Documentos de Noam Chomsky
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Retrospectiva:
Revisión de la campaña
de la OTAN sobre Kosovo, 2ª Parte
2
de marzo del 2001
Hasta
cierto nivel, seguramente, se reconoce el disparate de la justificación
retrospectiva. Por consiguiente muchos intentos de justificar el bombardeo
de la OTAN siguen una línea diferente. Una versión típica
dice que "Serbia invadió Kosovo para aplastar un movimiento
separatista albanés pero mató 10.000 civiles y expulsó
a 700.000 personas hacia Macedonia y Albania. Entonces, la OTAN atacó
a Serbia desde el aire para proteger a los albaneses de una limpieza
étnica [ pero] mató centenares de civiles serbios y
produjo un éxodo de decenas de miles de ellos desde las ciudades
al campo". Si asumimos este orden de los acontecimientos se podría
armar una base racional que justifique el bombardeo, pero, sin ningún
tipo de dudas, el orden real es exactamente el opuesto.
El
dispositivo es de uso habitual en los medios y los especialistas con
frecuencia adoptan una postura similar. El historiador David Fromkin,
en su libro ampliamente elogiado sobre la guerra, afirma sin argumentos
que los EEUU y sus aliados actuaron únicamente por "altruismo"
y "fervor moral", forjando "un enfoque novedoso sobre el uso de la
fuerza en política internacional" al "reaccionar a la deportación
de más de un millón de kosovares de su patria" con el
bombardeo, para salvarlos de "horribles sufrimientos o la muerte".
Se está refiriendo a aquellos expulsados como consecuencia
anticipada de la campaña de bombardeos. Al abrir su defensa
legal de la guerra, la profesora en leyes, Ruth Wedgwood asume sin
argumentos, que el objetivo del bombardeo de la OTAN fue "detener
la expulsión de los albaneses de Kosovo" a manos de Belgrado;
esto es, la expulsión precipitada por el bombardeo, un objetivo
desconocido y enérgicamente negado por el comandante militar
de la operación.
El especialista en asuntos
exteriores y seguridad Alan Kuperman escribe que en Timor Oriental
y Kosovo "la amenaza de sanciones económicas o de bombardeo
provocó una trágica reacción violenta" y que
"la intervención occidental llegó demasiado tarde para
prevenir atrocidades masivas". En Kosovo el bombardeo no llegó
"demasiado tarde para prevenir atrocidades masivas" mas bien las precedió
y tal como fue anticipado, las incitó. En Timor Oriental, ninguna
acción occidental "provocó una reacción violenta".
No se propuso el uso de la fuerza e incluso se retrasó la amenaza
de sanciones hasta después de que se consumaran las atrocidades.
La "intervención" la realizó una fuerza de paz de la
ONU que ingresó en el territorio administrado por Portugal
en principio bajo jurisdicción de la ONU, después de
que las potencias occidentales finalmente retiraran su apoyo directo
a la invasión de Indonesia y sus masivas atrocidades, causando
la rápida retirada de su ejército.
Tal revisión del
registro de los hechos ha sido un procedimiento habitual durante todo
este tiempo. En una peculiar versión anterior, el especialista
en política exterior del New York Times (NYT) Thomas Friedman,
escribió al final de la guerra que "al comenzar la expulsión
de los refugiados, ignorar a Kosovo hubiera sido un error.... por
lo tanto el uso de un "enorme poder de fuego aéreo" en pos
de un objetivo concreto era la única opción lógica.
El desalojo de los refugiados al que él se refiere siguió
al uso del "enorme poder de fuego aéreo" tal como se anticipó.
De nuevo la inversión que ya nos es familiar, comprensible
ya que sin ella la defensa de la violencia de estado se vuelve verdaderamente
dificultosa.
Una justificación
retrospectiva usualmente empleada es que el uso de la fuerza hizo
posible el retorno de los albano-kosovares a sus hogares; un logro
significativo si ignoramos el hecho que casi todos fueron expulsados
como reacción a los bombardeos. Según éste razonamiento,
una alternativa preferible, grotesca pero algo menos que el plan de
acción que se siguió, hubiera sido esperar a que los
serbios consumaran la supuesta amenaza y si lo hacían, bombardear
la República Federal Yugoslava (RFY) para asegurar el retorno
de los kosovares, que hubieran sufrido bastante menos daño
que al huir bajo los bombardeos de la OTAN.
