El imperialismo y la resistencia en América Latina
James Petras
Revista Koeyu Latinoamericano
A MANERA DE INTRODUCCION
El presente texto es una traducción del texto en inglés "Imperialism and Resistance in Latin America" enviado especialmente por el norteamericano analista y amigo de los pueblos - James Petras para el Encuentro Social Alternativo que se realiza en la ciudad de Santa Cruz en el marco de la XIII Cumbre Iberoamericana de presidentes.
En sus manos está un texto profundo y polémico; un texto que requiere
una amplia difusión en momentos en que "una ola continental de luchas
está surgiendo a lo largo de América Latina", para hacer
frente al "imperalismo, problema central de nuestro tiempo".
Agradecemos especialmente el aporte de James, quien en forma incansable y comprometida
se dedica a conocer, analizar y difundir los problemas de los pueblos.
La edición del presente texto ha sido posible gracias a la Universidad
Gabriel René Moreno, de Santa Cruz, mediante su dirección de postgrado,
que promovió la iniciativa, y el Centro de Documentación e Información
Bolivia (CEDIB) de Cochabamba, que editó el documento y se encarga de
la difusión, con la colaboración en España de MINKA
Centro de Promoción y Solidaridad.
El autor permite la reproducción parcial o general del texto, siempre
mencionando la fuente.
Noviembre de 2003
EL IMPERIALISMO Y LA RESISTENCIA EN AMERICA LATINA
Es completamente entendible que la Cumbre Iberoamericana de Presidentes (CIP)
este año se realice en Bolivia. Hace unas semanas atrás, Bolivia
fue el sitio de una histórica confrontación entre una élite
neo-liberal corrupta, respaldada por la Embajada americana y las fuerzas armadas,
contra campesinos, obreros, estudiantes y pobres de sectores urbanos que decidieron
recobrar el mando soberano de sus fuentes de energía y los mercados domésticos.
No es ninguna casualidad que la CIP se realice en Santa Cruz, la única
ciudad de Bolivia dónde el fugado presidente intentó provocar
un golpe con la ayuda de los empresarios.
El levantamiento popular de octubre del 2003 tiene dimensiones verdaderamente
heroicas, pero es sólo el inicio de una ola continental de luchas que
está surgiendo a lo largo de América Latina. Para entender esta
confrontación, brevemente es importante inspeccionar a los protagonistas
del cambio, la naturaleza de la polarización entre constructores del
imperio y sus regímenes vasallos y, por otro lado, los movimientos socio-políticos,
poniendo esto en el contexto de los cambios históricos en el poder durante
las recientes décadas. Es importante delinear el contexto político
del campo de batalla fundamental y los temas de las luchas presentes y futuras.
Éstos incluyen la batalla del gas, petróleo y otras fuentes de
energía; la cuestión agraria en todas sus manifestaciones, desde
la distribución de la tierra, a la libre determinación de cultivo
de la cosecha (incluso la coca); la protección del mercado interno y
la seguridad alimentaria; el problema de la masa de obreros urbanos desempleados;
los derechos humanos y los problemas de justicia social e impunidad de la élite.
En la última sección nosotros demostraremos por qué el
imperialismo es el problema central de nuestro tiempo y cómo un avance
positivo en las cuestiones sociales, políticas y económicas importantes
de nuestro tiempo, requiere de la derrota del proyecto imperial.
El retorno de la marea
Hay importantes indicadores empíricos que dicen que la marea está
volviéndose contra los regímenes latinoamericanos respaldados
por EE.UU., aunque a un costo alto y sangriento. En Bolivia, una alianza de
varios millones de bolivianos derrocó al régimen de Sánchez
de Lozada en octubre de 2003 e impuso un límite de 90 días al
entrante Presidente Mesa para que renacionalice el gas y las fuentes de energía,
revoque el programa de erradicación de la coca e instrumente otras demandas
populares. El costo fue alto: 81 muertos y 400 personas gravemente heridas.
En el vecino país Colombia, el referéndum promovido por Uribe,
EE.UU. y el FMI, no pudo obtener el mínimo del 25% del electorado y se
derrotó rotundamente, quedando bloqueada la agenda neo-liberal de austeridad
y las privatizaciones planteadas por Uribe. Un candidato de "centro-izquierda"
también derrotó la opción de Uribe para alcalde de Bogotá;
la segunda posición política más importante en el país.
