Vulnerabilidad en Darién
"Ecuador es el país mas vulnerable al 'desbordamiento' de Colombia": general James T. Hill, jefe del Comando Sur, en testimonio ante un comité del Senado de Estados Unidos
Betty Brannan Jaén
WASHINGTON, D.C. -Cuando el jefe del Comando Sur opina que el país más vulnerable al "desbordamiento" del problema colombiano es Ecuador, ello es llamativo por dos razones.
Primero, hay otros observadores que opinan que el país más vulnerable no es Ecuador, sino Panamá. Uno de estos es el analista Richard Millett (ver la columna de la semana pasada).
Segundo, y más importante, esa gran vulnerabilidad de Ecuador -sea o no más aguda que la panameña- existe a pesar de que Estados Unidos mantiene una importante presencia militar en ese país. Para nosotros es de especial relevancia que fue precisamente tras el cierre de Howard que Estados Unidos mudó muchas de esas operaciones a una base en Manta, Ecuador.
La situación de Ecuador refuta contundentemente la tesis -compartida por muchos en Panamá- de que no tendríamos este problema en Darién si hubiéramos dejado que los estadounidenses mantuvieran algunas de sus bases en la Zona. A finales de los años 90, uno de los argumentos para prolongar la presencia militar estadounidense en el istmo era que el simple hecho de mantener alguna base en la Zona sería una "disuasión" [deterrent] para incursiones armadas en Panamá. La falacia de ese argumento ha quedado comprobada.
Descartemos, pues, la idea de que una solución al problema en Darién sería que los estadounidenses regresaran a una de sus antiguas bases. Si quisiéramos depender de lo que Eduardo Vallarino tilda como "la respuesta mágica", es decir, que los estadounidenses vengan a salvarnos, tendríamos que permitirles una presencia en el mismo Darién y tendríamos que darles bastante amplitud de movimiento allí. Aparte del aspecto nacionalista, arriesgaríamos caer atrapados en una vietnamización del conflicto colombiano. Por razones políticas y pragmáticas, esa opción no es viable.
Otra opción es crear alguna fuerza especial para proteger la frontera. En una encuesta por internet de La Prensa (publicada el 26 de enero de este año), 74.6% de los lectores opinó que la seguridad de Darién debe estar "en manos de una fuerza especial independiente" y solo 25.4% pensó que esa tarea "debe seguir en manos de la Policía Nacional". Yo creo que se debe crear una fuerza especial, pero me parece sensata la recomendación (expresada por un analista estadounidense) de que sea una unidad conformada por personas de los tres ramos existentes de las fuerzas panameñas de seguridad -la Policía, el Servicio Aéreo, y el Servicio Marítimo. Aunque muchos temen un retorno al militarismo, yo no veo que una fuerza fronteriza sea necesariamente incompatible con el requisito de que nuestras fuerzas de seguridad sean civiles. Es más, me parece que, como ha escrito Richard Millett, el deseo panameño de cerrar los ojos a lo que está ocurriendo en Darién se debe parcialmente a que no queremos encarar "los problemas inherentes a la decisión de eliminar el ejército".
En ese clima de negación y nacionalismo, causó sensación en Panamá que el jefe del Comando Sur dijera la semana pasada que proteger una frontera amenazada es tarea militar, no policial. Aunque sus palabras fueron malinterpretadas por algunos y tergiversadas por otros, mi despacho precisó que el general Hill dijo eso "como cosa general y sin referirse particularmente a Panamá". No por eso, sin embargo, debemos cerrar los ojos al hecho de que el país encara una amenaza militar que no contemplábamos cuando eliminamos nuestro ejército.
Para cerrar, debo comentar otra controversia provocada por mi despacho del viernes 7 de marzo sobre las declaraciones del general Hill. Sin citar directamente al general, yo escribí que se estaba contemplando la posibilidad de celebrar en Darién una segunda fase de la operación humanitaria "Nueva Horizontes", de reservistas. La Embajada de Estados Unidos en Panamá envió una carta negando esa información, mientras que el Comando Sur envió un correo electrónico que no intentaba negarlo. Cuando publicamos extractos de ambas comunicaciones el domingo pasado, nos llovieron las críticas (y algunos golpes bajos).
Dos días después, el ministro de Relaciones Exteriores, Harmodio Arias, reconoció que se ha hablado con el general Hill de la posibilidad de extender "Nuevos Horizontes" a Darién y otras áreas de la República. (Ver La Prensa y El Panamá América, 11 de marzo). Ello permite que ustedes, estimados lectores, juzguen la credibilidad de cada quien en este episodio.
Estados Unidos, complacido por acuerdo
Betty Brannan Jaen
Corresponsal