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6 de diciembre del 2003

Nuevas cifras sobre el número de desaparecidos en Argentina


Prensa Latina

Las organizaciones de derechos humanos analizan hoy las nuevas cifras de víctimas de la dictadura militar argentina (1976-1983) surgidas de documentos que acaban de ser desclasificados en Estados Unidos.

De acuerdo con esa información, sólo en el período que va desde el golpe de estado castrense de marzo de 1976 a mediados de 1978, 22 mil personas fueron desaparecidas en este país sudamericano como resultado de la represión contra los opositores del régimen.

Esa cifra fue considerada por el batallón de inteligencia 601 del ejército argentino y mencionada en un informe elaborado por el espía chileno Enrique Arancibia, según consta en los documentos del departamento de estado norteamericano desclasificados hace dos días y difundidos ahora en esta capital.

A mediados de 1978 Arancibia reportó a sus superiores en Chile que la cantidad de personas desaparecidas desde 1976 era de 22 mil y estaban enumeradas en un listado con nombres. Actualmente, el oficial de la inteligencia chilena está preso en Argentina, donde hace dos años fue enjuiciado y condenado a reclusión perpetua como partícipe necesario en el asesinato en Buenos Aires del general chileno Carlos Prats y su esposa en 1974.

Hasta ahora, las estadísticas más conocidas sobre el número de muertos y desaparecidos durante la dictadura aparecían en el informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), el cual contiene los nombres y apellidos, fechas de detención y otros datos de nueve mil personas.

Otras organizaciones de derechos humanos y en sentido general todos los medios periodísticos sostienen que la cifra total de víctimas fue de 30 mil, aunque sin una relación nominal. La documentación desclasificada en Estados Unidos fue dada a conocer por The National Security Archive, una organización no gubernamental norteamericana.

Otro texto sacado a la luz pública hace dos días confirmó que el gobierno estadounidense conocía y apoyó la política de exterminio de opositores practicada por la dictadura militar argentina tras adueñarse del poder en 1976. Ese respaldo fue expresado el 7 de octubre de 1976 por el ex secretario de estado norteamericano Henry Kissinger al canciller de la primera junta castrense argentina, César Guzzetti, durante una reunión que ambos sostuvieron en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York.

Los documentos desclasificados dicen que Kissinger consintió con el exterminio emprendido por la dictadura, pero reclamó rapidez para evitar las críticas de los legisladores de Estados Unidos contra la violación de los derechos humanos en este país.