El programa de contrainsurgencia de Uribe no ha obtenido logros significativos
contra las guerrillas, incluso cuando las fuerzas paramilitares continúan
matando a miles de campesinos en las áreas disputadas.
En Venezuela, los EE.UU. patrocinaron los esfuerzos para derrocar el régimen
democráticamente elegido del Presidente Hugo Chávez, derrotados
dos veces por una alianza de los pobres urbanos con sectores constitucionalistas
del ejército. Como resultado, Chávez ha "re-nacionalizado"
la compañía estatal de petróleo, reasignando las ganancias
de las inversiones extranjeras a los proyectos sociales locales en salud, educación,
casas de bajo para los pobres y una reforma agraria para los campesinos sin
tierra (100.000 beneficiarios en 2003).
En Argentina un masivo levantamiento popular en diciembre del 2001 y la movilización
urbana a lo largo de 2002-2003 ha llevado a una aguda reducción en los
pagos de la deuda, una baja en el precio de electricidad, gas y otros servicios
y el inicio de la reforma de los restos del sistema estatal corrupto y represivo
de la dictadura militar y los regímenes neoliberales civiles de Menem,
De La Rua y Duhalde. En Perú, Ecuador y Brasil, los movimientos de masa
se están reagrupando para relanzar sus proyectos de transformaciones
sociales, considerando el giro al neo-liberalismo ortodoxo de los presidentes
seudo-populistas, Lucio Gutiérrez en Ecuador, Da Silva en Brasil y Toledo
en Perú. El apoyo a Toledo ha caído a simples dígitos;
Gutiérrez ha perdido el apoyo de los sindicatos mayores y organizaciones
de indígenas y campesinos y se ha aliado con Febres Cordero, del Partido
Social Cristiano de la extrema derecha. En Brasil hay una gran desilusión
por parte de la mayoría de sus 50 millones de votantes, porque Da Silva
ha abrazado "el programa de ajuste", una versión neoliberal
extrema del FMI, cortando los programas sociales, reprimiendo a los activistas
rurales, cortando las pensiones de empleados públicos y distribuyendo
la tierra a menos de 5% de los 60.000 campesinos sin tierras que él prometió
efectivizar al término de su primer año de gobierno. Los MST,
los empleados públicos, los obreros por cuenta propia y muchos otros
sectores populares ya están en la huelga, mientras preparan masivas ocupaciones
de tierras y organizan un nuevo partido político.
El resurgimiento popular en el año 2003 representa la cuarta ola de forcejeo
popular durante el último medio siglo. La primera ola abarcó el
periodo entre 1959 y los años 70, empezando con el éxito de la
revolución cubana y acabando con la derrota de socialistas y populistas
y la imposición de dictaduras militares en el Cono Sur. La segunda ola
se centró en Centroamérica y empezó con la Revolución
Sandinista en 1979 y acabó con su derrota en las elecciones de 1990 y
la consolidación de regímenes "clientes" de los norteamericanos
en Nicaragua, Guatemala y El Salvador. La tercera ola, empezó en las
postrimerías de 1990 y acabó en 2002; una mezcla de movimientos
populares masivos y alianzas con personalidades electorales seudo-populistas
y partidos políticos. La cuarta ola, que rápidamente está
llegando a su punto más alto, se une cada vez más a los movimientos
socio-políticos a lo largo de América Latina. Éstos incluyen
coaliciones de desempleados, campesinos, indígenas y trabajadores urbanos
comprometidos en actividades extraparlamentarias.
El tema unificador de esta cuarta ola de insurgencia popular es la oposición
a la re-colonización de América Latina por la vía del ALCA
promovida por EE.UU. La singularidad de estos movimientos es su independencia
del control de los partidos electorales, su alcance es continental; tiene una
poderosa red internacional de solidaridad en varios foros sociales y organizaciones.
Lo más importante son sus profundas raíces en los movimientos
locales y la implicación en luchas concretas, basadas en un análisis
de las especificidades de la historia de cada país, su cultura, estructura
de la clase, étnica y rasgos de género.
