Documentos de James Petras
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5 de MAYO de 2001
CONSTRUCCION
DEL IMPERIO
EN AMERICA LATINA:
LA ESTRATEGIA MILITAR DE EE.UU
James
Petras
Especial para Rebelión
Traducción para Rebelión: A. Santos
Introducción
La construcción de un imperio, en particular un imperio capitalista
a principios del siglo XXI, requiere de una elaborada arquitectura
militar para poder expandir, proteger y consolidar los grandes intereses
económicos, esenciales para los imperios modernos.
Mientras que los "teóricos globalistas" escriben sobre las
"clases dominantes mundiales" y el "fin del estado-nación",
el aparato militar del estado imperial, y en concreto el de EE.UU,
ha crecido enormemente durante la última década y tiene una importancia
fundamental en promover y proteger a las corporaciones, bancos y empresas
de importación-exportación basadas en EE.UU.
El objetivo de este trabajo es describir y analizar el alcance, la
profundidad y la estrategia del aparato militar de EE.UU en América
Latina - destacar sus múltiples enlaces y controles sobre los militares
y cómo estos controles se dirigen a aumentar el poder del estado imperial
norteamericano. Las vastas operaciones de los militares de EE.UU y
el éxito alcanzado en forjar instituciones militares dependientes
mediante una compleja red de programas y actividades conjuntas refutan
la retórica sin sentido sobre el gobierno de las "corporaciones
globales". Para demostrar la importancia de lo militar, este
informe se centrará en el Imperio Norteamericano en América Latina.
La primera parte de este trabajo tratará sobre los intereses económicos
estratégicos de EE.UU y la justificación ideológica de la expansión
militar norteamericana en América Latina. En la segunda parte, el
informe se centrará en la arquitectura del imperio militar, especialmente
en el establecimiento de relaciones de dependencia o mercenarias.
La tercera parte tratará sobre los objetivos operativos y la propaganda
diseñada para legitimar la militarización de la política latinoamericana
bajo la tutela de EE.UU. En la conclusión se discutirá el fenómeno
dual de la expansión del control militar de EE.UU y el fortalecimiento
del papel de los militares en las decisiones sobre las prioridades
de la política latinoamericana; el impacto sobre la sustancia y las
estructuras del sistema político y el papel del imperio norteamericano
en delinear la política interamericana.
Las instituciones militares estratégicas, así como las políticas dirigidas
a América Latina, han sido detalladas sucintamente por el General
Peter Pace, Infantería de Marina de Estados Unidos, Comandante en
Jefe del Comando Sur de EE.UU (USSOUTHCOM). El área de responsabilidad
del USSOUTHCOM abarca toda América Central y América del Sur, el Caribe
y las aguas que la rodean, totalizando más de 15.6 millones de millas
cuadradas y más de 404 millones de personas. Este informe se basa
en el testimonio del General Pace ante el Comité de Servicios de las
Fuerzas Armadas del Senado de EE.UU del 27 de marzo de 2001.
Bases Económicas del Imperio Militar
Los arquitectos de la estrategia militar norteamericana en América
Latina son perfectamente conscientes de la importancia central que
tienen los intereses empresariales de EE.UU a la hora de formular
políticas. La elaboración de la estrategia militar y los programas
diseñados para incrementar el poder militar de EE.UU dentro de los
ejércitos latinoamericanos está legitimado por los intereses económicos
norteamericanos: beneficios, mercados y acceso a materias primas estratégicas,
en particular a fuentes energéticas. El General Pace, en su introducción
al Senado, enuncia claramente las bases económicas en su discurso
sobre la estrategia militar norteamericana: "Más del 39 por ciento
de nuestro comercio se realiza dentro del Hemisferio Occidental. Además,
49 centavos de cada dólar gastado en América Latina se utiliza en
bienes y servicios importados de EE.UU. América Latina y el Caribe
suministran más petróleo a EE.UU que todos los países de Oriente Medio"
(El General Pace es bastante ingenioso en el tratamiento de los datos.
