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Medio Oriente

7 de enero del 2003

Argelia, algunas claves para entender la crisis que padece

Abdelkáder Mohamed Ali
WebIslam

En esté artículo el eurodiputado por Melilla en el Parlamento Europeo, Abdelkáder Mohamed Ali, presenta su visión del terrible drama por el que atraviesa nuestra vecina nación argelina.
Habría que empezar recordando que la sociedad argelina está sumida en una trágica situación desde el golpe de Estado de 1992 y desde entonces vive en un clima de guerra civil que ha convertido al pueblo argelino en víctima permanente de la violencia institucional que conforma tanto el ejército como las milicias armadas y por el otro bando los grupos armados pertenecientes al GIA.
Esta guerra tiene unos máximos beneficiarios que son los poderes económicos y financieros íntimamente ligados al fondo monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM) en connivencia con el poder militar que son los que verdaderamente tienen el poder en Argelia. No hay que olvidar, para tener todas las claves de este conflicto, que el golpe de Estado de 1992 no sólo fue bendecido por la Unión Europea, sino que en su esencia fue alentado.
Recuérdense por ejemplo las propias declaraciones de Fernández Ordóñez, a la sazón Ministro de Asuntos Exteriores de España, al diario madrileño El País (18 de febrero 1992) que entre otras cosas decía: "El golpe en el país magrebí evitó un mal seguro". En el mismo artículo de prensa se recogían también las declaraciones del jefe de la diplomacia portuguesa Joao de Deus Pinheiro, manifestándose en la misma línea que el ministro español. Finalmente, por si cabía alguna duda, Fernández Ordóñez aclararía que tanto sus declaraciones como las del ministro portugués eran "representativas de la opinión de los Doce", en referencia a los países que componían entonces la Unión Europea.
La implacable represión política desde entonces ha ilegalizado a varios partidos políticos que les ha hecho desaparecer del mapa político electoral, especialmente el FIS y el MDA (Movimiento Democrático de Argelia). Durante estos años de golpismo y terror, la sociedad argelina ha mantenido una permanente movilización; centenares de huelgas generalizadas en defensa de las libertades, del trabajo y contra las salvajes privatizaciones que el FMI les ha impuesto.
La mafia político-militar que se ha instalado en Argelia tiene dos cometidos principales, a saber:
1. En lo referente al ámbito político y mediante unas elecciones recientemente celebradas a las que califican de "democráticas" y pluralistas, intentan exportar la imagen de que desde el gobierno y sus instituciones se lucha por instalar la democracia, en contraste a una alternativa radical. O nosotros (garantía de petróleo, gas...) o el caos (posibilidad de interrupción de los suministros energéticos). Pero las formas no se disimulan. se niega el derecho a la existencia del FIS y del MDA y al resto de partidos "legalizados" se les somete a un férreo control. El control de la Asamblea Nacional se ejerce desde la segunda Cámara-Senado que en parte está constituida por miembros del RDN (Agrupación Nacional Democrática) y el histórico FLN y el resto, que es la parte mayoritaria, designados a dedo tal cual determina la "democrática" Constitución aprobada.
2. En el ámbito económico y plegándose a las directrices foráneas impuestas principalmente por los intereses económicos del neocolonialismo (a cambio se hace la vista gorda con las barbaries que acontecen a las puertas de los cuarteles y comisarías argelinas). Una estrategia que conduce a la cesión de la explotación de los yacimientos petrolíferos y de gas a multinacionales estadounidense y europeas. Al hilo de esto último viene a colación una inevitable interrogación :¿cómo es posible que en un estado de guerra permanente como el que se vive en Argelia, en ningún momento han sufrido el más mínimo desperfecto las zonas que tienen refinerías e instalaciones petrolíferas y de gas? A esto hay que añadir, para completar los datos que evidencian el desmantelamiento de la economía argelina, la privatización de las tierras expropiando a cooperativas y campesinos y la liquidación de la mayoría de los sectores de producción. Todo ello se lleva a cabo bajo la sintonía de una ceremonia de la confusión instrumentalizando el terror y la masacre más despiadada que jamás se recuerde, originando al día de hoy más de 150.000 muertos, 12.000 desaparecidos y 35.000 presos, en su mayoría políticos, según datos de organismos internacionales. Este "orden" establecido en el poder de Argelia, surgido desde las cloacas, aparte de no defender a la población de las masacres terroristas que diariamente asoman a los boletines de prensa, como han denunciado muchos ciudadanos argelinos así como Amnistía Internacional y la Federación de Ligas de Derechos Humanos, desde el poder se legitima el terrorismo de Estado practicado impunemente. Además de estas denuncias están también las que últimamente se han publicado en la prensa europea en la que algunos militares argelinos huidos y "arrepentidos" relatan la participación que han tenido en el ejercicio del terror y la masacre.
Si a todo esto le sumamos la política genocida en el terreno social consistente en una privatización de la sanidad y de la enseñanza que elimina de un solo golpe da la circulación social a la gran mayoría de la población argelina que no puede costearse unas mínimas condiciones de vida (una población con más del 40% en paro y millones de pobres) podrá entenderse que al polvorín de Argelia han contribuido otros factores aparte de los propiamente internos.