El contexto histórico para la re-colonización de América
Latina (ALCA)
Los avances y retiradas de los regímenes "clientes" respaldados
por EE.UU. y los intereses económicos imperiales han estado en relación
inversa a la fuerza de los movimientos populares y regímenes sociales
progresivos durante el último medio siglo. La primera ola de regímenes
con respaldo imperial eran dictaduras militares anti-comunistas, en gran parte
altamente represivas, durante los años 1950: Batista en Cuba, Somoza
en Nicaragua, Trujillo en la República Dominicana, Odría en Perú,
Pérez Jiménez en Venezuela, Castillo Armas en Guatemala. Éstos
eran los precursores de las reglas neo-liberales militares y civiles de la última
parte del siglo. Esencialmente ellos sirvieron para abrir las puertas a una
invasión del capital de EE.UU. y mantener el apoyo incondicional a EE.UU.
durante la Guerra Fría. Los constructores del imperio americano apuntaron
a los regímenes nacional-populares y socialistas que emergieron
Perón en Argentina, Vargas en Brasil, Allende en Chile, J.J. Torres en
Bolivia - y promovieron la propiedad nacional de fuentes de energía y
las empresas públicas en la industria básica.
EE.UU. intervino y derrocó los regímenes populistas nacionalistas
a través de una alianza civil-militar "cliente" con golpes
y la invasión directa (República Dominicana 1965). El resultado
era la implantación del modelo "neoliberal" o del modelo imperial
de acumulación de capital en el que se privatizaron las empresas públicas
y las vendieron a EE.UU. y a capitales europeos. Además, los mercados
locales fueron invadidos por las exportaciones subvencionadas y la deuda externa
bajo gobernantes corruptos, quienes minaron las estrategias nacionales de desarrollo
equitativo.
Los años ´80 atestiguaron la transición de las dictaduras
militares a autoridades civiles-electorales, la profundización del "modelo
neo-liberal" y el masivo traslado de ganancias, intereses, derechos y de
fondos ilícitamente ganados a EE.UU. y la Unión Europea. La consolidación
de los regímenes neo-liberales llevó a desmantelar el sistema
de "bienestar social", al desempleo urbano masivo, al incremento vertiginoso
de la migración rural, miles de campesinos que huyen de la miseria absoluta
en el campo, al aumento de niveles de pobreza a más de 50% y al descontento
general de las masas con el modelo de acumulación imperial.
El período entre 1990-2001 atestiguó el derrocamiento popular
de dos presidentes neo-liberales en Ecuador, otro en Brasil (Collor de Mello)
y un cuarto en Venezuela (Carlos Andrés Pérez), preludio del derrocamiento
de políticos autoritarios corruptos en Perú (Fujimori), De La
Rua (Argentina) y Sánchez de Losada (Bolivia) en los primeros años
del nuevo milenio.
Mientras el neo-liberalismo mantuvo las ganancias extraordinarias para las empresas
europeas y americanas y las élites multi-millonarias locales, éste
ha demostrado no ser una política socialmente sustentable. El declive
y decaimiento del neo-liberalismo se evidencia en las importantes tasas de crecimiento
negativo, la descapitalización de las economías, el declive del
consumo doméstico masivo, la profundización de la crisis en la
agricultura (salvo los enclaves de exportación), y los exorbitantes pagos
de la deuda que minan cualquier inversión pública en los programas
económicos y sociales.
El neo-liberalismo en crisis:
re-nacionalización o re-colonización
El ALCA es una respuesta frente a la decadencia del neo-liberalismo propuesta
por los EE.UU. y los estados asociados en su aplicación. ALCA quiere
decir el traslado de soberanía a una comisión de ALCA dominada
por los EE.UU. Esta comisión establecerá el armazón legal,
económico, político para la aplicación, a largo plazo y
a gran escala, de intereses imperiales americanos. El ALCA llevará al
sometimiento de todas las funciones de los poderes legislativos y ejecutivos
latinoamericanos a EE.UU. que controlará el ALCA. La meta económica
inmediata del ALCA será privatizar las áreas lucrativas restantes
de propiedad nacional: el petróleo venezolano, mexicano, ecuatoriano,
las telecomunicaciones y la privatización de la salud pública,
educación y servicios sociales. El ALCA también querrá
decir la protección continuada de EE.UU., en sus sectores agrícolas
e industriales; el subsidio continuado de exportadores americanos y la monopolización
del comercio para privilegiar a los exportadores americanos por encima de los
productores asiáticos y europeos.
