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El
Imperialismo: Pasado, presente y futuro
James
Petras
Cuanto
mayor sea la realidad del poder imperialista, menos se escribe, se
habla de ella o siquiera se menciona. Circulan toda clase de ideas
vagas y amorfas: la globalización, el neoliberalismo, "la doctrina
única". El imperialismo es la dominación, el control,
la posesión y la explotación por parte de las clases
dominantes de una nación-estado sobre otra nación, sus
recursos, mercados y gente. Actualmente en un grado sin precedentes,
los banqueros inversores, las empresas multinacionales y las instituciones
financieras de Europa y Estados Unidos controlan la vasta mayoría
de las principales organizaciones económicas que producen,
invierten, comercian y circulan capital y commodities. Estas no son
compañías "sin estado". Sus casas centrales se encuentran
en Europa y Estados Unidos. Sus estados negocian, manipulan, presionan
y se involucran en guerras para crear oportunidades, comprar a sus
competidores, derribar barreras a su expansión económica
y eliminar cualquier adversario real o imaginario.
Los gobernantes imperialistas plantean amenazas nucleares, utilizan
armamento de alta tecnología y destruyen a sus enemigos. Sus
negociadores comerciales eliminan restricciones de los competidores
y justifican las barreras comerciales para sus propias empresas. La
principal función del estado imperialista es dominar de tal
modo que sus multinacionales puedan florecer. El estado imperialista
se ha hecho más poderoso e invasor con el crecimiento de los
capitalistas "internacionales". El estado imperialista emplea a más
funcionarios para abrir mercados, recaudar grandes sumas para financiar
los regímenes de sus clientes en crisis financieras, envía
a sus mejores banqueros a negociar deudas, aumenta la provisión
de fondos para mejorar su capacidad militar y de inteligencia, para
destruir a sus enemigos y debilitar a sus competidores. El estado
imperialista otorga subsidios a un pequeño ejército
de ideólogos para que discutan que el estado es anacrónico,
que las reglas del "mercado libre" y las empresas globales no tienen
lealtades nacionales. La hegemonía del estado imperialista
se basa sobre la negación de su poder, para extender y profundizar
su ejercicio.
El lenguaje del Imperio
En el período previo a la revolución bolchevique de
octubre de 1917, el imperialismo era entendido a través del
sistema euronorteamericano de dominación colonial de Africa,
Asia y América Latina. Los estados coloniales y el capital
euronorteamericano y japonés trabajaban de la mano para conquistar
tierras y pueblos. Los países dominantes aceptaron ser designados
como potencias imperialistas como signo de prestigio, ser una Gran
Potencia. Después de las revoluciones comunistas, el surgimiento
de los movimientos de liberación nacionales y la desaparición
de las potencias imperialistas fascistas, la etiqueta de "imperialista"
quedó desprestigiada. Se asociaba con saqueo y dominación.
Por respeto a las susceptibilidades democráticas de Occidente
y a las revueltas en el Tercer Mundo, la práctica del imperialismo
se disfrazó y surgió un nuevo vocabulario de "regímenes
post-colonialistas", "países en vías de desarrollo"
y "países desarrollados". La realidad del imperialismo continuó,
sólo que estaba más disimulada,
El ejercicio actual de las intervenciones militares imperialistas
imita al del pasado. En el período colonial, la ocupación
euronorteamericana y el saqueo de los continentes estaban justificados
en nombre de traer la "civilización occidental". Actualmente
las guerras de agresión y la ocupación militar están
justificadas en nombre de "misiones humanitarias". En el pasado, el
mito imperialista era "El Descubrimiento de Nuevas Tierras"; en la
actualidad es el mito de la "Invasión por Invitación"
(extendida por los clientes locales). En el pasado, lo piratas, aventureros
y funcionarios comerciales sobornaban, embaucaban y reclutaban a los
jefes locales y líderes tribales para que traicionaran a su
pueblo y colaboraran con el Imperio. Actualmente las "agencias de
inteligencia" participan en operaciones encubiertas entrenando a ejércitos
mercenarios, montando "gobiernos en el exilio" y proporcionándoles
un libreto que declara su nacionalidad y afirmando su derecho a la
autodeterminación. Lo que los ideólogos imperialistas
consideran la legítima autodeterminación nacional es
la división de las naciones y la creación de mini regímenes
clientes que dependan del imperio.
