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NO A LA GUERRA
REFLEXIONES DE UN BOMBARDEO

28 de enero del 2002
Tribunales militares secretos. Un antecedente terrible

Juan Salinas
LA REFORMA/Al sur del sur


Juzgaran a 1.500 sospechosos de talibanes y/o miembros de la red de Osama Bin Laden sin que gocen de las minimas garantias de defensa. Tribunales militares secretos: żDel banquillo de los acusados a la silla electrica?
Tribunales militares secretos se aprestan a juzgar en la base de Guantanamo a unos 1.500 presuntos talibanes y miembros de la red Al Qaeda de los que todo se ignora, incluso sus nombres. La actuacion de un tribunal semejante durante la Segunda Guerra Mundial en el juicio a ocho comandos nazis que habian desembarcado en los Estados Unidos desde submarinos es un unico y ominoso precedente, practicamente desconocido por la opinion publica. En aquella ocasion, un tribunal conformado por siete generales los condeno a la silla electrica a pesar de que no habian llegado a cometer mas delito que aquel ingreso clandestino.


E
n la primavera boreal de 1942 y con el desembarco de sendos submarinos de dos comandos de cuatro hombre cada uno en Long Island y Jacksonville, Florida, comenzaba a ejecutarse la decision tomada por Adolf Hitler en el mismo momento en que le habia declarado la guerra a los Estados Unidos el pasado diciembre, escasos dias despues del ataque japones a la base de Pearl Harbor: llevar a la lucha al interior del territorio enemigo.

A excepcion del desastroso ataque que la caballeria de un Pancho Villa instigado por Alemania habia acometido en marzo de 1916 contra la sureña ciudad de Columbus, tal cosa no habia sucedido jamas y, a excepcion de unos solitarios globos explosivos lanzados con viento a favor por Japon sobre las costas californianas poco despues, jamas sucederia hasta el ataque suicida a las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentagono.
Hitler le encomendo la tarea al servicio secreto, la Abwher dirigida por el almirante Wilhem Canaris, y este a un especialista en sabotajes, Walter Kappe, quien habia vivido doce años en los Estados Unidos y recluto a ocho hombres que tambien habian vivido en las entrañas del enemigo.
La "Operacion Pastorius", como bautizo Kappe la primera de una serie de excursiones que imagino semestrales en homenaje a los colonos alemanes de Norteamerica, tenia objetivos ambiciosos: volar una serie de plantas hidroelectricas, fabricas de aluminio, nudos ferroviarios, puentes y canales y rematar la faena dejando a Nueva York sin agua potable y poniendo bombas en comercios judios y grandes estaciones de trenes, de modo de desatar una ola de panico.
Tal como suele suceder, el desembarco de comandos nazis en Norteamerica habia sido adelantado por el arte: a principios de 1940, cuando Estados Unidos era neutral y gran parte de su poblacion simpatizaba con una Alemania enfrentada a la antigua potencia colonial, dos cineastas ingleses, Michael Powell y Emeric Pressburguer escribieron un guion acerca del desembarco de un submarino aleman de un comando nazi en Canada, y lo filmaron al año siguiente con el titulo de Paralelo 49 y el concurso de estrellas como Eric Portman (en el papel del jefe nazi) y Lawrence Olivier.
La genial intuicion de los cineastas britanicos tenia bases materiales: desde el inicio de la guerra, Alemania, que se encontraba en una apabullante inferioridad de medios frente a Inglaterra para librar una guerra naval convencional, esto es, en la superficie, habia apostado todo a la guerra submarina, y sus U-Bootes, agrupados en manadas causaban estropicios en los convoyes de barcos que abastecian a las islas britanicas. Asi que, poco despues de que Alemania le declarara la guerra a los Estados Unidos y mientras el filme todavia no se habia estrenado, en los primeros dias de 1942, los "lobos grises" de la Kriegsmarine iniciaron su "temporada de caza" en aguas norteamericanas, enviando a trece cargueros al fondo del mar en apenas 17 dias sin importarle que muchas veces sus evoluciones se vieran desde la costa sin necesidad de usar prismaticos.
