Colombia: Descarada intervención yanqui con respaldo de Uribe Vélez
Hernando López
VOZ
El incidente del avión de la CIA en Caquetá es un acto de guerra, que no puede ser utilizado para una mayor violación de la soberanía nacional de parte del gobierno de los Estados Unidos, con la anuencia del gobierno uribista.
Según analistas sobre el tema, consultados por VOZ, la avioneta del gobierno de los Estados Unidos, tripulada por un militar colombiano y cuatro agentes de la CIA, derribada por las FARC- EP, en cercanías de Florencia, departamento de Caquetá, fue un acto de guerra, pues la misión de inteligencia que cumplía, consistía en brindar información al Ejército de Colombia de la ubicación del Frente 15 de las FARC-EP y de dirigentes del grupo guerrillero. Los tres norteamericanos capturados son prisioneros de guerra, así lo han reconocido las FARC en el último comunicado al respecto y anotaron que serán objeto de canje en el intercambio humanitario con el gobierno de Uribe Vélez.
"El gobierno de los Estados Unidos ha enviado personal militar, de la CIA, de la DEA y del FBI a involucrarse cada vez más en operativos militares y en la confrontación armada interna y eso tiene sus riesgos, tal y como ocurrió con la avioneta espía y con los agentes estadounidenses retenidos por los insurgentes", explicaron los analistas.
"Este hecho, aunque implica el respeto a la vida de los retenidos, no le da mayores argumentos intervencionistas a los norteamericanos", le explicaron los expertos a este semanario. Al tiempo, agregaron, que "las acciones de tierra arrasada y la anunciada presencia de grupos de asalto de los marines estadounidenses, ponen en peligro la vida de los agentes retenidos". Es precisamente, lo que asegura el Bloque Sur de las FARC-EP en el comunicado en que reconocen que la avioneta fue derribada y que los tres sobrevivientes están en su poder.
Las versiones iniciales ofrecidas por los altos mandos militares quedaron desmentidas en la medida que las circunstancias que rodearon el "accidente" de la avioneta fueron quedando esclarecidas. Primero, nadie discute que la avioneta fue derribada por los guerrilleros, lo cual deja muy mal parado al general Mora Rangel, comandante de las Fuerzas Militares, quien le mintió al país y al mundo con la versión del accidente; segundo, es claro que los tripulantes no eran civiles al servicio del Plan Colombia, sino agentes norteamericanos dedicados a espiar a las FARC-EP y a señalarle al Ejército las coordenadas de su ubicación.
The Washington Post confirmó la versión de VOZ de la semana pasada, en el sentido de que trataban de ubicar a Ingrid Betancourt para organizar una peligrosa acción de rescate. El conocido diario de los Estados Unidos reveló que daban información del Frente 15, el mismo que tiene en su poder a la ex candidata presidencial; y tercero, es evidente la participación militar directa de los Estados Unidos en el conflicto interno, la cual han querido presentar como de asesoría y ayuda técnica. El Gobierno Nacional no sólo ha permitido esta participación en flagrante violación de la soberanía nacional, sino que la ha solicitado y estimulado de manera ilegal y antipatriótica. "Uribe Vélez tiene la calaña de los traidores a la patria; es una vergüenza para el país", declararon los organizadores de una próxima jornada en defensa de la soberanía y contra la intervención yanqui.
La presencia de militares gringos en acciones de guerra en territorio colombiano los expone a este tipo de respuesta de la insurgencia. "En lugar de decir tantas babosadas, con ridículas actitudes de vaquero del oeste, el presidente Bush debería contribuir a una solución política negociada del conflicto interno colombiano", le dijeron a VOZ los analistas consultados. Los mismos esperan que aprenda la lección.