El "Hemisferio Occidental" al que se refiere aquí incluye
a Canadá, que obviamente no es parte de América Latina y es el principal
socio comercial de los Estados Unidos del hemisferio. En segundo lugar,
cuando dice que 49 centavos de cada dólar se gastan en la importación
de bienes y servicios es dudoso, ya que la mayoría de Sudamérica,
Argentina, Brasil y Chile tienen importantes relaciones comerciales
con Europa y Asia. Puede ser que sus cifras se hayan inflado al incluir
el "servicio de la deuda" como "servicios norteamericanos").
Debido al aumento de los movimientos antiimperialistas y anticoloniales
en todo el mundo, los poderes imperiales contemporáneos, aún cuando
se involucran en las formas más flagrantes y evidentes de dominación,
envuelven sus políticas e instituciones imperiales en una retórica
democrática.
"Las amenazas" al poder imperial se expresan en términos
moralistas. El expansionismo militar imperial se justifica en términos
de la lucha conjunta contra la actividad criminal internacional, que
afecta adversamente tanto al centro imperial como a los países latinoamericanos
involucrados. En la práctica, la amenaza real son las fuerzas militares
nacionalistas y los sistemas políticos democráticos participativos
que desafían la dominación de EE.UU. Los problemas de principio, como
son definidos por los estrategas militares norteamericanos, tienen
que ver con el control de las consecuencias sociales derivadas de
las políticas neoliberales y la explotación económica de América Latina.
La expansión militar de EE.UU y el fortalecimiento de los ejércitos
latinoamericanos son la principal amenaza para el surgimiento de la
democracia y la estabilidad regional. Los militares, sin embargo,
ven las consecuencias - oposición popular - producidas por el dominio
y la explotación norteamericana como "la amenaza" para América
Latina.
Por consiguiente, el General Pace argumenta que "La mayor amenaza
para la democracia (sic), la estabilidad y la prosperidad regional
(?) de América Latina son la inmigración ilegal, el tráfico de armas,
el crimen, la corrupción y el tráfico de drogas ilegales" (los
comentarios en paréntesis son míos). La inmigración ilegal está directamente
relacionada con la militarización norteamericana de Colombia, y el
empobrecimiento de Perú, América Central y México se deben a la aplicación
de políticas neoliberales. Lo que el Comandante de USSOUTHCOM describe
como "amenazas" son en realidad las prácticas de los aliados
militares del USSOUTHCOM. Los Contras respaldados por EE.UU en América
Central; Montesinos, un recurso de la CIA en Perú; Noriega, el ex
hombre fuerte de Panamá (viejo empleado de la CIA) y muchos otros
militares han estado activamente involucrados en el tráfico de armas
con el conocimiento y apoyo del USSOUTHCOM. El incremento de la emigración
ilegal, un antiguo problema en México, está directamente relacionado
con las enormes transferencias de beneficios, intereses y pagos de
royalties desde México a los bancos y corporaciones norteamericanas.
El creciente problema de la emigración ilegal desde Colombia a los
países vecinos es el resultado de la estrategia, la ayuda militar
y el asesoramiento del USSOUTHCOM. El equipamiento y entrenamiento
de los escuadrones de la muerte colombianos (las llamadas "unidades
paramilitares") es parte de una estrategia general para militarizar
Colombia y absolver a los militares colombianos de las masacres generalizadas
de dirigentes civiles de los movimientos sociales. La verdadera preocupación
del USSOUTHCOM es que los países vecinos de Colombia (Ecuador, Venezuela,
Panamá, Brasil), que están sufriendo los mismos efectos adversos de
las políticas neoliberales, se movilicen políticamente contra la dominación
militar y los intereses económicos de EE.UU. Como indica el General
Pace, "Muchos de los países que comparten fronteras permeables
con Colombia continuarán siendo vulnerables a la inmigración ilegal
y a las incursiones de insurgentes armados". La militarización
de Colombia por parte de EE.UU y sus efectos de desbordamiento hacia
los países vecinos significa que el USSOUTHCOM se está movilizando
para militarizar toda la región, incrementando los envíos de armamento
y el control de las fuerzas armadas de toda esa zona. La militarización
regional se denomina ahora como "Iniciativa Andina".
Tráfico de armas.