Sin embargo, la Operacion Pastorius supondria un fracaso sin atenuantes para el Tercer Reich. A pesar de lo cual y muy sorprendentemente, Hollywood jamas haria un misero telefilme sobre esta resonante victoria de sus servicios secretos, victoria que le valdria al director del FBI, John Edgar Hoover, su primera condecoracion cuando estaba cerca de cumplir dos decadas en el cargo.
La razon de esta renuencia se halla, previsiblemente, mas que en la poca capacidad de los guionistas estadounidenses para los claroscuros, en el modo terrible en que el Gobierno de los Estados Unidos zanjo el asunto, cuyas consecuencias son de inquietante actualidad.
Para comprenderlo, es necesario regresar al momento en que Kappe eligio a los miembros de sus comandos, para lo que tuvo en cuenta, en primer termino, que pudieran desempeñarse en los Estados Unidos como peces en el agua, y en segundo lugar sus capacidades tecnicas y lealtad ideologica al Führer.
A los fines de este relato, interesa el jefe y su segundo del grupo que habria desembarcar en Long Island, al norte de Nueva York. Los escogidos fueron George John Dash, de 39 años y veterano de la Primera Guerra, y Ernst Peter "Stocky" Burguer, algo mas joven, quien siendo adolescente habia tenido activa participacion en el putsch de Munich (1923) el primer y fallido intento de Hitler de llegar al poder mediante un golpe de Estado y miembro de la primera hora del partido nazi.
Dash era un hombre afable y charlatan que habia integrado las organizaciones juveniles socialdemocratas y que tras la derrota de 1918, el establecimiento de la Republica de Weimar y la hiperinflacion habia emigrado a Chicago, donde habia trabajado largos años como camarero y aprendido todas las inflexiones del slang de la clase obrera norteamericana. Estaba perfectamente integrado, pero al estallar la guerra, habia abandonado clandestinamente los Estados Unidos y regresado a su patria, donde se habia afiliado al Partido Nacional Socalista Aleman (Ndsap).
"Stocky" Burger, era un hombre moreno de gran inteligencia que habia llegado a los Estados Unidos en 1927 huyendo de una justicia que lo requeria por su protagonismo en desmanes cometidos por los primeros grupos de asalto del partido nazi. En apenas seis años trabajo como mecanico en Detroit, se nacionalizo norteamericano y se enrolo en la Guardia Nacional, pero cuando Hitler llego al poder, en 1933, su fervor nazi de la primera hora lo indujo a abandonarlo todo y regresar a Alemania, donde en escasos dias se convirtio en uno de los lugartenientes de Ernst Röhm, el jefe de los grupos de choque del partido (SA). Habia escapado milagrosamente de "La noche de los cuchillos largos" (la sangrienta purga que Hitler y las SS, apoyados por los granes industriales, desataron contra las SA, la rama anticapitalista del nazismo) y logrado refugiarse en la Universidad, pero haber escrito un articulo critico sobre la Gestapo le costo 17 meses de carcel, tras los cuales habia sido enrolado compulsivamente en la infanteria de la Whermacht y enviado al frente del Este, donde habia sido herido.
El equipo se completo Heinrich Heinck y Richard Quirin, dos mecanicos amigos que habian emigrado a los Estados Unidos en 1927 y aceptado en 1939 un pasaje gratuito de regreso a su patria, donde se habian incorporado a la Volkswagen.
Ambos equipos viajaron provistos de una gruesa suma de dolares y un amplio arsenal, desde lapiceras-pistola a explosivos de alto poder, y sus jefes llevaban pañuelos con las listas de sus contactos escritas en tinta indeleble. Debian reunirse el 4 de julio, Dia de la Independencia norteamericana, en una cerveceria Cincinatti para coordinar el inicio de su raid.
