7 de marzo del 2003
Bush ante un mundo hostil
Alberto J. Lapolla
Rebelión
Todo llega
Hace treinta años, el jefe de la estrategia imperial norteamericana
'el mayor criminal de guerra aun en libertad del siglo XX' -al decir de Gore
Vidal- el asesino de Allende; don Henry Kissinger publicó en Clarín
un artículo anticipatorio que titulaba Estados Unidos ante un mundo hostil,
mostrando un mapa del mundo donde los países socialistas y los del Tercer
Mundo que seguían la vía no capitalista de desarrollo eran mayoría,
ocupando la totalidad de Europa, Asia, África y América Latina,
restando sólo como potencia fiel al capitalismo y a su sistema nacional-chauvinista-agresor
los Estados Unidos, incluso su aliado incondicional Gran Bretaña era
visto próximo a caer bajo la influencia del gran oso soviético
ya que para la derecha norteamericana la socialdemocracia de los 70 era quasi
comunista.
Kissinger alertaba -y amenazaba- que los Estados Unidos no podían permitir
esta extinción anunciada de su particular dominio del mundo -hamburguesas,
Coca-Cola, multinacionales, marines y Hollywood mediante- y reclamaba una actitud
activa de USA contra el seguro dominio comunista del mundo. Fue así que
la Casa Blanca contraatacó y América Latina pagó con más
de 350.000 muertos -30.000 de los cuales fueron argentinos- la destrucción
de su ola revolucionaria de los '70, abriendo paso a las dos décadas
de neoliberalismo que devastaron sus sociedades devolviéndola a la situación
colonial de los tiempos anteriores a las dos guerras mundiales. La derrota de
la Revolución Latinoamericana -al costo de los genocidios guatemalteco,
argentino, salvadoreño, hondureño, el derrocamiento y asesinato
de Allende, la invasión de la Nicaragua sandinista por los gestapistas
de la Contra y el establecimiento de los regímenes neonazis en todo el
subcontinente- paralizó y derrotó la propia marcha de toda revolución
en el mundo occidental, sentando las bases para la extensión del neoliberalismo
-forma del capitalismo desembozadamente imperial, prekeynesiano y como claro
intento estratégico de destrucción de los mercados internos como
forma de reducción y eliminación del ejército social-político-militar
enemigo; es decir la población trabajadora y sus aliados- así
como para el colapso del anquilosado sistema soviético y su particular
socialismo policial, gerencial y burocrático, bajo el doble peso de la
brutal carrera armamentista impuesta por Reagan y Tatcher -dispuestos a cumplir
a rajatabla el plan de Kissinger- que llevó al agotamiento a su paralizada
economía, así como por su necedad y total inmovilidad teórica,
política y revolucionaria desde hacía ya muchas décadas.
Así las cosas, los EE.UU., pudieron evitar la previsión de don
Henry, y llegaron al 2000 como única potencia dominante para descubrir
que la omnipotencia suele concluir en la impotencia más pertinaz.
Vamos que todo vuelve viejo Discepolín....
Hoy la derecha norteamericana -cada vez mas parecida al Hitler que ellos
ayudaron a instalar en el poder en Alemania para destruir al movimiento obrero
revolucionario europeo de los treinta y a la URSS- descubre que el haber derrotado
a la URSS y al movimiento revolucionario latinoamericano de los '70 no pudo
evitar sin embargo que la maldición del viejo Karl Marx sobre la ineluctable
crisis del capitalismo, comenzara a estallarle en las manos. El costo de haber
derrotado al proceso revolucionario anterior y de haber impuesto la pax-americana
en el resto del mundo tuvo tal magnitud de crímenes, bestiarios, atrocidades
y actitudes imperiales impunes y desembozadas que hoy el clown Bush (h) a cargo
de representar el cargo -robado, eso sí- de jefe de los hampones y cowboys
de Chicago, Detroit y Wall Street a nombre de los jefes del complejo militar-industrial-financiero,
descubre que se encuentra ante un mundo hostil, sin comprender como la profecía
de Don Henry estalla ahora en sus manos pese al enorme esfuerzo realizado por
su padre y el otro clown que lo precedió en los ochenta, en el exterminio
del peligro rojo y tercermundista.