El mayor traficante de armas de la región es el USSOUTHCOM y no los
carteles de la droga. Los segundos mayores traficantes son los aliados
militares de Washington, con el equipamiento en particular de los
grupos paramilitares. Los terceros mayores traficantes son los carteles
de la droga que trabajan con el ejército y la policía. Las guerrillas
en Colombia carecen del armamento pesado que tienen las fuerzas armadas,
no tienen ni siquiera sistemas portátiles de armas para defensa aérea.
El tráfico de armas que realizan los insurgentes es una actividad
mínima en comparación con la que realizan el USSOUTHCOM y sus aliados
militares. Además, los fines y la utilización de la compra de armas
son radicalmente distintas: EE.UU y el Ejército trafican con armas
para proteger el orden socioeconómico existente y aterrorizar a la
población, mientras que los insurgentes, sus armas livianas y sus
misiles "caseros" están diseñados para derribar ese orden
y defender al campesinado.
El delito y la corrupción son otros de los "peligros", según
el General Pace, para la democracia y la prosperidad. La corrupción
de la política y los políticos es predominante entre los que tienen
el poder gubernamental y los altos cargos del ejército con los que
el USSOUTHCOM colabora activamente, a los que asesora y dirige. Cada
gran escándalo de corrupción que ha tenido lugar en América Latina
durante la década pasada involucró a políticos y oficiales que llevaban
adelante los lineamientos norteamericanos de política económica neoliberal
y la "defensa del hemisferio" (léase hegemonía de EE.UU).
Mientras los guerrilleros secuestran millonarios para financiar sus
actividades, los mayores bancos norteamericanos, incluidos el Citibank,
el Bank of América y los principales bancos de Miami y otras ciudades
blanquean entre $250 y $500 mil millones al año, según las audiencias
del senado norteamericano. En cuanto al tráfico de drogas, la mayoría
de los beneficios se blanquean en los bancos norteamericanos. El campesino
recibe una fracción del precio final. La erradicación de la coca,
que conlleva la penetración profunda de EE.UU en todos los niveles
de la policía, fuerzas armadas y el sistema político latinoamericano
es un pretexto para el control a largo plazo y a gran escala por el
USSOUTHCOM de todo el aparato del estado latinoamericano.
La Arquitectura de la Esfera Militar
El USSOUTHCOM se encuentra ubicado en Miami (con una sub-sede en Puerto
Rico). Es responsable de la planificación, coordinación y conducción
de la actividad militar de EE.UU en toda América Latina y el Caribe.
El USSOUTHCOM ha instalado bases militares con aeropuertos en Aruba-Curacao,
en las Antillas Holandesas; en Manta, Ecuador y en Comalapsa, El Salvador.
Estas bases le permiten a EE.UU introducirse tanto en el espacio aéreo
de la mayor parte de los países de América Latina, como por mar y
tierra. Además, EE.UU tiene una base operacional militar en Soto Cono,
Honduras, que proporciona apoyo a helicópteros en las misiones intervencionistas
norteamericanas en América Latina y el Caribe. La facilidad con que
los militares norteamericanos pudieron construir esta red de bases
al servicio del imperio se debió principalmente al apoyo y entrenamiento
a largo plazo de oficiales militares dependientes realizado por el
USSOUTHCOM en América Latina. Así lo manifiesta el General Pace, "Las
excelentes relaciones entre EE.UU y El Salvador, fortalecidas durante
años de sólido contacto entre militares de ambos ejércitos, ayudó
a alcanzar negociaciones favorables sobre el acuerdo FOL " (Emplazamientos
Operativos de Avanzada, en inglés Forward Operating Locations, base
aérea). Los años de sólida colaboración entre los ejércitos incluyen
la década de 1980 en la que 75.000 salvadoreños fueron asesinados
por los militares. La victoria militar sobre las guerrillas fue seguida
por la consolidación del poder de EE.UU sobre sus lacayos salvadoreños
y la utilización de las instalaciones salvadoreñas como base de avanzada
para la expansión militar norteamericana en toda la región. En El
Salvador la década de colaboración con los militares y los escuadrones
de la muerte valió la pena: El Salvador es ahora un lugar clave para
la expansión del control del USSOUTHCOM en la zona. Actualmente el
USSOUTHCOM se ha embarcado en un proyecto similar con el ejercito
colombiano y sus subordinados, los escuadrones de la muerte, las llamadas
fuerzas "paramilitares".
