Dos modelos enfrentados en el Río San Francisco
El ayuno de un obispo del nordestino estado de Bahía, busca llamar la
atención sobre una de las obras que mayores impactos ambientales y sociales
tendrán en el Brasil de Lula
Raúl Zibechi
"Por amor al río, amor al pueblo ribereño del San Francisco y al pueblo
nordestino", dice el obispo de Barra, Luiz Flavio Cappio de 61 años, "estoy
haciendo este ayuno". "Lo que monseñor Cappio reivindica es simple y
democrático—dice Frei Betto, quien formó parte del gobierno de Lula da Silva—que
el gobierno debata el proyecto con la sociedad, sobre todo con los ribereños del
río San Francisco".
Leonardo Boff, por su parte, encabeza un manifiesto en el que señala:
"Repudiamos el actual proyecto del gobierno federal de trasvase del río San
Francisco" porque "no es democrático, porque no democratiza el acceso al agua
para las personas que tienen sed en la región semiárida".
El presidente Lula dice que las obras llevarán agua a 12 millones de pobres y
que "entre los pobres y el obispo me quedo del lado de los pobres". Su ministro
de Integración Nacional, Geddel Vieira, acusa al obispo de "enemigo número uno
de la democracia". Es la primera vez que los movimientos sociales y destacados
intelectuales chocan frontalmente con Lula, en un tema que no admite dos
lecturas.
El 27 de noviembre, el obispo de Barra, en el estado de Bahia, inició su segunda
huelga de hambre contra la transposición del río San Francisco. La primera la
había hecho durante 11 días en 2005, por los mismos motivos pero decidió dejarla
cuando el gobierno de Lula se comprometió a paralizar las obras y abrir un
debate con la sociedad. Una vez que Lula fue reelecto, a fines de 2006, el
proyecto siguió adelante aún sin debate nacional.
A medida que el ayuno avanza la sociedad civil comenzó a movilizarse. La
Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) y el movimiento sin tierra (MST)
movilizaron cinco mil personas hasta la localidad de Sobradinho, a orillas del
río donde Cappio realiza su ayuno. Las muestras de solidaridad llegaron desde
todo Brasil: estudiantes, campesinos, afectados por represas hidroeléctricas,
estudiantes, feministas, sindicalistas, religiosos y religiosas.
El 11 de diciembre, el Tribunal Regional Federal de la 1ª. Región aceptó un
pedido del Consejo Regional de Recursos Hídricos y ordenó paralizar las obras
iniciadas en julio por el Ejército. Ese día la Conferencia Nacional de Obispos
se reunió con Lula y, al no obtener una respuesta favorable, el día 14 emitió un
comunicado apoyando el ayuno y la oración del obispo.
El río de la "integración nacional"
El 26 de setiembre de 2005, fecha del aniversario de San Francisco, el obispo
Cappio—perteneciente a la orden los franciscanos—comenzó su primera huelga de
hambre, ingiriendo sólo agua y una hostia por día en la capilla de Cabrobó,
estado de Pernambuco. No era su primera acción a favor del río. El 4 de octubre
de 1992, para alertar a los ribereños de los síntomas de muerte del río, el
religioso inició una peregrinación de 6 mil kilómetros desde el nacimiento hasta
la desembocadura, que le llevó un año y que se reflejó en el libro "El Rio San
Francisco. Una caminata entre la vida y la muerte"1.
El río nace en el estado de Minas Gerais (donde se genera el 75% de su caudal),
vecino de los estados de Sao Paulo y Rio de Janeiro, atraviesa el Planalto y se
interna en Bahia, en pleno Nordeste, para desembocar luego de recorrer 2.800
kilómetros en el océano Atlántico, entre los estados de Alagoas y Sergipe. Fue
descubierto y bautizado en 1501 por Américo Vespucio. En 1994, durante la
Caravana por la Ciudadanía por el río San Francisco realizada por Lula, el padre
Luiz Cappio fue presentado al entonces candidato a la presidencia por su
profesor de teología, Leonardo Boff.
Se trata de un río emblemático. Fue bautizado como "río de la integración
nacional" porque atraviesa varias regiones, une estados distantes como los ricos
del sureste con los más pobres del norte, y atraviesa zonas de diferentes
culturas: desde comarcas industriales, de población mayoritariamente blanca y de
clase media, hasta áreas indígenas, de afrodescendientes (quilombolas2) y
campesinos.