En el pasado, las órdenes religiosas y las autoridades coloniales
participaban en el adoctrinamiento ideológico de los pueblos
sometidos. En la actualidad los medios masivos de comunicación,
el sistema de "educación superior" y las organizaciones no
gubernamentales subvencionadas por el imperio junto con la propaganda
del Vaticano proporcionan el mensaje ideológico que describe
la subordinación como "modernización", la recolonización
como "globalización" y la especulación financiera como
la Era Informática.
Actualmente, a diferencia del pasado, el poder imperialista penetra
en todas las áreas geográficas y en todos los aspectos
de la vida socioeconómica. Las corporaciones multinacionales
y los bancos dominan no sólo los mercados de commodities y
financieros, las principales redes comerciales locales e internacionales,
sino también la elaboración genética de alimentos,
la producción y comercialización masivas de "productos"
culturales. Las fuerzas militares de los países están
dirigidas por generales de los cuarteles euronorteamericanos. La marca
del "éxito" cultural y educativo debe ser "certificada", "reconocida"
y financiada por los líderes culturales en los centros culturales
del imperio euronorteamericano. El imperialismo es un fenómeno
multifacético.
Componentes del Poder Imperialista
Se nos recuerda constantemente que las corporaciones multinacionales
en la actualidad no tienen una identidad nacional. Sin embargo, un
reciente estudio empírico (The Myth of the Global Corporation)
observó que más del 80% de las decisiones clave en inversiones
y tecnología se toman en las casas centrales del "país
de origen". Mientras que las multinacionales producen y distribuyen
en todo el mundo, sus casas centrales siguen administradas y dirigidas
por Europa, Estados Unidos y Japón. En una palabra, los circuitos
económicos internacionales están bajo el control imperialista
El alcance de la dominación imperialista puede ser mal entendido
si se observan los componentes clave del poder imperialista, especialmente
el control de las principales organizaciones económicas, el
ejercicio del poder político-militar y el alcance de la hegemonía
cultural.
Economía de Imperio
El concepto amorfo de "globalización" oscurece el grado en
el que el poder económico está concentrado en las instituciones
de Europa y Estados Unidos. Datos extraídos del Financial Times,
28 de enero de 1999, revelan que entre las 500 compañías
más grandes (basadas en su capitalización de mercado),
244 son norteamericanas, 173 europeas y 46 japonesas. En otras palabras,
el 83% de las mayores empresas que controlan el comercio y la producción
mundiales son norteamericanas y europeas. Lo que resulta igualmente
importante es el aumento del poder de Estados Unidos y la declinación
de Japón en los últimos años. La cantidad de
firmas japonesas entre las 500 principales disminuyó de 71
a 46; mientras que la cantidad de grandes firmas norteamericanas entre
las primeras 500 aumentó de 22 a 244. Esta tendencia se acentuará
en el nuevo milenio porque las compañías norteamericanas
están comprando una gran cantidad de empresas japonesas, coreanas
y de otros países asiáticos. La concentración
de poder es aún más sorprendente si analizamos las 25
compañías más grandes del mundo (aquellas cuya
capitalización excede los 86 mil millones de dólares):
más del 70% son norteamericanas, el 26% son europeas y el 4%
japonesas. En la medida en que las multinacionales controlen la economía
mundial, es principalmente Estados Unidos el que resurge como potencia
abrumadoramente dominante
El argumento de que la "globalización" crea un nuevo mundo
"interdependiente" es falso. Todos los llamados "mercados nacientes"
de Asia, América Latina y Africa constituyen sólo el
5% (26) de las 500 empresas principales. Lo que es más significativo
aún es que, debido a la crisis económica y las privatizaciones,
muchas de estas 26 empresas son compradas por capitales norteamericanos
o europeos y se convierten en subsidiarias del imperio euronorteamericano
En la esfera financiera de poder, 11 de las principales 13 casas financieras
y de inversiones son norteamericanas, las otras dos son europeas.