De la misma forma, la intervención política norteamericana en Ecuador
para derribar a la junta popular en enero de 2000 y la consolidación
de régimen de Noboa, ha facilitado grandemente que el USSOUTHCOM pueda
asegurar la base militar de Manta.
La intervención militar norteamericana, al apuntalar o imponer a sus
clientes en un país, proporciona un trampolín para un control regional
más general: se dispara una especie de efecto imperial multiplicador.
La construcción de fuerzas militares dependientes requiere una multiplicidad
de actividades. Así lo describe el General Pace, "Nuestro enfoque
se centra en operaciones combinadas, ejercicios, entrenamiento y educación,
ayuda en temas de seguridad y programas de asistencia humanitaria".
Tanto en la forma como en la organización y los contenidos, los oficiales
latinoamericanos son entrenados directamente para servir a los intereses
estratégicos, económicos y militares del imperio. Con estos programas,
EE.UU exige el fortalecimiento de los militares y el aumento de su
capacidad para reprimir a los adversarios - según sean estos definidos
por EE.UU. En cada región: el Caribe, América Central y el resto de
América Latina, el USSOUTHCOM ha estado armando, entrenando y adoctrinando
a los ejércitos nacionales para servir a los intereses de EE.UU bajo
su liderazgo. La finalidad es evitar la utilización de tropas norteamericanas
y de esta forma reducir la oposición política en los Estados Unidos.
El modelo consiste en que Washington dirige y entrena a los ejércitos
latinoamericanos mediante "programas conjuntos" extensivos
e intensivos, y subcontrata compañías privadas de mercenarios que
proporcionan militares especializados, todos ellos oficiales "retirados"
del ejército norteamericano. La construcción de esta red imperial
se describe con el sardónico lenguaje eufemístico común a todas las
sangrientas tentativas militares contemporáneas. Por ejemplo, el General
Pace describe la construcción de estados-cliente en el Caribe como
"asistir a la Nación Asociada en el entrenamiento de sus fuerzas
de seguridad, con nuevo equipamiento defensivo": consecuentemente,
los lacayos caribeños "acogieron al TRADE WINDS 2000, un ejercicio
multinacional que promueve la cooperación de fuerzas de mar y tierra
en respuesta a las crisis regionales..." El alcance de la participación
militar de EE.UU en el Caribe ha aumentado enormemente en los últimos
dos años. Los Guardacostas norteamericanos dirigen operaciones y entrenamientos
y aumentan el flujo de armas hacia los militares caribeños. En estas
operaciones, gran cantidad de agencias norteamericanas participan
por tierra, mar y aire en los países del Caribe. Según el USSOUTHCOM,
estas agencias incluyen a la DEA (Agencia Antidroga, en inglés Drug
Enforcement Agency), el Departamento de Defensa, el Servicio de Aduanas
de EE.UU, los Guardacostas de EE.UU y varias otras agencias.
En América Central, el USSOUTHCOM pretende aumentar el tamaño y la
eficiencia de los ejércitos para que sirvan a los intereses estratégicos
de los Estados Unidos.
Bajo la retórica eufemística de "mantener la paz", el USSOUTHCOM
ha organizado seminarios y operaciones para promover la subordinación
a los militares norteamericanos y sus objetivos estratégicos. En este
contexto, "mantener la paz" se refiere a la organización
de ejércitos con militares de varios estados dependientes bajo la
dirección del USSOUTHCOM para asegurar las zonas conflictivas y mantener
o reinstaurar regímenes favorables a los Estados Unidos. Los ejercicios
conjuntos son considerados por el USSOUTHCOM como una excelente oportunidad
para "entrenar personal multinacional de las naciones del Caribe
y de América Central para operaciones de mantenimiento de la paz".
El USSOUTHCOM también entrena y adoctrina a tropas de tierra y aire
de América Central en un programa llamado "Cielos Centrales"
- aparentemente para campañas antidroga, son ejercicios con fines
múltiples, diseñados para consolidar el control de EE.UU, incrementar
la vigilancia aérea contra potenciales insurgentes antiimperialistas,
así como campañas selectivas antidroga.
