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Ra�l Zibechi

(Macali, Solano, La Juanita)

Siempre estamos dando el primer paso

El lunes 3 de mayo comenz� a funcionar la escuelita del MTD-La Matanza, en el barrio La Juanita, en el distrito de Laferr�re, una de las zonas m�s pobres del Gran Buenos Aires.

Ra�l Zibechi

Es la primera escuela que pone a funcionar un grupo piquetero en Argentina, construida por los vecinos del barrio y mantenida con los recursos que sacan de los diversos emprendimientos productivos que pusieron en pie: panader�a, talleres de serigraf�a y de costura. Para el movimiento piquetero, es un paso de gigante en un doble sentido: lo da el �nico grupo que nunca acept� subsidios estatales para sus miembros desocupados y se produce en un momento de agudo reflujo de las luchas de ese sector. Es un primer paso al que, tal vez, le sigan otros en la misma direcci�n por parte de otros grupos que se atrevan a encarar uno de los desaf�os m�s importantes que puede abordar un movimiento: tomar la educaci�n en las propias manos. La generalizaci�n de una experiencia como la que iniciaron en La Juanita, es una posibilidad incierta: nada asegura que vaya a suceder as�. Sin embargo, como demuestran los movimientos populares en nuestro continente, estos primeros pasos son tan inciertos como necesarios.

El 7 de setiembre de 1979, apenas 110 familias ingresaron a Macali, un �rea fiscal apropiada por una empresa maderera en R�o Grande del Sur, en plena dictadura militar brasile�a. Estas familias eran el remanente de un contingente mayor de campesinos sin tierra que en los sesenta hab�an ingresado en la reserva ind�gena de Nonoai, de donde fueron expulsadas en 1978 por los propios indios. Luego de varios intentos fallidos y de la realizaci�n de varias asambleas de quienes se manten�an acampados cerca de la reserva, con el apoyo de la Comisi�n Pastoral de la Tierra y con mucha incertidumbre por delante, el centenar de familias planific� la ocupaci�n.

La noche del 6 de setiembre llegaron en camiones hasta Macali, ingresaron en la madrugada, instalaron una cruz con la bandera de Brasil y construyeron sus primeras viviendas. Observar las fotos de aquellos precarios ranchitos de madera techados con pasto seco, contrasta vivamente con la organizaci�n que tendr�n los campamentos de los sin tierra a�os m�s tarde.

La polic�a militar intent� desalojarlos pero las mujeres y los ni�os formaron barreras en torno a las barracas para impedirlo. Finalmente, el gobierno estadual les entreg� la tierra. Fue la primera ocupaci�n victoriosa de este nuevo per�odo, represent� el reinicio de las luchas por la tierra y contribuy� a la formaci�n del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST). En los meses siguientes, se produjeron varias ocupaciones que contaron con la solidaridad de la poblaci�n, pero el movimiento como tal qued� constituido reci�n en 1984. Aquellas 110 familias no sab�an que estaban comenzando a escribir una de las m�s singulares historias de lucha de Am�rica Latina.

En setiembre de 1981, cuando la dictadura argentina era comandada por el general Viola, unas cien familias ocuparon dos hect�reas en San Francisco Solano, en el partido de Quilmes, una zona que el entonces obispo Novak defini� como "una ciudad sitiada por el hambre". Los ocupantes marcaron catorce manzanas y construyeron sus viviendas dejando espacios para calles y equipamientos comunitarios, y en asamblea bautizaron al nuevo barrio como La Paz. Al hacerlo as�, romp�an con la tradici�n de las villas*, donde la agregaci�n individual genera una trama ca�tica y reproduce la exclusi�n. Con ello, revelaban una organizaci�n previa: en efecto, los ocupantes pertenec�an al incipiente movimiento de las comunidades eclesiales de base, de las que se hab�an formado m�s de 60 en la zona.

A partir del 4 de noviembre mil familias ocuparon 102 hect�reas en la misma zona, formando los barrios Santa Rosa, Santa Luc�a y El Tala, y desde el 27 de noviembre unas 3.500 familias m�s ocuparon 109 hect�reas formando los barrios San Mart�n y Monte de los Curas, actuando siempre bajo el mismo patr�n. La organizaci�n colectiva estaba impulsada por el sacerdote Ra�l Berardo, quien hab�a estado poco tiempo atr�s en el sur de Brasil y conoc�a los primeros pasos que estaba dando all� el movimiento sin tierra. Se empe�� en que los primeros ocupantes de una modalidad que luego se conocer�a como "asentamientos", demarcaran los lotes (20 pasos por 11) donde se instalaba una sola familia bajo la consigna de "no hacer villa".

