"Lo que establece el documento de Ginebra refleja que no hay renuncia real por parte de Israel, sino reiteración de las exigencias que se establecieron ya en Camp David, con Clinton y Barak, a la Autoridad Palestina. [...] El anuncio de que a finales de este mes Powell se reunirá con los autores de este documento, pone de relieve el respaldo implícito que la Administración Bush puede darle a pesar del silencio formal que ha guardado en las últimas semanas ante esta iniciativa"
El lunes, 2 de diciembre se llevó a cabo la ceremonia de la firma de los llamados Acuerdos de Ginebra [1], un documento acordado en secreto para la resolución del conflicto palestino-israelí y publicitado a finales de octubre como no oficial que encabezan individuos de la izquierda israelí y palestinos próximos a la Autoridad Palestina (AP) bajo la dirección del laborista y ex ministro de Justicia Yossi Beilin y de Yaser Abed Rabbo, asistente de Yaser Arafat y miembro del equipo negociador palestino.
La publicación de los Acuerdos de Ginebra ha generado en las pasadas semanas un importante rechazo por parte de amplios sectores palestinos al considerarlo ajena a sus intereses nacionales y colectivos: no solo anula el Derecho al Retorno de los refugiados palestinos, tal y como les reconoce la resolución 194 de Naciones Unidas [2], sino que opera en contra de las reivindicaciones legítimas palestinas al formalizar la solución de "dos Estados" haciendo caso omiso de la legalidad internacional y salvaguardando las exigencias israelíes de que cualquier futuro Estado palestino habrá de quedar sujeto al control territorial -fronteras de tierra, mar y aire- poblacional, económico y securitario de Israel.
El mismo lunes, 2, miles de palestinos y palestinas tomaron las calles en diferentes puntos de Cisjordania y Gaza para expresar su rechazo a los "Acuerdos de Ginebra" que calificaban de "documento traidor". En la ciudad de Gaza, cientos de dirigentes políticos de las principales corrientes palestinas, incluidas figuras relevantes de la OLP, denunciaron públicamente los Acuerdos y reclamaron a Arafat que los rechace pública y claramente. El presidente del Departamento de Refugiados de la OLP, Abdullah al Hurani, suscribió estas peticiones añadiendo: "Que todo el mundo se entere: aquéllos que han participado en la fiesta de Ginebra no nos representan y si dicen hacerlo, no les crean" [3]. Igualmente, Rafik Natshe, portavoz del Consejo Legislativo Palestino (CLP), recordaba a "la gente de Ginebra" que la cuestión palestina comenzó en 1948 con los refugiados y solo concluirá con su retorno a sus hogares y aldeas. El Buró Político del Frente Popular para la Liberación de Palestina igualmente se ha posicionado en contra [4].
Lo que establece el documento de Ginebra refleja que no hay renuncia real por parte de Israel sino reiteración de las exigencias que se establecieron ya en Camp David de 2000, con Clinton y Barak, a la AP; exigencias que, igualmente han sido ya respaldadas por Paul Wolfowitz, Colin Powell, y muchos ex dirigentes dentro del ejército israelí y del Shin Bet, sus servicios de información. El anuncio de que a finales de este mes Powell se reunirá con los autores del documento pone de relieve el respaldo implícito que la Administración Bush puede darle, a pesar del silencio formal que ha guardado en las últimas semanas ante esta iniciativa [5].
El consenso histórico del sionismo
Los "Acuerdos de Ginebra" se están publicitando como una iniciativa emanada de los círculos progresistas israelíes -"la izquierda israelí", se dice, en una supuesta contraposición a la derecha del Likud- que "abra una vía alternativa" a la política del actual gobierno de Sharon. Sin embargo, el Acuerdo de Ginebra, de firma laborista, lleva implícito el sello del consenso establecido por el sionismo israelí -invariable desde los años 70- para dar una solución a la cuestión palestina que no contempla la aplicación de los legítimos derechos nacionales palestinos. La consideración de que individuos muy próximos a la AP han formado parte de la elaboración y firma de estos Acuerdos confirma la aceptación de una nueva rendición por parte de la elite política oficial palestina, tal y como se plasmara en 1993 en el marco de los Acuerdos de Oslo.
Pese a haberse presentado como un acuerdo informal, la ceremonia de Ginebra ha sido cautelosamente diseñada para presentarse como vinculante a pesar de que el gobierno de Israel la ha criticado formalmente. La presencia de más 700 invitados entre los que se encuentran destacadas figuras políticas internacionales como Jimmy Carter, más de 200 representantes de la llamada "izquierda israelí", así como la asistencia de representantes oficiales y no oficiales de los diversos estados árabes (la mayoría de los cueles todavía no han reconocido al Estado de Israel) como Omán, Bahrein, Arabia Saudí, Marruecos, además de Egipto y Jordania, y también de la UE, pone de manifiesto el respaldo oficial a una iniciativa negociada en secreto y surgida a espaldas de la voluntad popular palestina y de la mayor parte de sus fuerzas políticas -tal como ocurriera con los Acuerdos de Oslo- en un momento en que la presión militar y política se cierne sobre los Territorios Ocupados y muy especialmente contra la Intifada.
A pesar de la negativa de Arafat inicial a enviar una carta de apoyo a la firma de los "Acuerdos de Ginebra" mediante sus enviado, la AP ha estado formalmente representada por el asesor del Consejo Nacional de Seguridad palestino y próximo al presidente palestino, Yibril al Rayub. Finalmente, el propio Arafat enviaba a la ceremonia del lunes en Ginebra un mensaje de apoyo a los Acuerdos. Ello da cuenta del respaldo de la AP a un acuerdo del que solo se podrá obtener, del lado palestino, réditos políticos temporales para una elite palestina hostigada por Israel y chantajeada en su supervivencia política bajo la amenazada del "cambio de régimen". En estas condiciones, es fácilmente entendible que la legitimidad de este documento, firmado en secreto cuando Israel y EEUU siguen presionando a la AP para que cumpla con su función de acabar con la Intifada y con la resistencia armada palestina, esté siendo ampliamente contestada tanto desde los sectores populares como desde las formaciones políticas, incluida Fatah, y las organizaciones palestinas de los TTOO, al igual que está siendo cuestionada la representatividad de una AP anquilosada y sometida a Israel y a EEUU.
Notas:
1.Véase en CSCAweb: Roni Ben Efrat: Los 'Acuerdos de Ginebra': más allá del tiempo y del espacio
2. Véase en CSCAweb: Roni Ben Efrat: Los 'Acuerdos de Ginebra': más allá del tiempo y del espacio
3. Amayreh, Jalil: "More Palestinian say 'no' to the Genova Accord", IAP News, 2 November, 2003.
5. Véase su comunicado en la columna de la izquierda en esta misma página.
5. Véase en CSCAweb: Nuevo gobierno de la Autoridad Palestina: ¿retomar la "Hoja de ruta"?