La tercera región en la que el imperio militar ha extendido su alcance
es el "Cono Sur", que incluye Chile, Argentina, Brasil,
Uruguay y Paraguay. Los últimos años han sido testigos de programas
intensivos de adoctrinamiento ("diálogo"), mayor colaboración
militar bajo la tutela del USSOUTHCOM ("cooperación en defensa")
y "ejercicios multilaterales de entrenamiento" bajo dirección
norteamericana. Con un fuerte respaldo de Washington, los regímenes
chileno y brasileño están "modernizando" sus ejércitos,
mediante el aumento de los gastos militares, especialmente compras
a fabricantes de armas norteamericanos (Chile está negociando con
Lockheed Martin la compra de aviones F-16). Dado el gran descenso
del nivel de vida y los fuertes recortes de los presupuestos para
financiar la deuda externa con los bancos norteamericanos, el resto
de los países latinoamericanos tienen limitaciones en los fondos disponibles
para comprar armas a los EE.UU para defender el imperio.
El USSOUTHCOM ha dirigido ejercicios militares "conjuntos"
con los países del Cono Sur, llamados CABANAS, que se realizaron en
el 2000 en Argentina, en contra de la Constitución del país "anfitrión",
sin conocimiento de la opinión pública en general y sin aprobación
legislativa. Una vez más, estos ejercicios fueron organizados para
combatir a enemigos internos, no a invasores extranjeros. Han sido
diseñados para integrar a los ejércitos Latinoamericanos bajo el comando
de EE.UU en la represión de la insurgencia interna, en caso de que
colapsen algunos de los regímenes neoliberales envueltos en la crisis
económica. La contraparte marítima de los ejercicios CABANAS son los
ejercicios UNITAS: el mayor ejercicio naval multinacional dirigido
por EE.UU en el hemisferio occidental. El USSOUTHCOM ha diseñado estos
ejercicios para organizar la estructura de mando, profundizar su influencia
en el personal de los ejércitos latinoamericanos y formar a los oficiales
en los procedimientos y tácticas del ejército norteamericano para
implementar de forma más eficiente las prioridades políticas del USSOUTHCOM.
La cuarta región designada por el USSOUTHCOM es el "Sistema Andino"
que incluye a Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. En medio
de las revueltas populares de Ecuador en enero de 2000, los militares
norteamericanos, junto con el embajador de EE.UU, desempeñaron un
papel relevante instigando a los cuadros superiores del ejército a
derrocar a la junta popular y apoyar al nuevo Presidente (Noboa).
Así describe el General Pace el papel de EE.UU, "En Ecuador,
el USSOUTHCOM ha trabajado en estrecha colaboración con el embajador
norteamericano y el gobierno del Presidente Noboa, proporcionando
ayuda al ejército ecuatoriano, especialmente en la gestión de la crisis
nacional." Al apoyar al régimen de Noboa, el USSOUTHCOM pudo
asegurar la Base Aérea de Manta en la costa noroeste, una plataforma
de lanzamiento clave para extender la vigilancia aérea norteamericana
por toda la región andina y, más específicamente, para proporcionar
inteligencia aérea al ejército colombiano (y a los escuadrones de
la muerte) entrenados y dirigidos por EE.UU, involucrados en actividades
de contrainsurgencia. Desde Manta, el imperio militar norteamericano
ha extendido su control aéreo sobre toda América del Sur. Como indica
el General Pace, "Manta... es la clave para reajustar nuestra
zona de responsabilidad (AOR), nuestra arquitectura (el aparato militar)
y para extender el alcance de nuestra cobertura aérea de DM y T (Detection,
Monitoring and Tracking, en español Detección, Control y Seguimiento)
en la Zonas Fuente (zonas de producción de droga)"
El nuevo imperio militar se ha extendido, controlando no solo tierra,
mar y aire, sino también los ríos de Colombia y Perú. El USSOUTHCOM
ha entrenado y equipado a militares con base en los ríos de ambos
países. En Iquitos, Perú, las fuerzas especiales de la marina norteamericana,
Seals, son una gran fuerza operacional que el General Pace describe
como "la mejor instalación de este tipo en el AOR" (zona
de nuestra responsabilidad, en inglés area of our responsibility).
