Documentos de James Petras
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Las
dos caras de las ONG
Por
James Petras
La
Jornada
Comentaristas e intelectuales se mostraron sorprendidos cuando muchos
líderes y activistas de organizaciones no gubernamentales (ONG)
se unieron a la campaña electoral de Vicente Fox y, tras su
victoria, esperan recibir puestos dentro de su nuevo gobierno. La
idea de que líderes "progresistas" de las ONG se unan a un
régimen abiertamente partidario del "libre mercado" parece
anómala. No obstante, un análisis más profundo
de la historia y antecedentes de funcionarios de ONG en América
Latina, así como de su ideología y nexos con donantes
externos, podía haber vaticinado este escenario.
En la transición hacia la política electoral en Chile,
Bolivia, Argentina y América Central, numerosos líderes
de ONG se aliaron a regímenes neoliberales que utilizaron su
experiencia organizacional y retórica progresista para controlar
protestas populares y socavar movimientos de clases sociales.
Desde el principio de la década de los 80, las clases dominantes
neoliberales, junto con el gobierno de Estados Unidos y gobiernos
europeos, se percataron que las políticas del "libre mercado"
estaban polarizando a las sociedades en América Latina. Mediante
fundaciones privadas y fondos estatales empezaron a financiar a las
ONG, mismas que expresaban una ideología contra el Estado y
promovían la "autoayuda".
A finales de este milenio, existen unas 100 mil ONG en todo el mundo
que reciben cerca de 10 mil millones de dólares y compiten
con los movimientos sociopolíticos por la lealtad de las comunidades
militantes.
Aun cuando las ONG han criticado violaciones a los derechos humanos,
rara vez denuncian a sus benefactores en Europa y Estados Unidos.
A medida que aumentó la oposición al neoliberalismo,
el Banco Mundial (BM) incrementó los donativos destinados a
las ONG.
El punto fundamental de convergencia que comparten las ONG y el BM
era el rechazo de ambas entidades al "estatismo". Superficialmente,
las ONG criticaban al Estado desde un perspectiva de "izquierda" en
la que defendían a la "sociedad civil", mientras que al BM
lo criticaban en nombre del "mercado".
En realidad, el BM y los regímenes neoliberales aprovecharon
las ONG para minar el sistema de seguridad social estatal, y fueron
utilizados y reducidos a medios para compensar a las víctimas
de las políticas neoliberales. Mientras los regímenes
neoliberales disminuían los niveles de vida y saqueaban la
economía, las ONG se fundaron para promover proyectos de "autoayuda"
que absorberían, temporalmente, a pequeños grupos de
desempleados pobres, a la vez que reclutaban líderes locales.
Las ONG se convirtieron en "el rostro comunitario" del neoliberalismo
y se relacionaron íntimamente con los de arriba y complementaron
su labor destructiva. Cuando los neoliberales transferían lucrativas
propiedades estatales, privatizándolas para los ricos, las
ONG no fueron parte de una resistencia sindical. Por el contrario,
se mostraron activos en la creación de proyectos privados,
promoviendo el discurso de la iniciativa privada ("autoayuda") al
dedicarse a fomentar la microempresa en las comunidades pobres.
Las ONG crearon puentes ideológicos entre pequeños capitalistas
y los monopolios que se beneficiaron de las privatizaciones --todo
en nombre del antiestatismo y la construcción de la sociedad
civil. Mientras los ricos creaban vastos imperios financieros a partir
de las privatizaciones, profesionales de clase media que trabajaban
con las ONG recibían pequeños fondos para financiar
sus oficinas, sus gastos de transporte y sus actividades para promover
actividades económicas a pequeña escala.
Lo importante aquí es que las ONG despolitizaron a sectores
de la población, ignoraron sus compromisos hacia actividades
del sector público y se valieron de líderes sociales
potenciales para la realización de proyectos económicos
pequeños. En realidad, las ONG no son no gubernamentales. Reciben
donativos de gobiernos extranjeros o funcionan como agencias subcontratadas
por gobiernos locales. Igualmente importante es el hecho de que sus
programas no son calificados por las comunidades a las que ayudan,
sino por sus benefactores extranjeros. Es en ese sentido que las ONG
sabotean la democracia al arrancar programas sociales de las manos
de las comunidades y de sus líderes oficiales, para crear dependencias
a cargo de funcionarios no electos, provenientes del extranjero, quienes
eligen y ungen a sus interlocutores locales.
La ideología de las ONG en cuanto a sus actividades privadas
y voluntarias destruye el sentido de lo "público"; la idea
de que el gobierno tiene la obligación de procurar a todos
sus ciudadanos. Contra esta noción de responsabilidad pública,
las ONG fomentan la idea neoliberal de una responsabilidad privada
hacia los problemas sociales y la importancia de los recursos pararesolver
estos problemas.
De tal suerte, las ONG imponen una doble carga sobre los pobres: el
pagar impuestos para financiar a un Estado neoliberal que sirve a
los ricos; y el autoexplotarse de manera privada para satisfacer sus
propias necesidades.
Muchos de los líderes y militantes de las ONG son ex marxistas
o "post marxistas", quienes toman prestada mucha de la retórica
referida a "dar poder al pueblo", "el poder popular", "la igualdad
de género" y "el liderazgo de las bases como el único
que logra legitimidad", mientras que alejan la lucha social de las
condiciones que marcan la vida de las personas. Las ONG se convierten
en un vehículo organizado que permite la movilidad social ascendente
para desempleados o profesionistas ex izquierdistas mal pagados.
El lenguaje progresista disfraza el núcleo conservador de las
prácticas de las ONG. Ejemplo de esto es el hecho de que la
naturaleza local de las actividades de las ONG tiene siempre que ver
con "dar poder", pero los esfuerzos de estos organismos rara vez van
más allá de una influencia en pequeñas áreas
de la vida social, utilizando los recursos limitados y siempre dentro
de las condiciones permitidas por el Estado neoliberal. En lugar de
dar educación política sobre la naturaleza del imperialismo
y sobre las bases clasistas del neoliberalismo, las ONG discuten sobre
"los excluidos", "los indefensos" y "la extrema pobreza" sin jamás
pasar de sus síntomas superficiales para analizar el sistema
social que produce estas condiciones.
Al incorporar a los pobres a la economía neoliberal a través
de acciones voluntarias que son exclusivamente de la iniciativa privada,
las ONG crean un mundo en el que la apariencia de una solidaridad
y acciones sociales ocultan una conformidad hacia las estructuras
nacionales e internacionales del poder.
No es casual que las ONG se hayan convertido en entes dominantes en
ciertas regiones donde las acciones políticas independientes
han decaído y el neoliberalismo rige sin oposición alguna.
La conversión de líderes de las ONG; de abanderados
del "poder popular", a simpatizantes del presidente electo conservador,
Vicente Fox, es por lo tanto perfectamente comprensible. Los funcionarios
de las ONG proporcionan la retórica "populista" en torno a
la sociedad civil que legitiman las políticas del libre mercado.
A cambio, sus nombramientos como funcionarios gubernamentales satisfacen
sus ambiciones de movilidad y ascenso social.
Para los ex izquierdistas, el antiestatismo es el pasaje que les concederá
tránsito ideológico de la política de clases
y el desarrollo comunitario hacia el neoliberalismo. Para los intelectuales
críticos, el problema no es sólo el neoliberalismo del
"libre mercado" que viene de las cúpulas, sino también
el neoliberalismo de la "sociedad civil", que proviene de abajo.
Traducción: Gabriela Fonseca