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Latinoamérica

Declaración de la Corriente de Izquierda

Fuera imperialistas de Irak

1. La barbarie ha comenzado. La invasión militar, la agresión sin límites, y la más atroz de las masacres, tienen lugar contra Irak. Bajo el comando de Bush y sus generales, los señores de la guerra de Estados Unidos, Gran Bretaña, España y una "coalición" de gobiernos lacayos, se han lanzado a la destrucción del pueblo irakí, tanto como a la rapiña de las riquezas naturales del país y la región -en particular del petróleo y el agua- las cuales serán el botín de guerra para las empresas multinacionales.
2. El imperialismo, vuelve a mostrar su verdadero rostro y a reafirmar sus mecanismos más clásicos de dominación: disciplinamiento militar, sometimiento político, y opresión económica. La nueva guerra contra Irak comprende esas características de la dominación imperialista, y ofrece el escenario para reconfigurar otras relaciones de fuerzas a favor de Estados Unidos y sus aliados privilegiados, asegurar el control de ciertos países ("cambiar el régimen"), establecer nuevas alianzas, y debilitar a sus competidores actuales y potenciales. La invasión a Irak es, sin duda, un brutal intento imperialista por redistribuir las "zonas de influencia", de conquista, de pillaje, y de recolonización.
3. Si cuando Kosovo la agresión norteamericana y de la OTAN se disfrazó de "humanitaria", ahora se viste de "guerra preventiva" contra el "eje del mal". Esta nueva doctrina oficializada por Washington, no es otra cosa que una estrategia de contrarrevolución preventiva que, en el cuadro de crisis económica y pérdida de legitimidad neoliberal, pretende criminalizar la protesta y las luchas sociales, violar los derechos humanos más elementales, y avanzar hacia un Estado penal que imponga, a sangre y fuego, los planes de hambre y miseria que la acumulación capitalista y los organismos financieros internacionales exigen. Es decir, la violencia en su estado más puro.
4. Los buenos modales del inspector Blix y la farsa en el Consejo de Seguridad de la ONU quedaron atrás. El "derecho internacional" finalmente cedió paso a la lógica de muerte que el imperialismo despliega con su mundialización armada. Ahora, la ONU se prepara para hacerse cargo de los "daños colaterales" y de la "ayuda humanitaria" al millón de refugiados que se esperan, y a las cientos de miles de víctimas civiles causadas por los bombardeos y el "tierra arrasada" de las tropas invasoras. Sin embargo, no hay que olvidar: la ONU es responsable, también, del genocidio contra el pueblo irakí. La resolución 986 bautizada como "Petróleo por alimentos" y, fundamentalmente, sus doce años de sanciones a Irak también votadas por Francia, Alemania, Rusia y China (mientras que no hay una sola sanción a Israel por su masacre del pueblo palestino) le han costado la vida a más de un millón de personas, entre las cuales, 800 mil niños menores de cinco años. Y este crimen, se hizo en nombre de la "legalidad internacional".
5. Las consecuencias de esta guerra imperialista serán muy graves y duraderas para América Latina. El continente sigue en la "agenda norteamericana". En el plano militar, Colombia integra la lista de los marines, más todavía, cuando el propio presidente Uribe pide una invasión y la regionalización del Plan Colombia. En el plano político, el gobierno de Chávez y la "revolución bolivariana" son objetivos a derrotar, y aumentarán las presiones para que se mantenga el curso de continuidad neoliberal que los gobiernos de Lula y Gutiérrez han adoptado. En el plano económico, el resultado de la guerra contra Irak, impondrá una aceleración de las negociaciones sobre el ALCA, una mayor dureza para cumplir con el pago de la deuda externa, y peores condiciones comerciales para los países latinoamericanos.
6. El gobierno de Jorge Batlle volvió a cumplir con su papel de hipócrita furgón de cola. Sus apelaciones a "respetar" las resoluciones de la ONU -sin condenar la guerra- no han sido otra cosa que una mueca patética. Casi en simultáneo, firmaba una nueva Carta de Intención con el FMI, donde se compromete a rebajar salarios y jubilaciones, privatizar empresas públicas y a pagar la deuda externa (aunque bajo la modalidad de "reprogramación" o "reperfilamiento"). Esta actitud servil del gobierno ante el imperialismo -que tuvo su apogeo en la ruptura de relaciones diplomáticas con Cuba- coincide con su fracaso político y sus desmanes antidemocráticos que -vía la fraudulenta Corte Electoral- pretenden impedir el Referendum por Ancap.
7. Esta guerra de agresión no es una más. Se trata del paso decisivo por el control mundial. El terrorista que habita la Casa Blanca, representa los intereses de las multinacionales del petróleo y del complejo industrial-militar. Es la clase dirigente imperialista, la misma que desata una guerra contra los trabajadores de sus propios países, los inmigrantes, los negros y las mujeres. Hay que desafiarlos y detenerlos. Porque esta guerra de exterminio es contra nosotros, los pueblos. Así lo han entendido los millones de manifestantes que en todo el mundo se movilizan contra el imperialismo.
8. La protesta y la rebelión tiende a reorientarse en una lucha contra la guerra, pero se inscribe en la amplia lucha contra la mundialización capitalista que va desde la batalla de Seattle al argentinazo, desde Florencia a las luchas de los campesinos bolivianos y del pueblo venezolano. La guerra pone al descubierto la lógica infernal de un sistema donde el militarismo es la otra cara de la mundialización mercantil. Transformar el rechazo a la guerra imperialista, en un cuestionamiento al orden capitalista, acumula en la lucha por "otro mundo posible", y en el camino de la emancipación social de los oprimidos que solo puede alcanzarse con el socialismo.
¡Fuera la tropas invasoras de Irak!
¡Solidaridad con el pueblo irakí!
¡No al ALCA y al Plan Colombia!
¡Fuera de Uruguay los embajadores de los países agresores!
¡No pagar la deuda externa que financia las guerras!
¡Ruptura con el FMI y sus Cartas de Intención!
¡Fuera Batlle y su gobierno cómplice del imperialismo!
Dirección Nacional
de la Corriente de Izquierda del Frente Amplio
Montevideo, 26 de marzo de 2003