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Solidaridad con los obreros de Zanon

4 de abril del 2003

¡¡FÁ-BRI-CAS!! de los trabajadores y al que no le gusta...

Federico Ugo

Recuperar una fábrica, ponérsela al hombro y sacarla al frente. Esta oración no ocupa más de sesenta caracteres pero contiene en su expresión años de organización, sufrimiento, perseverancia y, sobre todo, compromiso. Eso vienen haciendo desde hace un tiempo miles de trabajadoras y trabajadores en todo el país, que, cada vez más organizados, autogestionan las fábricas donde antes eran empleados..
Las fábricas recuperadas no son un fenómeno sino un proceso, dice Luis Caro, abogado y referente del Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas. Sobre todo es un proceso de desengaño y de desestructuración, de rebeldía y revelación. Este proceso es, en parte, consecuencia de y respuesta a una lógica y una práctica capitalista desarrollada en la Argentina durante décadas y profundizada sobre todo en la última; el famoso pensamiento neoliberal del que nos convencieron a quienes pensábamos que nuestro país, América Latina, el mundo, no tenían otra alternativa. Pero de a poco hemos ido descubriendo que si la hay, que cuesta pero existe..
El modelo económico que impone este pensamiento generó un terrible proceso de desindustrialización y una destrucción masiva de fuentes de trabajo. Para Eduardo Lucita (Revista Cuadernos del Sur, Nº 34, noviembre de 2002 ), más de cuatro años de recesión han concluido con la economía ingresando en un ciclo de depresión y estancamiento, con fuertes caídas de la demanda agregada, del producto bruto interno y de la inversión bruta fija, así frente a este panorama, dice la revista Marabunta en su edición n°2 (noviembre de 2002), la toma de fábrica y la decisión por asumir el control y la gestión obrera de por sí resulta un hecho sin precedentes en el pasado reciente, un salto cualitativo en la organización y conciencia de los trabajadores que lo asumen..
Todos los obreros que empiezan a producir en las fábricas, ahora bajo su control, no pueden entender cómo los patrones justificaban las deudas, las atrasos, los ajustes, las rebajas y las quiebras, argumentando que el dinero no alcanzaba para cubrir todos los costos. No lo pueden entender porque hoy, con mucha menos producción todos los trabajadores pueden vivir dignamente y autogestionando su trabajo..
Una nota de la periodista Alejandra Dandan en el diario Página/12 del 5 de enero pasado, nos presta algunos datos relevantes obtenidos por el equipo de Sociología de las Organizaciones de la Facultad de Sociología de la Universidad de Buenos Aires: desde agosto de 2000, los obreros organizados son aproximadamente diez mil y trabajan en 107 plantas recuperadas (otros calculan más de 150), que en su mayoría habían declarado la quiebra para cerrar sus puertas; el 90 porciento de las fábricas eliminó los puesto de jerárquicos e instrumentó un régimen igualitario de redistribución del ingreso. En el 70 porciento, la producción ya alcanzó o superó los niveles anteriores..
El Movimiento encuentra a trabajadoras y trabajadores en distintos procesos de recuperación:.
algunos recién suspendidos y con la empresa llamando a quiebra, a otros acampando en la puerta de la fábrica, montando guardia para que no los dejen definitivamente en la calle, a otros montando guardia pero adentro para resistir el desalojo, ejerciendo el derecho a defender sus fuentes de trabajo; a algunos compañeros ya formando una cooperativa para emprender la aventura, otros que ya se han consolidado como cooperativa y están produciendo plenamente o comenzando. Todos se encuentran, intercambian experiencias, realizan acciones conjuntas y solidarias y buscan la manera de crecer colectivamente porque van comprendiendo que así pueden solucionarse sus problemas y los de los demás trabajadores..
Al irse encontrando con otros compañeras y compañeros y compartiendo las experiencias, se dan cuenta que no fueron los únicos, que todos pertenecen al sector desfavorecido dentro de un sistema de explotación que, con su lógica de ajuste laboral, permanentemente los va dejando en la calle para reemplazarlos por mano de obra cada vez más barata..
