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Latinoamérica

A órdenes de Mr. Frechette y Mrs. Violy

Aurelio Suárez Montoya.

Los neoliberales criollos, con Hommes y Armando Montenegro como adalides, y sin notificarse que el espejismo de los "alimentos baratos" importados, y con él la baja inflación, empieza a disiparse con dólar a $3.000 y con alzas en los precios mundiales de varios géneros de los que Colombia debe ahora comprar, persisten en la entrega de nuestros mercados a cambio de maquilas y el remate de los recursos naturales. La última campaña que con tal fin han emprendido consiste en aupar al país a un salto triple en medio de las embarazosas negociaciones del ALCA y ponerlo de hinojos ante el Tío Sam suscribiendo a las carreras un tratado bilateral de libre comercio con él, dizque para no "peder el turno en la fila" después de Chile..
Esa cruzada tiene como prosélitos a importantes funcionarios del Estado y se presenta como genialidad de unos entendidos -en medio de un país de atolondrados- que consulta altos intereses nacionales. Alguna literatura, que se consigue vía Internet, esclarece que tanto lo primero como lo segundo es mentira. Cuando se visita la página electrónica del Consejo de las Américas, institución creada hace más de 35 años por David Rockefeller que aglutina a 200 compañías multinacionales de Estados Unidos con especiales intereses en América Latina, es fácil ver que la publicitada panacea es una copia, como el "pastel" de un estudiante de economía internacional, y que los auténticos intereses que representa son los de esos consorcios. .
Veamos. Para suscribir tratados bilaterales con los demás países, el presidente norteamericano requiere del Congreso de esa nación facultades constitucionales especiales para ello, lo que se llama Autoridad para la Prioridad Comercial (TPA en inglés). Dos memorandos del actual presidente del Consejo de las Américas, el señor Myles Frecchette, el mismo del rompimiento del Pacto de Cuotas del Café y de la conspiración del 8.000, dirigidos a la membresía de ese Consejo, entre el 26 de julio de 2002 y el primero de agosto de ese año, conectan al TPA con el tratado bilateral de comercio que hoy se nos ofrece como mercancía fina. En el primer memorando, al solicitar a sus afiliados que presionen la aprobación de dichas facultades, invoca Frechette: "Ustedes pueden ayudar a que pase esta crítica legislación llamando a urgir a los miembros del Congreso que los representan y a sus empleados donde su compañía tenga presencia, a que den fuerte respaldo a este paquete comercial". .
La razón de las presiones las explica Frechette en otro memorando del primero de agosto, día de la aprobación en la Cámara de Representantes del TPA, "El paso de esta ley de comercio, que renueva el TPA, que no rige desde 1994, aclara la senda para el progreso de un número de iniciativas de acuerdo comercial, incluyendo el ALCA, el Tratado de Libre Comercio con Chile y con América Central y para la ronda de conversaciones globales en la OMC. Con ella, el Presidente puede negociar tratados de comercio.y envía una señal fuerte del liderazgo económico de Estados Unidos"..
¿Y por qué tanta alegría del señor Frechette? En las razones que el Consejo de las Américas esgrimió para solicitar la aprobación del TPA se encuentra la respuesta: "las negociaciones del ALCA y los esfuerzos en la OMC están en puntos críticos y el TPA es necesario para alcanzar acuerdos". Es más, en carta enviada por el Consejo de las Américas a la Cámara de Representantes de USA -antes de la aprobación del TPA- se consignó más dramáticamente: "El Consejo de las Américas ha estado liderando la voz de los negocios de Estados Unidos en América Latina por 35 años y representa a los más importantes inversionistas de E.E.U.U. en la región. Sin el TPA estas compañías están perdiendo terreno en nuestro vecindario y nuestros socios comerciales negocian acuerdos que excluyen a Estados Unidos. Tales acuerdos disminuyen costos a nuestros competidores, dañan los negocios de Estados Unidos y establecen estándares en muchas áreas que no siempre favorecen nuestros intereses. La Unión Europea ya exporta más a Suramérica que nosotros y negocia un tratado con MERCOSUR que aumentará la ventaja. El ALCA y el Tratado con Chile pueden ser oportunidades para volver a tener juego y estas conversaciones están en puntos críticos y nuestros negociadores en la mesa en ambos casos necesitan el TPA". .
Todo está dicho. Con el TPA, el presidente Bush podrá firmar los tratados bilaterales necesarios, estilo USA- Chile, que "darán liderazgo a Estados Unidos" o que "le retornarán ventaja en Suramérica frente a Europa". Entonces, ¿A qué intereses corresponden? ¿Bajo qué esquema se orientan? Incluso, dentro de los mismos Estados Unidos, ¿no constituye una ofensiva de los "principales inversionistas" dirigida a la toma del "vecindario"? Ah, se me olvidaba, la firma Violy, Byorum & Partners, LLC, de la señora Violy McCausland, con la cual trabaja Hommes, es miembro activo del Consejo de las Américas. Tiene, por tanto, razón este último cuando escribió la semana pasada: "En política internacional, solamente juega el interés, aunque los tontos crean otra cosa". No, no somos tan tontos. ¿Es necesaria mayor evidencia? .
Febrero 17 de 2003