Una variante interesante
aparece en la introducción al libro de documentos sobre Kosovo
editado por el profesor en leyes Marc Weller de la Universidad de
Cambridge. Él reconoce que el bombardeo de la OTAN, al que
apoyó enérgicamente, es una clara violación del
derecho internacional y podría justificarse solamente sobre
la base de un supuesto "derecho a la intervención humanitaria".
Esta justificación a su vez, se basa en el supuesto que el
rechazo de la RFY a "aceptar un detallado acuerdo sobre el tema de
Kosovo [ el ultimátum de Rambouillet] constituiría una
circunstancia que desencadenaría una descomunal emergencia
humanitaria. Pero los sucesos en el terreno "disculparon" a la OTAN
de tener que contestar este punto", escribe:
particularmente "el inicio de una campaña de deportación
masiva previamente planificada de lo que pareció en algún
momento ser la totalidad de la población de la etnia albanesa
de Kosovo justo antes del comienzo de los bombardeos".
Hay dos problemas con este
planteamiento. Primero, el registro documental, incluyendo el libro
que el editó, no brinda ninguna evidencia en apoyo de este
crucial argumento y de hecho lo niega (dada la falta de evidencia
a pesar de los importantes esfuerzos para sacarla a luz). Segundo,
aún en el caso que se hubiera descubierto a posteriori que
la expulsión comenzó antes de los bombardeos, esto difícilmente
podría justificar el empleo de la fuerza, por simple lógica.
Además, como fue ya discutido, aún si el inicio de la
expulsión se hubiera conocido antes del bombardeo (aunque misteriosamente
esto falta en la evidencia documental) hubiera sido altamente preferible
permitir que la expulsión se llevara a cabo y entonces iniciar
el bombardeo que llevaría al retorno de aquellos deportados:
grotesco pero en bastante menor grado que lo finalmente decidido.
Sin embargo, a la luz de las evidencias disponibles, todo esto es
una discusión académica, que simplemente muestra los
desesperados esfuerzos para justificar la guerra.
¿Es que existían
opciones menos grotescas en Marzo de 1999? El peso de la prueba está
obviamente del lado de aquellos que optaron por la violencia de estado,
un gran peso que no ha tenido intentos serios de ser levantado. Pero
dejemos esto de lado y miremos al abanico de opciones disponibles.
Una pregunta importante,
hecha por Eric Rouleau es si "las atrocidades serbias habían
llegado a proporciones tales que obligaban a romper el proceso diplomático
con el fin de salvar a los kosovares de un genocidio". Anota que "la
continua negativa de la Organización para la Seguridad y la
Cooperación Europea (OSCE) a difundir el informe [ sobre las
observaciones de los monitores de la Misión de Verificación
de Kosovo (KVM) desde noviembre hasta su retirada] solamente alimenta
las dudas sobre la veracidad de tal alegato. Como se dijo antes, los
autos de procesamiento del Departamento de Estado y el Tribunal no
brindan ningún apoyo significativo a tal alegato, lo cual no
es un hecho insignificante puesto que ambos buscaron desarrollar el
caso más contundente. ¿Qué hay entonces del informe
de la OSCE, difundido después del artículo de Rouleau?
Como ya fue comentado, el informe no hace ningún esfuerzo serio
para apoyar tal argumento, de hecho brinda poca información
acerca del período crucial. Sus referencias confirman de hecho
el testimonio de Jacques Prod´home, miembro francés del KVM
citado por Rouleau, de que "en el mes previo a la guerra, durante
el cual se movió libremente en la región de Pec, ni
él ni sus colegas vieron nada que pudiera ser descrito como
persecución sistemática, crímenes colectivos
o individuales, incendio de casas o deportaciones." Los detallados
informes del KVM y otros observadores omitidos en la revisión
de la OSCE socavan aún más el alegato, como ya hemos
dicho.
El argumento central, componente
clave del caso de la OTAN tal como reconocen aún sus más
fervientes defensores, Weller por ejemplo, permanece sin apoyo. Una
vez más debe subrayarse que el mayor peso de la prueba está
del lado de aquellos que lo emplearon para justificar el uso de la
fuerza. La discordancia entre lo que se requiere y la evidencia presentada
es "impresionante", si bien el término "contradicción"
sería mas adecuado, en particular cuando se consideran otras
evidencias pertinentes, como el testimonio directo del comandante
militar, General Clark.
