Desde la segunda mitad de los años 70 el Perú vive una crisis profunda, apenas interrumpida por breves períodos de recuperación. Y los programas de estabilización, programas de ajuste y cartas de intención del FMI y del Banco Mundial sólo han servido para instrumentar la apertura de la economía nacional al capital de las transnacionales, devolviéndonos a las condiciones del siglo XIX, reprimarizando y desequilibrando la actividad productiva..
La crisis, producto del propio sistema capitalista, generada por sus actividades especulativas y depredadoras, fue descargada sobre los hombros de los asalariados. Y la magnitud de la crisis fue aprovechada para desarticular y pulverizar los gremios laborales. La ofensiva burguesa se hizo sentir en toda su crudeza, reduciendo los salarios a niveles nunca antes vistos, y lanzando a cientos de miles de trabajadores al desempleo, abierto o disfrazado ("sub-empleo")..
Economía en crisis, empresas que cierran y trabajadores que se van a la calle, pero, al mismo tiempo, empresarios que ganan con la crisis, ingresos que se incrementan sin límite. En medio de esta crisis, tanto en el mundo como en el Perú, el abismo entre los que se llevan la parte del león y los asalariados, se profundizó crecientemente. Los salarios de los presidentes de corporaciones, y sus altos directivos fue creciendo hasta cifras cada vez más obscenas, de los 4 dígitos, se pasó a los 5, luego a los 6, y así sucesivamente, esto a nivel de las multinacionales, aquí, esto llegó con ecos debilitados, pero llegó, eso está fuera de duda..
Se produjo un aburguesamiento en la distribución del ingreso, en medio de la crisis. El sueldo de un alto ejecutivo comenzó a ser 100 veces el de un trabajador, luego esta diferencia se haría cada vez mayor. En nuestro país este abismo se hace más terrible, cuando el cínicamente llamado "salario mínimo vital" es de 410 nuevos soles (poco más de 100 dólares usa, algo así como u.s.$ 117, lo que un trabajador de un país del llamado "primer mundo" gana en algunas horas)..
Esto ha sucedido en el mundo y en el Perú en el último cuarto de siglo. Y es el verdadero preámbulo de la barbarie saqueadora de Toledo y adláteres. 18 mil dólares para el presidente, 153 mínimos "vitales" (lo que un asalariado condenado al hambre permanente percibe en casi 13 años de trabajo), y de allí en prudente "degradé" para todos los privilegiados-carentes-de-un-poquito-de-vergüenza de esta democracia-restringida-y-monitoreada por los EEUU..
Es por ello que no sorprende la noticia que hoy traen los medios. En el sentido de que los flamantes presidentes regionales se han adjudicado sueldos concordantes con el saqueo toledano, no asombra, es cierto, pero de verdad que es algo indignante. 25 mil soles, más de 7 mil dólares usa mensuales (¿cuántas veces al año, 12, 14, 17?)..
Se dice que todo esto ocurre "pese a existir normas de austeridad y racionalidad en el sector público", tales normas siempre existieron para los de abajo, para los "de a pie", como ahora solemos decir. Los que tenían la sartén por el mango siempre se dieron maña para sacarle la vuelta a las normas (me refiero a los ingresos remunerativos, no a los otros tipos de ingreso que el manejo de los resortes del Poder les otorga, "por los valiosos servicios prestados a la nación")..
Todo esto ocurre, mientras a los desheredados, se les niega, como en el caso de los campesinos cocaleros, un apoyo de 10 soles (menos de u.s.$ 3) por hectárea, por campaña de producción, mientras a los maestros se les mantiene con los sueldos congelados (170 dólares usa), al mismo tiempo que al proletariado de la industria de la construcción se le ha otorgado 40 céntimos de nuevo sol de "aumento" por día (11 centavos de dólar), y se mantiene el desempleo general, abierto o disfrazado en niveles del 80% de la población en edad de trabajar..
Lo ancho para unos pocos y lo angosto para la inmensa mayoría: La ley del embudo de los salarios del capitalismo contemporáneo.