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James Petras
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
El Argentinazo es el cuarto
y mayor alzamiento popular contra la dominación autoritaria neoliberal
y la impunidad política. En 1982 el pueblo y los soldados se levantaron
para denunciar a los militares después del desastre de las Malvinas.
El resultado fue el enjuiciamiento de los generales genocidas. La
segunda gran movilización fue contra la amenaza de un golpe militar
por Seyneldin - que obstruyó efectivamente el camino al resurgimiento
de los militares. La tercera acción directa de masas fue la lucha
en las calles y la expropiación de alimentos en los supermercados
de 1989, que derribó al régimen de Alfonsín.
El Argentinazo del 20 de diciembre tuvo éxito al derribar el régimen
de De la Rúa y Caballo y al lograr el repudio temporal de la deuda
externa.
Las históricas lecciones de estas cuatro acciones directas de masas
son claras. Ninguna de ellas fue dirigida u organizada por los sindicatos
oficiales o por los partidos de "izquierda." Todas tuvieron éxito
donde las rituales huelgas generales oficiales, las protestas parlamentarias
y las negociaciones de la elite habían fracasado. El Argentinazo
fue el levantamiento popular más prolongado (5 días) y amplio (nacional)
en la historia argentina, y fue el más exitoso en términos del poder
político y de los cambios en la agenda gubernamental y política.
En comparación, las tres centrales sindicales con sus negociaciones
inefectivas y huelgas esporádicas y por sectores, no tuvieron impacto
alguno en la política y los gobiernos durante los dos años pasados.
Los partidos de izquierda eligieron a diputados impotentes en un
Congreso impotente.
Los movimientos de trabajadores desocupados y su acción directa
con cortes de rutas fueron el "ensayo general" para el Argentinazo.
Suministraron la experiencia y el espíritu de acción directa que
detonó el Argentinazo. Piqueteros y Argentinazo son sinónimos de
acciones de masas exitosas.
Hay otra lección del pasado: después de cada levantamiento exitoso,
cuando al consolidarse en el poder, un nuevo régimen pasaba a revocar
las concesiones hechas. Alfonsín firmó la ley de punto final, Menem
profundizó la agenda neoliberal. El Argentinazo es un poderoso ejemplo
del poder de la acción directa de masas. Para extender y profundizar
los cambios iniciales, los activistas del 20 de diciembre deben
organizarse para avanzar más allá de las promesas de Saá y crear
un gobierno alternativo de poder popular.