Reportajes
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13 de mayo de 2003
Entrevista al fotógrafo Sebastiao Salgado
El mundo en blanco y negro
Carolina Fernández
Revista fusión
El economista Sebastião Salgado abandonó su profesión en los años 70 para dedicarse a su recién descubierta pasión. Desde entonces, puede decirse que es el fotógrafo de los desfavorecidos. Su cámara ha servido para captar imágenes que han dado la vuelta al mundo. Escenas terribles de las consecuencias de la pobreza, de la injusticia y de la insolidaridad. Las mismas en cualquier lugar del mundo.
"La democracia ahora mismo está más amenazada que nunca por el poder casi totalitario del sistema financiero global"
"La solidaridad y la idea de comunidad hoy es lo principal para mí. Vivimos en comunidad y tenemos que comportarnos como animales comunitarios que somos"
"Lula no ha llegado al poder surgiendo de la nada. Hay una base muy fuerte, por eso pienso que realmente es sólido lo que puede conseguir"
Brasil, India, Mozambique, Zaire, Hong Kong, Sudán, Indonesia, Tanzania. En todas sus imágenes el protagonista es común. El hombre. En cualquier lugar del mundo se puede contar la misma historia. La pobreza. El hambre. La huida. La injusticia. La emigración. La ausencia de futuro y de esperanza.
Sebastião Salgado nunca usa flash ni toma fotografías en color. Con su Leica al hombro, prefiere el silencio del blanco y negro para reflejar lo que siente al contemplar una imagen. Espera que quien visite una de sus exposiciones, regrese a casa, al menos, un poco transformado.
-¿Cuándo empezaste a dedicarte de manera profesional a la fotografía? ¿De qué manera influye tu formación económica en el enfoque social que le das a tus trabajos?
-A principios de los 70 mi mujer se compró una cámara para sus proyectos de arquitectura. A partir de entonces la fotografía entró en mi vida de una manera brutal, tanto que pensé en dejar realmente todo. Lo hice en 1973. Abandoné la economía, que había estudiado siempre dentro de las ciencias sociales, para dedicarme a la fotografía. Claro que viniendo de un país con tantos problemas como Brasil, y con una trayectoria militante en la izquierda muy fuerte, el día en que me metí en la fotografía, necesariamente yo salí en dirección a la fotografía social. La base de la economía me ha dado una ayuda muy fuerte para hacer los análisis, elegir a dónde voy y los temas que voy a trabajar.
-Tu fotografía ¿mueve de alguna forma a la rebeldía?
-No creo que mis fotos muevan a la rebelión de ninguna forma. Mis fotos solas no son nada, absolutamente nada. Pero mis fotos con todo un sistema de información, con un grupo de organizaciones humanitarias que trabajan con ellas, utilizadas por instituciones, sí. Juntos podemos hacer algo.
-De todos tus trabajos ¿cuál consideras más optimista?
-En fotografía hay un trabajo que terminé el año pasado y que va a salir publicado en un libro, sobre el fin de la poliomielitis en el mundo. Dentro de cuatro o cinco años no habrá más poliomielitis en el planeta. Yo trabajé en India el año pasado. Hace diez años en India había doscientos mil casos de polio al año, este año pasado tenían menos de cuatrocientos casos. Es fabuloso.
-¿Qué nuevos campos vas a explorar próximamente?
-Posiblemente mi fotografía la voy a orientar a partir de ahora en dirección a la naturaleza, a la denuncia de situaciones, un poco ligada al desarrollo sostenible y a la recuperación ambiental. Voy evolucionando dentro del movimiento social del que formo parte. Yo creo que así ha sido siempre mi fotografía.
-En Brasil, la llegada al poder del Partido de los Trabajadores, de Lula, parece que trae una nueva esperanza, tanto para el país como para la izquierda en general.
-No creo que vayamos a tener unas reformas radicales. Para mí Lula no es un iluminado que llegó empujado por un movimiento popular instantáneo. Ha sido un proceso muy a largo plazo. Se ha tardado más de 30 años en crear el Partido de los Trabajadores y llegar al poder. Yo creo que las cosas se harán a través de muchas reformas y de muchos cambios en las leyes y en los comportamientos.
-¿Será posible para Lula llevar realmente a cabo una política basada en la solidaridad? ¿Será capaz de hacer frente a las presiones externas, especialmente de Estados Unidos?
-EE.UU. está en una posición que necesita calmar las cosas en América Latina, por eso no creo que vayan a presionar a Brasil, ni a Europa tampoco. Además, la propuesta de Lula es una propuesta de distribución de renta, que va a crear consumidores, que va a ofrecer una base de desarrollo para la industria, por eso no veo una gran resistencia externa. El problema va a estar dentro de Brasil, principalmente con el sistema financiero brasileño, porque es un sistema muy mal acostumbrado a recibir unos beneficios fabulosos. Para hacerse una idea, el año pasado la productividad del sector agrario no llegó al 1%, el sector servicios e industrial no llegó al 2%, mientras que en el sistema financiero, principalmente en el sector bancario, la productividad ha sido del 22%.
De modo que para mí el problema va a venir de ahí. Si se llegase a organizar una coexistencia pacífica con este sistema y regular este sector, yo creo que tendríamos la oportunidad de crear realmente un país.
-El modelo de agricultura, que empobrece a los campesinos, deberá dar un giro importante.
-Sí. En Brasil la agricultura es una agricultura del negocio agrario, de gran volumen de dinero, de gran superficie de tierra. El desarrollo rural brasileño ha ido hasta ahora en esa dirección. Yo creo que con Lula las reformas van a ir dirigidas hacia la redistribución de renta, y la propiedad de tamaño familiar. Es más o menos la lucha del movimiento de los Sin Tierra. Uno de los objetivos es evitar el éxodo rural en Brasil, que ha sido brutal en los últimos años. En 35 años hemos pasado del 80% de población rural al 80% de población urbana. Este cambio en la política podría favorecer el regreso de población al campo.
