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Alambradas
de cuchillas y jaulas para los
"detenidos del campo de batalla" de EE.UU
Olga
Craig, Charles Laurence y David Wastell
Traducido
para Rebelión por Germán Leyens
CON LOS OJOS VENDADOS y esposados, con las cabezas afeitadas, salieron
de la barriga del avión de cargo estadounidense C141 especialmente
adaptado, a la sofocante humedad de la Bahía de Guantánamo [Cuba].
Mientras 60 marines
estadounidenses armados con ametralladores arreaban a los 20 combatientes
superiores del Talibán y de al-Qaeda –entre ellos un británico–
por la pista, algunos tropezaron y cayeron de rodillas, sus manos lanzadas
al cielo en señal de sumisión.
Cuatro, con piernas vendadas
y con sus caras envueltas en las máscaras quirúrgicas color
turquesa de los enfermos de tuberculosis, se quedaron tirados por tierra con
sus extremidades estiradas, inmóviles.
La Bahía de Guantánamo,
la remota base naval estadounidense en Cuba, es uno de los sitios más
inhóspitos del mundo.
Rodeados por aguas infestadas
de tiburones, dos alambradas de cuchillas electrificadas, y un campo de minas,
sus condiciones son duras, su régimen brutal: los prisioneros deben
haber sabido que lo que les esperaba era ser interrogadas ininterrumpidamente
y vivir en condiciones espartanas.
Los primeros de lo que
se espera serán unos 2.000 terroristas prisioneros que serán
llevados en avión a la base naval, no han recibido la protección
de la Convención de Ginebra, porque se ha decretado que son "detenidos
del campo de batalla" y "combatientes ilegales".
Las autoridades estadounidenses
declararon que aunque los hombres no recibirán el estatus usual de
prisioneros de guerra, podrían esperar condiciones "humanas pero no
confortables".
"Son detenidos, combatientes
ilegales," insistió Steve Lucas, portavoz militar de EE.UU.
"Son combatientes que
fueron detenidos por EE.UU. o por las fuerzas de la coalición de la
oposición. Su estatus legal está siendo determinado al más
alto nivel".
Donald Rumsfeld, el Secretario
de Defensa de EE.UU., ha subrayado que la primera prioridad será "extraer
información" y que cualesquiera decisiones sobre los procesos legales
y los tribunales militares vendrán más tarde.
Dijo: "Uno no se apura
con algo así. Cuando uno habla de defenderse contra acciones terroristas
contra este país y nuestros amigos y aliados en todo el mundo, se toma
su tiempo y trata de hacer bien las cosas.
"Así que usted
sabe que después de haber pasado por el primer interrogatorio, más
vale esperar un poco y ver qué clase de otras informaciones vendrán
de otra gente.
"De ordenadores, de varios
tipos de recolección de inteligencia… Uno puede arrestar a alguien
con basura en los bolsillos que podría conectarlo con alguna de las
personas que se está interrogando. Hay que ser paciente." Los prisioneros
que ya están ahí y los que llegarán en los próximos
días son de los terroristas capturados más experimentados y
fanáticos.
"Pedimos a los malos primero,"
dijo el brigadier general Michael Lehnert, comandante de la Joint Task
Force 160 que está supervisando la transferencia de prisioneros
de Kandahar en Afganistán a Guantánamo.
"Estos representan a los peores elementos de al-Qaeda y del talibán"
Los que llegaron el viernes fueron arreados a autobuses blancos y llevados
a jaulas especialmente construidas de 1,8 por 2,4 metros en las que serán
mantenidos en aislamiento.
Inicialmente, se iba a
colocar a los prisioneros en las construcciones comunales existentes relativamente
tranquilas, pero Mr. Rumsfeld –que respondió a esa idea diciendo, "Ustedes
deben estar bromeando" – ordenó que los marines de la base construyeran
jaulas de alta seguridad.
