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La última batalla del general del pueblo una historia de lealtades y mezquindades

Andrés Capelán
Comcosur al día

La muerte en horas de este mediodía del líder histórico de la izquierda uruguaya, el General Líber Seregni, da una perspectiva distinta a la decisión adoptada días atrás por el comandante de la División de Ejército II, general Francisco Wins, de volver a colocar su retrato en la galería de ex comandantes de dicho cuartel. La medida había generado significativos apoyos y malestares. Es que el cuadro de Seregni había sido quitado de los muros castrenses cuando en 1971 abandonó el Partido Colorado y se convirtió en el candidato a la presidencia del naciente Frente Amplio, la coalición que nucleó entonces a casi toda la izquierda uruguaya.

EL CAMINO DE SEREGNI

Seregni eligió ese camino -que llegada la dictadura en 1973 le costaría su expulsión del ejército y una década de cárcel- una vez que los sectores liberales del Partido Colorado fracasaron en su tentativa de candidatearlo a la presidencia por ese partido. En efecto, como lo recordó el senador Juan Adolfo Singer en el homenaje que se le efectuara al general el pasado 22 de marzo en el Parlamento, Seregni pudo haber sido candidato a la presidencia por el Partido Colorado en el año 1971, de no ser por la férrea negativa del senador Amílcar Vasconcellos, quien se opuso a la iniciativa presentada por el entonces también colorado Zelmar Michelini, debido al carácter de militar de Seregni.
Singer explicó entonces que "La objeción de Vasconcellos no se trató de una observación moral, intelectual, ni de orientación política, sino simplemente porque (Seregni) era militar. Vasconcellos dijo que no podía concebir, bajo ningún concepto, a un militar como presidente." No pensaron lo mismo quienes en ese mismo año fundaron el Frente Amplio. Seregni no sólo fue su candidato a la presidencia, sino que se transformó en figura de referencia y alma mater de la coalición. Luego de que a principios de 1984 recobrara su libertad, fue uno de los impulsores del llamado "Pacto del Club Naval," en el que los dictadores acordaron con los partidos Colorado, Unión Cívica y el Frente Amplio la realización de elecciones con candidatos y partidos proscriptos en noviembre de ese año. De acuerdo a los militares, allí también se acordó que ninguno de ellos sería juzgado por los crímenes cometidos durante los once años de dictadura.

BARBAS EN REMOJO


Según afirma hoy el diario "El Observador," los generales del ejército nacional venían analizando desde hace meses la posibilidad de volver a colgar las fotos en las galerías de las unidades donde fueron comandantes el general Liber Seregni (en la División II, pero también en la I, la que comandó en 1968), el general Víctor Licandro (presidente de la Comisión de Defensa del Frente y ex comandante de la División de Ejército III) y el coronel Pedro Aguerre (miembro del Partido Socialista y ex comandante del Regimiento de Caballería Nº 9). La eventualidad comenzó a estudiarse luego de que el pasado 24 de marzo el Presidente Argentino, Néstor Kirchner, ordenara retirar de todas las unidades militares los cuadros de los comandantes que habían sido arte y parte de la sangrienta dictadura que se inició en el vecino país ese día de 1976.
De acuerdo a las fuentes castrenses consultadas por la publicación, esta circunstancia fue un elemento determinante, ya que los militares uruguayos saben que si en las elecciones de octubre de este año triunfa el Encuentro Progresista Frente Amplio Nueva Mayoría, tarde o temprano su presidente, Tabaré Vázquez, ordenaría por lo pronto restituir dichos cuadros, ya que no descolgar los de los golpistas quienes -a diferencia de los dictadores militares argentinos- no han sido condenados nunca por sus crímenes. El comandante en jefe del Ejército, teniente general Santiago Pomoli, había fijado una reunión de generales para analizar el tema para el próximo 5 de agosto, y su intención era proceder a la restitución de las fotografías en los próximos meses. Wins le ganó de mano.

AMISTAD VERSUS MEZQUINDAD

Movido por su amistad personal con Seregni, y en conocimiento de su muy delicado estado de salud, el general Francisco Wins se adelantó a los acontecimientos y colocó en su lugar el retrato sin esperar las órdenes superiores. Conocida la circunstancia, el general Líber Seregni se manifestó reconfortado, agradecido y satisfecho. Todo lo contrario sucedió con sus colegas de armas, que no iban a restituir el cuadro de Seregni para reconfortarlo humanamente o reivindicarlo militarmente, sino meramente para ponerse a buen recaudo ante una eventual orden de descolgar algún cuadro ("aquí están colgados los retratos de unos y otros," podrían decir llegado el momento). Su mezquina idea era que Seregni muriera sin saber que había sido reivindicado por sus pares.
Fue así que conocida la restitución del cuadro, Pomoli convocó a una reunión urgente de todo el generalato en el comando del Ejército. De acuerdo a lo trascendido, en la ocasión todos los generales en bloque increparon duramente a Wins el haber dado ese paso inconsulto. Fuentes del comando dijeron a la citada publicación que incluso hubo quien consideró una "traición" la actitud de Wins, señalando que en realidad el comandante de la División de Ejército II estaba tratando de ubicarse en la mejor posición para acceder a la comandancia del Ejército si el EPFANM gana las elecciones de octubre, ya que el 1º de febrero próximo el general Pomoli pasará a retiro, y él es uno de los dos generales que pueden aspirar al cargo (el otro es el general Ángel Bertolotti). En esa línea se ubicó el comandante Pomoli, quien hizo circular dentro del Ejército una nota afirmando que la actitud de Wins "responde a coyunturas políticas circunstanciales" y "de naturaleza espuria.

