"No hay duda de que la AP apoya los Acuerdos y de que ha estado detrás de él desde el principio. La historia palestina está llena de ejemplos de apaciguamientos contraproducentes y costosos que solo han producido pérdidas y desastres. El lamentable estado actual de la AP y de su presidente [Arafat] es el resultado directo del imprudente mal uso que se ha hecho de los derechos palestinos en un vano intento de ganar los favores del enemigo a corto plazo. El intento de ahora no conducirá más que a un mayor desdén y a más pérdidas" Resulta asombroso lo poco que la dirección palestina aprende de sus propios errores. Los denominados "Acuerdos de Ginebra" [1] -un documento informal acordado entre antiguos representantes israelíes y palestinos ligados a la Autoridad Palestina (AP)- es un nuevo error garrafal que dañará enormemente a la posición palestina sin que consiga sacar a la dirección palestina de su estado de abatimiento.
El contenido de los Acuerdos contradice los derechos fundamentales palestinos. El documento prevé que Israel retenga la mayor parte de la tierra que ha colonizado ilegalmente, en especial alrededor de Jerusalén, y cancela los inalienables derechos de los refugiados palestinos.
Debería recordarse que los palestinos se han comprometido reiteradamente con la paz con Israel. Antes de que las negociaciones hubiesen siquiera comenzado, estuvieron de acuerdo en aceptar solo un 22% de la Palestina histórica, renunciando al 78% del que cerca de un millón de palestinos fueron desalojados por la fuerza entre 1947 y 1948, cuando se estableció Israel sobre las ruinas de la nación palestina. Esta decisión ha sido endorsada y respaldada por Estados árabes individuales y por la Liga de Árabe que reafirmó su oferta colectiva de paz global con Israel en su cumbre de marzo de 2002. Esta posición moderada es absolutamente acorde con Naciones Unidas (NNUU), con la posición oficial de EEUU así como con la de la Unión Europea (UE) y de la mayor parte de los gobiernos del mundo.
El mundo entero tiene claro que Israel es el único que se opone a este consenso para la paz y para el compromiso, y que persisten sus políticas de destrucción calculadas para hacer de su ilegal usurpación de territorio [un hecho] completamente irreversible. Pues bien, lo que resulta pasmoso, es que haya personalidades palestinas que estén de acuerdo en ofrecer a Israel una salida a esta crisis a expensas de los derechos palestinos más básicos. Analicemos una sola de las cuestiones clave a que se refiere los Acuerdos: la tierra y los refugiados.
Negociar el fin de la ocupación
La resolución 242 del Consejo de Seguridad de NNUU, sobre la que se basa supuestamente todo el proceso de paz, enfatiza el principio básico de las relaciones internacionales acerca de que la adquisición de territorio por la guerra es inadmisible. En términos del conflicto israelo-palestino, ello significa que se debe poner fin completamente a la ocupación de Israel y que todos sus soldados y colonos deben retroceder a las fronteras del 4 de junio de 1967. Esto quiere decir que Israel está obligado a evacuar toda [la Franja de] Gaza, toda Cisjordania, incluida cada una de las partes de Jerusalén Oriental.
¿Quién ha dado a los negociadores palestinos de los "Acuerdos de Ginebra" el derecho a contradecir todo lo anterior, a acordar que la mayor parte de los ilegales asentamientos de Israel deban permanecer y que la mayor parte de Jerusalén Oriental debe quedar bajo soberanía israelí?
Obviamente, en la velada y engañosa terminología yace la pretensión de que la tierra [palestina] que se pierda con los asentamientos [que permanezcan] será compensada con tierras del interior de Israel de la misma extensión. Pero eso es un fraude. La tierra que los Acuerdos da a Israel es la de los alrededores de Jerusalén o la de las partes centrales más habitadas de Cisjordania, alrededor de Nablus, Ramala, Nerón y Belén, donde se ubican los gigantescos bloques de asentamientos, desgarrando y fragmentando la tierra y el tejido social y económico palestino; esta tierra nunca podría ser compensada por tierra yerma saturada de deshechos nucleares en el desierto del Negev o en ninguna otra parte. Si la tierra que Israel quiere ofrecer es "de igual valor", ¿por qué hacer el cambio en primer lugar? Ni siquiera otorgando todo Tel Aviv a los palestinos empezarían a compensarles por las pérdidas que este documento sanciona. Los autores de estos Acuerdos deben de creerse que su fórmula embaucará a los medios de comunicación internacionales, a los diplomáticos europeos o incluso a los votantes israelíes, pero la gente a la que dañará más, los palestinos, no lo aceptarán nunca.
¿Y sobre qué base debe darse a Israel ninguna parte de Cisjordania y Jerusalén Oriental?, ¿por qué el 78% de Palestina y la mitad de Jerusalén no es suficiente para Israel?, ¿cuándo va a pedirle el mundo a Israel que ponga un límite a su apetito?
Jerusalén, dividida
La fórmula para Jerusalén, ratificada por el ex presidente Bill Clinton, está claramente reflejada en el documento de Ginebra: "cada parte retiene lo que tiene en la actualidad". Esta es una fórmula ilegal e injusta que en realidad afirma que "los ladrones se quedan con lo que roban y sus víctimas se quedan con lo que les dejan si es que hay algo que les queda". Solo desde una fórmula tan perversa puede surgir una solución en la que la mayor parte de los colonos israelíes permanezcan en los Territorios Ocupados (TTOO), mientras se dice a los palestinos desalojados de sus tierras que se vayan al infierno.