El objetivo de la transposición de las aguas del río San Francisco, que serían
transvasadas a otras cuencas, es la de llevar agua a una zona semiárida como la
del Nordeste, cuya población sufre de escasez durante el período de sequía.
Según Lula, las obras beneficiarán a unos 12 millones de personas de 391
municipios en cuatro estados (Pernambuco, Paraiba, Rio Grande do Norte y Ceará).
Los críticos, incluso varias las instituciones oficiales, sostienen que las
obras son demasiado caras: unos 3.000 millones de dólares. Obras de esa
envergadura atraen al "hidronegocio", o sea a las empresas constructoras e
inversionistas del sector. La oficial Agencia Nacional de Aguas sostiene que
existen otras alternativas para dotar de agua a la población de la región seca.
En base a estudios propios, sugiere la realización de 530 pequeñas y medianas
obras que pueden abastecer a 1.356 municipios de nueve estados y a 34 millones
de personas, con un costo de sólo 3.600 millones de reales frente a los 6.600
millones que demanda la transposición.
Thomaz da Mata Machado, presidente del Comité de la Cuenca del río San
Francisco, afirma que la transposición no resolverá el problema de la sequía en
el Nordeste, como dice Lula. Por el contrario, "concentra el agua donde ya hay",
en la represa de Castanhao, en Ceará, donde llegará el 85% del agua trasvasada.
"No se resuelve el problema concentrando agua sino distribuyendo. El proyecto no
lleva agua a la población dispersa ni a las pequeñas ciudades. La transposición
es un proyecto de la elite de Ceará para el desarrollo económico"3.
Pero la acusación más grave es que el proyecto "pretende usar dinero público
para favorecer a las empresas contratistas, al agronegocio, privatizar y
concentrar en manos de los pocos de siempre las aguas del Nordeste, de los
grandes embalses, sumadas a las del rio San Francisco"4. Aseguran que el 71% de
las aguas que se trasvasen pasarán lejos de las zonas que más las necesitan, y
que el 87% de esas aguas se destinarán a actividades económicas altamente
consumidoras de agua: fruticultura de irrigación, cultivo de camarones y
siderurgia, todas para la exportación.
Además, millones de pobres que viven en la ribera del río y sobreviven de la
pecsa y la agricultura familiar, se verán perjudicados. En realidad, ya lo
están, porque el río San Francisco ha sido fragilizado por obras y embalses como
el de Sobradinho, muy cerca del lugar donde el obispo Cappio realiza su segundo
ayuno. Los pobladores demandan la revitalización del río, algo opuesto al
trasvase de sus aguas.
Movimientos, iglesia y gobierno
"Escuche presidente, luché mi vida entera para verlo sentado ahí. Pero,
infelizmente, después que el señor asumió el poder, se convirtió en rehén de los
grandes grupos económicos de Brasil y del extranjero. Hoy es rehén del capital.
Rechaza sus orígenes. Rechaza al pueblo que lo eligió para ser presidente de los
pobres de este país", le dijo Cappio a Lula cuando lo visitó en Brasilia hace
dos años5.
El ministro de Lula, Geddel Vieira, del PMDB (Partido del Movimiento
Democrático), acusó al obispo de "fundamentalismo" y de ser "el enemigo número
uno de la democracia"6. Dice que se rehúsa al diálogo, que una democracia no
debe doblarse ante el chantaje de un individuo y que "ignorar a las
instituciones, en una democracia, es un pecado mortal. Va más lejos: lo acusa de
hacer "terrorismo simbólico". Buena parte de la opinión pública y de los
intelectuales brasileños apoyan esta opinión7.
Los que apoyan a Cappio no se han quedado atrás. El MST convocó movilizaciones
en todo el país, así como Via Campesina, la CPT y otros movimientos. La Comisión
Nacional de Obispos, la máxima autoridad de la iglesia católica, emitió un
comunicado el 14 de diciembre: "Invitamos a las comunidades critisnas y a las
personas de buena voluntad a unirse en ayuno y oración a don Luiz Cappio, por su
vida, su salud y en solidaridad con la causa que defiende"8. La carta de la
Conferencia llegó en un momento justo, cuando el Vaticano y los sectores
conservadores de la iglesia presionaban a Cappio para que finalizara el ayuno.
