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Estados Unidos ha dejado de ser invencible
Carlos Aznárez
Resumen Latinoamericano
Más allá de las imágenes impactantes servidas en bandeja por las TV
del mundo, más allá del dolor por las miles de víctimas -esta vez, por excepción
a la regla, norteamericanas, y no palestinas, iraquíes, africanas, latinoamericanas,
como casi siempre ocurre-, más allá de las memeces hipócritas que debemos
escuchar de esos guerreristas disfrazados de "periodistas" y "tertulianos",
hay otras cosas para tener en cuenta en esta hora de indudable derechización
mundial.
Qué duda cabe que el Imperio ha sido duramente golpeado. No importa por quienes,
sino que ha quedado demostrada su patética fragilidad.
Lo ocurrido el martes está directamente vinculado con las miles de causas
acumuladas, con dramática y sangrienta paciencia, por los oprimidos del mundo.
Por ello no deben sorprender que mientras una parte del planeta - íntimamente
ligada al discurso de los opresores- se estremecía de dolor, el otro costado
de la humanidad daba rienda suelta a una indefinible satisfacción. Por más
chocante que esto parezca.
Si no fuera porque el pensamiento único tiene una vigencia atroz y el chip
de la autocensura complaciente que llevan los "informadores" y "comunicadores"
adherido a sus dos orejas no les permite oír el rumor de los condenados de
la tierra, lo más lógico hubiera sido que para explicar a lectores, oyentes
y millones de televidentes, las razones de estos ataques, se hubieran deslizado
algunos interrogantes:
Estamos hablando de la "democracia norteamericana" que arrojó la
bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945, causando ciento de miles
de muertos y produciendo consecuencias radioactivas terribles que aún siguen
generando víctimas. Nos referimos a quienes no tuvieron inconvenientes para
lanzar su guerra de ocupación en Vietnam, arrojando bombas de fósforo y desfolianantes
sobre núcleos masivos de población civil.
¿No son estos "demócratas" de hoy, hijos o nietos de los invasores
norteamericanos que masacraron al heroico pueblo de Santo Domingo en 1965?
¿No son acaso los mismos que lanzaron los fracasados ataques militares contra
la soberanía cubana en Playa Girón y Bahía de los Cochinos? ¿Los que bloquean
desde hace 42 años a Cuba socialista y ahora mismo intentan condenar a cinco
de sus mejores hijos detenidos en Miami? ¿No habría que recordar hoy más que
nunca la invasión de Panamá, con sus miles de muertos y desaparecidos, la
de Grenada, o la intervención directa de Estados Unidos y su secretario de
Defensa, Henry Kissinger en el golpe militar fascista en Chile? Y qué no decir,
ahora que se habla tanto de "dolor"y "terrorismo", lo
que significó el "Operativo Cóndor" llevado a cabo en Latinoamérica
para hacer desaparecer y asesinar a disidentes políticos.
¿Cuántos niños, hombres y mujeres han muerto en Irak debido a la intervención
militar y el bloqueo yanqui? Incluso, hace sólo 48 horas muy pocos diarios
recogieron la noticia de un nuevo bombardeo contra ese país, que dejó un saldo
de varios muertos y heridos.
¿Cuántos civiles murieron en los Balcanes durante los 48 días de machaque
aliado? ¿Cuántos morirán en los próximos años por culpa de tener en su cuerpo
el veneno del "uranio empobrecido?
Y por último, dejando en el tintero otros cientos de ejemplos igualmente atroces,
está la nación Palestina. Una tierra doblemente ultrajada: por el invasor
israelí y por su partenaire indispensable, el aparato bélico norteamericano.
¿No son víctimas más que inocentes los cientos de niños muertos a tiros por
la espalda, a quienes en muchos casos quiebran sus brazos o directamente se
les amputan para que dejen de tirar piedras? ¿No es eso terrorismo estatal?
Decimos esto, ahora que la catarata belicista exige "culpables"
para que el devaluado patriotismo estadounidense se sienta reconfortado.
Evidentemente ya nada será igual. Los yanquis podrán destruir uno u otro país,
de acuerdo a su particular bingo de represalias, amparados en el fervor del
grueso de su población que verá por CNN cómo sus "chicos" vengan
el orgullo herido, a costa de otras vidas tan inocentes como las de las Torres
Gemelas. Los israelíes seguramente seguirán asesinando palestinos pero la
Intifada no cesará. Los europeos -los gobiernos y también algunos paisanos
de a pie sometidos a la manipulación del que "nos atacan los islámicos"
o "todos somos USA"- invocarán al "angel exterminador"
que cada uno lleva adentro y obviamente seguirán encarcelando y torturando
a rebeldes y antiglobalizadores de todo signo. Pero algo ha cambiado para
siempre: el lado oscuro del mundo, el de los perseguidos y eternamente humillados,
sabe, está seguro, que el más cruel de los terroristas del planeta, el enemigo
sempiterno de la humanidad, ha probado por primera vez la medicina que tanto
repartió a diestra y siniestra. Casi, casi como si de una maldición bíblica
se tratara.
Carlos Aznárez, director de "Resumen Latinoamericano"