¡Todos en pie, salgamos a la calle para que nuestras voces se sigan escuchando!
ACCIÓN Y ACTIVISMO: CASI HEMOS LOGRADO IMPEDIR LA GUERRA .
Ali Abunimah .
Traducido para Rebelión por Manuel Talens .
"La guerra", o para ser más precisos la agresión masiva de una superpotencia incontrolable contra un país pequeño e indefenso, comenzó con precisión en el momento previsto, si bien con un "ataque" localizado de "sólo" cuarenta misiles, en vez de los cientos o miles que la propaganda del Pentágono nos había anunciado. El ataque masivo, se nos dice, todavía está por llegar. ¿Qué haremos ahora?
Incluso antes de que Bush emitiera su ultimátum, siempre estuvo claro que los halcones de Washington tendrían su guerra. La guerra fue siempre probable, casi inevitable hasta el final. Pero ha sido en ese "casi" donde muchos encontraron la esperanza y la motivación para hacer todo lo posible como individuos y como parte de una movilización global sin precedentes para intentar detener esta locura. Y ahora, ¿qué?
La mente intenta comprender la enormidad de lo que está por suceder, el miedo y el terror que las gentes de Bagdad están sintiendo mientras, acurrucados en sus casas, esperan quién sabe qué. Más allá de lo inmediato, el sentido de la humillación empieza a comprender lo que significa que la gran ciudad de Bagdad, como Jerusalén, Belén, Ramala y Hebrón, será ocupada por un poder extranjero, mientras los árabes observan como espectadores desvalidos. ¿Como evitar la tentación de sentarse a contemplar este horrible espectáculo?
Es también difícil oponerse a un sentimiento de culpa, pues aquí, en los Estados Unidos, la vida continúa como algo normal para la gran mayoría de la gente. Vamos de compras, al trabajo, comemos, damos los buenos días a nuestros vecinos, seguros de que ellos y los hogares que dejamos estarán aquí al regresar. Para nosotros, la participación en la guerra es algo opcional. Y si realmente decidimos implicarnos, nuestra participación se limita a mirarla como uno mira un acontecimiento deportivo. En el canal 32 puedo ver la guerra. Si no me gusta, puedo cambiar al canal 7 y enterarme de quién llevará qué y llegará con quién a la ceremonia de los Oscars de la próxima semana.
Las ridículas noticias de los noticieros locales de televisión sobre como montar un "kit de supervivencia" para "usted y su familia" sólo subrayan lo lejos que estamos de cualquier peligro palpable, personal.
Tales "preparativos", como bien demostró el atentado del 11 de septiembre, sólo dejan claro que si el peligro es real y masivo, cualquier preparación personal resulta inadecuada. El Código Naranja (¿o es Rojo esta vez?) apesta a tentativa desesperada de hacernos creer que estamos implicados en la acción, de asustarnos para que apoyemos la guerra.
Las lumbreras ya predicen que el movimiento pacifista se desvanecerá cuando los ciudadanos de los Estados Unidos y del Reino Unido "se unan en apoyo de las tropas". Se trata de un sentimiento comprensible. Pero deberíamos resistir la presión que busca convertir en virtud el ciego conformismo. Si la guerra era injusta antes de comenzar, los bombardeos no la vuelven justa de repente. Sigue siendo injusta. Debemos oponernos a ella. Yo apoyo a las tropas. Apoyo que no se las envíe a morir en un país lejano que no representa amenaza alguna, ni a matar inocentes ni a destruir y ocupar su país. Apoyo que las repatríen de inmediato. Ningún soldado estadounidense o británico debería morir en esta guerra. También deberíamos recordar que el ejército de los Estados Unidos se nutre de manera desproporcionada de las capas sociales más desvalidas, de aquellos a quienes la ausencia de instrucción, el racismo, la industria de las prisiones y la cada vez mayor desigualdad económica les niega su ración del sueño americano, por lo que se ven obligados a alistarse. Los imperios siempre han enviado a luchar a los más pobres, a los menos cultos, a los más marginados.
No tiene por qué ser así. Debemos hacer lo posible para oponernos a esta guerra y a los "valores" degradados de sus promotores.
Podemos hacer muchas más cosas, en vez de sólo verla por televisión Primero, he decidido negarme a mirar la cobertura de esta "guerra" en la televisión estadounidense. Cualquier información útil que pudiera ofrecerme estaría descompensada por el daño que sufriría mi salud mental y mi cordura tras exponerme a la regocijada belicosidad y a la ignorancia de organizaciones que sólo cumplen la función de propagandistas del gobierno estadounidense y de sus armas de destrucción masiva. Esa "cobertura" no nos muestra lo que está pasando, sino que despliega un velo de irrealidad entre el espectador y los acontecimientos en Irak. En cambio, miraré únicamente los canales extranjeros por satélite y navegaré en internet. Leeré los periódicos.
Veré los reportajes de primera mano de los grupos pacifistas de Irak y de quienes han decidido permanecer en Bagdad como auténticos embajadores ante el pueblo iraquí de la opinión mundial contraria a la guerra.
Segundo, incluso si el movimiento pacifista global ha fracasado en su objetivo primario de impedir un ataque estadounidense contra Irak, me diré a mí mismo que no fracasó y que su labor no ha hecho más que comenzar. Todos nosotros, millones de personas en el mundo entero, casi hemos logrado impedir la guerra. Casi. Sin nuestra oposición los Estados Unidos podrían haber sido capaces de atraer a su causa más que a esa chusma de gobiernos de pacotilla que denominan "coalición de aliados". Ni siquiera convencieron a Turquía. El presidente del gobierno español, a pesar de su belicismo oportunista, ni siquiera tiene el apoyo de las tropas españolas, y ello debido a que el pueblo de España está en pie, casi unánimemente contra la guerra.
Quienes estén pensando que nuestra oposición ha sido inútil, sólo tienen que imaginar cuánto peor estaría el mundo si los Estados Unidos atacaran Irak sin oposición alguna. Todavía tenemos mucho trabajo por hacer. ¡Todos en pie, salgamos a la calle para que nuestras voces se sigan escuchando! Ali Abunimah ( http://www.abunimah.org ) milita en favor de la paz y la justicia en el Oriente Próximo. Es vicepresidente del Arab American Action Network de Chicago y aparece con frecuencia en radio y televisión (BBC, CNN y Pacifica) como experto en asuntos del Oriente Próximo. Es uno de los miembros fundadores de Electronic Iraq ( http://electronicIraq.net ) y de Electronic Intifada (http://electronicIntifada.net ).
Rebelión, 21 de marzo de 2003 .