UN HECHO CONSUMADO

Sin embargo, el unánime apoyo que recibió la decisión del coronel Wins de restituir el retrato del general Seregni en la opinión pública y en casi todo el espectro político uruguayo, determinó que el presidente Jorge Batlle ordenara que el cuadro permaneciera en su lugar. También manifestó su beneplácito con la restitución el ministro de Defensa Nacional, Yamandú Fau, quien al parecer siempre se entera por la prensa de lo que hacen sus subordinados. El senador Carlos Garat (Partido Nacional, Alianza Nacional), vicepresidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de Senadores, expresó que "es justa la resolución, tomándola desde el punto de vista de lo que fue el general Seregni en actividad, un general del Ejército que ocupó los más altos cargos." El diputado Walter Vener (Partido Colorado, Sanguinettismo), presidente de la Comisión de Defensa de la cámara baja, dijo que el acto de Wins es bienvenido porque contribuye a la reconciliación nacional, y con tono ácido consideró que es "importante todo lo que contribuya a que la coalición de izquierda pueda tener en su memoria una figura de notable valor y no tenga que estar apelando a José Batlle y Ordóñez o Aparicio Saravia y a los valores de los partidos tradicionales. Todos queremos defender una figura como la de Seregni, porque es suprapartidaria," agregó

LOS MISMOS DE SIEMPRE

Los únicos que no pensaron lo mismo fueron los ex dictadores y violadores de los derechos humanos nucleados en el Círculo y el Centro Militar, quienes no sólo rechazaron la restitución ordenada por Wins y cuestionaron la posterior aquiescencia por parte del presidente Batlle y el Comando General del Ejército, sino que volvieron a denostar al general Seregni. En un comunicado, el Círculo Militar calificó a la iniciativa de "infeliz, inoportuna e inconveniente," y afirmó que ella "no hace más que precipitar a nuestro Ejército a una situación innecesaria, desviándolo de su carácter apolítico en relación a un tema de índole interno y exclusivo de la fuerza.
El texto afirma que no existe "razón valedera alguna que lo justifique, precisamente en los momentos políticos por los que transita nuestro país y más aún en circunstancias en las cuales nos debemos llamar respetuosa y humanamente al silencio, para callar los sentimientos que afloran en nuestro espíritu militar," y aclara que "Este reproche no es una actitud irreflexiva, sino que se origina en circunstancias muy distintas a las actuales, que dieron motivo a decisiones tomadas en un período muy especial del país y que hoy en forma inconsulta se pretende modificar.
Por su parte, el Centro Militar rechazó "toda medida que pretenda reivindicar a ex integrantes de las Fuerzas Armadas que con sus actitudes contribuyeron en el pasado a producir lamentables fracturas en la institución." El comunicado emitido por el club de oficiales retirados al que concurren asiduamente los más connotados violadores de los derechos humanos (Cordero, Gavazzo, y Silveira, por ejemplo), condenó también "Actitudes que en su momento dieron lugar a que sus protagonistas fueran expulsados del seno de la fuerza por fallos de nuestros Tribunales de Honor, fallos que, posteriormente, fueron desconocidos por decisiones políticas que acatamos pero no compartimos.

HASTA SIEMPRE

Aún en conocimiento de la gravedad del estado de salud del ahora fallecido "General del Pueblo," esta sarta de miserables; irredentos torturadores, violadores, asesinos, secuestradores de niños, y ladrones de cadáveres (retirados y en actividad), intentaron negarle esta última satisfacción. Gracias al general Wins, no lo lograron. A su pesar, mañana, cuando la cureña oficial lleve al General Seregni hasta el Panteón Nacional, el pueblo uruguayo volverá a corear la histórica consigna de 1971: "SEREGNI, AMIGO, EL PUEBLO ESTÁ CONTIGO.
Fuerte, muy fuerte, para que nadie pueda decir que no la oyó. Para que retumbe hasta en los ruines corazones de piedra de los impunes violadores de los derechos humanos. Mañana, más allá de eventuales discrepancias y desencuentros, seremos cientos de miles los uruguayos que le daremos el "HASTA SIEMPRE" a este otro Comandante, que como aquél, y a diferencia de éstos, supo que su lugar estaba junto a "los más infelices y los menos privilegiados" y actuó en consecuencia sin importarle los precios a pagar.