La guerra de las ondas
Txente Rekondo / GARA
La coberturainformativa de laguerra en Irak hacambiado. Los mediosoccidentales siguenconvirtiendo elconflicto en un realityshow, y, además, estála figura del periodistaque hace suyo elpunto de vista de lastropas. Sin embargo,ha nacido elcontrapunto, lastelevisiones árabesque muestran lacrudeza del conflicto.
Censura de imágenes en televisión y en internet, dificultades para que ciertas emisoras puedan desempeñar su labor, periodistas expulsados por informar... y todo ello con el único fin de ocultar una parte muy importante de los acontecimientos que se están sucediendo en Irak.
En la mayoría de las cadenas occidentales, con la CNN a la cabeza, esta invasión ha permitido el despliegue de una tecnología muy moderna para cubrir la información (teléfonos vía satélite, videoconferencias, equipos de visión nocturna...). En definitiva, los medios necesarios para mantener al público «informado» las 24 horas, en tiempo real, acercando la imagen de la guerra como parte de una nuevo reality show.
En estos días estamos asistiendo a cambios importantes, si comparamos con la primera guerra del Golfo. Por un lado, el monopolio casi exclusivo de la CNN ha desaparecido. En estos momentos, y sobre todo de cara a los países musulmanes y a sus poblaciones, las noticias servidas por cadenas como Al Jazeera, el canal Abu Dhabi, la recién estrenada al-Arabiya o la libanesa al-Manar, tienen un gran peso sobre la opinión pública de esos estados e incluso sobre sus propios gobiernos. El llamado «efecto Al Jazeera» influye sobre el conjunto de esas sociedades, y ello muy a pesar de los intentos manipuladores que desde Occidente se quieren diseñar en el ámbito de la comunicación.
El otro cambio reseñable es la sustitución de las duras medidas y censuras de 1991 por una nueva técnica, los llamados «periodistas enclavados». Estos comparten las 24 horas con «sus soldados» en el frente y junto a ellos nos van sirviendo las imágenes y la información en directo. Sin embargo, esa convivencia acaba por echar por tierra cualquier intento de objetividad, la relación periodista-tropa se hace tan directa que aquél no puede dejar de sentirse como parte de un todo, con «una misma opinión y una misma misión».
Estos periodistas no dudarán en ofrecernos la información de una de las partes de la guerra, transmitiendo a cada momento los ataques, los bombardeos... pero ocultándonos la visión de la otra parte, la de las víctimas de esos ataques. Como decía un periodista recientemente, «nos quieren ofrecer la gloria, pero no la sangre generada para conseguirla».
Mientras que la CNN nos muestra una cobertura donde no se ven imágenes sangrientas ni los efectos de los ataques, Al Jazeera muestra, además de eso, los muertos, el resultado de los bombardeos sobre población civil, el rostro de la rabia de la población... Y éstas también son imágenes del conflicto, y desde la propia cadena han señalado que «intentamos reflejar lo que está pasando realmente en todas las partes».
Mientras la mayor parte de los espectadores occidentales estamos viendo montajes de video, sesudos analistas desde la distancia, ataques que se asemejan a una función de cine o de fuegos artificiales, el mundo árabe y musulmán está en las imágenes más reales de esta invasión, que difícilmente llegarán a la «bien informada» sociedad occidental. - (*) Txente Rekondo: Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN). Diario de la guerra (dia 11)