La crisis del capitalismo norteamericano es de tal magnitud que el complejo
militar-industrial no podía aceptar el triunfo de Al Gore como eligieron
los estadounidenses ya que su simple decisión de cumplir el protocolo
de Kyoto sobre el calentamiento global y de continuar y avanzar en las políticas
neokeynesianas de Clinton hubieran obligado al núcleo central del poder
económico norteamericano a altas inversiones para reordenar y modernizar
su atrasada industria -respecto de Alemania y Japón. Por otra parte el
crecimiento y la enorme potencia expresada por el movimiento antiglobalizador
que ya había llegado a las propias costas estadounidenses -Seatle de
por medio- por primera vez desde la guerra de Viet-Nam iba adquiriendo una magnitud
y una extensión política anticapitalista, libertaria y antiimperialista
nunca vista antes -tal vez desde la extensión del movimiento anarquista
a principios del siglo XX- lo cual hacía pensar a los nazis de Washington
que no era el partido de los Clinton, los Gore y las Lewinsky el que podría
conducir el proceso de disciplinamiento y aplastamiento de los indóciles
antiglobalizadores, los pueblos sublevados contra el Tío Sam y la aparición
de nuevas potencias -China, Japón, Sudeste Asiático, Comunidad
Europea- que desafiaban la derretida hegemonía norteamericana y el sacrosanto
dominio del dólar, ya quebrado por la aparición del Euro que ya
le impedía realizar lo que había considerado un juego de niños:
someter toda América Latina al ALCA y a la dolarización, permitiendo
el flujo total e incontrolado de las riquezas restantes en el continente de
las venas abiertas, hacia las costas yanquis. Las condiciones no permitían
repetir la operación John Kennedy, Robert Kennedy, Martin Luther King
y Malcom X, así que era mejor un buen fraude y su convalidación
por la corte suprema. Luego con el saber de la CIA -papá Bush- y la mafia
petrolera -Chaney, Rove- verían como inducir al terror a la escasamente
politizada y televidente población estadounidense.
Las torres gemelas -llenas de trabajadores latinoamericanos- fueron tan útiles
al poder erectas como derrumbadas. De entrada nomás impidieron el triunfo
del sandinismo en Nicaragua: una obsesión para la derecha norteamericana.
El plan era fácil:
Afghanistán, Venezuela, Irak, tal vez Corea del Norte, Libia, debían
conocer el rigor de los marines, los bombardeos a distancia y los golpes de
Estado, había que impedir que Lula fuera presidente de Brasil, para luego
mandar tropas a Colombia liquidando a las FARC y todo bajo control....
żY Bolívar de donde salió?
Afghanistán fue relativamente fácil y televisivo, con batallas
de ficción, enemigos inventados, un lugar remoto, inhóspito y
con esos talibanes promovidos por papá Bush tan apropiados para ser demonizados,
modernizados y civilizados. Pero luego ya en abril del 2002 los gángsters
de la Casa Blanca descubrieron que algo había cambiado: pese a que Chávez
parecía un típico caudillo latinoamericano más, no fue
posible voltearlo a la manera tradicional del Gran Garrote.
Sorprendentemente pese a haber sido derrocado durante el día reapareció
en el poder por la noche, rodeado por militares tan negros y mestizos como él
y más desconcertantemente aun por varios millones de venezolanos que
bajaron de los cerros a defender su gobierno cuando constataron que se venía
una dictadura fascista de generales y empresarios prolijos, blancos y neoliberales.
