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Cuando el rio suena

Petras analiza los sucesos del 11 de septiembre

James Petras
Revista "Locas" Madres de Plaza de Mayo

Después de los hechos acaecidos en los Estados Unidos el 11 del mes pasado, fecha muy recordada en la agenda mundial por los acontecimientos que sucedieran otrora en Chile, el sociólogo y escritor norteamericano James Petras, desde Nueva York, mantuvo un extenso diálogo con el periodista Herman Schiller -y un panel de personalidades invitadas- durante un programa realizado en una emisora radial de Buenos Aires. La extensión y lucidez de sus comentarios -que en exclusividad LOCAS da hoy a conocer- nos obligó a extractar las partes esenciales de su pensamiento y enfoque, dándole a los mismos titulo-guías de orientación que servirán para considerar su visión como un ensayo-marco sobre un tema de insoslayable actualidad y posicionamiento.

No es fácil hablar de lo acontecido. Todo este episodio tiene una larga historia. Y es una historia que se inicia con la intervención de los Estados Unidos en Irán, en 1954. para tumbar al gobierno de Mossadegh. Después viene el respaldo de Washington a Israel en relación al conflicto con los palestinos, que culminó con la masacre del Líbano y con el asesinato de Sabra y Chatila por el actual primer ministro de Israel. Tenemos así muchos acontecimientos concatenados, desde el boicot a Irán, las bombas sobre Irak y otros muchos incidentes. ¿Qué quiere decir todo esto? Que hay una guerra -aunque no declarada- contra todos los países árabes por parte de los Estados Unidos, y una guerra que ha cobrado muchos muertos. Tenemos también la voladura de un avión iraní con 280 pasajeros por la aviación yanqui y la posterior condecoración del piloto que la hizo. con una medalla por parte de la presidencia norteamericana.
Es una acumulación interminable de conflictos que ocurren en Medio Oriente, de los cuales estoy mencionando los principales. Ahora la guerra ha pasado a territorio estadounidense y también con muchos muertos. Todo esto refleja un conflicto que tiene origen en un factor esencial: Estados Unidos sigue tratando de dominar a los países árabes del Medio Oriente, no quiere respetar los derechos de los palestinos (está dando más de 2.000 millones anuales de dólares a Israel, más la ayuda de armamentos).
Lo que sucedió es algo que en alguna medida se esperaba que sucediera: cuando el río suena...; la sorpresa fue el momento y el lugar. Y desde ese momento y desde ese lugar (los centros vitales del país) se impone la necesidad de la reflexión: o los Estados Unidos quiere ser un Imperio despótico (con todas las consecuencias que ello implica) o quiere retomar a sus raíces de país republicano que respeta a los demás países y pueblos del planeta.Como a todos los imperios. según la historia, las guerras que emprenderán los pueblos de la periferia terminarán por derrumbarlo. .

Un cuchillo de doble filo

Obviamente que este incidente servirá para que la derecha recalcitrante norteamericana aproveche para usar la fuerza de manera indiscriminada. Se aumentará -tras lo ya logrado-el presupuesto militar y se buscará eliminar toda la agenda social pendiente, a su vez que aumentará la represión dentro y fuera del país.
El fenómeno acelerará un proceso que estaba en marcha: Bush había rechazado ya el Tratado de Kioto y otros convenios internacionales y había aumentado el presupuesto antes del acontecimiento de las torres, y ahora. en esta coyuntura. si bien es cierto que la derecha lanzará una política más bélica y agresiva, no es cierto que esta política vaya a tener éxito, porque sí lanza una guerra en Medio Oriente tendrá un efecto boomerang; en la medida que más ataque a esa zona más subirá el precio del petróleo, que profundizará la recesión económica. Igual que si aumenta su apoyo a los gobiernos autoritarios de América Latina -en este momento de recesión y de incredibilidad hacia los políticos-, puede profundizar aún más la crisis.
Entonces debemos ver que, esencialmente, la política bélica y derechista de los Estados Unidos es un cuchillo de doble filo. Y creo que, en este sentido, discrepo con algunas opiniones que ven en la reacción derechista algo inevitable. No hay tanta torpeza o puede que la haya. Pero creo que hay que poner esta cara de la moneda en un contexto más dinámico y ver, qué fuerzas están en juego.

