hacer realidad un sueño que perseguimos desde hace más de 1400 años. El sueño de construir una sociedad justa en la tierra que fue testigo del martirio de Ali y de sus dos hijos Hassan y Hussein. żNo sabías que Iraq era tierra santa? De hecho, el mundo entero pertenece a Dios, pero el suelo de Iraq es sagrado para nosotros.
Estamos listos para empezar a reconstruir el país. Ya estamos rehabilitando los hospitales, aunque tú no hicieras nada para evitar su destrucción. Hemos rehabilitado los servicios sociales, que permitiste destruir por bandoleros. Tenemos a hombres armados patrullando las calles, porque, desde tu llegada, la gente ya no puede dormir tranquilamente en sus casas. Nos estamos asegurando de que Iraq se mantiene en pie por sí mismo de nuevo.
Así que ahora, vete a casa. Has derrocado a Saddam. Gracias. Aquí tienes unas cuantas toneladas de dátiles y llévate algo de petróleo al irte. Incluso vamos a localizarte unos cuantos miembros del Baas. Pero, en serio, eso es todo. Nuestro querido Al-Hakim ya está aquí y él sera nuestro líder.
Vuelve a Kuwait -allí besan el suelo que pisas con tus sucias botas.
Ha llegado nuestra hora.
Aunque esta carta no es verídica, el panorama que presenta es totalmente factible, pues tanto la política exterior de los EE.UU., como las previsiones para el Iraq de la postguerra fueron influídas por fuentes asesoras ajenas a la realidad de las aspiraciones religiosas iraquíes. Se puso tanto empeño en la planificación, esfuerzo, desinformación, relaciones públicas y diplomacia, que se pasó por alto el gran poder religioso que surgiría en Iraq después de la guerra. Varios miembros del Congreso Nacional Iraquí, el principal grupo de la oposición (influente en el Pentágono, pero desdeñado por el Departamento de Estado por su inestable trayectoria), garantizaron a la Administración Bush que los chiítas de Iraq se levantarían contra Saddam, lucharían hombro con hombro con los estadounidenses y les recibirìan con los brazos abiertos. Por mucho que los principales medios de comunicación se empeñen en subrayar esto último, la información difundida por los iraquíes, tanto dentro como fuera del país, no es en absoluto favorable al establecimiento por parte de los EE.UU. de un estado democrático en Iraq.
Analistas especializados en Oriente Medio (no los pertenecientes al comité asesor de Washington, quienes, a miles de kilómetros de Oriente Medio, basan sus decisiones exclusivamente en fuentes israelíes) están comparando la vuelta de Al-Hakim a Iraq con el retorno del Ayatolá Jomeini a Irán en 1979.
13 de mayo de 2003
* Columnista del YellowTimes.org (Canadá)