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22 de mayo del 2002
Ejecutivos de la ONU en la mira de Estados Unidos
Ian Williams
Servicio Informativo "alai-amlatina"
En la ONU y en otras organizaciones, Estados Unidos ha montado una campaña
de depuración de los funcionarios internacionales que juzga no están
alineados con su guerra al terrorismo e insiste en tener la última palabra
en todos los temas relacionados con la "gobernanza mundial".
La primera y la más importante persona en salir ha sido Mary Robinson,
la ex presidenta irlandesa cuyo trabajo como Alta Comisionada para los Derechos
Humanos de la ONU ha sido aclamado por grupos de derechos humanos en todo el
mundo. Oficialmente, se retiró luego de la renovación de su contrato
por un año. De hecho, Estados Unidos hizo un intenso lobby en contra
del intento de prorrogar su mandato. Funcionarios de la ONU y diplomáticos
occidentales también manifestaron que era una persona "con la cual es
difícil trabajar" - eufemismo común para gente que no sigue al
pie de la letra sus dictámenes. Muchos activistas de derechos humanos
consideran que ésta es precisamente su fortaleza en una organización
donde muchos funcionarios intentan no crear olas que desestabilicen al barco.
Estados Unidos no pudo perdonarle sus posiciones sobre Oriente Medio o su endoso
de los resultados de la Conferencia sobre el racismo de Durban del año
pasado, de la cual se retiraron Estados Unidos e Israel. El resto del mundo
permaneció en ella y adoptó un documento tibio y subsiguientemente
Washington comenzó su campaña para forzar la salida de Mary Robinson.
Otra víctima reciente de la campaña estadounidense fue Robert
Watson, el muy respetado presidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio
Climático (IPCC, siglas e inglés). El 19 de abril, la administración
estadounidense logró reemplazarlo con el economista hindú Rajendra
Pachauri. El Panel es (o quizá es mejor decir era) una entidad científica
independiente establecida para evaluar el grado del cambio climático
y la contribución de las actividades humanas en la "quema" de combustibles
de origen fósil. El Panel había alcanzado un consenso que no era
compartido por la administración Bush: que la actividad humana es un
factor que contribuye al cambio climático.
Previamente, en un memorando filtrado de Exxon-Mobil, ésta transnacional
había preguntado a la Casa Blanca "¿Puede Watson ser reemplazado ahora
a solicitud de Estados Unidos?". El memorando también recomendaba que
la administración Bush "reestructure la participación de Estados
Unidos en las próximas reuniones del IPCC para asegurar que ninguno de
los allegados a Clinton-Gore estuviera involucrado en la toma de decisiones".
Aparentemente, la administración Bush acató la recomendación.
Pachauri considera su designación al hecho de ser candidato del mundo
en desarrollo, pero las ONGs ambientales la atribuyen al lobby estadounidense.
Pocos días después, el 22 de abril, la derecha estadounidense
logró un nuevo éxito con la destitución de José
Mauricio Bustani, máximo directivo de la Organización para la
Prohibición de Armas Químicas (OPCW, siglas en inglés)
apenas un año luego de ser elegido por unanimidad para un segundo periodo
de cinco años. La votación fue de 48 votos a favor, siete en contra
y 43 abstenciones. La OPCW fue creada por la Convención de Armas Químicas,
que impide la producción de armas químicas. La OPCW efectúa
inspecciones de manera regular a las instalaciones de los países miembros
para asegurar que nadie haga trampas. El brasileño Bustani ha dirigido
la Organización desde su creación hace 5 años, y sus inspectores
han verificado la destrucción de dos millones de armas químicas
y las dos terceras partes de las instalaciones de armas químicas del
mundo en los últimos años. Han efectuado 1100 inspecciones en
más de 50 países. Sin embargo, desde el inicio del 2002, Estados
Unidos ha tratado a Bustani casi como si fuera una suerte de Bin Laden de la
burocracia. Los funcionarios de la administración Bush le acusaron de
"mal manejo financiero permanente, desmoralización del staff de la secretaria
técnica e iniciativas mal concebidas". Recién hace un año
había sido reelegido en forma unánime, con aplausos de todos,
incluido Colin Powell. Mas aún, el staff de la Organización señaló
que las finanzas y la administración de la organización eran controladas
no por Bustani sino por una persona designada por el gobierno de Estados Unidos.