-¿Qué perjuicios ha causado en Brasil este modelo de agricultura intensiva?
-Lo peor de la agricultura intensiva es que son muy pocos propietarios, muy ricos, con enorme concentración de renta. La mano de obra es una categoría de trabajadores temporales contratados por intermediarios, de manera que la hacienda no tiene ningún tipo de compromiso empresarial con ellos. Es terrible, porque no es sostenible ni ecológicamente ni socialmente. Son deformaciones dentro de un modelo de exportación de monocultivo que lleva a una destrucción de la naturaleza y una deformación del comportamiento social.
Brasil necesita muchas divisas para equilibrar su balance comercial, y la agricultura intensiva está fundamentalmente orientada hacia la exportación, dentro de una lógica de economía global, no una lógica para la economía brasileña.
Pero esto no es verdad sólo para Brasil. Es algo que hay que cambiar en este planeta.
-La tierra en manos de unos pocos.
-Sí, pero hoy estas empresas ya no pertenecen a terratenientes, sino que pertenecen a los bancos, empresas de grandes capitales. Cuando hablamos de una hacienda grande en Brasil nos referimos a unas 80 mil hectáreas. Es como una provincia entera aquí en España. Son empresas de centenas de millones de dólares. Los grandes terratenientes tradicionales de Brasil, dueños de los latifundios, son cosa del pasado.
-Brasil es una referencia en la lucha antiglobalización. ¿Qué supondrá el hecho de que el próximo año el Foro de Porto Alegre se celebre en otro lugar?
-Se celebrará este año en la India, pero volverá en años alternos, porque es necesario tener una base semifija. Pienso que los dos años en Brasil han sido necesarios para afianzar el principio de este movimiento, y hoy yo creo que los resultados han sido muy interesantes. Todo el movimiento antiguerra, por ejemplo, ha sido una idea básica lanzada en Porto Alegre y coordinada a partir de las instituciones que allí se crearon.
Está siendo muy interesante lo que pasa en Brasil hoy. El movimiento de los Sin Tierra es una referencia fabulosa, pero también hay otras cosas muy interesantes, los Sin Techo en las grandes ciudades; todos los grupos que estamos luchando por la recuperación ambiental, etc. Lula no ha llegado al poder surgiendo de la nada. Hay una base muy fuerte, por eso pienso que realmente es sólido lo que puede conseguir.
-¿Que piensas de todo el movimiento social global contrario a la guerra?
-Me parece muy interesante este movimiento planetario anti-violencia, anti-guerra. Es muy fuerte que países considerados como grandes aliados americanos, como Turquía, den la sorpresa general y no permitan la penetración de fuerzas americanas dentro de su territorio; que en un país como España, el gobierno imponga una posición, que no es la que quieren los españoles; que Inglaterra, cuya población también está contra la guerra, mantenga una postura de aliado tradicional de Estados Unidos que está haciendo explosión dentro del mismo partido... Todo lo que está sucediendo es una definición.
También se está definiendo el gobierno americano, al atacar sin la autorización de las Naciones Unidas, lo que le está llevando al aislamiento.
-¿Qué cambio de valores hace falta de cara al nuevo siglo?
-Si yo tuviera que elegir una cosa, sería la solidaridad y la idea de comunidad. Hoy es lo principal para mí. Es la idea de que vivimos en comunidad y tenemos que comportarnos como animales comunitarios que somos. Para mí es crucial. Además de eso, tenemos que descubrir el debate. Yo creo que estamos entrando en un momento fabuloso de la humanidad, y que desde Porto Alegre el diálogo es una variable importantísima dentro de este modelo. Hoy se ve en Europa el debate que se está generando a través de las manifestaciones. Hemos recibido durante mucho tiempo unas imposiciones, un punto de vista preestablecido, pero hoy yo creo que hay un cuestionamiento global a todas las cosas. Posiblemente así podamos llegar a la verdadera democracia, porque ahora mismo está más amenazada que nunca por el poder casi totalitario del sistema financiero global, y por el aparato militar brutal que hay en Estados Unidos.
-Has estado trabajando recientemente en España. ¿Qué opinión te merece el momento que vive nuestro país ahora?
-España para mí está viviendo un momento muy fuerte. Es un país que quedó muy rico, millonario. Veo la cantidad de plata que hay aquí y me deja paralizado. Por ejemplo, el Banco Bilbao Vizcaya llega a Brasil y compra el banco del Estado de San Pablo, por billones de dólares. Hace veinte años esta plata no existía, ¿de dónde ha salido? Este es el sistema financiero que hemos creado. Hemos hecho una transferencia de toda la riqueza que tenía todo el planeta, a ese veinte por ciento de arriba, del norte, que lo ha concentrado todo. Toda la humanidad trabaja pero la riqueza sólo se concentra en algunas partes.
Por otro lado, es un momento que yo creo que más que nunca necesita un debate, que está llegando. La experiencia que yo he tenido recientemente en Valencia es muy interesante. La cantidad de propuestas alternativas es muy grande, muy fuerte, así como el número de jóvenes organizados en la cultura, teatro, movimientos de calle, debates públicos. La necesidad de discusión va aflorando de una manera increíble. Es la semilla que ha sido plantada y hoy tiene el terreno propicio para crecer. En este país, que ha pasado tantos años bajo una dictadura brutal, yo creo que va a aflorar algo muy, muy interesante. ?
Algunas obras publicadas: Otras Américas * Sahel, el fin del camino * Workers (Trabajadores) * Migrations (Migraciones) * The children (Niños) * Terra.