Para defender el ALCA como un proyecto de re-colonización, los constructores
del imperio americano están militarizando la región vía
el Plan Colombia, construyendo extensas redes de bases militares y aumentando
los contactos personales-políticos de funcionarios militares a través
de ³ejercicios militares conjuntos².
El aumento de los conflictos sociales y las masivas insurgencias populares no
sólo es una respuesta a las depredaciones pasadas y presentes, sino también
al proyecto futuro de re-colonización incluyendo el control de recursos
de energía (como el gas boliviano), y el desarraigo del campesinado rural
y la "última solución" a la autodeterminación
nacional y la soberanía popular.
Sin embargo, la crisis del neo-liberalismo y la transición a la re-colonización
tiene lugar en el terreno político y social calurosamente disputado:
la emergencia de la "cuarta ola de movimientos social-políticos",
la debilidad relativa y el aislamiento de los regímenes vasallos en favor
del ALCA.
Bolivia ha hecho el camino, primero derrocando al corrupto régimen de
Sánchez de Lozada y apuntando a una dirección alternativa: la
re-nacionalización de las fuentes de energía, la protección
y la autodeterminación de sus productores agrícolas domésticos.
Los métodos bolivianos de cambio y de demandas programáticas tienen
una resonancia profunda entre los pueblos de América Latina, desencantados
cada vez más con los líderes políticos elegidos que en
campaña hacen promesas electorales diametralmente opuestas a lo que practican.
La agenda para la cuarta ola de los movimientos socio-políticos
El centro de las luchas socio-políticas emergentes se mueve alrededor
de varios ejes, involucrando cada uno élites locales ligadas al imperio
estadounidense por un lado y campesinos-indígenas, obreros, desempleados
y jóvenes, por otro.
1. El desafío más grande del imperio es el control del gas, el
petróleo y otras fuentes de energía.
Una victoria de los poderes imperiales mediante la continuada privatización
- abrirá las puertas para un control completo de la economía y
proporcionará recursos poderosos para financiar la dominación
imperial y sus élites vasallas.
Una victoria para el movimiento popular la derrota de imperialismo
con la toma del control de las fuentes energéticas, proporcionaría
para los pueblos los recursos para financiar la inversión pública
en infraestructura que se vincularía a mercados domésticos y el
empleo; consolidaría la reforma agraria, los programas sociales y modernizaría
la salud, los servicios educativos y sociales. Además, la re-nacionalización
podría proporcionar la fuerza necesaria para revertir otras privatizaciones
y desnacionalizaciones ilegales y de alto costo, incrementando el alcance y
la profundidad del control popular de la economía. Finalmente el gas
y el petróleo no sólo son fuente de riqueza, sino también
emblema de las luchas por el desarrollo autónomo y la defensa de identidad
nacional.
2. La fuerza de la actual insurgencia popular, las mejores organizaciones y
movimientos sociales más concientes, se encuentran en las áreas
rurales de América Latina.
El tema central es la cuestión agraria con sus múltiples luchas
complejas, que van desde las demandas por la reforma agraria en Brasil hasta
las demandas de los productores de coca en Bolivia, Perú y Colombia por
el derecho a cultivar y comercializar la hoja de coca. La lucha fundamental
está entre los pequeños productores, los campesinos sin tierra
y los productores medianos de alimentos para mercados locales, contra los grandes
agro-exportadores, importadores comerciales y agro-exportadores subvencionados
en Europa y EE.UU.
Los problemas son múltiples; más de tres cuartas partes de los
créditos, la ayuda técnica, y los subsidios al derecho al agua
son asignadas por los regímenes neo-liberales a los sectores agro-exportadores,
mientras que se obliga a los campesinos y a los productores pequeños
que pidan préstamos a los prestamistas locales, hacendados grandes y
comerciantes, en condiciones de usura. En Brasil, Paraguay y Colombia existen
grandes propiedades de tierra sin cultivar, pero con millones de campesinos
sin tierra y productores de subsistencia. En Colombia y Brasil cientos de miles
de campesinos son desarraigados y los ejércitos privados de los grandes
hacendados, protegidos por el sistema judicial corrupto, asesinan a centenares
de campesinos cada año. La misma "justicia de clase" encarcela
miles de activistas campesinos que buscan soluciones a los problemas de su sector.