La perversa lógica capitalista dominante entiende que el costo de la producción pasa por la mano de obra, para que una empresa pueda ser rentable y competitiva, debe tener un bajo costo laboral. Con este argumento que se expande, impone y presenta como solución internacionalmente y frente a las permanentes crisis económicas y las crecientes necesidades de la sociedad, los trabajadores en las fábricas van cediendo sus derechos: aceptan cobrar en negro, aceptan que les paguen con atraso, aceptan que les echen compañeros, aceptan rebajas de salario. A su vez por la flexibilización laboral quienes entran a trabajar ya lo hacen con derechos cercenados desde el vamos. Y al mismo tiempo los llamados a quiebra esconden el siniestro objetivo de dejar a los históricos trabajadores en la calle, volver a comprar la fábrica con testaferros y empezar con nuevo personal más disciplinado y barato, aprovechando la grandes necesidades que el masivo desempleo genera. Durante años, por el fantasma de la desocupación, los obreros aprendieron a naturalizar situaciones intolerables de explotación cada vez más intolerables, declara Gabriel Fajn, coordinador del grupo de investigación de la UBA, en la misma nota de Página/12, ya citada. Cuando ese fantasma se les aparecía y los tocaba, entonces se reaccionaba, demostrando que si no hay conflicto, no hay acción y sin ella no existe un inicio de toma de conciencia. Al mismo tiempo el grado de participación de los trabajadores, es directamente proporcional a las dimensiones que ha tenido el conflicto en la fábrica, agrega Fajn..
El Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas, no es el único que contiene a los trabajadores que se plantaron y en algún momento dijeron ¡BASTA! y se decidieron a defender sus trabajos..
Entre las fábricas recuperadas hay dos posturas respecto a su control. Están las que se han conformado en cooperativas que buscan un control propio y las que también pretenden un control obrero pero con la estatización de la empresa. Por ahora no deja de ser una discusión teórica (que no voy a desarrollar en este artícuo), que, en la práctica, no presenta muchas diferencias. Como en otros sectores del campo popular, este movimiento no escapa a la división de sus fuerzas. Lamentablemente, como suele suceder en estos casos, en lugar de cerrar filas detrás de los intereses comunes de la clase obrera fueron surgiendo polémicas y disputas que impiden conformar una red unitaria de fábricas ocupadas y en lucha, y aún sin quererlo están metiendo a los trabajadores en una interna que los excede y peor aún los perjudica. (Revista Marabunta, N°2, Noviembre 2002) Sin mucha idea pero con enorme dignidad las trabajadoras y trabajadores tomaron el toro por las astas, se enfrentaron a algo que parecía imposible y empezaron a caminar haciendo camino..
Por supuesto, ese camino no fue ni es fácil. Las experiencias pueden ir variando de a acuerdo a cómo comienza el conflicto en cada una pero tienen algunas características en común, como por ejemplo tener que enfrentarse a jueces sin sentido común, fiscales con poco conocimiento legal, síndicos comprados por la patronal, compañeros que se venden, el sindicato que no apoya, policía también comprada y violenta, estas son las malas..
Pero también se encuentran cosas positivas en común: la decisión y compromiso de los trabajadores que ayuda a fortalecer la unidad del grupo, el gran conocimiento y convicción del abogado que los asesora y los buenos resultados que se van obteniendo judicialmente y una vez que empiezan a producir. Todo esto va consolidando una nueva identidad como trabajadores, una identidad perdida frente al avance neoliberal..
Generalmente quienes luchan son los trabajadores de planta, los obreros de producción y no los administrativos quienes arreglan con la patronal para pasar a la nuevas empresas..
Los trabajadores, generalmente, terminan triunfando, en algunos casos logrando la expropiación temporaria, en otros el alquiler del lugar y las máquinas, etc., sobre todo a fuerza de compromiso y voluntad para buscar apoyo político, para negociar con los dueños, ir, venir, moverse permanentemente, montar guardias para evitar el vaciamiento, etc..
Luis Caro, en una entrevista con lavaca.org lo describe como un sistema económico distinto. Empieza sin capital. Acá desaparece la plusvalía y el costo empresario. El trabajo deja de ser un costo y pasa a ser riesgo. Estas empresas comienzan con economías de subsistencia: si hay ganancias se reparten, si no, no..