Presupuesto militar récord

De cualquier modo. conviene estar prevenidos: el Congreso de los Estados Unidos, después de los hechos, aprobó en cinco minutos -creo que es histórico- una adición de 40.000 millones de dólares: 20.000 para la reconstrucción del Pentágono y otros destrozos, y 20.000 millones para los sectores militares, la CIA, policía, bomberos y demás cuerpos armados. Pero más allá de esto, hay propuestas para aumentar los gastos militares hasta los cien mil millones -aparte de los 300.000 que ya integraban el presupuesto actual. Esto significa duplicar el presupuesto militar en un año. Es un dato a tener en cuenta.

De los talibanes a Osama bin Laden

Respecto del tema cabe recordar que los Estados Unidos no sólo entrenaron a los talibanes y los financiaron para derrocar al gobierno secular y reformista de Afganistán, sino que colaboraron estrechamente con la policía secreta de Pakistán y de Arabia Saudita, y utilizaron los voluntarios de la guerra afgana para luchar contra los serbios en Kosovo y Macedonia.
Muchos de los voluntarios en la guerra de los Balcanes que lucharon con los norteamericanos y los musulmanes albaneses en Bosnia son integrantes, ahora, de las fuerzas desconocidas que están atacando al ex amigo en su propia casa.
El señor bin Laden recibió armas, instrumental y entrenamiento de manos de la propia CIA en los primeros años de los 80. Y este personaje es un producto acabado de la rara simbiosis que surge de especiales interpretaciones del Corán y de la técnica y la preparación militar recibida de la propia CIA y de los servicios secretos de Pakistán.
Es necesario observar que ahora hay dos cosas que están funcionando alrededor de todo esto: una es la estrategia más allá de la coyuntura y otra es la coyuntura misma. Hay un pensamiento estratégico que está aprovechando, en este momento, esta coyuntura para reproyectar el poder de los : Estados Unidos a nivel global. Como se utilizó en su oportunidad la guerra del Golfo para subordinar a los países de Europa al poder norteamericano, ahora la guerra contra el terrorismo tiene o podría tener la misma función. Volver a subordinar y cohesionar un frente -en medio de fisuras, competencias y crisis diversas- movilizando a los cipayos de todos los países satélites y obligándolos a actuar con más fuerza en el área del Tercer Mundo. Al mismo tiempo dar "luz verde" para que Ariel Sharon aplaste definitivamente a los palestinos.
Entonces hay que ver el calculo fino que están haciendo los estrategas militares y financieros, cálculos que no son conejos que saldrán de una galera: multiplicación del presupuesto militar, ataques punitivos parciales, medidas para evitar la insinuada profundización de la recesión, etc., etc. No están tan aturdidos por el número de víctimas inocentes... No. Psicológicamente, rápido, largan la posibilidad de la guerra, la política bélica y de agresión, de subordinación de viejos y nuevos aliados, de activación del cipayaje incondicional con que cuentan en cada país. Es para recuperar el liderazgo que estaban perdiendo frente al desarrollo de las luchas de Irak, del pueblo palestino y las de todas e innumerables resistencias populares que se dan en los países periféricos, llámense resistencias de los zapatistas, de los Sin Tierra, de los piqueteros, etcétera.