El tema de la pobreza rural sólo puede solucionarse confrontando el problema
de la concentración de riqueza, tierra y crédito. El tema agrario
es el problema más explosivo para detonar la guerra social de gran potencia
a largo plazo.
3. El tercera área de las luchas masivas está entre la masa creciente
de desempleados urbanos concentrados en las grandes ciudades y provincias. Cuarenta
a ochenta por ciento de la fuerza obrera en América Latina es desempleada
o empleada en una actividad económica incierta que no sostiene un ingreso
sostenible. Los poderosos movimientos de ocupación de tierras en la periferia
de ciudades por los Sin Techo en Brasil; masivos bloqueos de caminos por los
desempleados organizados en Argentina y el levantamiento urbano en El Alto de
Bolivia son síntomas de la explosividad de la pobreza urbana.
El tema clave determinante del desempleo es la descapitalización de América
Latina por medio de pagos onerosos de la deuda a los bancos extranjeros, la
repatriación de ganancias por las multinacionales corporativas (MNCs)
y la colusión de los bancos de EE.UU. y la unión Europea que transfieren
billones de fondos ilegalmente ganados por los bancos locales, por los políticos
y élites de negocios locales.
La segunda fuente de desempleo es la inundación de los mercados locales
por los productos subvencionados de los EE.UU. y la Unión Europea, así
como de MNCs que exportan desde las plataformas obreras baratas en China.
El sub-desempleo incluye a obreros de fábricas que han perdido sus trabajos
y a jóvenes que entran en el mercado obrero quienes nunca antes habían
sido empleados. Los recientes levantamientos en Bolivia y Argentina, que tuvieron
éxito derrocando a los regímenes sirvientes americanos y la movilización
popular que restauró al presidente Chávez, fueron impulsados principalmente
por los sub-desempleados en lugar de los sindicatos industriales que tienen
su base en las fábricas.
4. El cuarta área de luchas masivas está en la esfera de los derechos
humanos. Retornaron los movimientos contra la impunidad de oficiales gubernamentales
implicados en las matanzas, el genocidio, la tortura y encarcelamientos del
pasado, sobre todo en Argentina, Bolivia, Perú, Paraguay y Colombia.
Las campañas de gran potencia para la libertad de los activistas políticos
y sociales encarcelados están teniendo lugar en Brasil, Colombia y en
otras partes. Las luchas contra la impunidad de asesinos políticos del
pasado se dirigen a prevenir la repetición de crímenes por los
mismos oficiales en el presente y futuro. El mayor número de ex-verdugos,
ex-dictadores y ex-militares de América Latina que se encuentran en un
cómodo destierro en EE.UU., particularmente en Miami, ciudad que tiene
la más alta concentración per cápita de los terroristas
latinoamericanos en el mundo.
El hecho que la mayoría de los crímenes contra los derechos humanos
son el resultado de gobernantes que protegen los privilegios, tenencias de propiedades
grandes y el pillaje de recursos nacionales por las élites minoritarias,
la defensa más eficaz para un verdadero desarrollo humano requiere de
la transformación de estructuras estatales y la redistribución
de riquezas y la propiedad bajo el control mayoritario de obreros, campesinos
y profesionales. La continuación de las violaciones de los derechos humanos,
la persistencia de la criminalización de los movimientos sociales y la
impunidad de élites como Da Silva recientemente elegido, Gutierrez y
Toledo, sugiere que los derechos humanos no serán respetados por un cambio
de Presidentes, si no se acompaña por el cambio estructural.
El imperialismo americano: En el ojo de la tormenta
Desde la caída del muro, Washington ha extendido su influencia sobre
la mayoría de los países ex comunistas --desde el Báltico,
a través de Europa Oriental, a los Balcanes y más allá
hasta Asia Central y Sur-- a través de guerras, invasiones y operaciones
encubiertas. El imperio americano incluye casi cincuenta por ciento de los 500
MNCs y bancos más grandes, 120 bases militares alrededor del mundo y
ciento de misiones militares. El ALCA forma una parte integral de la doctrina
Bush de dominación mundial. Este imperio todavía no es el poder
omnipotente mundial, no es "el unipolar", ni es el imperio omnipresente.