Si la división de Jerusalén debe basarse en el derecho internacional, no son necesarios los complicados y coloreados mapas que codifican los Acuerdos. Nosotros sabemos exactamente dónde estaba la Línea [Verde] de demarcación el 4 de junio de 1967. Si, por el contrario, Jerusalén va a ser dividida de acuerdo con quien ostenta los títulos legales y reales de las propiedades, entonces, también es fácil: los palestinos son propietarios de la mayor parte de Jerusalén -Oriental y occidental. Es ridículo aplicar criterios contradictorios con la descarada intención de que solo se apliquen a lo que beneficia a Israel. Los Santos Lugares deben ser [espacios] abiertos y accesibles a todos, bajo cualquier circunstancia. Tienen que estar protegidos y ser completamente respetados por las autoridades bajo cuya soberanía estén. Esa es la norma que opera en todo el mundo. No hay ninguna base ni precedentes de que un lugar que sea sagrado para ciertos pueblos deba ser ocupado por otro pueblo porque ello viola el principio básico de su santidad y los requisitos elementales de la tolerancia religiosa.
El Derecho al Retorno
El otro asunto esencial es el Derecho al Retorno de los palestinos. La cuestión debe de manejarse con justicia y de modo que tenga en cuenta las nuevas realidades (con frecuencia referidas demasiado generosamente a "las preocupaciones demográficas" de Israel) pero sin comprometer los derechos legales individuales y políticos de los propios refugiados.
Ningún plan serio prevé el retorno de todos y cada uno de los entre cuatro y cinco millones de refugiados palestinos a Israel; ni significa que cada palestino elegirá retornar a Israel si se le ofrece tal oportunidad. Al mismo tiempo, ningún plan prevé la completa ratificación de la posición israelí que niega a los refugiados palestinos ese derecho en su conjunto, como el documento de Ginebra ahora acepta. A pesar de los vacilantes e incluso indignos desmentidos por parte de algunos de los palestinos "no oficiales" que aceptaron los "Acuerdos de Ginebra", el Derecho al Retorno fue de hecho abolido con su bendición.
El texto concede a Israel un incontestable veto para [decidir si] se permite a cualquier palestino el derecho a retornar a su casa y a sus tierras en lo que es ahora Israel, y Yosi Beilin, el ex ministro de Justicia de Israel quien puso en marcha la iniciativa de Ginebra, confirmó a Radio Israel que "ningún palestino entrará en Israel bajo el Derecho el Retorno". Beilin añadió: "No habrá nada de eso, eso no existe en ningún documento. No habrá Derecho al Retorno [...] quienquiera que piense, por una cláusula u otra, que puede decir que hay un derecho al retorno, no existe derecho a retornar aquí". Lo único que hay, según Beilin es "esperanzas en los corazones palestinos". "Si los palestinos mantiene esa esperanza en sus corazones, la esperanza no se puede desenraizar", dijo, "pero no hay derecho al retorno en este acuerdo y no lo habrá".
El aval de la AP
Ha'arezt, que informó sobre esas declaraciones el 14 de octubre, citaba a representantes de la AP diciendo que el dirigente Yaser Arafat había sido informado sobre los contenidos de los "Acuerdos de Ginebra" antes de que se hubiesen concluido. El periódico citaba igualmente a Yaser Abed Rabbo, el representante informal de la AP que negoció los Acuerdos diciendo que la OLP lo apoya.
No hay duda de que la AP apoya los Acuerdos y de que ha estado detrás de él desde el principio. La historia palestina está llena de ejemplos de apaciguamientos contraproducentes y costosos que solo han producido pérdidas y desastres. El lamentable estado actual de la AP y de su presidente [Arafat] es el resultado directo del imprudente mal uso que se ha hecho de los derechos palestinos en un vano intento de ganar los favores del enemigo a corto plazo. El intento de ahora no conducirá más que a un mayor desdén y a más pérdidas.
Para Israel, sin embargo, los Acuerdos solo tiene ventajas. Israel, en el futuro, remitirá a los palestinos a sus nuevas exigencias rebajadas y simplemente ignorará los compromisos aceptados por los israelíes, pues ni siquiera son oficiales.
Desde una perspectiva palestina, complacerse en negociaciones ficticias con el desacreditado partido de la oposición israelí es un disparate. Confirma que la AP no tiene una estrategia seria para negociar con Israel tal cual [este Estado] es. Más bien distancia a la AP -ya inexplicable- del pueblo y premia inmerecidamente a Israel que, incluso mientras escribo, está devastando Rafah e implantando nuevas colonias por todo el país.
Notas de CSCAweb:
1. Sobre los "Acuerdos de Ginebra" véase en CSCAweb: Roni Ben Efrat: Los 'Acuerdos de Ginebra': más allá del tiempo y del espacio y Los Acuerdos de Ginebra y el Derecho al Retorno: la opinión de los refugiados palestinos. El texto del documento puede verse en su versión inglesa en 'Electronic Intifada'
* Hasan Abu Nimah es jordano, ex embajador y representante permanente de Jordania en Naciones Unidas.