Medios y Tecnología
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3 de febrero de 2004
El activismo en Internet: nuevos espacios de lucha social
Dênis de Moraes*
Las entidades se valen de Internet mientras canal público de comunicación, libre de reglamentaciones y controles externos, para diseminar informaciones y análisis que contribuyan para el fortalecimiento de la ciudadanía y para la crítica de las de hegemonías constituidas.
Dentro y fuera de Internet, diferentes organizaciones sociales promueven iniciativas y campañas contra la exclusión de grandes contingentes poblacionales de los beneficios del progreso. También reivindican la distribución social de la riqueza producida por el trabajo colectivo y, principalmente, políticas públicas que protejan el bien común y permitan una existencia más digna al conjunto de la población.
Gracias a la plataforma digital, los llamados a la movilización social atropellan husos horarios y desconocen rejas de programación. Las distancias geográficas son atenuadas por instrumentos peculiares de interconexión, como correo electrónico, boletines y listas de discusión Con esos recursos, los intercambios se tornan más rápidos y accesibles Surgen campañas a la distancia (como los manifiestos virtuales de la Amnistía Internacional y de los Reporteros Sin Fronteras en favor de los derechos humanos y de la libertad de prensa), en el compás de causas que se globalizan (combate al hambre, desarrollo sustentable, preservación del equilibrio ambiental, derechos humanos, democratización de los medios de comunicación, fin de los controles de patentes por los países de la G-8, respeto a la autodeterminación de los pueblos, etc.).
Los websites ofrecen también bases de datos compartidos y grupos de discusión de políticas públicas y asociaciones en eventos de ámbito global, casi siempre articulados a través de Internet (caso de las movilizaciones del Greenpeace contra agresiones ecológicas y las amenazas nucleares). Esas experiencias buscan compatibilizar programas específicos con causas supranacionales, integrando las diferentes secciones regionales una misma organización en torno de acciones de corto, medio y largo alcance. El objetivo estratégico es fortalecer lazos comunitarios dentro de frentes de actuación compartida de oposición al ideario neoliberal, que menosprecia la organización social y descalifica la política como acción pública transformadora.
El compromiso con causas sociales se manifiesta en campos de intereses diversificados (educación, salud, derechos humanos y laborales, ciudadanía, minorías y etnias, medio ambiente, ecología, desarrollo sustentable, defensa del consumidor, cooperativismo, habitación, economía popular, reforma agraria, Sida, sexualidad, niños y adolescentes, religiones, combate al hambre, empleo, comunicación e información, arte y cultura). Pueden ser diferentes las metodologías de actuación (movimientos autónomos o redes), los horizontes estratégicos (corto, medio y largo plazos) y la amplitud (internacional, nacional, regional o local). Esas variables, muchas veces, hacen convergir formas operativas y actividades.
Internet pone en evidencia esfuerzos de intervención de los movimientos sociales en la escena pública, gracias a la singularidad de divulgar, en cualquier espacio-tiempo, varias actividades y expresiones de vida, sin someterlas a jerarquías de juicios. En el ciberespacio, las ONGS pueden producir manifestaciones en diferentes momentos y locales determinados, sin pero estar presas a un lugar o tiempo en particular.
En esa perspectiva, las ONGS activistas componen redes de organismos independientes ligados por aparatos tecnológicos, con el objetivo de repartir competencias, recursos, costes y espacios. Con la migración para la Web, las entidades adhieren a la comunicación en tiempo real, sin centros fijos de difusión.
La militancia virtual deja entrever la posibilidad sustantiva de fortalecer los campos de resistencia al neoliberalismo, desdoblándose en campañas, manifiestos, informaciones en tiempo real, talleres de contrainformación, cursos a la distancia para formación de activistas y centrales de denuncias de violaciones de derechos humanos. Los modelos de difusión apoyados en procesos participativos tienden a favorecer la articulación y la convergencia entre distintos organismos sociales, al mismo tiempo que contribuyen para reducir la dependencia a los medios tradicionales, con su crónica desconfianza en relación a los movimientos comunitarios.
El mosaico comunicacional de la Web refuerza, así, los campos de resistencia a la concentración de la media, permitiendo que ideas humanistas se expresen en el perímetro del espacio político desterritorializado. La mayoría de los movimientos tienen en mira las ventajas de corto, medio y largo plazos de la comunicación virtual: los bajos costes; difusión ilimitada; velocidad de transmisión; ruptura con las directivas ideológicas y mercadológicas de los medios tradicionales; autonomía para definir campanas, actos públicos y denuncias; apertura de espacios cooperativos.