Kosovo había sido
un lugar extremadamente desagradable durante el año previo.
Cerca de 2,000 personas murieron asesinadas según la OTAN,
la mayoría albaneses, en el curso de una lucha encarnizada
que comenzó en Febrero con acciones del Ejército de
Liberación de Kosovo (ELK) que los EEUU denunciaron como "terrorismo",
y una brutal respuesta Serbia. En el verano el KLA controlaba cerca
del 40% de la provincia, desencadenando una cruenta reacción
de las fuerzas de seguridad serbias y de paramilitares dirigida a
la población civil. De acuerdo con el consejero legal de los
albano-kosovares Marc Weller, "en pocos días [ después
de la retirada de los monitores el 20 de Marzo] , el número
de desplazados se incrementó hasta 200,000", números
que concuerdan grosso modo con los de la inteligencia norteamericana.
Supongan que los monitores
no hubieran sido retirados en la preparación del bombardeo
y que se hubieran proseguido los esfuerzos diplomáticos. ¿Eran
éstas opciones factibles? ¿Hubieran conducido a un a un peor
desenlace, o incluso a uno mejor?. Ya que la OTAN se negó a
explorar esta posibilidad, no lo sabemos. Pero al menos podemos considerar
los hechos conocidos y preguntarnos lo que sugieren.
¿Podían los monitores
de la KVM haber permanecido, incluso haber aumentado su presencia?
Parece posible, particularmente a la luz de la condena inmediata a
la retirada realizada por la Asamblea Nacional Serbia. No se ha argumentado
que el incremento de las atrocidades después de su retirada
se hubiera producido incluso si se hubieran quedado y mucho menos
que la masiva escalada fue la consecuencia prevista del bombardeo
marcado por la partida de los mismos. La OTAN también puso
poco esfuerzo en utilizar otros medios pacíficos; incluso un
embargo de petróleo, la base de cualquier régimen de
sanciones serio, no fue considerado sino hasta después del
bombardeo.
Sin embargo, la cuestión
más importante, tiene que ver con las opciones diplomáticas.
En la víspera del bombardeo había dos propuestas sobre
la mesa. Una era el acuerdo de Rambouillet, presentado a Serbia como
un ultimátum. La segunda era la posición Serbia, formulada
en el "Borrador del Acuerdo Revisado" del 15 de Marzo y la Resolución
de la Asamblea Nacional Serbia del 23 de marzo. Una preocupación
seria por proteger a los kosovares bien podría haber puesto
en consideración también otras opciones, incluso tal
vez, algo parecido a la propuesta del presidente Serbio de Yugoslavia,
Dobrica Cosic, de 1992-93 que proponía la partición
de Kosovo y su separación de Serbia, con la excepción
"de una cantidad de enclaves Serbios". En su momento, la propuesta
fue rechazada por la República de Kosovo de Ibrahim Rugova
que había declarado la independencia y formado un gobierno
paralelo; pero podría haber sido de utilidad como base de una
negociación en las circunstancias diferentes de comienzos de
1999. Quedémonos entonces con las dos posiciones oficiales
al final de marzo: el ultimátum de Rambouillet y la Resolución
Serbia.
Es importante y a la vez
revelador que, con excepciones marginales, los contenidos esenciales
de ambas posiciones fueron mantenidos fuera del alcance de la opinión
pública, aparte de medios disidentes que llegan a poca gente.