En Irak, el régimen colonial-colaborador está encontrándose
con la masiva resistencia popular con más de tres docenas de choques
armados por día y decenas de soldados americanos y colaboradores civiles
heridos y muertos cada semana. La resistencia también está aumentando
en Afganistán colonial. En América Latina, se derrotaron proyecciones
americanas de poder en Venezuela, Colombia y Bolivia. La resistencia popular
derrotó dos golpes orquestados por EE.UU. en Venezuela, ³el Plan
Colombia² en Colombia y evitó que temporalmente - Sánchez
de Losada concrete un multimillonario negociado de venta de gas a Chile.
El costo de construir el imperio de Washington está minando la economía
doméstica y el apoyo político al régimen, como el peaje
de muerte de los soldados junto con los déficits del presupuesto, mientras
cae el gasto social y el trabajo industrial. ³El imperio crece, pero la
república declina², ésa es la contradicción mayor,
junto con la contradicción entre la ocupación colonial y la resistencia
anti-colonial en Irak y América Latina.
El "centralismo" de América Latina hacia el imperio americano
y el "centralismo" del imperio americano hacia la regresión
latinoamericana
Las políticas y prácticas de las instituciones políticas
y económicas más grandes de EE.UU. están en el centro de
los mayores problemas que enfrenta América Latina. La noción del
"centralismo" de imperio no niega la existencia de especuladores locales,
políticos corruptos, propietarios explotadores y hombres de negocios,
oficiales y militares autoritarios. Lo que está claro que esos oficiales
de EE.UU. han elaborado un modelo centrado en la acumulación imperial
que es la causa de la regresión de la sociedad latinoamericana y el estancamiento
de sus economías.
Latino América es importante para la construcción del imperio
en tres áreas generales: el comercio, márgenes de ganancia y el
control de la energía y otros recursos estratégicos.
EE.UU. tiene un creciente e insostenible déficit en sus transacciones
con Asia y Europa; la única región en la que EE.UU. tiene una
cuenta con superávit neto es América Latina. Si no fuera por excedentes
del comercio y los servicios en América Latina, la balanza comercial
americana negativa pondría en riesgo al dólar americano y quizás
contribuiría a acelerar una crisis financiera. El ALCA es vista por EE.UU.
como un mecanismo para sostener y expandir este excedente.
En segundo lugar, para la construcción del imperio son importantes los
márgenes de ganancia, particularmente en las finanzas, la banca, la energía
y el comercio. Entre 1990-2000 más de 900 mil millones de dólares
fueron transferidos a EE.UU. en pagos de interés, derechos de autor,
ganancias y dinero ilícito transferido por las élites corruptas
locales. América Latina, especialmente México, Venezuela y Ecuador,
es la principal fuente de importaciones de energía necesaria para sostener
la economía americanaparticularmente en tiempos de guerra y de resistencia
popular en el Medio Este y Asia del sur.
Dadas estas preocupaciones estratégicas ladrillos básicos
para el imperio americano el empujón americano hacia ALCA se vuelve
completamente entendible: le proporciona el mando directo, colonial a EE.UU.
encima de los países latinoamericanos, acomodando las políticas
comerciales a sus intereses, asegurando la sucesión de dineros por el
pago de interés y apropiándose de las fuentes de energía
por medio de las privatizaciones.
Las instituciones imperiales americanas están en el centro de la lucha
de clases en América Latina en tres áreas de gran importancia
histórica.
El gobierno de los EE.UU., con el respaldo de las Instituciones Financieras
Internacionales (IFIs) como el FMI y el BM, son los arquitectos, promotores
principales y beneficiarios de la ideología neo-liberal y sus prácticas.
La lucha contra el neo-liberalismo involucra la confrontación directa
con los regímenes locales, quienes llevan a cabo esas políticas,
y atacan más aun a los IFIs y sus patrocinadores en Washington y Europa.