Los mega fusiones y las comisiones billonarias en dólares que
estos bancos "asesores" reciben los convierten en los actores más
influyentes en el mundo financiero
E l Imperio, no la "globalización" explica porqué la
economía de los Estados Unidos continúa creciendo, mientras
que Asia, América Latina, la ex U.R.S.S. sufren bancarrotas,
crisis económicas y se derrumban. Las transferencias masivas
de ganancias, intereses y pago de regalías a las multinacionales
de Europa y Estados Unidos preceden y acompañan la crisis del
resto del mundo. Este sistema de prosperidad y crisis puede entenderse
mejor como el exitoso funcionamiento del imperio euronorteamericano.
La "crisis" se ve precipitada por la liberalización forzada
y las inversiones especulativas. Como consecuencia de la crisis, los
países imperialistas se benefician mediante la compra de empresas
en bancarrota, pagando bajos salarios en moneda devaluada y comprando
bienes de consumo baratos.
En nuestros días el capital euronorteamericano ha extendido
su control mucho más allá de los primeros enclaves imperialistas
en minería, agricultura o industria. En la actualidad los bancos
euronorteamericanos sostienen miles de billones de dólares
en deudas y reciben cientos de billones en pagos de deudas. Controlan
los bienes inmobiliarios, las tiendas minoristas, los centros comerciales
(shopping centers), productos de cultura masiva, los medios. Administran
la política macroeconómica a través del FMI y
del Banco Mundial. El alcance y la profundidad del imperialismo contemporáneo
excede ampliamente la antigua "versión colonial"
Este lucrativo imperio económico es creado, mantenido, protegido
y expandido por el estado: no es, contrariamente al folklore neoliberal,
un "sistema de mercado que se autoabastece".
El Estado Imperialista
El creciente imperio económico se corresponde con la mayor
militarización de la política internacional. Encabezando
el camino en esta dirección se encuentra el principio de poder
de construcción del imperio: Estados Unidos y el gobierno de
Clinton. Los presupuestos militares proyectados para los próximos
cinco años rondan los 1,5 trillones de dólares. Se construyen
nuevos sistemas antimisiles. Más importante que eso es que
el régimen de Clinton, apoyado por los líderes europeos,
ha definido explícitamente a la OTAN como una alianza militar
ofensiva enfocada sobre la intervención en conflictos internos
en cualquier parte del mundo. La doctrina militar neoimperialista
está descripta en un documento titulado "El concepto estratégico
de la Alianza" publicado por la cumbre de la OTAN el 23-24 de abril
de 1999 y aprobado por los jefes de estado de Estados Unidos y Europa
que se reunieron en Washington.
Este documento brinda la explicación más explícita
y global de la nueva doctrina militar que sirve para defender el creciente
imperio económico euronorteamericano. La pieza fundamental
de la nueva doctrina de la OTAN es la ampliación de la definición
de intervención militar, la creación de nuevas fuerzas
militares y la formulación explícita de una base unilateral
para la acción militar ofensiva basada en los intereses imperialistas
de los países de la OTAN.
En el primer caso, la OTAN ya no es concebida como una alianza defensiva
que responde a ataques militares. En lugar de ello, la OTAN ahora
puede actuar simplemente para "mejorar la seguridad y estabilidad
de la región euroatlántica" ). Es más, la participación
militar de la OTAN se basa ahora en la "prevención del conflicto
... el manejo de la crisis -a través de- operaciones de respuesta
a una crisis". En otras palabras, cada vez que los estados euronorteamericanos
perciben que sus intereses corren peligro debido a los movimientos
sociopolíticos que surgen, pueden intervenir militarmente dentro
de un país ("operaciones de respuesta a una crisis").
Los pretextos sin límite prefijado para la intervención
militar de la OTAN son más explícitos en la 2 Parte,
titulada "Perspectivas Estratégicas". Bajo el subtítulo
"Desafíos y riesgos para la seguridad" - que subraya posibles
escenarios para la intervención militar, el documento establece
que: "Algunos países en y alrededor de la región euroatlántica
enfrentan serias dificultades económicas, sociales y políticas.
Rivalidades étnicas y religiosas, disputas territoriales, intentos
inadecuados o fallidos de reforma, el abuso de los derechos humanos
y la disolución de estados ... tales conflictos podrían
afectar la seguridad de la Alianza [OTAN]". En otras palabras, si
los obvios fracasos de las transiciones capitalistas en Europa Oriental
y en la ex U.R.S.S. llevan a movimientos anticapitalistas ("inestabilidad")
que amenacen a regímenes miembros de la OTAN en la región,
esta puede intervenir militarmente en las luchas internas con el pretexto
de que el conflicto pone en peligro la seguridad de los países
integrantes de la OTAN.
