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31 de
diciembre del 2001
Las
torres de Babel
Jaime Barcón
"…y dijo Yahveh… Ea, pues, bajemos, y una vez allí confundamos su lenguaje,
de modo que no entienda cada cual el de su prójimo"
Génesis 11,7
"Porque la ira de Dios está siendo revelada desde el cielo contra todo
tipo de impiedad e injusticia de los hombres que tienen presa la verdad en
la injusticia"
Romanos 1,18
Uno de los pasajes de la Biblia que en una primera lectura parece más
enigmático es el de la Torre de Babel. En efecto … ¿cómo entender
a ese Dios que parece querer confundir a los humanos? No sólo los pasajes
de la Biblia se prestan a diferentes lecturas: También los acontecimientos.
Los rascacielos neoyorquinos no pretendían llegar al cielo: apenas
pretendían rascarlo. Entonces … ¿Cómo interpretar la espectacular
destrucción de sus más emblemáticos representantes?
Tal vez para entender a Dios tendríamos que empezar por entendernos
a nosotros mismos. En efecto … ¿cómo interpretar la airada reacción
del Departamento de Estado Norteamericano cuando el presidente venezolano,
que fue de los primeros en condenar el atentado, recordó algo que es
una verdad indiscutible: Que los bombardeos también matan víctimas
inocentes? Y aquí viene a cuento la respuesta que dio el líder
argelino Ben Bella, a finales de los 50´s, cuando le preguntaron si no era
condenable el atentado perpetrado en la capital argelina mediante una cesta
que contenía una bomba dejada en un muy concurrido café y que
produjo muchas víctimas: "Si nos proporcionan aviones despacharemos
las bombas por vía aérea y no tendremos que recurrir a cestas".
No nos engañemos. No "aprisionemos la verdad". Las causas de los últimos
acontecimientos no hay que buscarlas en pretendidas guerras de religión
o de "civilizaciones". Las razones son mucho más prosaicas: La injusta
distribución de los bienes y de las oportunidades tanto dentro de las
naciones como entre ellas. Por ejemplo: Todos los dias los medios de comunicación
social nos "bombardean" con noticias del Medio Oriente. Lo que no suelen decir,
ya que no es tan espectacular, es que la dotación promedio de agua
de un israelita es, grosso modo, cuatro veces mayor que la de un palestino.
Algo parecido ocurre con el ingreso per capita. Y por esa vena las guerras
y conflictos de los últimos tiempos se reducen, en la mayoria de los
casos, a la aspiración de los pueblos del llamado Tercer Mundo a un
estilo de vida más parecido a los del primero.
Volvamos a Babel. Andrés Torres Queiruga (ATQ) en su libro Del Terror
de Isaac al Abbá de Jesús --Ed. Verbo Divino, 2000-- nos previene,
p. 63, sobre "los estragos que una lectura acrítica de la Biblia puede
causar en la conciencia religiosa". Naturalmente que algo similar podríamos
decir de El Corán en el que por cierto también encontramos alusión
a una torre como la de Babel. Es en la Azora 28, v. 38. ¿Y quien quiere construir
la torre? Nada menos que el Faraón de Egipto, quien era adorado como
Dios, para subir hasta el Dios, que él creía falso, de Moisés.
En la exégesis que hace ATQ de uno de los pasajes más difíciles
de la Biblia en donde Yahveh parece exigir a Abraham el sacrificio de su hijo
Isaac, ATQ concluye --op. cit. p. 83-- que lo que busca Dios es la "crítica
y deslegitimación de los sacrificios humanos". En esa vena interpretativa
podemos hacer otra lectura del Gen 11,7. Dios, entendido como la Conciencia
Colectiva de la humanidad, no quiere que nos confundamos ni que nos engañemos
con falsas justificaciones de guerras y atentados que a todas luces claman
ante los ojos de Dios. Por el contrario nos está diciendo que debemos
entendernos a nivel mundial para una justa distribución de los recursos
y oportunidades. Y si algo tiene que llegar a su fin, no es desde luego la
Historia, sino un sistema imperial que lleva ya siglos y que ha ocasionado
una división internacional del trabajo, que pudo justificarse en otros
tiempos, pero que en la actualidad es la causa de las profundas desigualdades
que observan todos los que "tienen ojos y no aprisionan la verdad con la injusticia".
Caracas, Diciembre, 2001