En Colombia, con $1.300 millones en ayuda militar norteamericana destinada
al Plan Colombia, el USSOUTHCOM está involucrado en todos los niveles
de las operaciones militares colombianas. Ha entrenado tres "batallones
antidrogas" de elite para operaciones contrainsurgentes. Está
formando a las tripulaciones de helicópteros equipados con misiles
y ametralladoras que trabajan con los mercenarios norteamericanos
subcontratados por el Pentágono. Los cuadros superiores y las Fuerzas
Especiales del USSOUTHCOM participan activamente en los campos de
batalla, dirigiendo operaciones de combate y coordinando la colaboración
militar con los escuadrones de la muerte, tal como se vio en El Salvador,
Guatemala y anteriormente en Vietnam. En Bolivia las Fuerzas Especiales
y la DEA (Drug Enforcement Agency, en castellano Oficina antidroga)
actúan en el Chapare, entrenando y construyendo nuevas bases militares.
Las actividades del USSOUTHCOM están interrelacionadas. Los ejercicios
militares multilaterales son el preludio a los programas de formación
doctrinaria. El General Pace declara: "El programa de ejercicios
del USSOUTHCOM es el motor de nuestro Theater Engagement Plan (programas
de entrenamiento)." Los programas de entrenamiento doctrinario
se dirigen particularmente a aquellos militares latinoamericanos que
demuestran una mayor predisposición para servir en la red militar
imperial. Los oficiales latinoamericanos que completan los programas
de adoctrinamiento son valiosos activos del imperio militar, ya que
muchos continúan la carrera hasta convertirse en cuadros superiores.
El General Pace identifica claramente el papel de los programas de
entrenamiento de EE.UU y los beneficios que proporcionan al Imperio.
"La formación y el entrenamiento militar internacional (IMET,
en inglés International Military Education and Training) y su complemento
el IMET Expandido proporcionan oportunidades de formación profesional
para militares y candidatos civiles seleccionados cuidadosamente.
Estos programas son la columna vertebral de nuestra combinación de
formación y profesionalización militar. Suministran fondos a los militares
y el personal civil de nuestras Naciones Asociadas para asistir a
los cursos de desarrollo profesional en las instituciones militares
de EE.UU. Por solo un modesto coste, estos programas son valiosas
inversiones ya que muchos de los estudiantes continúan la carrera
hasta llegar a ser altos cuadros dirigentes en sus respectivas instituciones
militares y gubernamentales."
En el ejercicio 2000 el USSOUTHCOM recibió $9.8 millones para el IMET
y entrenó a 2.684 estudiantes, incluidos 474 civiles. El proceso de
construcción de un imperio militar es por lo tanto un proceso integrado
e interrelacionado que comienza por ejercicios militares con los estados
clientes ("Naciones Asociadas"), donde se selecciona y entrena
a los militares prometedores. Estos oficiales alcanzan posteriormente
los puestos más altos y se convierten en activos valiosos para el
Imperio, suministrando las bases militares para que las Fuerzas Armadas
norteamericanas ocupen el espacio aéreo, terrestre, marítimo y fluvial
del país. La expansión del estado imperial de EE.UU, y la integración
de los militares lacayos en sus redes, destacan la importancia del
estado en el mundo contemporáneo.
La expansión del imperio militar propiciada por el USSOUTHCOM también
incluye el fortalecimiento de la infraestructura de comando, control,
comunicaciones e inteligencia para operaciones fijas y móviles en
toda América Latina. Al construir esta infraestructura, el estado
dependiente latinoamericano suministra al USSOUTHCOM, en palabras
del General Pace, "comunicaciones vía satélite (que) son de vital
importancia para nuestras fuerzas desplegadas en tiempos de crisis."
El USSOUTHCOM ha comenzado varios programas para aumentar la efectividad
del Imperio en el control del rebelde pueblo latinoamericano.
