Confesiones de Fraile
El agente Fraile pudo alertar y detener sobre las pretensiones y sabotajes
a los hoteles, uno de los objetivos prioritarios de Fundación Nacional
Cubano Americana
Bajo ese título fue publicada por la Editorial Capitán San
Luis una historia real de terrorismo. Su autor, Percy Francisco Alvarado, estuvo
bajo otra piel infiltrado en las organizaciones terroristas de Miami. Aunque
su identidad es pública desde 1999, lo traemos en exclusiva a las páginas
de Juventud Rebelde, porque las razones de su lucha son las mismas que sostienen
cinco héroes cubanos prisioneros injustamente en cárceles de Estados
Unidos
Deisy Francis Mexidor
Juró servir con su vida a la revolución latinoamericana.
Ratos libres casi no tiene. Si alguna vez albergó aspiraciones
literarias, pensó que sus triunfos vendrían por los caminos de
la poesía. Graduado en Ciencias Políticas. Asegura ser un hombre
"hecho a la costumbre, extremadamente romántico, alegre y también
miedoso".
Percy Francisco Alvarado Godoy, el agente Fraile, estuvo 22 años
vinculado a los Órganos de la Seguridad del Estado; en 1999 su identidad
se hizo pública durante el juicio al terrorista salvadoreño Raúl
Ernesto Cruz León. Actualmente es especialista en Inmobiliaria CIMEX,
donde le confiesa a Juventud Rebelde que aún se siente útil
y que solo pide en su vocación infinita de soldado "¿qué más
puedo hacer?"
—¿Dice su pasaporte que usted nació el 18 de julio de 1949 en Guatemala?
—Efectivamente, en el departamento de Escuintla, un lugar que se encuentra al
sudeste del país. Mi padre era un oficial de la guardia, fue capturado
y tuvo la posibilidad de hablar con Jacobo Arbenz, a partir de ahí se
incorporó al proceso, al tal grado que se convirtió en uno de
los últimos defensores de la revolución democrática guatemalteca.
"Él estuvo defendiendo la plaza de Chiquimula cuando la invasión
mercenaria de Carlos Castillo Armas, en 1954. La acción fue realizada
por obreros y campesinos desarmados, algunos pocos policías que se enfrentaron
contra aviones piloteados por norteamericanos y contra fuerzas sumamente pertrechadas.
La masacre fue muy grande.
"Pudimos salir de la ciudad. Mi mamá acababa de tener a una de mis hermanas
que contaba con solo cuatro días de nacida. Al tratar de llegar a la
capital tomamos un camión de volteo, nos escondimos en un patio donde
había equipos pesados; pero nos tiroteaba un avión, y mi mamá,
en un gesto desesperado de rabia, salió al medio de la plazoleta gritando:
‘gringos, hijos de puta, no nos rendiremos’. A mí nunca se me olvidó
esa experiencia que demostró la hidalguía de mi gente, muestra
del naciente antiimperialismo en mi familia; pero lo que definió los
caracteres de mis padres fue el exilio.
"Mi papá se vinculó a los obreros argentinos, fue dirigente sindical
e ingresó a las filas del Partido Comunista Argentino. Nosotros vivíamos
en un caserón grande que se llamaba El Mirlo y hasta allí iban
casi todos los latinoamericanos de aquella época que andaban exiliados.
"Mi padre intentó sumarse a la lucha del Ejército Rebelde; como
no pudo, cuando triunfa la Revolución el primero de enero de 1959, decidió
venirse para acá con todos sus patojitos y solo cinco dólares
en el bolsillo. Así es como llega la familia Alvarado Godoy a esta Isla.
Mi padre marcó mucho mi vida y fue también un revolucionario anónimo."
—Por eso le pregunto: ¿Qué camino existe de Mercy a Fraile?
—De Mercy a Fraile existe un camino no trazado. Mi papá fue el agente
Mercy de los Órganos de la Seguridad del Estado. Estuvo vinculado a todo
el proceso del Che en Bolivia. Es quien, además, le da la noticia a Tania
de que había sido admitida como miembro del Partido Comunista de Cuba.
