El gran anhelo de la mayoría siempre ha sido acceder a los medios de comunicación y hasta el momento las minorías gobernantes se habían encargado de evitarlo. Hoy en día las nuevas tecnologías van aproximando al ciudadano los medios de comunicación, no sin que las grandes empresas obtengan sus onerosos beneficios, y aquel siente la necesidad de utilizarlos y la frustración de su desconocimiento. Nos encontramos en un periodo de alfabetización audiovisual donde nos vemos atrapados en la vorágine tecnológica aplicada a la comunicación.
Cuando crees dominar una tecnología ya ha aparecido otra que la sustituye y supera, esto va creando un proceso de amor-odio ante los medios, que supuestamente nos facilitaran el acceso al intercambio de información mundial no jerarquizada, de un claro carácter esquizofrénico. En todo caso el ciudadano medio vive ante un fenómeno de efervescencia comunicativa, donde la información es todo y todo es información, y nadie quiere quedarse atrás.
Los distintos grupos sociales se van acercando más o menos tímidamente a la comunicación en red. Internet es el punto de acceso a la información, a la comunicación más democrática, que nos plantean las nuevas tecnologías y las empresas que las sustentan. La red ha crecido tanto, en tan breve espacio de tiempo, que se ha llegado a afirmar que "lo que no esta en la red, no existe", algo que ha planteado serios problemas de identidad, no solo a las empresas que han visto como alguien les limpiaba su dominio (dirección) en la red, sino también a muchos de nosotros. No hay problema el mercado lo regula todo, y ya ha regulado que todos podamos estar con solo nuestro nombre, eso si acabado en ".name", luego si estamos existimos. Mejor así.
Todos queremos estar, y contar, y comunicar, ahí es donde estriba el segundo problema ¿Qué contar? ¿Qué comunicar? Qué les diré yo a los otros, a los que quieran escuchar, o leer, o mirar, porque el camino de la nueva comunicación es multimedia. A se me olvidaba, como podrán responderme, si no les gusta que me lo digan. Ya me gustaría a mí poder decirle cuatro cosas a José Luis Moreno, tras las insufribles noches de los sábados.
Cuando nos agrupamos, después de tortuosas reuniones, en algunas ocasiones creemos saber que decir, y siempre hay alguien que propone que se vea en color e imagina la televisión. La ilusión de la tele es buena, el problema es ver algo destacable con un mínimo de calidad porque el medio de comunicación interactivo, democrático, y al alcance de todos, es pobre en recursos, es decir en ancho de banda, así que todos a pensar como expresar lo que deseamos con lo que hay, o a esperar que salga la versión superior, de lo que sea: hardware o software, que nos arregle el cuerpo.
En el inacabable camino hacia una comunicación global (de todos para todos) que promete la red de redes (tras encontrar incontables obstáculos, los que sobrevivamos a la última versión de Internet Explorer versus Bill Gates), puede que encontremos el cielo de la información interactiva.
Esperemos, por tanto, que lo que ahora llamamos televisión -el medio de comunicación por excelencia- sea, en un futuro, un bien de todos hecho por todos y para todos. Y por supuesto que lo encontremos en Internet 2 para que se vea bien.