Centroamérica
La noche oscura
Si la Centroamérica de los ochenta fue un banco de pruebas de la relación
entre Juan Pablo II y sus fieles, el resultado fue aleccionador: el papa optó
abiertamente por aquella parte identificada con la ultraderecha.
Raúl Zibechi*
La visita de Wojtyla a Nicaragua, en marzo de 1983, tuvo una sobreexposición
mediática –ahí está la célebre foto de la reprimenda a Ernesto Cardenal en el
aeropuerto de Managua–, pero otros datos sobre las relaciones del papado con
Centroamérica fueron ocultados durante mucho tiempo.
La entrevista que mantuvo el arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero,
con Juan Pablo II en el Vaticano, a comienzos de mayo de 1979, parece sacada de
una novela negra. El Salvador atravesaba algunos de los momentos más dramáticos
de una no declarada guerra civil. Los escuadrones de la muerte, comandados por
el mayor Roberto d’Abuisson, realizaban asesinatos a plena luz del día. Monseñor
Romero le mostró a Wojtyla pruebas sobre lo que estaba sucediendo en su país.
"Santo padre, ahí podrá usted leer cómo toda la campaña de calumnias contra la
Iglesia y contra un servidor se organiza desde la misma casa presidencial." La
respuesta fue tajante: "¡Ya les he dicho que no vengan cargados con tantos
papeles! Aquí no tenemos tiempo para estar leyendo tanta cosa". Romero le enseña
la foto de un sacerdote torturado y asesinado. Silencio. "Usted, señor
arzobispo, debe esforzarse por lograr una mejor relación con el gobierno de su
país. Si usted supera sus diferencias con el gobierno trabajará cristianamente
por la paz." Fin de la audiencia.
El relato lo recogió en Madrid María López Vigil, a quien Romero le contó casi
llorando su encuentro con el papa, el 11 de mayo de 1979, cuando regresaba
apresuradamente a San Salvador, donde se había producido una matanza en la
catedral. Diez meses después, el 24 de marzo de 1980, el arzobispo caía
asesinado mientras levantaba la hostia, en plena misa. Años más tarde, hasta el
ex embajador estadounidense en El Salvador Robert White reconoció, en el juicio
al asesino material de Romero en el que declaró como testigo, lo que ya todos
sabían: "No tengo ninguna duda de que Roberto d’Abuisson fue el hombre
responsable de planear y ejecutar el asesinato del arzobispo Romero".
Todos sabían, y quizá también Wojtyla. Pero el papa, dos días después de dejar
un mensaje de confrontación contra el sandinismo en Nicaragua, llegó a San
Salvador, donde se abrazó con el asesino de Romero. Mientras la foto de la
reprimenda a Cardenal y de la misa campal en Managua siguen dando la vuelta al
mundo, no es sencillo encontrar la foto del abrazo con D’Abuisson.
" Publicado en Brecha, 8 de abril de 2005