"Pero el camino entre nosotros no existe en apariencia, pues ni mis padres supieron
nunca que yo estaba vinculado a la Seguridad ni yo tampoco supe que mis padres
lo estaban.
"Me enteré un día. Cuando se descubre mi identidad me invitan
a un lugar donde supuestamente iba a dar una charla, para sorpresa mía
al llegar a un teatro lleno y con una gran solemnidad me dijeron que era el
momento de entregarme los facsímiles de los documentos originales de
mi padre Carlos Alvarado Marín —Mercy— los cuales habían sido
custodiados en silencio durante más de 36 años. ¡Te imaginas!
"De Mercy a Fraile el único vínculo que hubo fueron las raíces
antiimperialistas que se habían cimentado en el seno de mi familia y
el deseo inmenso de retribuir cada uno a Cuba con un pequeño aporte
por la gran ayuda que ha dado a nuestros pueblos."
—¿Cuál es, desde el punto de vista personal y humano, el mayor sacrificio
que tuvo que hacer?
—Tal vez el no haber compartido con mis padres la alegría que experimenté
aquel día de septiembre de 1977 cuando se me reclutó para que
cooperara con la Seguridad del Estado. Hubiera querido salir corriendo y decirles
que estaba viviendo un momento muy hermoso y trascendental.
"Pero las circunstancias me obligaron a partir de ese instante a transformarme
en una persona muy distinta, tuve que hacer dejaciones paulatinas y dolorosas,
fue un paso muy difícil, quizás ese fue el mayor sacrificio, porque
no me afectaba solo a mí íntimamente, en el sentido de que sufría
muy adentro el no poder explicarle a la gente que yo seguía siendo el
mismo Percy. Tener que callar frente a quienes convivía fue muy duro,
porque afectó a personas que me querían y a las que pude haber
dañado".
—¿Sintió el rechazo alguna vez?
—De mucha gente...
—¿Incluso de sus padres?
—De ellos no fue rechazo. Mi viejo se sentó infinidad de veces a conversar
conmigo para "persuadirme". Recuerdo que en cierta ocasión me comentó:
‘Mirá, vos; Cuba ha sido buena con nosotros y no creo que es justo lo
que estás haciendo. Toda tu familia ha tenido una historia y estás
dañándola’.
"Sé que le dolía el que yo lo escuchara y que aparentemente no
diera una respuesta. Nunca hubo entre nosotros un encontronazo fuerte, solo
creo que ellos murieron pretendiendo rescatar al hijo ‘descarriado’ y en eso
no se cansaron jamás, fueron obstinados al tratar de ‘reorientarme’."
—¿Por qué lo nombraron Fraile?
—Soy muy divertido, esa es la palabra. Una gente muy cantarina, donde hay una
orquesta me meto y canto. En ese sentido soy extrovertido, por supuesto que
esas características nada tienen que ver con un fraile, no encajan, pero
es que también a la hora de seleccionar el nombre de los agentes hay
que tratar de que por sí solos desinformen.
—¿Cómo se tejió la leyenda?
—Soy extranjero, así que podía viajar con frecuencia entre Miami
y La Habana. Tenía la cobertura de que era un paquetero, un organizador
de negocios. A la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) no le interesaba
que yo estuviera allá sino aquí.
—¿Podría caracterizar a algunos de los elementos con los cuales hizo
contacto en Miami?
—Tuve la oportunidad de penetrar tres organizaciones contrarrevolucionarias,
o de poseer, al menos, vínculos con algunos de los personajes de esos
grupos.
"En Comandos L mi relación era con Agustín Pérez Medina,
una persona con la que ventilaba posibles abastecimientos de armas en Cuba.
Ese hombre estuvo metido en preparativos de atentados contra el Comandante en
Jefe y en otras acciones terroristas.
