Medios y Tecnología
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La Jiribilla
11/01/04
Una agrupación de bibliotecas y sitios Web tienen nueve
días de audiencias en un tribunal de Filadelfia para exponer sus quejas contra
la aplicación de una ley, aprobada por el Congreso en diciembre de 2000, que
obliga a escuelas y bibliotecas con acceso a Internet a utilizar filtros para
proteger a los menores.
Argumentan que la Children's Internet Protection Act cambia la naturaleza de
las bibliotecas, que de sitios ideados para ofrecer información pasan a ser
lugares donde inconstitucionalmente se restringe. La CIAP deniega financiación
pública y descuentos en la adquisición de tecnología (que se conceden a través
del programa e- Rate) a los colegios y bibliotecas públicas que no instalen
en sus equipos medidas de protección tecnológica, es decir, filtros que impidan
el acceso a contenidos que se consideran perjudiciales para los menores.
Lo curioso es que entre los demandantes, además de la American Library Association
y la American Civil Liberties Union, se encuentra el congresista republicano
Jeffrey L. Pollock, quien impulsó la ley hasta que se dio cuenta que uno de
los más populares programas de filtrado de contenidos —que funcionan con listas
negras de URLs y búsquedas de palabras clave censuradas— bloqueaba el acceso
al sitio Web de su campaña electoral. Para Pollock, se trata de un caso de buenas
intenciones que conduce a malos resultados.
La American Civil Liberties Union afirma que la ley limita la libertad de expresión,
mientras que otros critican la utilidad de los filtros, que dejan pasar material
censurable mientras que bloquean otros sin motivo.
Los defensores de la CIAP alegan que esta permite a las comunidades locales
decidir que tecnología quieren utilizar y qué contenidos quieren filtrar «para
que las mentes de los niños no sean contaminadas».
De echarse abajo esta Ley, sería la tercera ocasión que la justicia censura
las intenciones del Congreso de hacer lo propio con los contenidos de Internet
para proteger a la infancia. La Communications Decency Act de 1996 fue declarada
inconstitucional por el Tribunal Supremo porque iba en contra de la libertad
de expresión protegida por la Primera Enmienda, mientras que la Children's Online
Protection Act también ha recibido varapalos de los tribunales, aunque está
pendiente la decisión del Supremo.