(...)Lo más novedoso es que todos cobran igual. Esa también es una gran diferencia con las cooperativas tradicionales, que dicen que debe haber una escala salarial por capacidades. Las cooperativas tradicionales tienen consejos de administración, gerentes. Acá son todos iguales. Y eso fomenta la solidaridad y la unidad de los trabajadores..
Este proceso de recuperar fábricas encierra un gran cambio, ya que no sólo se recupera la fábrica y se la pone a producir bajo control obrero, sino que se empieza a recuperar a las mujeres y varones trabajadores como personas dignas que a su vez comienzan a practicar formas diferentes de organización, decisión y producción. Con su acción y convicción, las trabajadoras y trabajadores enfrentan al capitalismo que Holloway describe como reino del "así son las cosas", "así es la vida". El capitalismo que nos niega la dignidad y naturaliza la opresión haciéndonos creer que no somos capaces de enfrentar y cambiar algo que se presenta como dado e incambiable. Haciéndonos creer que no nos queda otra que agachar la cabeza y ceder. Este autor explica en un artículo publicado en la revista Rebeldía (N°1, Noviembre 2002, México) que nuestra dignidad, es la capacidad de hacer y de hacer-de-otro-modo, como acción no sólo individual sino también colectiva. El capital es un proceso que separa a los hacedores de la riqueza que crean y de su capacidad de hacer-de-otro- modo, pero por consecuencia, también nos separa de nuestra humanidad y de nuestra dignidad..
Vemos entonces cómo los trabajadores somos negados de nuestra dignidad cuando se no explota y cedemos pensando que no nos queda otra, cuando el capital separa el trabajo de lo producido y de pensar otras formas de producción, al llevarse los pocos dueños y gerentes el 70% de las ganancias y los muchos compañeros trabajadores quizás el 10% o menos. Pero también vemos que somos capaces de hacer de otro modo cuando frente al despido reaccionamos defendiendo nuestros puestos y poniéndonos a producir bajo control propio, sin patrones arriba. Así nos sacamos la etiqueta que nos imponen, cuando niegan la dignidad, de obreros que sólo saben producir y son incapaces para manejar y decidir su producción y organización..
Cambia la relación social de explotación y dominación por una de compromiso y solidaridad, verdaderamente dignos. La lucha por la dignidad, dice Holloway, es la lucha para crear una sociedad basada en el reconocimiento de la dignidad, en lugar de una basada en la negación de la dignidad..
Por esto mismo, el Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas no está de acuerdo con que se describan sus acciones como tomas de fábricas porque ellos no se ven como delincuentes que toma o usurpan ilegítimamente algo, sino que lo hacen para defender sus fuentes de trabajo y fundamentan sus acciones con la constitución en la mano. Desde la defensa de la dignidad, cuestionan y denuncias la desigualdad explícita y la negación constante de sus derechos: el artículo 17 de la Constitución Nacional declara inviolable la propiedad privada y esto se defiende a rajatabla con represión, desalojos, jueces, seguridad privada y toda la fuerza del Estado. Ahora, al artículo 14bis que tiene el mismo rango y nivel constitucional y que declara el derecho a un trabajo digno, nadie lo respeta....
Esta acción de recuperar y ponerse a producir, también revela algo muy importante que rompe con la lógica tradicional del capitalismo, el costo de la producción no es laboral, sino empresarial. El costo no pasa por lo que se llevan los trabajadores sino por lo que ganan los patrones. Caro lo describe así: generalmente una empresa, del 100% de sus ingresos, utiliza el 20 o 30 para todos los gastos incluidos los sueldos y el resto se lo llevan los dueños en utilidades, con esta lógica, cada vez que aumentan los gastos, no ajustan sobre el 80 o 70 que se llevan ellos sino sobre ese 20 o 30% donde lo más fácil de ajustar son los salarios obreros..
Esta misma lógica, también subestima la capacidad obrera de administración, nadie cree que los trabajadores puedan llevar además de la producción, las cuentas, las ventas, etc., pero sin embargo lo hacen y de esa manera rompen la lógica..