Según el General Pace el control y las operaciones que realiza el
USSOUTHCOM con los aparatos de inteligencia, vigilancia y reconocimiento
(ISR) en los estados dependientes son "prioritarias" para
dominar América Latina. Los ISR proporcionan a los militares norteamericanos,
y a los oficiales latinoamericanos de todos los niveles, indicaciones
y advertencias, conocimiento situacional y evaluación de los daños
producidos en las batallas. Estos sofisticados sistemas de reconocimiento
son necesarios para proteger a los militares norteamericanos que dirigen
en combate a las fuerzas armadas dependientes. En términos más eufemísticos
el General Pace declara "Los sistemas de reconocimiento sofisticados
son necesarios para mejorar la protección de nuestra limitada cantidad
de personal desplegado en zonas de alto riesgo". El General Pace
admite que las fuerzas militares norteamericanas participan en situaciones
de combate real, dirigiendo las fuerzas militares contra la insurgencia
popular en América Latina.
El alcance y profundidad de la participación del USSOUTHCOM demuestra,
por un lado, la recolonizacion de los aparatos militares de los estados
clientes mediante su absorción, y por otro, la presencia militar directa
y el control de las rutas aéreas, terrestres, marítimas y fluviales.
Conclusión
El imperio militar norteamericano, dirigido por el USSOUTHCOM, ha
construido y extendido múltiples organizaciones regionales, coordinadas
por el Comando de EE.UU de Miami y Puerto Rico. El imperio tiene control
e influencia sobre el espacio aéreo, las aguas costeras, las rutas
fluviales y terrestres -a través de los aeropuertos, instalaciones
navales y bases militares. El Imperio está construido y sostenido
por el suministro de equipos militares, entrenamiento y servicios
a los clientes latinoamericanos y caribeños. El USSOUTHCOM ejecuta
un gran número de programas (178 en el año 2000), combinando operaciones
y ejercicios de entrenamiento, cursos de formación, equipos móviles
de entrenamiento, intercambio de unidades y financiación y ventas
militares. Sobre todo ha utilizado conscientemente y sistemáticamente
el entrenamiento y las operaciones "antidroga" para captar
a los oficiales latinoamericanos e integrarlos al imperio. En la actualidad,
el imperio militar norteamericano nos recuerda a los imperios coloniales:
comandantes blancos del USSOUTHCOM y oficiales mestizos que dirigen
a los soldados de piel oscura de las tropas de primera línea de combate.
Esto incluye a las Fuerzas Especiales y a los mercenarios subcontratados,
escuadrones de la muerte y conscriptos, detección electrónica aérea
y fuerzas paramilitares que empuñan machetes sobre el terreno. El
Imperio se extiende hacia el sur desde Miami a través del Caribe,
América Central, los países andinos hasta el Cono sur. Es un imperio
difícil de manejar, abierto a desafíos y aún "deserciones",
como demuestran los levantamientos militares nacionalistas de Venezuela
y Ecuador. Mientras que EE.UU invierte miles de millones en armas
y envía miles de asesores para reclutar y adoctrinar a los militares
latinoamericanos, los oficiales de bajo rango y los soldados rasos
están presionados por las luchas sociales masivas y los cada vez más
deteriorados niveles de vida de sus países. Han aparecido fisuras,
aunque el Imperio haya preparado fuerzas multinacionales. El papel
del USSOUTHCOM es intervenir constantemente para prevenir deserciones
mayores y maximizar la participación militar latinoamericana. El apoyo
aéreo y operativo está diseñado para minimizar la utilización de fuerzas
terrestres norteamericanas en combate.
La pregunta es si todo esto será suficiente. Si las crisis actuales
inducidas por el pillaje económico llevan a levantamientos populares
a gran escala, ¿qué solidez tienen los militares latinoamericanos
dependientes? ¿Podrán contrarrestar a las fuerzas de la nación dirigidas
contra el imperio? La lección de Irán en 1979 es clara: un gran ejército
moderno, fuertemente equipado y entrenado por los Estados Unidos y
sus asesores militares, puede ser vencido.
Lo que está absolutamente claro es que el Estado -el Estado imperial-
mediante su aparato militar, es esencial para asegurar los mercados
y las inversiones de las corporaciones multinacionales basadas en
los EE.UU. La total ausencia de cualquier referencia a este creciente
papel del imperio militar norteamericano en los escritos de las "teorías
de la globalización" es otro ejemplo de la vacuidad e irrelevancia
de sus argumentos.