"El peso de la calle inclinó la balanza y evitó nuestro desalojo de Zanon"
Los trabajadores de Zanon consiguieron ayer torcerle el brazo a la Justicia. Los síndicos que aspiraban a desalojar la empresa se retiraron y el gobernador Sobisch dijo que no enviaría a la policía.
Los trabajadores de Zanon fueron respaldados por un paro de los estatales, incluidos los docentes.
Por Adriana Meyer y Elio Brat
Desde Neuquén
"El peso de la calle inclinó la balanza", dijo a Página/12 el secretario general de los trabajadores ceramistas neuquinos Raúl Godoy, exultante pero sin perder su habitual parsimonia. Había sido un día de extrema tensión hasta que finalmente quedó abortado el anunciado desalojo de Cerámica Zanon. Al negarse a desdoblar el mandato judicial que ordenaba realizar un inventario general y luego tomar posesión de la planta, los síndicos encomendados por la Justicia decidieron retirarse de la provincia de Neuquén sin lograr ninguno de sus objetivos. Mientras la movilización popular crecía en la ciudad y los estatales entraban en paro, el gobernador Jorge Sobisch tuvo que salir a anunciar por radio que su gobierno "no prestará la ayuda de ningún efectivo policial para el desalojo de la fábrica Zanon". Ante la ausencia de la "fuerza pública" que requería la jueza Norma Pozza para concretar la medida, los síndicos recorrieron varias comisarías pero no consiguieron reclutar a ningún uniformado. Los 310 trabajadores y más de 2500 personas que se reunieron frente a la fábrica festejaron la situación como el triunfo de un proceso que lleva más de 17 meses de toma de la planta, de los cuales los últimos 13 fueron de producción bajo control obrero. "Hoy fue una jornada histórica, una bisagra en nuestra lucha porque ahora, con todo este apoyo impresionante que recibimos, no sólo lucharemos por evitar cualquier clase de desalojo sino que queremos la solución definitiva del conflicto: la estatización de Zanon", enfatizó Godoy.
A pesar del frío patagónico que ya comienza a despuntar, una gran cantidad de personas pasó la noche frente a la fábrica, en vigilia junto a los obreros de Zanon. A media mañana, una docena de colectivos y otras tantas combis fueron llegando a la planta ubicada en las puertas del pueblo de Centenario. Bajaron docentes, estatales y judiciales, quienes realizaron una jornada de paro que se cumplió con un altísimo acatamiento, especialmente en Neuquén capital, Plottier y la misma Centenario. Trabajadores ocupados, piqueteros, estudiantes, autoridades universitarias y ciudadanos fueron llegando en caravana.
La espera fue larga, y recién después del mediodía llegaron al portón los síndicos del estudio de los cuestionados Jorge Levy y Horacio Picado. Fueron rodeados por la multitud y uno de ellos no pudo siquiera bajar del vehículo. Tuvieron un breve contacto con los abogados de los trabajadores, Mariano Pedrero y Fernando Dalmazzo, quienes los invitaron a realizar el inventario pero se negaron a que tomaran posesión de sus cargos en la planta. Ante los micrófonos de medios locales y nacionales, los síndicos respondieron que era imposible desdoblar la medida. Sin el auxilio de la fuerza pública, se retiraron al juzgado de Pozza para labrar un acta sobre lo sucedido. "Quedaron claras sus intenciones porque cuando les dijimos que no teníamos ningún problema para que ingresen y realicen el inventario para mostrarles que las maquinarias están en óptimo estado, dijeron que sólo les interesaba entrar y tomar posesión de sus cargos", explicó Pedrero a Página/12.
El gobierno de Sobisch acusó recibo del importante apoyo logrado por los ceramistas, dentro y fuera de la fábrica. El lunes se produjo una reunión entre funcionarios del gabinete provincial y los miembros del Tribunal Superior de Justicia. Ayer, en las radios locales primero salieron al aire el jefe de gabinete y el subsecretario de Seguridad. Pero como la movilización seguía creciendo tuvo que hacerlo el propio gobernador para asegurar que la policía no participaría del desalojo. Al mismo tiempo, en Buenos Aires se congregó una ruidosa manifestación frente a la Casa de Neuquén. Bajo la atenta mirada de la Infantería, el Ceprodh, trabajadores de Brukman, asambleas barriales, legisladores porteños y partidos de izquierda repudiaron las intenciones de desalojo y represión que ayer, porlo menos, no se cumplieron. En los noticieros de la noche ya estaba instalado el debate sobre la estatización de Zanon