Ahora los trabajadores, presentados legalmente en cooperativas, deciden y autogestionan sus tareas, ellos son los dueños o están a cargo de los medios de producción, consensúan cómo y cuánto van a ganar y todo lo que tenga que ver con el trabajo y la construcción del movimiento..
Al romper la lógica capitalista los conceptos se transforman, se llenan de otros contenidos, entonces la rentabilidad y competitividad no pasan por el costo laboral, por la disciplina del trabajador y su control, por la mano de obra barata sino que pasa por la demostración de buena calidad y bajo costo que representa la producción en cooperativa, al ser los mismos trabajadores los dueños de los medios de producción. Y también demuestran y se demuestran que pese a las subestimaciones sociales, pueden hacerse cargo del manejo completo del funcionamiento de las fábricas, desde su producción hasta su administración..
Incluso el "saber obrero" que tienen sobre las máquinas les permite ver la necesidad de mejorar y mantener sus bienes de producción, de cuidar las condiciones de trabajo, porque ahora son suyas, algo que los empresarios pocas veces perciben al estar alejados del proceso de producción..
Todo esto no es fácil y hay que romper sobre todo con la lógica individual que cada uno tiene incorporada después de tantos años viviendo en un sistema que premia y difunde el triunfo individual, el éxito empresarial, la competencia que pisa al compañero, al mismo tiempo que desiguala las condiciones sociales para el desarrollo de las personas..
Está por verse su futuro, el crecimiento de las fábricas no sólo necesita del éxito económico sino también de ir consolidando su situación legal por un lado, su conformación como movimiento y su relación con los demás actores sociales del campo popular en resistencia. Esa relación social está creciendo de a poco, se van enlazando las distintas experiencias, se intercambian intereses e ideas, se juntan en distintos actos y encuentros, etc. Esto deberá seguir creciendo de manera tal que les permita que las expropiaciones o permisos temporarios que tienen por parte de la justicia, se conviertan en definitivos a través de leyes nacionales..
El estudio que realiza el equipo de sociólogos de la UBA, entiende la etapa del 19 y 20 de diciembre como factor aglutinador de distintas experiencias, de distintos actores. Entre las mismas empresas, comenzaron a formarse organizaciones, movimientos o federaciones que hasta ese momento no existían. También se da una mayor relación con otros actores sociales y enlaces que hasta ese momento no se daban, como por ejemplo que las asambleas vecinales comenzaran a apoyarlas..
Los trabajadores y la sociedad en general está acostumbrada a ser mandada, estamos acostumbrados a una forma de organización vertical donde unos deciden por todos ya sea en lo económico o lo político. Siempre estamos necesitando o esperando que alguien nos diga qué hacer y cómo hacer. Eso de a poco va cayendo cuando la realidad se revela y nosotros nos rebelamos, cuando el modelo hace agua por todos lados y la desocupación, la pobreza, el hambre crecen, y el Estado no asegura el bien común, y el gobierno no representa el interés de la mayoría que lo votó para que cumpla con sus promesas. Ante esa realidad pura y cruda que contradice con hechos las palabras del discurso dominante, nosotros empezamos a comprender, empezamos a actuar, cada uno en su lugar (porque otro efecto del discurso dominante es el del egoísmo, el individualismo, etc.), va haciendo su proceso de entendimiento y encontrándose con sus compañeros y reconociéndose en el otro, en sus problemas y en sus sueños. Pero como decíamos al principio, es un proceso. Individual y colectivo a la vez, a unos nos cuesta más que a otros ir reconociéndonos como sujetos capaces de mejorar la realidad en general. Esta experiencia comenzó frente a la desesperación de los trabajadores de perder sus puestos y no poder alimentar a su familia y ha crecido con la toma de conciencia de los mismos al verse capaces de ponerse al hombro una fábrica con buenos resultados. Por eso, una vez que lo comprendemos y caminamos, empezamos a lograr lo que creíamos imposible, o lo que ni siquiera pensábamos. Y cuando lo logramos, ya nos queda chico.