La Resolución de
la Asamblea Nacional Serbia, si bien reportada enseguida por los servicios
cablegráficos, ha permanecido prácticamente como un
secreto. Ha habido escasos indicios incluso de su existencia, y menos
aún de su contenido. La Resolución condena el retiro
de los monitores de la OSCE y hace un llamado a la ONU y la OSCE para
permitir un acuerdo diplomático a través de negociaciones
"hacia la concreción de un acuerdo político basado en
una amplia autonomía para [ Kosovo] , asegurando la completa
igualdad de todos los ciudadanos y comunidades étnicas y el
respeto a la soberanía e integridad territorial de la República
de Serbia y la República Federal de Yugoslavia." Abre la posibilidad
de una "presencia internacional" de "tamaño y características"
a determinar a los efectos de llevar a cabo el "acuerdo político
sobre la autodeterminación acordada y aceptada por los representantes
de todas las comunidades nacionales que viven en [ Kosovo] ." La conformidad
de la RFY para "discutir el alcance y el carácter de la presencia
internacional en [ Kosovo] para aplicar el acuerdo a ser aceptado
en Rambouillet" había sido transmitida formalmente a los negociadores
el 23 de Febrero, y anunciada por la RFY en conferencia de prensa
el mismo día. Si esas propuestas tenían alguna sustancia
no lo podemos saber puesto que nunca fueron consideradas y permanecen
desconocidas.
Es quizás más
llamativo aún que el ultimátum de Rambouillet, descrito
universalmente como la propuesta de paz, fue ocultado a la opinión
pública, en particular las cláusulas aparentemente introducidas
en los últimos momentos de las conversaciones de París
en Marzo, después que Serbia manifestara su acuerdo con las
principales propuestas políticas, garantizando así su
rechazo. De singular importancia son los términos de los Apéndices
de aplicación que otorgaban a la OTAN el derecho de "entrada
libre y sin restricciones y acceso autorizado a todo lo largo de la
RFY incluyendo el espacio aéreo y las aguas territoriales,"
sin límites, obligaciones ni ataduras respecto a las leyes
del país o la jurisdicción de sus autoridades, quienes,
sin embargo, deberán seguir las órdenes de la OTAN "con
la mayor prioridad y todos los medios apropiados" (Apéndice
B).
El Anexo fue ocultado a
los periodistas que cubrían las conversaciones de Rambouillet
y París, informa Robert Fisk. "Los serbios dicen que lo denunciaron
en su última conferencia de prensa en París, un encuentro
pobremente cubierto en la embajada Yugoslava a las 11de la noche el
18 de Marzo." Los disidentes serbios que participaron en las negociaciones
sostienen que tales condiciones les fueron entregadas el último
día de las conversaciones de París, y los rusos no sabían
de su existencia. Estas cláusulas no estuvieron a disposición
de los miembros de la Casa de los Comunes Británica hasta el
1 de Abril, el primer día del receso parlamentario, una semana
después del inicio del bombardeo.
En las negociaciones que
comenzaron después del bombardeo, la OTAN abandonó completamente
estas demandas junto con otras a las cuales Serbia se había
opuesto, y no existe ninguna mención a ellas en el acuerdo
final de paz. Sin que le falte razón, Fisk pregunta: ¿Cuál
era el propósito real de la exigencia de última hora
de la OTAN? ¿Era un caballo de Troya? ¿Para salvaguardar la paz? ¿O
para sabotearla? En cualquier caso, si los negociadores de la OTAN
hubieran estado preocupados por el destino de los albano-kosovares,
deberían haber intentado determinar si la diplomacia podía
tener éxito retirando las demandas más provocativas
y obviamente irrelevantes de la OTAN, aumentando el vigilancia, y
no terminándola; y amenazando con el uso de sanciones significativas.
Cuando se han formulado
tales preguntas, los líderes de los equipos negociadores de
los EEUU y Gran Bretaña han alegado que estaban dispuestos
a retirar las demandas exorbitantes que luego dejaron de lado, pero
que los serbios se negaron. El alegato es difícilmente creíble.
Hubieran tenido toda la razón del mundo de hacer públicos
esos hechos de inmediato. Es interesante que ellos no fueron llamados
a responder por este asombroso desempeño.
Destacados partidarios
del bombardeo han empleado alegatos similares. Un importante ejemplo
es el comentario sobre Rambouillet realizado por Marc Weller. Éste
ridiculiza los "alegatos extravagantes" sobre los Apéndices
de aplicación, los cuales dice "fueron publicados junto con
el acuerdo," esto es el Borrador del Acuerdo fechado el 23 de marzo.
Donde fueron publicados no lo dice, ni explica porqué los periodistas
que cubrían las conversaciones de Rambouillet y París
los desconocían; ni tal parece, el parlamento Británico.