¿Entonces que había cambiado? No fue Bustani sino Washington. Su principal
perseguidor fue John Bolton, subsecretario de Estado para el control de armas
y la seguridad internacional. Sus convicciones anti-ONU nunca le han impedido
recibir dinero de la misma Organización. Recientemente trabajó
como asistente de James Baker en la fallida misión en el Sahara Occidental.
Durante muchos años, Bolton había argumentado que Estados Unidos
debía retirarse de la ONU. Sin embargo, al mismo tiempo, Bolton trabajó
como consultor para el gobierno de Taiwán aconsejándolo cómo
ingresar a la ONU, según el periódico The Nation. Aunque Bolton
puede ser flexible en los principios, al igual que otros allegados a Bush de
la derecha dura, es implacable cuando maquina antipatías como demostró
en el caso de Bustani.
Tener a Bolton a cargo del desarmamento es como entregar a un piromaníaco
el manejo de una fábrica de juegos pirotécnicos, según
se desprende de sus últimas y duras actitudes en las conversaciones con
Rusia sobre desarme nuclear, y de la fuerte abogacía por la Iniciativa
de Defensa Estratégica (Star Wars). El primer problema que enfrentó
Bustani ocurrió cuando resistió las presiones de Estados Unidos
para definir la nacionalidad de los inspectores de la OPCW designados para investigar
las instalaciones estadounidenses. Es más, se había opuesto a
una ley de Estados Unidos que permitía al Presidente bloquear inspecciones
no anunciadas en los Estados Unidos y que impedía a los inspectores de
la OPCW retirar muestras de sus químicos. Algunos diplomáticos
sugieren que el mayor delito de Bustani fue intentar persuadir a Irak a que
firmara la Convención, lo que significaría que los funcionarios
de la OPCW podrían inspeccionar las instalaciones iraquíes. Los
halcones de la administración Bush desaprobaron estas malpensadas iniciativas.
Si Irak firmara la Convención y permitiera el ingreso de inspectores
de la ONU, dejaría a Washington sin su justificación cuasi-legal
para una acción militar contra Bagdad.
A principios de este año, Estados Unidos pidió a Brasil que solicite
el retorno de Bustani, pero el gobierno brasileño señaló
que Bustani no fue designado por Brasil sino que fue elegido por unanimidad
por la OPCW. Luego Bolton personalmente le pidió a Bustani que renuncie.
Cuando éste último se negó, Estados Unidos solicitó
al consejo ejecutivo de la OPCW que lo despida. Como este intento también
fracasó, Washington solicitó una sesión especial de los
estados miembros para despedirlo, bajo la amenaza de que Estados Unidos no pagaría
sus cuotas si Bustani era designado para un nuevo período. La mayoría
de Estados sucumbió ante este chantaje para evitar perder una agencia
de desarmamento efectiva y bien aceptada. Con esta decisión establecieron
un precedente nefasto. Como dijo Bustani "al despedirme se habrá establecido
un precedente internacional por medio del cual, cualquier directivo debidamente
elegido por una organización internacional, durante cualquier momento
de su mandato, permanecería vulnerable a la voluntad de uno o unos pocos
grandes contribuyentes, que estarían en posición de relevar a
cualquier director general o secretario general en cualquier momento".
La derecha ha sido hostil a las organizaciones internacionales o multilaterales.
Pero durante la administración Reagan, cuando por primera vez la derecha
ejerció control sobre la política de Estados Unidos, había
el temor de que Estados Unidos no podía retirarse de la ONU y dejarla
en manos de sus enemigos de la guerra fría. Sin embargo, ahora, Estados
Unidos no tiene contrapeso en la ONU, y los funcionarios de la administración
Bush insisten en ejercer la influencia que otorga el ser el único superpoder
del mundo.
Aprovechando que es indispensable en este mundo unipolar el equipo de Bush está
jugando duro amenazando en volver impotente a la organización multilateral
a menos que consiga salirse con la suya.
* Traducción libre del artículo en inglés "The U.S.
Hit List at the United Nations", el autor escribe para Foreign Policy In Focus
y ha publicado "La ONU para principiantes".