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¿Y si el avión contra el Pentágono nunca existió?
Eso es lo que se pregunta, y se responde aportando pruebas, el
periodista francés Thierry Meyssan, director de la red contestataria
Voltaire, en su libro "La espantosa impostura".
Uno de los lados del Pentágono está en llamas, pero no por un
avión.
Página/12en Francia
Por Eduardo Febbro
¿Cuántos aviones cayeron realmente en la jornada del 11 de septiembre
del año pasado? Dos se estrellaron contra el World Trade Center, otro
cayó en Pennsylvania, precipitado a tierra por los pasajeros que intentaron
desviarlo del destino elegido por los terroristas –la Casa Blanca o el Capitolio,
según las versiones–, y un cuarto se estrelló contra una de las
alas del Pentágono. El periodista francés Thierry Meyssan, director
de la red contestataria Voltaire, asegura que la tesis del cuarto y último
avión que terminó su ruta en el Pentágono es "una
total fantasía", que ese vuelo jamás existió. El argumento
de Meyssan puede parecer en un principio irreal o exagerado pero la investigación
llevada a cabo por Thierry Meyssan y publicada en un libro que acaba de salir
a la venta, La espantosa impostura, permite la sospecha sobre la verosimilitud
del cuarto avión.
"El aparato se desintegró con el choque", escribió el
diario Washington Post, afirmación a la cual el libro La espantosa impostura
responde: ridículo y falso porque un avión de ese peso y tamaño,
un Boeing 757-200, nunca se hubiese podido estrellar contra la fachada sin que
las alas del Boeing se encastrasen en los costados. Lejos de limitarse a las
pruebas verbales, el autor se sirve de las escasas fotos de la catástrofe
suministradas por el Pentágono mismo para señalar la contradicción.
Observando en detalle esas imágenes, lo primero que salta a la vista
es la ausencia de piezas del avión en el lugar del impacto. Lo segundo,
más obvio, es que, efectivamente, si el Boeing cayó realmente
en ese lugar, ¿cómo es posible que sus alas no hayan tocado las estructuras
laterales del edificio? La tercera obviedad es que, fuera de la caja negra y
de un faro, ninguna otra pieza del aparato fue hallada en las inmediaciones
del impacto. Además, sólo el primer lado del edificio resultó
dañado como si, dice Meyssan, únicamente la nariz del Boeing se
hubiese estrellado, lo que explicaría la escasez de daños provocados.
La hipótesis de Thierry Meyssan consiste en poner en tela de juicio y
punto por punto la existencia del cuarto avión. Las contradicciones y
ausencias son numerosas y Meyssan señala con justa razón que "mientras
los documentos y los testimonios sobre el ataque de los dos Boeing contra el
World Trade Center son variados y permiten tener una comprensión indiscutible
de los acontecimientos, eso no ocurre con el Pentágono. Ningún
canal de televisión ni fotógrafo independiente fue autorizado
a filmar la escena luego del ataque". Entre las numerosas pruebas presentadas,
el testimonio "oficial" de Ed Plaugher, capitán de bomberos,
es elocuente. Durante una conferencia de prensa dada el 12 de septiembre por
Plaugher en presencia de la vocera del Pentágono Victoria Clarke, el
capitán declaró: "En cuanto al aparato, desde el interior
vimos algunos fragmentos, pero no eran voluminosos. En otros términos,
no hay restos del fuselaje ni nada que se le parezca".
¿Qué fue entonces lo que "cayó" sobre el Pentágono?
¿Un avión más pequeño, un misil? Absolutamente nada, arguye
La espantosa impostura. Para Meyssan, "las autoridades norteamericanas
trataron de hacer creer que la destrucción de una de las alas del Pentágono
fue provocada por un Boeing. Esa mentira sirvió para esconder que el
atentado fue perpetrado por personas autorizadas a circular dentro del recinto
del Pentágono y que su objetivo no era el Departamento de la Defensa
sino el nuevo Centro de comando de la Navy". Aunque en ciertos momentos
la obra de Meyssan resulte como una novela de política ficción,
la cantidad de documentos que lacomponen –todos oficiales– y, en lo que atañe
al Pentágono, la evidencia de las falencias son tan contundentes que
es imposible no hacerse las mismas preguntas que el autor: ¿Dónde están
las alas del avión? ¿Y los restos? ¿Por qué hubo tan pocos daños
en el edificio? ¿Por qué los testigos oculares del ataque ocupan todos
funciones oficiales? Las "extrañeces" rescatadas por Meyssan
no se limitan únicamente al Pentágono. El periodista francés
amplía en su libro varias informaciones ya aparecidas en la prensa francesa
a propósito de Bin Laden. Según Meyssan, la gigantesca búsqueda
de Bin Laden es también una puesta en escena espectacular, tanto como
la –ya de por sí ridícula– supuesta fuga del líder de los
talibanes, el molá Omar, quien se escapó en moto a través
de las montañas de Afganistán. En La espantosa impostura el autor
afirma que el 10 de septiembre del 2001 Bin Laden estaba internado en un hospital
paquistaní y que, ese mismo día, recibió la visita del
jefe local de la CIA.