"Me orientaron que seleccionara algunos puntos en la costa para realizar esos
abastecimientos de armas para que desde aquí yo realizara los atentados,
pusiera las bombas...
"Con la Fundación Nacional Cubano Americana fue con la que más
estrechos lazos logré, además de con Cuba Independiente y Democrática,
porque me convertí casi en el correo de Hubert Matos para acá.
"En el caso de la FNCA hago contacto el cinco de noviembre de 1993 a través
de un conocido que me presentó a Luis Zúñiga Rey, uno de
los directivos de la Fundación, un espécimen que iba a Ginebra
a atacar a Cuba introducido ilegalmente en la delegación norteamericana.
"A pesar de que este Zúñiga alardeaba de ser un defensor de los
derechos humanos, no tenía el menor escrúpulo para captar individuos
con vistas a que realizaran acciones terroristas en Cuba. Él participó
directamente en el reclutamiento mío, en el de Orfilis Pérez Cabrera,
el agente 18 de la FNCA, y de Manuel Inda Ramos, el agente 22 de la FNCA, ambos
neutralizados por nuestros Órganos de la Seguridad, entre otros.
"Es un tipo que constantemente sale en la prensa, que se reúne
con senadores y con gente de la política, del Congreso de Estados Unidos,
que viaja por ciudades europeas para hacer acusaciones de que aquí se
violan los derechos humanos. En fin, que se mueve con fachada política,
pero tiene un trasfondo terrorista terrible.
"Apenas me captaron me plantearon los propósitos de la Fundación
a través de su ala secreta llamada Frente Nacional Cubano, cuya misión
era realizar acciones violentas en Cuba y echarle la culpa a supuestos miembros
descontentos de las Fuerzas Armadas y del Ministerio del Interior."
—¿Para ellos existía esa red aquí?
—Bueno, mediante esa célula había hecho algunas "acciones". Era
el jefe y en apariencia parte de los trabajos que se realizaron se debieron
a nuestro "grupo", por eso sin ningún tipo de reparo Luis Zúñiga
me dice que uno de los objetivos debía ser un restaurante famoso de Ciudad
de La Habana: La Bodeguita del Medio y el Hotel Nacional.
"Desde los años 1992-1993 la FNCA tenía la convicción de
que para golpear económicamente a Cuba había que asestar golpes
al turismo, centro neurálgico en medio del período especial.
"Después el trabajo operativo me lleva a conocer a Alfredo Domingo Otero,
una persona de amplia experiencia terrorista. Que había estado al servicio
de la CIA.
"Mira, Alfredo Domingo Otero fue citado a juicio por el intento de atentado
contra Fidel en Isla Margarita, está directamente vinculado a otro alto
directivo de la Fundación: Francisco José Hernández Calvo
(Pepe Hernández), el que dio el fusil para ese fallido atentado, además,
participó en el financiamiento de casi todos los planes para intentar
asesinar al Comandante en Jefe en las cumbres iberoamericanas. Verbalmente Pepe
Hernández me plantea la realización de acciones que iban dirigidas
a socavar la base económica del país.
"Todos ellos se pasean por Miami libremente, tienen sus negocios personales
ahí y hacen la contrarrevolución a la luz pública."
—¿Cuál es el denominador común de cada uno de esos personajes?
—Salieron de Cuba como resultado del proceso revolucionario, se marcharon cargados
de odio hacia la Revolución cubana y hacia Fidel, por eso ha sido una
constante en ellos pensar en la eliminación física del Comandante
en Jefe, ese es el punto de partida.
"Otro aspecto, además de ese odio ya enfermizo, es que tienen una larga
trayectoria como terroristas y a todos ellos en algún momento de su vida
los preparó la Agencia Central de Inteligencia (CIA)."
—¿Y Luis Posada Carriles?
—Luis Posada Carriles, realmente no pensé que iba a chocar con él.
