Perdida Alemania, Linex fue la primera amenaza para Microsoft en los países latinos. Después Belloch convenció del modelo a los empresarios y articuló una red de ciudades del softwware libre. Siguieron Aragón y Andalucía. Zapalana no quiso quedar fuera... Pero Microsoft tampoco. Ballmer visitará a Aznar en la Moncloa. En plena campaña electoral, se ha abierto la batalla del software libre. En juego: el futuro de Europa.
Cuando el Washington Post sacó a Extremadura, un domingo y en portada, un escalofrío cruzó el Atlántico: el modesto Linex, una distribución amparada por Hispalinux desbancaba al monopolio de Redmon de una administración regional española por primera vez. Un ejemplo peligroso....
Empezaba el mes de noviembre. El gran golpe se había hecho público a finales de septiembre: Alemania abandonaba los sistemas propietarios y pasaba al software libre. En la Bitácora de las Indias, habíamos abierto octubre de 2002 con algo que sólo ahora, medio año más tarde, puede entenderse en plenitud: Alemania necesitaba independizar sus sistemas para poder enfrentarse a Estados Unidos en la cuestión iraquí.
La cuestión del software empezaba a entenderse de un nuevo modo: como la base de la independencia empresarial, tecnológica e incluso política de los países. Una conclusión que aparecía crudamente tras las primeras presentaciones de Palladium. Se abría la batalla del software libre. Linux empezaba a ser para el futuro e Europa más importante que la Convención de Giscard. Si los europeos hemos de tener una Constitución se escribirá en código, no en leyes se podía leer por entonces en los foros de Ciberpunk.
Belloch y la batalla por las ciudades libres
Pero en la sociedad red el campo natural de batalla está en las ciudades. Más sensibles a los cambios, más flexibles en sus instituciones, los entornos urbanos son la gran referencia de cualquier aplicación tecnológica. Colocan a los innovadores cerca de los responsables políticos... que sepan escuchar.
...Mientras esto pasaba ya había quien elaboraba una teoría de la independencia desde las ciudades y empezaba a plantear una estrategia coherente. Durante varios meses Juan Alberto Belloch llamó a expertos, consultó con técnicos y economistas y empezó a formular sus propios planteamientos. En el mes de enero, después de decenas de informes y reuniones, parecía haber un diagnóstico claro: sin una apuesta previa y valiente por el software libre nunca desarrollaremos una industria local del I+D, y sin eso las ciudades medias no tendrán otra perspectiva que la subsidiaridad y la dependencia de los grandes centros económicos y tecnológicos internacionales.
Belloch inicia entonces una estrategia destinada a ganar apoyos para sus tesis. Consolida su equipo técnico e incluye en sus listas a un joven ingeniero zaragozano con amplia experiencia internacional que por aquel entonces trabajaba todavía en Reuters : Ricardo Cavero. Era imposible negarse, nos comenta Ricardo, Juan Alberto estaba creando un auténtico tanque de talento, reuniéndose, escuchando, haciendo emerger a unos innovadores que realmente tenían cosas importantes que decir y que se sentían solos.
Había llegado el momento de pasar a la acción. Belloch y su equipo empiezan a reunirse diariamente con empresarios, linuxeros, grupos de trabajo de la Universidad... Nada de comidas protocolarias. Las reuniones tienen el incesante murmullo de los teclados portátiles tomando notas. A principios de febrero Belloch ha absorvido buena parte de lo que su equipo y el tejido industrial y social zaragozano le cuentan. Tal cual lo convierte en una parte central de su programa y lo lleva al Club Siglo XXI.
Las cartas están sobre la mesa. Belloch envía a Ricardo Cavero por toda España con un encargo: organizar una red de ciudades que desarrolle una política tecnológica coordinada que parta de un centro común de desarrollo de software libre con sede en Zaragoza. A lo largo de los meses de marzo y abril poco a poco se van sumando a la propuesta los alcaldes de Sevilla, Lleida, Mataró, Gijón... y los candidatos socialistas de Canarias, Ciudad Real...
El ejemplo cunde: Trinidad Jiménez, candidata socialista estrella en las municipales, va al club siglo XXI con un discurso similar al del aragonés e igual título. El Parlamento de Aragón aprueba por unanimidad a instancias de Izquierda Unida una proposición no de ley en favor del software libre... El movimiento está en marcha y se transmite a otras comunidades y candidatos... incluso al Partido Popular que en Valencia se lanza en las elecciones con una propuesta de implantación generalizada que causa estupor en Moncloa y lleva a intervenir al Ministro Piqué.
Belloch mientras tanto recibe en una reunión con Zaralinux la primera beta de Augustux, un Linex maño. Queda enamorado, anima a los creadores a hacer una presentación pública formal y empieza a promover estudios para su implantación a los que invita a los otros partidos políticos aragoneses. De momento encarga una edición de 1000 copias para repartirlas en campaña.
Mañana en la batalla piensa en Tux
En una pantalla plana con el mapa del mundo en un despacho de Redmon, una lucecita roja parpadea sobre España. En Redmon está uno de los principales financiadores de la campaña de Bush. En Redmon está una empresa que habría sido dividida judicialmente de no contar con el apoyo político del actual Presidente, convencido de que el audiovisual y el software son la base industrial del poder americano en el exterior. Convencido de que los monopolios no son tan malos en tiempos de guerra. En Redmon sólo hay una empresa.
La lucecita se convierte en un viaje urgente mediado personalmente por Bush. Steve Ballmer, presidente de la compañía tras la retirada de Gates, visitará la próxima semana España y se reunirá con Aznar. Saben lo que se juegan. No minimizan el daño.
Pero mientras tanto la batalla continúa: Andalucía firma un convenio con Extremadura para pasarse a Linex. Belloch presentará el día 10 su red de ciudades con otros cuatro alcaldes de ciudades emblemáticas... La batalla está abierta. La libertad te llama.