Los EE.UU. es el primer interesado en empujar la imposición rápida
del ALCA y es el beneficiario más prominente de la re-colonización
de América Latina. La oposición masiva creciente al ALCA en realidad
es expresión de una oposición generalizada a la re-conquista imperial
americana del continente latinoamericano; de un profundo rechazo de sus ciudadanos
ante la disminución de la soberanía nacional.
El conflicto central hoy y en el pasado está relacionado directamente
con la apropiación de las fuentes de energía de América
Latina. Las recientes confrontaciones más importantes y sangrientas en
América Latina que se dieron entre los movimientos populares y los sectores
de poder relacionados con los EE.UU., se libraron justamente en Bolivia y Venezuela,
por el control de petróleo y gas. La conducta violenta de sectores locales
respaldados por los EE.UU., en el golpe de estado en Venezuela y las matanzas
en Bolivia, nos dicen mucho sobre la profunda base autoritaria del estilo ALCA-re-colonización.
El imperialismo y la cuestión agraria
Hay cinco áreas dónde los intereses imperiales han tenido un impacto
negativo en granjeros, campesinos y obreros latinoamericanos:
Los pequeños agricultores y campesinos se empobrecieron por una política
de subvenciones de alimentos y exportaciones en general de los EE.UU, así
como también por la implementación de aranceles que protegen a
sus productores locales.
Las agencias policíacas americanas como la DEA hacen recaer la responsabilidad
del tráfico de drogas en campesinos que no producen las drogas adictivas
ni las consumen, ni reciben más de 5% del precio final de las drogas
en las calles de las ciudades americanas.
El programa norteamericano de erradicación de drogas ha puesto en peligro
el sustento de centenares de miles de campesinos de América Latina y
ha minado las economías de las industrias de servicio que dependen del
gasto de los productores, sin mencionar las pérdidas por la falta de
acceso a créditos públicos, que podrían financiar el desarrollo
y empleo.
La migración forzada de millones de campesinos en Colombia, Centroamérica
y otros lugares, es el resultado de los programas millonarios de "contrainsurgencia"
de los Estados Unidos que aterrorizan al campo, destruyendo cadenas productivas
y minado la confianza de inversionistas, desmotivando cualquier inversión
importante que crearía empleos.
La militarización sistemática por parte del Pentágono de
las políticas latinoamericana, particularmente en el área rural,
y la alianza entre grandes propietarios, barones de madera y dirigentes políticos
derechistas, han llevado al crecimiento de un déficit alimentario para
el consumo local.
Finalmente EE.UU. y la presión de las IFIs para el pago puntual de la
deuda han vaciado las arcas de los gobiernos locales, fondos que se podrían
haber usado para proporcionar créditos, tierra y para impulsar una reforma
agraria con una producción sostenida de alimentos.
No es sorpresa alguna la incursión adversa y profunda del imperialismo
americano en todos los campos de la agricultura.
Campesinos, indígenas y obreros de América Latina - tradicionalmente
al margen de esta realidad - han impulsado movimientos sociales en oposición
a esta política norteamericana en sus varias reencarnaciones, como es
el neo-liberalismo del "ALCA" y "los pagos de la deuda".
El gas y petróleo son de importancia estratégica para el imperio
y también para la gente empobrecida de América Latina.
El problema está claro: las ganancias enormes del gas y petróleo,
el uso y generación de energía tienen implicaciones enormes en
el sostenimiento del imperio, consolidando su actividad productiva, salud, educación,
empleo y actividades agrícolas e industriales relacionadas.
La cuestión fundamental es la propiedad, el control y el uso. El imperio
americano quiere el control para sus transnacionales con el fin de salvar su
economía. Por su parte los movimientos populares buscan una propiedad
pública nacional bajo un mando democrático que reinvierta las
ganancias de los hidrocarburos para multiplicar el crecimiento económico
y social dentro de sus países, proporcionando energía barata para
sus hogares, granjas y fábricas.
El desempleo y el Imperialismo
El modelo imperial central de acumulación (ICMA), bien conocido como
"el neo-liberalismo", se fortalece ahondando y extendiendo el desempleo
en las áreas urbanas y rurales. Las exportaciones agrícolas subvencionadas
de Washington y la protección de la agricultura y sus mercados locales,
ha llevado a la ruina y ha cerrado mercados para los productores locales en
América Latina, mientras que aumentó el número de desempleados
por millones.