"Los primeros en llegar
están siendo mantenidos en instalaciones temporales de máxima
seguridad que fueron construidas en los últimos días," dijo
un portavoz estadounidense. "Esas instalaciones son esencialmente jaulas al
aire libre o celdas al aire libre."
Las jaulas, construidas
de vallas de alambrada con un techo de lona, están rodeadas por varios
metros de alambrada de cuchillas.
Cada conjunto será
enfocado por deslumbrantes reflectores de halógeno 24 horas al día,
para asegurarse de que los prisioneros son constantemente controlados.
Cada prisionero recibirá
un colchón y dos toallas, una para ser utilizada como alfombra para
sus oraciones. Recibirán tres comidas diarias y tendrán acceso
a "algunos artículos de tocador" – una toallita, pasta de dientes,
jabón y champú.
No recibirán frazadas
y tampoco se les dará repelente para alejar a los enjambres de mosquitos
que abundan en el pantano tropical que forma la bahía.
Ante los recientes intentos
de prisioneros de al-Qaeda de dominar a sus captores, serán vigilados
permanentemente por marines armados y encadenados.
"Será humano pero
uno no quisiera estar en su lugar," dijo un oficial superior en la base. "No
habrá libertad de movimiento."
No estaba en claro, a
pesar de algunas informaciones, si las barbas de los prisioneros –símbolos
de devoción religiosa– fueron afeitadas por sus captores.
Las condiciones de vida
en la que serán mantenidos los prisioneros y su definición como
detenidos del campo de batalla han provocado críticas de los grupos
de derechos humanos y de Miembros del Parlamento.
Amnistía Internacional,
en una carta a Mr. Rumsfeld, dijo: "Albergar a los detenidos en jaulas de
2,4 por 1,8 metros, abiertas parcialmente a los elementos, cae por debajo
de los estándares mínimos de tratamiento humano."
La organización
subrayó que los prisioneros no estarán protegidos adecuadamente
contra los elementos y dijo que el uso de vendas para los ojos y de capuchas
equivale a un trato cruel y degradante.
El teniente general Gul
Haq, antiguo jefe del servicio de seguridad ISI en Pakistán, dijo ayer:
"Pienso que es una conducta muy extraña que no hubiéramos esperado
de los estadounidenses... Están estableciendo nuevas tendencias en
el comportamiento estatal al inventar expresiones nuevas como detenidos del
campo de batalla.
"Uno puede decir sin temor
a equivocarse que están violando todas las normas de conducta y violando
la Convención de Ginebra."
Ayer, el parlamentario
laborista y presidente del comité de relaciones exteriores de la Cámara
de los Comunes, Donald Anderson, agregó su propia intranquilidad al
respecto.
Dijo: "Sea cual sea la
categoría formal, esos prisioneros tienen derechos legales y lo que
hemos escuchado hasta ahora sugiere que, sin duda, los derechos humanos están
siendo puestos en peligro".
Mr. Rumsfeld negó
esas afirmaciones, insistiendo: "No es una violación de los derechos
humanos". Dijo que como los combatientes de al-Qaeda no eran soldados, no
caían bajo los derechos otorgados a los prisioneros de guerra.
Durante su visita a Kabul,
Joe Biden, el presidente demócrata del Comité de Relaciones
Exteriores del Senado declaró que no le causaba "ningún problema"
que se utilizara la definición de "combatientes ilegales".
"Si el Departamento de
Defensa detuviera a esos prisioneros de una manera que ofendiera al pueblo
estadounidense, no duraría mucho. No puedo imaginar que suceda," dijo.
Anoche, el Comité
Internacional de la Cruz Roja dijo que no había visto evidencia de
maltrato cuando vio a los prisioneros antes de su transferencia a la base
de Guantánamo, y aceptaron la necesidad de utilizar cadenas durante
el vuelo, en vista del historial de los miembros de al-Qaeda en el secuestro
de aviones.
Información
adicional de: Martin Bentham, Kabul.
The Telegraph, 13 de enero de 2002
http://www.portal.telegraph.co.uk/news/main.jhtml?xml=/news/2002/01/13/wtal113.xml