El "famoso Apéndice B", afirma, establecía "los términos
habituales de un acuerdo de fuerzas para la KFOR (las fuerzas de ocupación
de la OTAN)." No explica porqué tal exigencia fue retirada
después que empezara el bombardeo, y evidentemente no lo necesitan
las fuerzas que entraron en Kosovo bajo mando de la OTAN en Junio,
y que son mucho más grandes que las contempladas en Rambouillet
y por tanto deberían ser aún más dependientes
del acuerdo de fuerzas. También queda sin explicar la respuesta
de la RFY del 15 de marzo al Borrador del Acuerdo del 23 de febrero.
La respuesta de la FRY analiza el Borrador de Acuerdo con gran detalle,
sección por sección, proponiendo extensos cambios y
supresiones a lo largo del mismo, pero sin hacer ninguna referencia
a los apéndices- los acuerdos de aplicación, que tal
como Weller enfatiza, eran con mucho la parte más importante
y el tema de las negociaciones de París que tenían lugar
en ese momento. La única forma de ver esta descripción
es con escepticismo, incluso dejando fuera su actitud descuidada hacia
el hecho crucial, ya apuntada, y sus claros cometidos. De momento,
estos importantes asuntos permanecen sepultados en la oscuridad.
A pesar de los esfuerzos
oficiales para prevenir el conocimiento público de lo que estaba
sucediendo, los documentos estaban disponibles para cualquier medio
noticioso que se decidiese a profundizar en el asunto. En los EEUU,
la demanda extrema (y claramente irrelevante) de una práctica
ocupación de la RFY por parte de la OTAN recibió su
primer mención en una conferencia de prensa de la OTAN el 26
de abril, cuando se hizo un pregunta al respecto, pero fue rápidamente
desechada y no profundizada. Los hechos fueron informados cuando las
demandas fueron formalmente retiradas y se volvieron irrelevantes
con relación a una opción democrática. Inmediatamente
después del anuncio de los acuerdos de paz el 3 de junio, la
prensa citó los pasajes críticos del "tómelo
o déjelo" del ultimátum de Rambouillet, anotando que
"una fuerza únicamente de la OTAN iba a tener permiso completo
para ir a cualquier parte de Yugoslavia donde quisiera, inmune a cualquier
proceso legal," y que "fuerzas lideradas por la OTAN hubieran tenido
prácticamente acceso libre por toda Yugoslavia, no solamente
Kosovo." Durante los 78 días de los bombardeos las negociaciones
continuaron, cada lado haciendo compromisos -descritos en los EEUU
como fraude serbio, o capitulación bajo las bombas. El acuerdo
de paz del 3 de junio fue un compromiso entre las dos posiciones sobre
la mesa a finales de marzo. La OTAN abandonó sus exigencias
más extremas, incluyendo aquellas que aparentemente minaron
las negociaciones en el último minuto y el texto que se interpretó
como un llamado a referéndum sobre la independencia. Serbia
aceptó a la "presencia de una fuerza de seguridad internacional
con participación prominente de la OTAN", la única mención
a la OTAN en el acuerdo de paz o la Resolución 1244 confirmatoria
del Consejo de Seguridad. La OTAN no tenía la intención
de ajustarse a los pedazos de papel que había firmado e inmediatamente
actuó violándolos, aplicando una ocupación militar
de Kosovo bajo su mando. Cuando Serbia y Rusia insistieron en el cumplimiento
de los acuerdos formales, fueron castigados por su fraude, y el bombardeo
fue renovado para hacerlos entrar en vereda. El 7 de junio, los aviones
de la OTAN bombardearon de nuevo las refinerías de petróleo
en Novi Sad y Pancebo, centros de oposición a Milosevic. La
refinería de Pancebo se prendió fuego liberando una
gran nube de gases tóxicos, mostrada en una foto de un artículo
del NYT del 14 de julio que discutía los severos efectos sobre
la economía y la salud. No se informó del bombardeo
aunque fue cubierto por los servicios cablegráficos.
Se ha argumentado que de
haberse llegado al mismo en marzo, Milosevic hubiera intentado evadir
los términos de un acuerdo. Los antecedentes apoyan fuertemente
esta conclusión así como apoyan la misma conclusión
acerca de lo que hubiese hecho la OTAN - no sólo en este caso,
incidentalmente; el desmantelamiento por la fuerza de los acuerdos
firmados es la norma por parte de las grandes potencias. Tal como
ahora se reconoce tardíamente, los antecedentes también
sugieren que "habría sido posible [ en marzo] iniciar una verdadera
ronda de negociaciones- no el desastroso dictado Americano presentado
a Milosevic en la conferencia de Rambouillet - e introducir un gran
contingente de observadores externos capaces de proteger a civiles
albaneses y serbios por igual.