Fue a partir del fracaso de la contrarrevolución en Venezuela que Bush
empezó a conocer el sabor del Viagra y a pensar -tal vez sea posible-
que a lo mejor no era sólo la URSS la única que había perdido
con el fin de la guerra Fría. Luego como en una pesadilla comenzó
la generalizada rebelión latinoamericana: Bolivia, Ecuador, Perú,
la rebelión argentina que demolió al partido norteamericano en
el poder desde 1976 y vino el triunfo de Lula en Brasil y la evidente derrota
de la contrarrevolución bolivariana con su consiguiente profundización
revolucionaria. De hecho hoy por hoy el Plan Colombia es militarmente inaplicable
pese a que el traidor a la patria Uribe clame por la invasión yanqui
a su país, al mejor estilo de Zomoza.
La reaparición de Bolívar y la rebelión generalizada de
los pueblo andinos así como la instalación de un nuevo movimiento
popular en la Argentina ha tomado por sorpresa a los Bush y cía que siguen
mirando el mundo con los ojos de la guerra fría sin comprender que la
misma ya terminó y los EE.UU., han perdido toda legitimación de
su dominio. para los pueblos del mundo EE.UU., ya no es ni por asomo el país
de la libertad -si es que alguna vez lo fue- sino el gendarme sangriento que
ataca, mata, bombardea y saquea a destajo a los pueblos más humildes
de la tierra. Sin la Guerra Fría y la URSS no hay muro ni máscara
detrás de donde esconderse; el capitalismo norteamericano hoy se muestra
desnudo ante el mundo y la imagen que ofrece es aterradora, nada lo puede disimular.
Bush y su equipo aun no lo entendieron.
Irak no es Afghanistán...
A principios del siglo XX, luego de cuatrocientos años de expansión
europea occidental y cristiana contra todos los demás pueblos y culturas
de la tierra restaban 500 millones de musulmanes. Hoy suman más de 1.500
millones, siendo la religión que más ha crecido en el mundo, como
una esperanza de redención y justicia para cientos de millones de desheredados
del planeta. Y ese islamismo que crece después del colapso de la URSS
y los partidos comunistas es esencialmente popular, antinorteamericano, antiisraelí
y antiimperialista. Este despliegue creciente de fuerzas mundiales antiyanquis
hacen probable que EE.UU., no pueda atacar Irak y que si lo hace comience su
colapso imperial tal como Francia e Inglaterra debieron recular su ataque contra
Nasser en los '50, iniciando su ocaso colonial.
EE.UU., quiere atacar a Irak para frenar a Europa, a China y rediseñar
el mapa del Medio Oriente para fortalecer al pequeño Hitler de allí:
Sharon y su apartheid israelí. Es cierto que desaparecida la URSS toda
la política norteamericana y en particular la de los republicanos -brutales,
toscos, racistas, preverbales, anticomunistas, antipopulistas(sic), agresivos
e imperiales- parece una clase del marxismo clásico: hoy es muy claro
que el capitalismo -en particular su etapa imperialista- tiende al fascismo
y a la pauperización de las masas como la planta a la luz. Sin embargo
pese a todo, no parecen ser los tiempos para que Bush retome la posta de don
Adolfo; los millones en la calle en su contra, los pueblos latinoamericanos
sublevados retomando su revolución inconclusa, el gigantesco movimiento
antiglobalizador expresado en el foro mundial, la claridad mundial sobre el
objetivo de la guerra, la propia oposición de las otras potencias imperialistas
señalan que, pese a que no es una batalla menor la que está en
juego, no parecen ser los tiempos de la guerra fría los que corren y
que Bush aun no entiende que haber derrotado a la URSS no le da el derecho para
ser Teddy Roosevelt sino que devuelve el mundo a la lógica del acuerdo
Kennedy-Kruschev sobre Cuba y Turquía. No es el tiempo de Hitler, parecería
que es cada vez más el tiempo de Rosa Luxemburgo y su increíble
profecía de 1914: Socialismo o Barbarie.
18-02-2003