El ICMA ha eliminado la protección a los fabricantes locales obligando
a la mayoría de los obreros e industriales a vender y consumir las importaciones
baratas. Igualmente el proceso de privatización ha llevado a un uso creciente
de automatización y consumo energético, volviéndose poco
competitivo en los mercados locales y extranjeros. Finalmente las demandas de
los banqueros y el IFI para los pagos de la deuda, priva al Estado de recursos
para financiar los servicios públicos y otras importantes inversiones,
minando la capacidad del estado de crear nuevos trabajos, o de financiar reformas
agrarias que podrían absorber a la población rural.
La corrupción e incompetencia de las instancias oficiales, y la salida
de un sector importante de inversores locales, se constituyen en factores importantes
de una estructura económico-política que genera el desempleo,
y que a su vez está respaldada por las agencias imperiales americanas.
El imperialismo y los derechos Humanos
La unión más flagrante y obvia entre el imperialismo y los problemas
estructurales profundos encontrados en América Latina está en
el área de los derechos humanos. Todas las instituciones del estado-
el ejército, inteligencia y sus auxiliares- impulsan las violaciones,
reciben armamento, entrenamiento, adoctrinamiento, además de financiamiento
y apoyo político de las poderosas agencias del estado imperial americano.
Sea en el Plan Colombia, las bases militares americanas a lo largo de América
Latina, o la intervención directa y flagrante del Embajador americano
promoviendo golpes y represión, el estado imperial americano es cómplice
en los crímenes contra la humanidad, sea promoviendo el asesinato de
300,000 paisanos en Centroamérica durante 1980, la matanza de 30,000
campesinos en Colombia en 1990, o matando e hiriendo a centenares de personas
en Bolivia en el mes pasado.
Como el caso del ex-presidente Sánchez de Lozada con residencia actual
en Miami, los EE.UU. protege y brinda asilo a múltiples fugitivos que
huyen de los procesos judiciales por abusos de los derechos humanos y el pillaje
de la tesorería pública, haciendo al gobierno americano cómplice
de sus crímenes.
La conclusión
Resulta totalmente comprensible que haya dos conferencias en Santa Cruz, Bolivia.
Una, la cúspide de los Presidentes Iberoamericanos, que representa los
intereses de los constructores del imperio americano- europeos, mientras la
conferencia alternativa reúne la resistencia popular al imperio, fuerzas
que buscan una transformación social profunda.
Está claro que la correlación de fuerzas en América Latina
se inclina lentamente pero en forma segura contra el imperialismo:
Después de los discursos triunfales que acompañan la invasión
y ocupación de Irak, ahora oímos hablar de un crecimiento de la
resistencia popular anti-colonial en el seno del mismo imperio.
En América Latina el levantamiento y caída de "presidentes"
lacayos se acelera: en pocos meses, aquellos recientemente elegidos y aclamados
por los medios de comunicación de masas como "los nuevos salvadores",
rápidamente sucumben ante las demandas de sus patrocinadores imperiales
y confrontan crecientes movilizaciones por parte de campesinos, obreros, desempleados,
mujeres, e indígenas.
Bolivia es un ejemplo de los procesos de cambio: Sánchez de Lozada tuvo
que retirarse en menos de 2 años; Carlos Mesa, el Presidente interino,
es presionado por los diferentes sectores en un marco de 90 días de gobierno.
Mientras los movimientos populares avanzan, con retrocesos y conquistas, el
imperio también se prepara para golpes militares, masacres y la corrupción
de líderes populares.
Batallas grandes se acercan. Somos testigos de un periodo de masivas luchas,
represiones violentas, intervenciones y distorsiones en los medios masivos de
comunicación, convirtiendo a las víctimas en los ejecutores de
justicia, y a los ejecutores de justicia en víctimas.
Pero los movimientos están adelantando, dolorosamente, pero seguros,
enterrando a sus camaradas, cuidando sus heridos, mientras nutren a sus sobrevivientes
y aumenta su solidaridad.
Finalmente, con la organización, conciencia y audacia nosotros ganaremos,
no sólo porque la lucha por la libertad e igualdad es justa, sino porque
nosotros nos atrevemos a luchar.