Al menos todo esto parece
claro. La OTAN prefirió rechazar las opciones diplomáticas
que no estaban agotadas y lanzar una campaña militar que tuvo
terribles consecuencias para los albano- kosovares, tal como se esperaba.
Otras consecuencias preocupan poco a occidente, incluyendo la destrucción
de la economía civil Serbia por operaciones militares violando
en forma flagrante las leyes de la guerra. Si bien este asunto fue
presentado al Tribunal de los Crímenes de Guerra tiempo atrás,
es difícil imaginar que será seriamente considerado.
Por similares razones, es poco probable que el Tribunal preste atención
a las 150 páginas del "Sumario de la Operación Tormenta:
Un caso prima facie", que revisa los crímenes de guerra cometidos
por las fuerzas croatas que expulsaron 200.000 serbios de Krajina
en agosto de 1995, con participación crucial de los EEUU y
que produjo "prácticamente una falta total de interés
en la prensa y el Congreso de los EEUU," observa David Binder, corresponsal
del NYT en los Balcanes.
El sufrimiento de los kosovares
no concluyó con la llegada de la fuerza de ocupación
de la OTAN (KFOR) y la misión de la ONU. A pesar de los billones
de dólares que estuvieron rápidamente disponibles para
el bombardeo, siendo octubre, los EEUU "aun no han pagado uno solo
de los 37.9 millones de dólares estimados para cubrir los gastos
de la puesta en funcionamiento de la operación civil de la
ONU en Kosovo"; tal como en Timor Oriental, donde la administración
Clinton solicitó una reducción de la pequeña
fuerza de paz. Cerca de noviembre, "la Oficina para la Asistencia
a Desastres en el Exterior de los EEUU aún no había
distribuido ningún kit de trabajo pesado y estaba únicamente
entregando trastos viejos" por el programa de protección contra
el invierno en Kosovo; la ACNUR y la agencia humanitaria de la UE,
ECHO han insistido en sus críticas por las demoras y la falta
de previsión". Las actuales necesidades de la misión
de la ONU cuestan "el precio de medio día de bombardeos", dijo
un amargado funcionario de la ONU y sin tal ayuda, "este lugar fracasará",
para el regocijo de Milosevic. Una conferencia de donantes llevada
a cabo por los gobiernos occidentales prometió sólo
88 millones de dólares para cubrir el presupuesto de la misión
de la ONU en Kosovo y ofreció para el próximo año
1 billón de dólares en ayuda para la reconstrucción
- fondos públicos que serán transferidos a las arcas
de los contratistas privados, si se llega a una solución de
las controversias dentro de la OTAN sobre como se distribuirán
los contratos. A mediados de diciembre la misión de la ONU
suplicó nuevamente con poco éxito, por fondos para maestros,
la policía, funcionarios y otros empleados públicos.
A pesar de la limitada
ayuda, el atractivo de un desastre que puede ser atribuido al enemigo
oficial y explotado (en forma curiosa) "para demostrar porqué
78 días de ataques aéreos contra las fuerzas y la infraestructura
serbia eran necesarios" ha sido suficiente para introducir cortes
severos en la ayuda en otros lugares. El senado de los EEUU está
proyectando un corte en decenas de millones de dólares de los
programas relacionados con Africa. Dinamarca ha cortado la ayuda fuera
de Kosovo en un 26%. El Cuerpo Médico Internacional está
suspendiendo su programa en Angola, ya que mientras recaudaron 5 millones
de dólares para Kosovo, han buscado en vano 1.5 millones de
dólares para Angola, donde 1.6 millones de desplazados se enfrentan
a la muerte por inanición. El Programa Mundial de Alimentación
anunció que deberá recortar sus programas que atienden
a 2 millones de refugiados en Sierra Leona, Liberia y Guinea, al haber
obtenido menos del 20% de los fondos solicitados. La misma suerte
espera a 4 millones de personas que sufren hambruna en la región
africana de los Grandes Lagos -cuyas circunstancias no están
desvinculadas durante muchos años de las acciones de las potencias
occidentales, así como de la negativa a actuar en momentos
críticos. El ACNUR gasta 11 veces más por refugiado
en Kosovo que en Africa. "Los centenares de millones de dólares
gastados en los refugiados de Kosovo y el amontonamiento entre las
agencias deseosas de gastarlos fue casi una obscenidad", dijo Randolph
Kent," quien dejó los programas de la ONU en los Balcanes por
el trabajo en Africa Oriental. El presidente Clinton mantuvo una reunión
con las agencias de ayuda más importantes "para destacar su
propio entusiasmo en apoyar a Kosovo"
Todo esto sucede va contra
del trasfondo de importantes reducciones de la ayuda en los EEUU,
en "la cima de su gloria" (Fromkin), con sus dirigentes complacidos
de adulación por su "altruismo" sin precedentes históricos,
al tiempo que prácticamente desaparecen de la lista de donantes
para los pobres y miserables.
