14 de noviembre del 2002
El mundo de la desinformación
Yachay
EE.UU. no es el único lugar donde la libertad de expresión
ha sido negativamente afectada. El "efecto 11 de setiembre" ha tenido alcance
global. Los conflictos sociales y políticos se extienden a lo largo de
una enorme cantidad de países, en los cuales -peligrosamente- se asocia
a veces disidencia política con terrorismo. La mayoría de personas
se guían de las informaciones otorgadas por los grandes medios de masas,
pero éstos medios dependen demasiado de los grandes poderes económicos,
y éstos de los políticos. La información pasa por tantos
filtros, parámetros corporativos y autocensuras (amenazas directas o
miedo a perder los puestos de trabajo), o proviene tan directamente de las fuentes
gubernamentales, que el producto final puede ser llamado "desinformación"
y provoca que connotados periodistas como John Pilgey realicen un llamado a
hablar de las verdades que no nos dicen.
Una opinión consultiva emitida el 13 de noviembre de 1985 por el Sistema
Americano de Protección a los Derechos Humanos, afirmaba que el monopolio
público o privado de los medios de prensa atenta contra los derechos
humanos por violar la libertad de expresión y el derecho a la información,
en tanto restringe "informaciones que serían falsas a criterio del censor"
y en tanto intentan "moldear la opinión pública según un
solo punto de vista".
Resulta evidente que un escenario convulsionado por la guerra no es el único
en el que las informaciones noticiosas son manipuladas o falseadas, tal como
reconoce la BBC. El lingüista y analista político Noam Chomsky afirma
que es el mismo sistema comunicacional de los mass media, tan engarzado
con los intereses de las grandes corporaciones, el que impide una información
auténtica, estableciendo un sistema que en vez de informativo él
califica de "propaganda": inculcar la visión del mundo de los que detentan
el poder económico y político.
Es célebre la entrevista televisiva que el periodista británico
Andrew Marr, de la BBC, le realizó al investigador del MIT en 1996. Allí,
Chomsky afirma que el modelo de propaganda domina los medios de comunicación,
y llega a decirle a Marr: "Yo no digo que usted se autocensure - estoy seguro
de que cree todo lo que dice, lo que yo digo es que, si usted creyera algo diferente,
no estaría sentado donde está sentado".
Al proceso de desinformación establecido por razones ideológicas,
se suma el devenir general de los medios de comunicación. El periodista
polaco Ryszard Kapuczinsky afirma que los medios, en su último estadio
de evolución han asumido un modelo de periodismo enfocado al negocio
y al entretenimiento de masas, con lo cual los viejos ideales periodísticos
de búsqueda de la verdad permanecen sólo como una reliquia del
pasado, a la cual -sin embargo- periodistas poco sinceros acuden con frecuencia.
En los países con escenarios políticos y sociales más convulsionados,
la libertad de prensa enfrenta mayores riesgos, pues los periodistas se exponen
a una violencia directa que puede terminar en encarcelamientos, secuestros,
desapariciones y asesinatos, según los informes de Reporteros Sin Fronteras
y de la Federación Internacional de Periodistas correspondientes al año
2001. En este escenario, Internet también aparece como una gran alternativa
por su rapidez para brindar información (incluso de manera bidireccional,
quebrando el tradicional código emisor-receptor), por su naturaleza virtual
que le hace más resistente a las censuras y clausuras, e incluso por
su posible anonimato, que puede contribuir a brindar una mayor seguridad.
Sólo dos países como ejemplo. En Argentina, diversos informes
sobre la situación de la prensa señalan que las amenazas y hostigamientos
contra la labor periodística han crecido al igual que la crisis económica
y política, y al igual que las actividades y protestas de las organizaciones
populares y ciudadanas. Sin embargo, los grandes medios de comunicación
contribuyen, repartiendo adjetivos o dando una visión polarizada y simplificada
de la realidad, a criminalizar los movimientos sociales, hecho peligroso por
cuanto éstos ya son objeto de una represión policial que toma
preocupantes connotaciones ilegales en forma de amenazas y secuestros.
Proyectos informativos como el portal Argentina Indymedia aprovechan al máximo
los recursos de Internet para informar en tiempo real acerca de las protestas
en las calles y de los actos de represión ilegal, invitando a los ciudadanos
a convertirse ellos mismos en periodistas y a brindar su versión de los
hechos.
Por otro lado, en España, donde el conflicto vasco ha costado la vida
de varios hombres de prensa, la decisión del juez Baltasar Garzón
de prohibir toda forma de expresión al partido político Batasuna,
afirmando que forma parte del entramado terrorista de ETA, chocó contra
la muralla tecnológica del Internet pues la página web de la organización
prohibida no pudo ser cerrada con la facilidad con la que los contingentes policiales
clausuraron sus locales políticos.
Si la medida del juez Garzón contra Batasuna ya había sido controversial,
su decisión de ordenar a los proveedores de internet españoles
el bloqueo desde España a la mencionada página (contratada en
Australia y alojada en EE.UU.) fue calificado como un acto que viola el derecho
de todos los españoles a estar informados, en beneficio de la imposición
de un pensamiento único.
La reciente entrada en vigencia de la Ley de Servicios de la Sociedad de la
Información y Comercio Eléctrónico (LSSICE) también
ha desatado una polémica entre quienes defienden esa norma legal por
considerar que ordena el "caótico" y "delincuencial" ciberespacio y entre
quienes la denuncian como un instrumento que permite el recorte de libertades
y que favorece a las grandes corporaciones en desmedro de los proyectos independientes.
Sin embargo, los medios de comunicación masivos no han facilitado información
precisa sobre la ley, que llega a comprometer la privacidad de los ciudadanos,
llegando incluso a existir casos de censura directa. Nuevamente, aquí
Internet se alza como el soporte que mejor propicia el debate y la información.
El "efecto 11 de setiembre" también se ha hecho sentir en España
con la detención de 4 jóvenes libertarios y "okupas" que han sido
ingresados a prisión y afrontan penas de hasta 15 años de cárcel,
acusados de asociación ilícita y lesiones terroristas. Mientras
los grandes medios de masas resaltan y difunden como primicias las versiones
policiales y gubernamentales, medios de comunicación alternativos como
IndyACP, La Haine o Radio Klara denuncian un montaje policial destinado a criminalizar
los espacios políticos y sociales independientes y alternativos.