La iglesia católica jugó un papel muy importante en la resistencia a la
dictadura militar instalada en 1964, y sigue defendiendo causas progresistas
junto a los movimientos sociales. La Conferencia dice que un "gobierno
democrático" debe aceptar la decisión judicial de paralizar las obras y
concluye: "Don Luiz Cappio trae a la luz el choque entre dos modelos opuestos de
desarrollo: de un lado, el modelo participativo y sustentable, que valoriza la
agricultura familiar y la preservación de la naturaleza; de otro, el que
privilegia al agro y al hidronegocio, con serios prejuicios ambientales y
sociales, pues explota al pueblo y destruye los ríos y los bosques".
Boff le recuerda a Lula que la forma como se decidieron las obras es "arbitraria
y autoritaria". El Congreso no fue consultado tal como prevé la Constitución y
existen 14 denuncias judiciales que comprueban ilegalidades e irregularidades
todavía no juzgadas por el Supremo Tribunal Federal. "Pero el gobierno—dice Boff—desplegó
el ejército para iniciar las obras, abusando del papel de las fuerzas armadas,
militarizando la región". Termina su carta-manifiesto diciendo que la
alternativa de Lula es falsa: "La verdadera alternativa es: entre los pobres y
el hidronegocio, nos quedamos del lado de los pobres".
Betto se pregunta: "¿Quién ha visto a un gobierno hacer una obra de bulto para
beneficiar al pobre?". Recuerda que en el Programa Hambre Cero—en el que Betto
participó—estaba prevista la construcción de un millón de cisternas para captar
el agua de lluvia en el Nordeste y sólo se construyeron 216 mil. Recuerda que el
PT cuando estaba en la oposición se oponía al proyecto, pero cuando llegó al
gobierno cambió de opinión. "Cambió para desfigurarse como partido de los pobres
y de la ética. Cambió para parecerse más a sus adversarios políticos"9.
Los errores del gobierno, el más grave fue el artículo del ministro Geddel
Vieira, y la intransigencia de Lula cuando fue visitado por los obispos,
modificaron la situación. La carta de los obispos fue el punto de inflexión ya
que el gobierno no consiguió aislar a Cappio. De inmediato, comenzaron "ayunos
solidarios" en los más diversos lugares del país. El obispo está dispuesto a
llegar hasta el final. "Quien parte para la guerra está preparado para luchar.
Estoy preparado", dijo.
Lula nunca había enfrentado una situación como esta. Puede hacer alguna jugada
que le permita ganar esta batalla. Pero a largo plazo, parece haber perdido
porque, como dice el obispo Tomás Balduino, dirigente de la CPT, "Lula cometió
la hazaña histórica de dividir a la sociedad brasileña". Sobre esa división nace
"una bellísima unión, que va creciendo como una bola de nieve apaprtir de las
márgenes ventiladas del San Francisco. Se trata de la población pobre y devota
que se está dirigiendo, presurosa, a la capilla de San Francisco a recibir la
bendición de frai Luiz Cappio"10.
Balduino cree, y no le faltan razones para ello, que de la religiosidad de los
más pobres, herederos de Antonio Conselheiro11, "está surgiendo una nueva
conciencia por medio de charlas, caminatas, actos públicos y romerías en torno
del santuario" donde don Cappio realiza su ayuno.
Notas
1. Brasil de Fato, p. 4.
2. En Brasil se denomina quilombolas a los descendientes de negros esclavos que
para liberarse huyeron y se refugiaron en quilombos o repúblicas de negros
libres. La más célebre y conocida fue Palmares (1630-1695) que tuvo en Zumbí a
su líder más conocido.
3. Folha de Sao Paulo, 15 de diciembre de 2007.
4. Leonardo Boff, ob. cit.
5. Fabia Lopes, ob. cit.
6. Geddel Vieira Lima ob. cit.
7. Puede constatarse en una web de izquierda como Carta Maior (www.agenciacartamaior.com.br)
8. Folha de Sao Paulo, 14 de diciembre de 2007.
9. Frei Betto, ob. cit.
10. Tomás Balduino, ob. cit.
11. A finales del siglo XIX en el sertao de Bahia se desencandenó una de las más
sangrientas rebeliones populares de la historia de Brasil, llamada Guerra de
Canudos. El predicador Antonio Conselheiro llegó a Canudos anunciando cambios y
despertó la ira de las autoridades políticas y religiosas. Construyó una
comunidad con 30 mil pobres harapientos que resistieron al ejército. En 1897 los
militares incendiaron Canudos, mataron a toda la población y degollaron a los
prisioneros.