Para intervenir en cualquier parte del mundo para proteger al nuevo
imperio euronorteamericano, el documento propone una nueva fuerza
estratégica (la creación de "fuerzas de despliegue rápido"),
y un mayor gasto militar ("los aliados europeos fortalecen su capacidad
para la acción, incluyendo el aumento de sus capacidades militares").
El carácter claramente imperialista de la nueva estrategia
militar queda explícito en dos párrafos clave que van
más allá de la declaración original de propósito
de la OTAN.
En el pasado, la acción militar de la OTAN se basaba en la
premisa "ante cualquier ataque armado al territorio de los aliados".
Sin embargo, en la nueva versión de la doctrina de la OTAN
leemos: "La seguridad de la Alianza (OTAN) debe tener en cuenta el
contexto global. Los intereses de seguridad de la Alianza pueden verse
afectados por otros riesgos de una naturaleza más amplia, incluyendo
actos de terrorismo, sabotaje y el crimen organizado y por la alteración
del flujo vital de recursos". En otras palabras, si sustituimos la
palabra "imperio" por "seguridad", podemos entender mejor que los
líderes euronorteamericanos ahora pueden citar una multitud
de asuntos internos/pretextos para intervenir militarmente fuera de
Europa. Es más, si un régimen progresista decide nacionalizar
sus recursos naturales y/o dedicar una mayor parte de los recursos
al desarrollo interno en lugar de destinarlos a los cofres de las
multinacionales euronorteamericanas, puede ser acusado por la elite
de la OTAN de "alteración del flujo de recursos" y estar sujeto
a una invasión por parte de las fuerzas de despliegue rápido
y a un bombardeo por parte de los "administradores de las crisis"
de la OTAN.
Si no existen "verdaderas crisis", la elite de la OTAN puede imaginar
una "crisis potencial en una etapa inicial" en cuyo caso las "fuerzas
militares de la Alianza puede ser llamadas a realizar operaciones
de respuesta a una crisis". En otras palabras, las elites de la OTAN
pueden inventar una crisis hipotética para enviar sus misiles
y su fuerza aérea para bombardear a un país disidente
y calificarla de "operación de respuesta a una crisis".
La expansión mundial y la conquista del capital euronorteamericano
van acompañadas por una militarización mundial de la
política exterior. Como establece el documento de la OTAN:
"El tamaño, la disposición, la disponibilidad y el despliegue
de las fuerzas militares de la Alianza reflejarán su compromiso
con la defensa colectiva y con la ejecución de operaciones
de respuesta a una crisis, a veces con poco tiempo de aviso, lejos
de sus estaciones centrales, incluso fuera del territorio de los Aliados".
La OTAN se presenta como la fuerza policial del mundo, definiendo
para sus propios propósitos la naturaleza de crisis y de "defensa".
El documento de la OTAN, a la vez que reconoce que la explotación
imperialista y el pillaje en la "periferia" del imperio llevan a conflictos
con los movimientos populares, proporciona los fundamentos políticos
para la intervención militar: " Deberán tenerse en cuenta
consideraciones regionales y en particular geoestratégicas
dentro de la Alianza, dado que las inestabilidades en la periferia
de la OTAN podrían conducir a una crisis o a conflictos que
requieran (sic) una respuesta militar de la Alianza, potencialmente
con poco tiempo de preaviso". Evidentemente, los blancos de la OTAN
se extienden mucho más allá del continente europeo hasta
América Latina, Asia y Africa. En el pensamiento de los estrategas
de la OTAN se encuentra implícita la idea de que las políticas
del mercado libre en Europa Oriental y Central, los Balcanes y la
ex U.R.S.S. han producido resultados catastróficos para la
mayoría de sus habitantes. Los líderes de la OTAN están
preocupados porque esto provoque importantes levantamientos y un retorno
al socialismo o que resulte en alguna variedad de nacionalismo benefactor.
Por lo tanto, los militares intensifican su poderío para proteger
a los nuevos regímenes de los clientes pro-imperialistas.
