Mientras en EEUU ni siquiera el horror del 11S llevó a censurar las páginas del Al Qda, la Unión Europea sienta las bases para generalizar la censura en el acceso a Internet desde Europa. La condena moral a todo el que escriba webs ofensivas parece justificar el castigo de la censura para el público en general... ¿Pero ese es el fin único? ¿Qué se esconde realmente tras éste afán censor? Curiosamente parece que Teddy Bautista y la Mesa antipiratería.
El pasado día siete de noviembre, el Consejo de Ministros de la UE aprobó una modificación a al convenio europeo sobre cibercrimen que abre claramente las puertas a la censura de la la web en Europa.
El objetivo confeso de la medida es criminalizar la opinión de aquellos que ofenden a la comunidad con mensajes xenófobos y racistas. Pero los problemas son muchos. El primero es de fondo: ¿realmente nuestra libertad se defiende prohibiendo la expresión de ciertas ideas por ofensivas que sean?. El segundo es técnico pero tiene connotaciones aún más preocupantes: qué hacer cuando las páginas ofensoras se encuentran fuera del territorio de la UE.
En España tenemos ya experiencia: en vez de castigar al penado se censurará al público potencial (los ciudadanos) el acceso completo a la web. Idea china, estilo Garzón. Pero en EEUU se preguntan qué pasará cuando los jueces europeos pidan colaboración a la policía norteamericana en la persecución de lo que allí es un derecho.
El fondo del asunto: la convención sobre cibercrimen y los talibanes de los derechos de autor
Tal como van las cosas, no puede sorprendernos esta legalización de la censura de contenidos. Sin embargo, lo que llama la atención es su inclusión en una convención creada para a defender los derechos de autor cuyo principal mérito, aclamado por los ahora miembros de la otrora locuaz Mesa Antipiratería, no es otro que "procurar reglas básicas que hagan más sencillo a la policía investigar delitos informáticos (...) lo que incluye: conservación de datos informáticos [correo electrónico sin el permiso de sus dueños] preservación y rápido acceso [es decir sin muchas garantías para el vigilado] a datos relativos a tráfico, sistema y tamaño utilizados y búsquedas realizadas y sobre todo, recogida en tiempo real de datos sobre el tráfico e intercepción de contenidos".
Resumiendo, la Convención sobre el cibercrimen es una directiva que da poderes de excepción a la policía para violar la intimidad del correo, interceptar comunicaciones y ahora censurar contenidos con el objeto de defender la propiedad intelectual... de los oligopolios multimedia o como recordaba The Economist en noviembre del 2000, "su caduco modelo de negocio de los deseos de los consumidores".
Pero aún nos queda una duda: ¿qué interés podrían tener Bautista, Polanco, Gabilondo & amigos en que se censurase el acceso a contenidos políticamente ofensivos?. Si quieren pregúntenle a Bautista que entiende por contenidos ofensivos... o mejor a los creadores de PutaSGAE.com y veremos cuan peligroso puede llegar a ser un precedente de censura aunque se aplique a unos contenidos que nos repugnan
Dixit et salvat anima mea
Este redactor, sabe lo difícil que es explicar la necesidad de defender la libertad de expresión de aquellos que querrían privarnos de toda libertad: neonazis, negadores del holocausto, terroristas...
Pero si la historia de la democracia nos enseña algo es que si eliminamos la libertad de expresión para los enemigos de la convivencia, nunca obtendremos una convivencia sustentada en la libertad.
Una democracia fuerte no es la que quita la palabra a sus enemigos, sino la que hace oir la suya sin acallar la de ningún miembro de la comunidad. Si hoy ante la ofensa sentimos miedo y damos a otros, jueces, burócratas, policías o líderes políticos, el poder para acallar a los que nos ofenden, ese poder nunca volverá a nuestras manos. Y ese poder es importante porque la renuncia colectiva a ejercerlo es la única garantía de que sea efectiva la libertad para pensar y ser diferentes de cada uno de nosotros.
"En la medida en que los abusos [de la libertad de expresión] no pueden separarse de su uso, el abuso debe ser tolerado en vez del uso destruido"
Thomas Jefferson