Ambos equipos partieron desde el puerto frances de Brest. El primer equipo, el de Dash y Burguer, lo hizo en segundo lugar, pero a causa de la menor distancia a recorrer, llego primero.
La operacion comenzo a fracasar a escasos minutos de que desembarcara en la playa de East Hampton en medio de una niebla cerrada. Acababan de enterrar sus uniformes alemanes, armas y enseres, como estaba previsto, cuando Dasch casi se choca con un joven guardacostas, a quien le dijo que el y sus amigos eran pescadores. Estaban conversando cuando Stocky Burger emergio de entre la niebla y le hablo a Dasch en aleman. El guardacostas lo oyo y comenzo a sospechar. Tras alejar a Burguer, Dash tuvo una tensa conversacion con el muchacho, en la que combino veladas amenazas con el soborno, ofreciendole dinero que aquel acepto. Y enseguida hizo algo insolito: le pidio la linterna, la dirigio a su propia cara y le dijo que lo recordase, que seguramente se volverian a ver en el centro de Nueva York. Tras lo cual, le dio un nombre falso y le pidio al muchacho que le diera el suyo. El joven guardacostas tambien le dio un nombre falso, se dio vuelta y se fue... directamente a alertar al FBI.
Cuando los agentes del FBI llegaron a la playa, los incursores alemanes ya se habian ido. Y aunque desenterraron sus uniformes, armas y demas parafernalia, no tenian como ubicarlos. El FBI establecio una ferrea censura de prensa sobre el desembarco.
Una vez en Nueva York y hospedados en el hotel Gobernador Clinton, Dasch le dijo a Burguer que tenia la conviccion de que el guardacostas debia haberlos denunciado y que eso apresuraba una decision que ya habia tomado antes de zarpar de Brest: traicionar la operacion ante el FBI y quedarse a vivir en los Estados Unidos.
Stocky no tenia mas opcion que matarlo o acompañarlo. Tras algunas cavilaciones, opto por lo segundo. Ambos acordaron que Dasch viajaria a Washington donde procuraria entrevistarse con el mismisimo Hoover mientras Burguer trataria de mantener calmos a Heinck y Quirin.
Tras procurar inutilmente que los agentes del FBI tomaran en serio sus anuncios telefonicos de que era el jefe de un comando aleman desembarcado clandestinamente en los Estados Unidos y queria entregarse, Dash viajo a Washington el 18 de junio, mientras el segundo equipo desembarcaba en las calidas playas de la Florida.
En la sede del FBI, Dasch debio insistir mucho antes de que lo llevaran frente a D.M. Ladd, el responsable de contrapionaje de la Oficina de Servicios Estrategicos (OSS, a partir de la cual se conformaria la CIA en 1947) y encargado de reclutar agentes dobles.
Ladd, que al año siguiente se instalaria en Buenos Aires como jefe de la estacion de la OSS, recien le creyo a Dasch cuando este extrajo del maletin que portaba 83.000 dolares en efectivo. Luego declaro durante 13 horas, tiempo en el que se escribieron 254 fojas. Antes de que terminara de hacerlo, agentes el FBI habia detenido a Stocky, Quirin y Heinck. Tras lo cual y como habia acordado con Burguer, Stocky paso a cooperar con sus captores.
Probablemente Dash supiera que Hoover, cuya madre era alemana, ademas de petizo, homosexual y chantajista, era un apenas soterrado simpatizante de las teorias racistas imperantes en el Tercer Reich. Y supusiera por ello que iban que Stocky y el obtendrian un trato de privilegio. Pero Hoover espero a que los cuatro terminasen de declarar para enviarle una primera nota al presidente Franklin Delano Roosevelt en la que le anuncio simplemente que el FBI habia detenido a todos los miembros del comando nazi desembarcado en Long Island, y que pronto detendria a los de un segundo comando, sin decir una palabra del papel que habian desempeñado ambos.
