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James Petras
Traducido para Rebelión por Marta Negro
Las cartas de los señores Almeyra, El Fisgón y Petro Miguel,
y Arnoldo Kraus, publicadas en el periódico La Jornada, en las
que se critica mi artículo "Israel y EEUU: una
relación única", están llenas de distorsiones, invenciones
y acusaciones calumniosas.
1. Mi artículo dice que la política de EEUU hacia Oriente Medio
y su relación con Israel están fuertemente influenciadas por el
grupo de presión israelí y adinerados e influyentes judíos
norteamericanos. Yo no escribí sobre una conspiración mundial
judía. El título de mi artículo era EEUU e Israel y hacía
referencia explícita a los judíos norteamericanos que dan apoyo
incondicional a Israel. Escribí que la política de EEUU en Oriente
Medio (no en el mundo) está fuertemente influenciada por Israel mediante
el grupo de presión pro Israel y prominentes organizaciones judías.
El señor Almeyra desvirtúa mi discusión acusándome
de escribir que EEUU es un "agente" de Israel.
2. Ninguna de las tres cartas habla de los hechos que se presentan en mi artículo:
que Israel recibe 2800 millones de dólares anuales de EEUU, más
de 84000 millones de dólares en 30 años, más de lo que
reciben África y Asia juntas; que el gobierno de EEUU veta cualquier
resolución que condene los asesinatos masivos de palestinos en el Líbano
y los Territorios Ocupados; y que el gobierno de EEUU proporciona a Israel las
armas más modernas de destrucción masiva, que significan la muerte
para cientos de niños, mujeres y activistas palestinos.
El poder del grupo de presión israelí en los asuntos relacionados
con Oriente Medio es evidente en la administración Bush. A pesar de mantener
una estrecha relación con la industria petrolífera de Texas desde
hace ya años, Bush ha dado apoyo al terror de Sharon, y condenado a Arafat
por buscar armas para proteger a su gente de los ataques israelíes, mientras
que por otro lado abastece Israel de helicópteros Apache. Las compañías
petrolíferas norteamericanas dan apoyo a los regímenes conservadores
árabes, como el de Arabia Saudí, que se opone a la violencia de
Sharon. Aún así, Bush sigue dando apoyo a Israel, en contra de
los sauditas y sus aliados de la industria del petróleo.
¿Por qué? La respuesta es evidente para cualquiera que se haya entrevistado
con alguno de los grupos de negocios de EEUU, militares, líderes religiosos
y políticos: el grupo de presión pro Israel es el más poderoso
en Washington por lo que se refiere a asuntos relacionados con Oriente Medio.
Cité las principales áreas de la política para ilustrar
la relación de EEUU e Israel: el presupuesto de ayuda al exterior de
EEUU, el blanqueo de dinero, el ataque militar de Israel contra el buque USS
Liberty, el espionaje, los votos en las Naciones Unidas, los procesos de extradición,
el perdón de ricos judíos fugitivos (Marc Rich). Ninguno de los
autores de las cartas pone en duda estos hechos. Lo que hacen es meterse en
perniciosas y deplorables calumnias al comparar mi análisis empírico
con "Protocolos de Zion". Por lo visto, el bueno del doctor Kraus nunca se ha
fijado en el presupuesto de ayuda al exterior de EEUU, ni ha leído nada
sobre la financiación de candidatos políticos por parte del grupo
de presión israelí, ni se ha fijado en los documentos de las Naciones
Unidas sobre las votaciones de EEUU en cuestiones referentes a Oriente Medio.
El señor Kraus prefiere predicar la ética de la difamación,
o aún peor, la "ética" de la censura política a quienes
documentan los antecedentes de la influencia israelí sobre la política
de EEUU en Oriente Medio a través de su poderoso grupo de presión
pro Israel.
Doctor Kraus, su defensa poco sutil de la censura sí se practica en EEUU,
pero ya no en México; y está encontrando una resistencia creciente
en Israel, donde cientos de soldados y oficiales rechazan la política
genocida de Sharon, Bush y el grupo de presión pro Israel de EEUU.
La única imprecisión de mi artículo es un error del traductor
de La Jornada, que convirtió en un siglo mi medio siglo de influencia
israelí en Washington. Aparte de esto, la traducción es excelente.
En ningún momento mi artículo se refiere a todos los judíos
de EEUU (y aún menos del mundo). Se refiere claramente a los judíos
que dan apoyo incondicional a la política de estado de Israel. Mis comentarios
sobre la presencia de numerosos espías israelíes en EEUU antes
y después del 11 de setiembre se basan en un artículo del respetado
periodista Carl Cameron, en un informe de la Fox News (12 de diciembre 2001),
y en informes de la Oficina de Contaduría General de EEUU. Algunos de
estos espías fueron detenidos y expulsados discretamente sin ninguna
protesta oficial ni publicidad alguna. Cité el artículo de Cameron
y su declaración de haberse entrevistado con numerosos oficiales de la
inteligencia de EEUU, y los relatos de estos sobre que los israelíes
podrían haber tenido conocimiento previo de los hechos del 11 de setiembre.
Estas son cuestiones legítimas que vale la pena explorar.
Intelectuales norteamericanos de origen judío, como Noam Chomsky, Norman
Finkelstein, Edward Herman y Howard Zinn, que critican a Israel y al grupo de
presión israelí en EEUU ven como se les niega el acceso a los
medios de comunicación de masas, y no tienen influencia alguna en la
política de EEUU. Con frecuencia los colonos pro Israel les acusan de
"antisemitas que se odian a si mismos" por sus críticas honestas y francas
al estado israelí, con la misma virulencia deplorable que caracteriza
a los autores de estas cartas. Es muy triste ver que individuos que en teoría
son de izquierdas se meten en polémicas que recuerdan a lo que Leon Trotsky
llamó la Escuela Stalinista de la Falsificación. Estoy abierto
al debate y a las críticas sobre mis ensayos, pero sólo si se
basan en los hechos y las teorías que presento, no en calumnias dirigidas
a silenciar las voces de argumentos medidos y razonados.
La calumnia es el último recurso de la ignorancia. Continuemos el debate
– por supuesto. Pero sobretodo, rechacemos las voces autoritarias que quieren
convertir el diálogo en un monólogo a través de la censura
y las acusaciones difamatorias.
Para quienes estén interesados en mis análisis, mi página
web es la siguiente:
http://www.rebelion.org/petras.htm. Encontraran un análisis de clase
que refuta absoluta y completamente las calumnias de Almeyra, Kraus, etc