Incógnitas y contexto internacional

En relación con quienes efectuaron los actos no se sabe todavía -o lo ocultan- quiénes son ni de qué sectores provinieron. Se barajan nombres de origen árabe. Pero nada se sabe de la afiliación o creencias políticas, ideológicas y religiosas. Se cree que son ciudadanos egipcios, de los Emiratos Arabes y de Arabia Saudita. Pero todavía no hay pruebas contundentes de su vinculación a ningún gobierno.
Si se supone que recibieron entrenamiento aquí, en Estados Unidos, sobre el manejo de aviones. Por otra parte, debemos entender que los movimientos musulmanes son muy pluralistas, tanto como los movimientos de la izquierda antiimperialista. También debemos comprender que hay un contexto político internacional en el que se debe andar con cuidado -y operar con delicada mesura-, porque si los apellidos que predominan entre los presuntos culpables son sauditas, Washington estaría dispuesto a tirar bombas contra el país que es su principal fuente de abastecimiento petrolero y su mejor aliado en el Golfo? El señor bin Laden es un ciudadano saudita. Su familia está sumamente vinculada con el régimen monárquico saudí.
Los servicios secretos de Pakistán, el mejor aliado de los Estados Unidos, son los más implicados con los talibanes y los que les dan entrenamiento, armas y financiación. Arabia Saudita es el apoyo diplomático más fuerte de los talibanes. Entonces si Estados Unidos quiere operar a partir de la especulación de las pruebas que presuntamente tiene, éstas determinan que debe atacar a sus propios aliados:

Pakistán, Arabia Saudita y los Emiratos Arabes Unidos. Los "desniveles" del discurso oficial

Hay también ciertas señales y detalles relevantes. Aunque es muy engorroso averiguar quiénes o quién escribe los discursos de Bush -porque él no tiene capacidad para hacerlo-, se advierte en ellos, desde el inicial, diversos registros, diversas intenciones y proyectos. Eso es también un elemento importante.
Como en realidad la política informa el lenguaje, de los últimos discursos va surgiendo la intencionalidad de la guerra, de ampliación del presupuesto militar, de la movilización de los peores sectores de la sociedad norteamericana y de los países considerados aliados, como pidiendo un consenso, una especie de respaldo que posibilite una suerte de "carte blanche" para lanzar ataques militares indiscriminados.
En los últimos ha utilizado un lenguaje de venganza, de revancha, y creo que este cambio es porque en el primero estaba sondeando las aguas para medir el respaldo a una escalada militar y a la política estratégica que maneja.
También hay que sopesar algo que parece trivial: durante los minutos en que se desarrolló el desastre, Bush y la mayoría de los "altos funcionarios" se escondieron en sus búnkers, en actitud plenamente cobarde que luego quisieron explicar como "de seguridad". Pero el alcalde Giuliani ~y uno puede discrepar con su política- durante esos minutos bajó al lugar de los hechos y se mezcló con los bomberos y personal de rescate.
Debemos entender entonces que el discurso de Washington no es muy firme, y que el cambio de lenguaje y registro es el de la cobardía que sale de la protección de su búnker y adopta luego el tono del bravucón. De última, si no es así, por lo menos es un discurso errático.

El peligro de la militarización

Hay algo más de vital importancia: nadie debe admitir que este acontecimiento -que está manipulado por una estrategia de largo plazo para activar las fuerzas represivas en todo el mundo- aumente todavía más sus proyecciones siniestras.
No se debe confundir la solidaridad hacia las víctimas que ha dejado, con la justificación de una política represiva que pueda estar preparando Estados Unidos.Hay que tener cuidado porque este clima se transmite a todo el mundo, a todos los países.Y en especial, al estar hablando con ustedes y como los conozco, pienso en la Argentina, donde hay justificada efervescencia social. Se puede utilizar la lucha contra el terrorismo para relanzar un terrorismo desde el Estado. De lo que hay una larga y triste memoria.En este sentido, la posición del gobierno argentino de querer mandar tropas si Estados Unidos así lo determina, creo que el hecho, de concretarse, como episodio enmarcado dentro de la política exterior, habilitaría también al uso de fuerzas militares para cierta represión interna. Lo que sería una militarización de lo que se da en llamar "las incipientes democracias", y seria también una militarización de la política.Todo ello, en realidad, para justificar y preservar una conducción y una dirección económicas de miseria y exclusión que no tiene el más mínimo apoyo en el país. El afuera y el adentro son dos caras de la misma política, como en una moneda


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