Los planificadores militares estratégicos de la OTAN reconocen
explícitamente que las políticas imperialistas de apoyo
evocarán poco, o nada de, apoyo popular en el país elegido
para la intervención militar. El documento dice: "Montar y
mantener operaciones fuera del territorio de los Aliados donde haya
poco o ningún apoyo por parte de la nación anfitriona
significa la aparición de desafíos logísticos
especiales". Para los estrategas militares del imperio, el problema
no es la oposición política de la gran mayoría
de la población en el país invadido, ni las violaciones
a la soberanía, ni las inevitables y masivas pérdidas
civiles de este indeseado ataque, sino la logística, la coordinación
de todo el espectro de armas destructivas y de las tropas para llevar
a cabo la misión imperialista.
Para llevar a cabo la misión militar de los estrategas euronorteamericanos
del imperio, la OTAN ha reclutado a los nuevos regímenes clientes
de Europa Oriental: la República Checa, Hungría, Polonia,
así como también 21 nuevos regímenes subordinados
llamados "Socios para la Paz". Los nuevos líderes en Europa
Oriental que, durante la era soviética, decían querer
la "independencia nacional" ahora proporcionan tropas, bases y apoyo
para el comando militar de Europa y Estados Unidos. Del mismo modo,
desde el Báltico hasta el Cáucaso, la OTAN ha extendido
su alcance militar, rodeando a Rusia y atacando a cualquier régimen
disidente, desde Yugoslavia hasta Irak, Somalia y Afganistán.
Los llamados Socios para la Paz están completamente subordinados
a los comandantes de Estados Unidos y a la plana mayor de Europa Occidental.
Los "socios" están preparados para convertirse en el equivalente
de los nuevos legionarios extranjeros, reciben paga y son promovidos
en proporción directa a los servicios leales que brindan al
imperio euronorteamericano.
Rivalidades interimperialistas: la OTAN y las Fuerzas Europeas de
"Defensa"
La toma de decisiones de la OTAN siempre ha estado bajo el control
de Estados Unidos. Cuando el gobierno de Estados Unidos decidió
reemplazar a Wesley Clark del comando de la OTAN en Yugoslavia, el
llamado "Secretario General de la OTAN" Javier Solano se enteró
por el diario. La oposición europea a la dominación
de la OTAN por los Estados Unidos refleja el hecho que las decisiones
militares tienen importantes consecuencias político-económicas
que afectan a las fortunas de sus respectivos intereses capitalistas.
Allí donde la OTAN interviene, Estados Unidos posteriormente
forja o extiende su esfera de influencia, logrando que sus multinacionales
obtengan una entrada privilegiada; el nuevo régimen del cliente
es "leal" a Estados Unidos: en una palabra, la OTAN es el brazo armado
del imperio norteamericano. Como resultado, a medida que el capital
europeo se expande por todo el mundo y compite con Estados Unidos
en Europa Oriental, en la ex U.R.S.S., en el Medio Oriente y en cualquier
otra parte, los líderes europeos reconocen la necesidad de
tener su propia fuerza militar independiente, sus propias fuerzas
de despliegue rápido para establecer esferas de influencia
en el continente y para intervenir cuando los intereses económicos
imperialistas europeos estén en peligro. El resurgimiento del
imperialismo europeo coincide con la remilitarización de Alemania
y las propuestas de los líderes franceses Jospin/Chirac y del
Primer Ministro británico Blair para incrementar en forma masiva
el gasto militar y el reclutamiento. La propuesta de la nueva Unión
Europea es equipar hasta 60.000 tropas para intervenir en cualquier
lugar del mundo donde los "intereses estratégicos" europeos
se vean amenazados. Según lo explicó el canciller de
Alemania, Gerhard Schroder: "La Europa del futuro deberá poder
defender sus intereses y valores eficazmente en todo el mundo".
No es coincidencia que los principales exponentes del nuevo militarismo
en Europa sean los llamados Social-demócratas de la llamada
"Tercera Vía". Como los defensores más agresivos de
las mega fusiones en su propio país y de la expansión
agresiva en el exterior de los bancos del capital multinacional en
otros países, representan a la Nueva Derecha - que tiene su
identidad precisamente en la creación de una nueva presencia
global europea para competir con el imperio norteamericano.