Los avances alcanzados por los organismos sociales en el campo de la comunicación virtual no deben, todavía, alimentar falsas ilusiones. Es necesario profundizar propuestas de comunicación electrónica y conciliarlas con demandas del público. Además de eso, nos deparamos con un fenómeno al mismo tiempo veloz (debido a la expansión tecnológica) y lento (por cuenta de hábitos culturales y políticos ni siempre fáciles de actualizar). Otro factor a considerar: los movimientos sociales no forman un todo armónico. La heterogeneidad de idearios, identidades y prácticas se refleja en usos y apropiaciones distintos de las herramientas comunicacionales, ahí incluida las de Internet. Por más que redes y colectivos virtuales aproximen y combinen líneas de intervención, no caracterizan, naturalmente, totalidades válidas en cualquier situación.
No se trata, por lo tanto, de soñar con la perfección del mundo digital, habilitado a suplantar las corporaciones de media, en el actual escenario de transnacionalización de las industrias de información y entretenimiento No podemos menospreciar la fuerte ofensiva de los imperios de media para fijar en Internet sus mecanismos de dominio (audiencia, publicidad, contenido, influencia ideológica). Ni debemos ignorar la exclusión digital y el descompaso tecnológico, que aún restringen el acceso a la Web en los países periféricos. La universalización de los accesos a Internet depende del desarrollo de la infraestructura física de la red y de una política tecnológica consecuente para el sistema de telecomunicaciones en general. La mayor parte de los accesos proviene de las clases medias y ricas. Por ejemplo, de los más de cinco mil municipios brasileños, no llegan a 15% Y hay desequilibrios regionales graves respecto al número de ordenadores por habitantes y al acceso a las infraestructuras de telecomunicaciones. Por ejemplo, Brasil, situado entre las diez mayores economías del mundo, está en penúltimo lugar, en número de usuarios individuales, ordenadores personales, líneas telefónicas y servidores de Internet.
Para consolidar la visibilidad de los movimientos sociales en Internet, es preciso tornar las páginas más conocidas, lo que implica expandir alianzas e intercambios entre los websites afines; divulgar intensivamente las páginas junto a sectores de la sociedad civil, tanto por medios convencionales cuanto por boletines y eventos electrónicos; realizar seminarios sobre estrategias de comunicación virtual; mejorar los programas de búsqueda y los árboles de links.
Un ejemplo de esfuerzo para multiplicar la visibilidad y la presencia en Internet de un conjunto de publicaciones electrónicas y websites anticapitalistas es el Nodo50 (www.nodo50.org). En 1º de febrero de 2004, esta red sin fines lucrativos reunía 769 organizaciones civiles, ofreciendo links para sus páginas y convocatorias de campañas, manifiestos, eventos y actos públicos antiglobalización. Nodo50 demuestra la viabilidad de alianzas y proyectos compartidos de divulgación a favor de los derechos de la ciudadanía. Con actualizaciones constantes, es alimentado por las informaciones enviadas por sus asociados y ofrece diversos espacios de colaboración (acepta materias enviados también por lectores) e interactivos (salas de conversación, murales y mecanismos de búsquedas). Así, Nodo50 opera como espacio común de actuación de una gama de acciones políticas y sinergias culturales que se expresán a través de la Web.
Seis puntos son esenciales a la consolidación de los usos sociales de Internet por movimientos organizados: 1) definición de estrategias de comunicación que aprovechen plenamente las potencialidades creativas y de las redes multimedias; 2) participación de las comunidades y de las organizaciones de la sociedad civil en la gestión de redes y de los espacios públicos de difusión a través de Internet; 3) oferta diversificada de contenidos y servicios virtuales, respetándose las peculiaridades locales, regionales y nacionales de los diferentes públicos-blancos; 4) aumento substancial del número de usuarios, lo que depende de la superación de dificultades económico-financieras (costes de ordenadores, líneas y tarifas telefónicas, proveedores de acceso); 5) mejor formación para los periodistas e profesionales de comunicación que actúan en los websites, y para eso son importantes los seminarios de actualización y los talleres de contrainformación, como también técnicas de simplificación de procedimientos informáticos, cursos y entrenamientos; 6) ampliación de los proyectos públicos de inclusión digital, armonizando soluciones tecnológicas con los programas educativos y estrategias de difusión que contribuyan para la formación cultural de individuos y grupos.
Providencias como esas son decisivas para hacer sobresalir, también en la esfera pública virtual, las reivindicaciones sociales, la crítica a los efectos perversos y antisociales del capitalismo y rescatar una cultura de solidaridad entre los pueblos.
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* Dênis de Moraes es doctor en Comunicación y Cultura por la Universidad Federal del Río de Janeiro y profesor y investigador del Programa de Posgrado en Comunicación de la Universidad Federal Fluminense, en Brasil. Es autor, entre otros libros, de Por una otra comunicación (2003), El concreto y el virtual: medios de comunicación, cultura y tecnología (2001) y El Planeta Medía: tendencias de la comunicación en la era global (1998).