La detencion de los miembros del comando desembarcado en Florida era apenas cuestion de tiempo y fue facilitada por la actitud del benjamin de los comandos nazis, Herbert Haupt, de 22 años, quien, mirandolo objetivamente, se entrego al FBI. Haupt, que habia vivido en Chicago con sus padres desde que tenia 5 años y tenia la nacionalidad estadounidense, tan pronto llego a Chicago fue a la casa de sus padres, les conto todo, se compro un auto, le propuso matrimonio a una antigua novia y luego fue por su propio pie a la oficina local del FBI con el animo de enderezar su situacion legal, pues habia huido para Alemania cuando tenia que incorporarse al Ejercito y era infractor a las leyes militares.
Solo despues de la detencion de Haupt, el FBI oficializo la de Dasch, tras lo cual un Hoover triunfal le informo Roosevelt que todos los comandos nazis habian sido detenidos, y que el ultimo habia sido Dasch, ocultandole que habia sido su rendicion la que habia conducido a los restantes agentes nazis y no al reves. A todos los detenidos el FBI les hizo los mismos cargos.
Roosevelt condecoro a Hoover, y pensando que un juicio civil y publico no redundaria en una condena ejemplar de los detenidos (que no habian cometido otro delito que su desembarco clandestino), establecio por decreto que debian ser juzgados por un tribunal militar compuesto de generales, del mismo modo que se habia hecho para juzgar al asesino del presidente Abraham Lincoln.
El juicio se desarrollo en secreto a lo largo de julio de 1942. Asesorados por el defensor de oficio, coronel Kenneth Royall (en la vida civil, un prestigioso abogado) los encausados denunciaron a Hitler y al nazismo y afirmaron que jamas habian tenido verdadera intencion de cometer sabotajes, sino que habian llegado a los Estados Unidos con el animo de desertar. Royall enfatizo ademas que era manifiestamente ilegal aplicar la ley marcial a asuntos de los que correspondia que se ocupasen los tribunales civiles. Aunque los generales sintieron impactados por su vibrante alegato, Roosevelt les adelanto que vetaria su eventual decision de inhibirse a favor de un tribunal ordinario.
Ante esta decision politica, la Corte Suprema convalido la sentencia de pena de muerte para todos los procesados, aunque atentos sus miembros a la evidencia de que Dasch y Burguer habian colaborado en el apresamiento del resto, cambiaron esas penas por las de 30 años de carcel para Dash y trabajos forzados de por vida para Burguer.
El 8 de agosto, los seis condenados a muerte fueron electrocutados, abriendo una polemica que perdura hasta hoy. Royall -que tras el fallecimiento de Roosevelt seria nombrado secretario de Guerra por el presidente Harry Truman- afirmo hasta su muerte que, aunque la hubiese perdido, aquella fue la batalla judicial mas importante de su vida.
La polemica es de plena actualidad, puesto que tras el derribo de las torres del World Trade Center, la suerte de mas de 1.500 sospechosos musulmanes detenidos en Guantanamo fue nuevamente puesta en manos de nuevos tribunales militares secretos.
William Safire, editorialista del New YorK Times afirma que esos tribunales son ilegales incluso desde la perspectiva de la justicia militar. "El Codigo Normalizado de Justicia Militar exige un juicio publico; la demostracion de culpabilidad mas alla de toda duda razonable; que el acusado tenga voz en la eleccion de los miembros del jurado y el derecho de elegir abogado, la unanimidad en la condena a muerte y, sobre todo, la posibilidad de interponer un recurso de apelacion ante civiles confirmados por el Senado", afirma.
Y concluye, tajante: "No podemos encontrar ni uno de esos derechos fundamentales en la resolucion militar de Bush por la que se establecen tribunales no autorizados para las personas que el califica de terroristas antes del juicio".


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