La Fundación había diseñado ya en la etapa ulterior de
nuestro trabajo que se realizara la voladura del Cabaret Tropicana a través
del agente Orfilis Pérez Cabrera, el agente 18. Luis Zúñiga
Rey le había dado las orientaciones concretas, pero la acción
no pudo materializarse porque Orfilis fue neutralizado.
"Paso entonces a ser el centro de atención de esa ala terrorista y a
la larga retoman los planes de la voladura de Tropicana. Yo debía poner
900 gramos de C4 en dos objetivos, o sea 450 gramos en uno y 450 gramos en el
otro.
"Para recibir el entrenamiento fui a Guatemala. Llego el 21 de noviembre de
1994 enviado por la Fundación con pasaje, hoteles y todo pagado por ellos.
Debía encontrarme allí con quienes me iban a adiestrar en el manejo
de explosivos.
"Estuve tres días reunido con esas personas en el Hotel Camino Real,
de Ciudad de Guatemala. Resultaron ser, y nadie lo esperaba, Luis Posada Carriles
y Gaspar Jiménez Escobedo.
"Según me habían explicado Pepe Hernández y Alfredo Domingo
Otero, quienes me iban a preparar eran gente de absoluta confianza y que además
de eso se movían con mucha libertad en esa nación y conocían
bien a todo el mundo en Guatemala, que no había ningún problema
de seguridad, que eso estaba garantizado.
"Posada Carriles fue normal, vi su cicatriz en el rostro y voy a ser honesto:
la cara me pareció familiar. En determinado instante pude haber sospechado,
pero es que las fotos que existían hasta ese momento eran de cuando su
participación en Barbados..."
—¿Entonces él no se presentó como Luis Posada Carriles?
—No. Incluso no se presentó con ningún nombre. Quien habló
y se explayó y me dijo: "Me llamo Pumarejo", fue Gaspar Jiménez
Escobedo. Le repliqué, por una cuestión de chispa: "Ah, Pumarejo,
por Gaspar" y me respondió que sí. Y aquí en Cuba la gente
sabe quién fue Gaspar Pumarejo.
"Así, en una habitación del hotel me enseñaron a manejar
los explosivos. No llevó mucho tiempo; no porque yo fuera buen alumno,
sino porque son muy buenos profesores, dominan a la perfección esas artes."
—¿Nunca sospecharon?
—Salgo a la luz pública por una decisión adoptada, de lo contrario
hubiera seguido siendo Fraile, estoy seguro, aunque hubo un momento crítico
para mí que fue cuando me entregaron los 900 gramos de C4, y las bombas
no explotaban, lógicamente.
"Empezaron a pedirme cuentas y puede ser real que hayan sospechado, pero me
agarré de que ellos me habían engañado, porque el propio
Posada Carriles me dijo que era una pólvora líquida que solo haría
ruido y que no mataría a nadie. Ya aquí se comprueba que eran
900 gramos de C4, estábamos hablando de palabras mayores.
"El único recurso que me quedaba, obviamente, era encabronarme con ellos
y el encontronazo que tuve con Alfredo Domingo Otero fue del carajo."
—A su juicio, entonces, ¿por qué Cuba debe tener ojos y oídos
en Miami?
—Soy testigo de que Cuba en más de una oportunidad alertó al gobierno
norteamericano de que se estaban gestando acciones terroristas contra nuestro
territorio y sobre la existencia de grupos para cometer tales hechos, sin embargo,
jamás tomaron una medida.
"Ante todos estos hechos cómo esperar de la administración
yanqui una respuesta para detener la actividad terrorista de esos grupos. Hoy
más que nunca se hace necesario tener la presencia de gente que sean
capaces de arriesgar sus vidas para infiltrar esas organizaciones y ahí
está lo paradójico. Una de las cosas que se le criticó
a Bush a raíz de los atentados del 11 de septiembre, fue la incapacidad
que tuvieron la CIA y los servicios de inteligencia de Estados Unidos para penetrar
organizaciones como Al Qaeda.