Cuando llegaron las topadoras para destruir las precarias viviendas, Berardo se puso en la primera fila, las mujeres y los ni�os detr�s y m�s atr�s los hombres y las viviendas. Ese d�a, mediados de noviembre de 1981, la represi�n cedi�, pero se instal� un cerco policial desde el 1 de diciembre que dur� seis meses, hasta que fue retirado al comenzar la guerra de las Malvinas. En ese tiempo murieron catorce ni�os por diarrea sin poder contar con atenci�n m�dica. En pocos a�os, los asentamientos como forma de ocupaci�n colectiva y planificada de tierras para construir sus viviendas y crear otra ciudad dentro de la gran ciudad, se extendi� por todos los rincones del Buenos Aires pobre, pero salt� fronteras y lleg� a Uruguay, Paraguay y a otros pa�ses del continente.

La escuela del MTD de La Matanza es la primera que ponen en marcha los piqueteros. Los sin tierra tienen ahora unas mil quinientas escuelas en las 22 millones de hect�reas que abarcan sus asentamientos, donde estudian 150 mil ni�os con unas cuatro mil maestras, muchas de ellas formadas por el propio movimiento. Pero empezaron por una sola escuela.

Los seis primeros asentamientos de Solano se convirtieron, con el correr de los a�os, en una suerte de modelo de ocupaci�n y organizaci�n, incluso para los ocupantes de tierras que en 1986 crearon los primeros asentamientos en Laferr�re (La Matanza),. donde est� la escuela del MTD. Hoy hay miles de hect�reas ocupadas por pobres sin techo y sin trabajo, y en muchos de esos espacios naci�, creci� y se desarrolla el movimiento piquetero, encabezado ahora por los hijos y los nietos de aquellos pioneros, que luchan por una vida digna, producen sus alimentos y cuidan la salud de forma colectiva. Y ahora, de a poquito, tambi�n ense�an a sus hijos.

En los dos primeros casos las ocupaciones, que fueron el primer paso de movimientos tan diferentes, se produjeron bajo dos dictaduras militares feroces, en momentos en los que el movimiento social viv�a un fuerte repliegue, y contribuyeron a relanzar el movimiento popular sobre nuevas bases. La iniciativa de La Matanza se produce en momentos en los que el movimiento social argentino vive tambi�n un repliegue importante, aunque a diferencia de los casos anteriores gobiernan el pa�s personas que realizan un discurso �y a veces tambi�n una pr�ctica- progresistas.

Los que ocuparon la hacienda Macali y los que crearon los primeros asentamientos en Solano, no sab�an que detr�s de ellos vendr�an miles y miles de miles. Hoy, los pioneros en materia escolar son los miembros del MTD de La Matanza. No saben, no sabemos, si el movimiento se encamina a tomar en sus manos la cuesti�n de la educaci�n. En todo caso, la iniciativa vale la pena. Es parte del crecimiento interior del movimiento, cuando las mejores energ�as est�n volcadas hacia la experimentaci�n, con resultados por lo tanto inciertos, en vez de repetir lo ya sabido y mil veces probado, a�n cuando se sepa que es un camino est�ril.

El movimiento social no crece por acumulaci�n, como el capital. Al parecer, algunas experiencias potentes como las de Macali y Solano, entre much�simas otras, resuenan en alg�n momento sin que sepamos muy bien porqu�. Otras manos, en lugares a veces distantes, pero impulsadas por id�ntica necesidad de vida, toman iniciativas inspiradas en las experiencias previas. Saben el paso que est�n dando, pero nunca tendr�n la certeza de que ser� seguido por otros. Siempre estamos dando el primer paso.

* Mientras las villas (favelas o cantegriles) son el resultado de una agregaci�n individual y no planificada, no existiendo por lo tanto calles ni espacios colectivos, los asentamientos son el resultado de la existencia de un grupo previo que planifica la ocupaci�n, elige la zona m�s adecuada y la lleva adelante en funci�n de las decisiones colectivas.


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