"El propio gobierno norteamericano ha instruido a sus órganos de inteligencia
para infiltrar a las supuestas agrupaciones terroristas; sin embargo, esto nos
hace caer en el doble rasero de la política estadounidense: su selectividad
acerca de quién es terrorista y quién no. Obviamente, la FNCA
y todos los grupos de extrema derecha que operan contra Cuba no reciben ese
calificativo, se arrogan el derecho de no percibirlos como tales y tildan muchas
veces de terroristas a otras organizaciones y movimientos de liberación.
"Los que politizan el enfoque del terrorismo son, precisamente, los gobernantes
norteamericanos. Cuba ha planteado la disposición de cooperar en la lucha
contra el terrorismo, pero para luchar de verdad hay que enjuiciar a Posada
Carriles y a todos los que han hecho acciones contra Cuba, eliminar las bases
financieras y organizativas de apoyo a la contrarrevolución y parar las
agresiones contra la Isla."
—¿Temió alguna vez por su vida?
—Pienso que desde el momento en que uno se infiltra en un grupo enemigo y más
en este tipo de grupo, integrado por criminales sin escrúpulos, está
arriesgando el pellejo y si me preguntaras en qué momento mi vida anduvo
en peligro te contesto que siempre lo estuvo.
"En el caso nuestro es posible que no hubiese terminado en una cárcel
norteamericana, porque sencillamente esa gente te desaparece y ni mi familia
ni nadie se habrían enterado de mi paradero.
"Claro que temí por mi vida. No te voy a decir que soy un hombre valiente,
tengo miedo, tuve miedo en muchos momentos, pero también miraba hacia
atrás, hacia mis viejos, y estaba convencido de que para mí no
había otra opción que seguir adelante. Si los había traicionado
en apariencias, no podía traicionarlos de verdad y creo que en ese mismo
principio es en el que se han educado Fernando, Antonio, René, Ramón
y Gerardo y otros que integran la larga lista de héroes anónimos
de la Patria."
—¿Cómo definiría muy brevemente las tres misiones principales
que le dio la Fundación Nacional Cubano Americana?
—Recopilación de información sobre objetivos económicos,
políticos y sociales en Cuba, con vistas a buscar dentro de ellos vulnerabilidad.
"Introducir medios, propaganda enemiga y dinero falso para desestabilizar el
país.
"Y las misiones más violentas estaban encaminadas a preparar acciones
terroristas contra la Isla así como estudiar y analizar la posibilidad
de atentados contra la figura de Fidel."
—¿Y su tarea como Fraile?
—Penetrar las organizaciones terroristas y alertar a Cuba.
—¿Qué le sugiere la palabra Patria?
—Me hace recordar tantas cosas. A veces digo Guatemala, Argentina, Cuba; Cuba,
Argentina, Guatemala, no me viene en un orden, lo que implica que Patria para
mí es un concepto mucho más amplio y, además, a la Patria
la veo como tú, como mis hijos, como Fidel.
—¿Cómo está Percy?
—Bien. Tengo escrito cuatro libros más, actualmente hago la historia
de mi padre y lo titulé De paso por la tierra y el amor.
"Pero están terminados Laura, que es un reflejo de la lucha
guerrillera en Guatemala, en un país de América en la década
del ’60; Aquí las tardes son más grises, una novela que
trata sobre la penetración de un agente de la Seguridad cubana en las
filas de Alpha 66, grupo terrorista de Miami, y Pedrito Toj, acerca de
las masacres en Guatemala, son relatos de hechos reales aunque sus personajes
son ficticios."
—¿Es un hombre feliz?
—Sí. Sigo siendo también un eterno enamorado. Me he casado varias
veces y tengo tres hijos. Actualmente creo haber encontrado la persona que me
da felicidad, porque no existe la pareja perfecta. Soy feliz con el reconocimiento
y con el respeto del pueblo, eso es importante y es a la vez un gran compromiso,
es un termómetro para medir nuestros actos cotidianos. En sentido general
soy feliz por el optimismo de que en esta batalla vamos a ganar.
Juventud Rebelde Digital
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