El informe de la OSCE brinda
una detallada documentación de los crímenes cometidos
bajo la ocupación militar de la OTAN. Si bien no se comparan
con aquellos cometidos por Serbia bajo el bombardeo de la OTAN, no
son insignificantes. La provincia ocupada se encuentra bajo "la falta
de legalidad que ha dejado una violencia incontrolada" mucha de la
cual es atribuida al ELK-UCK, indica la OSCE, mientras la "impunidad"
ha prevalecido sobre la justicia. Los albaneses opositores al "nuevo
orden" bajo el dominio del UCK, incluidos los dirigentes del "principal
rival político de este grupo rebelde" han sido secuestrados,
asesinados, atacados con granadas, amedrentados y obligados a abandonar
la política. La selección del informe de la OSCE aparecida
en el NYT se refiere a la ciudad de Prizren cerca de la frontera albanesa,
atacada por los serbios el 28 de marzo, pero "el resultado global
es que mucho más daño ha sido causado .....después
de la guerra que durante ella." La policía militar británica
informa de la participación de la mafia albanesa en ataques
con granadas y otros actos criminales como el asesinato de ancianas
por "hombres autoidentificados como representantes del ELK."
La minoría serbia
ha sido en su mayor parte expulsada. Robert Fisk informa que "el número
de serbios asesinados en los 5 meses desde la guerra se acerca al
de albaneses asesinados a manos serbias en los 5 meses previos al
inicio del bombardeo por la OTAN en marzo," tal como indica la evidencia
disponible; recordar que la ONU informó de "65 muertes violentas"
de civiles (principalmente albaneses y serbios) en los 2 meses previos
a la retirada de los monitores y el bombardeo. Los crímenes
no son investigados, ni siquiera el asesinato de un empleado serbio
del Tribunal Internacional. La comunidad croata "huyó en masa"
en octubre. En noviembre, "el presidente de la pequeña comunidad
judía en Pristina, Cedra Prlincevic huyó a Belgrado
después de denunciar "un pogromo contra la población
no-albanesa." Amnistía Internacional informó al finalizar
el año que la "violencia contra serbios, gitanos, eslavos musulmanes
y albaneses moderados en Kosovo ha crecido dramáticamente durante
el mes pasado", incluyendo "asesinatos, secuestros, ataques violentos,
intimidación e incendio de casas a diario," del mismo modo
que la tortura y las violaciones, y los ataques a los medios y organizaciones
políticas independientes en lo que parece ser "una campaña
orquestada para silenciar las voces moderadas en la sociedad de etnia
albanesa," todo esto ante los ojos de las fuerzas de la OTAN.
Los oficiales de la KFOR
informan que sus órdenes son pasar por alto los crímenes:
"Por supuesto que es una locura," dijo un comandante francés,
"pero esas son las órdenes de la OTAN, desde arriba." Las fuerzas
de la OTAN asimismo "parecen completamente indiferentes" a los ataques
de "bandas armadas de etnia albanesa" que cruzan la frontera entre
Serbia y Kosovo "para aterrorizar aldeas fronterizas, robar madera
o ganado y, en algunos casos, para asesinar," produciendo el abandono
de estos pueblos.
Actualmente, todo indica
que Kosovo bajo la ocupación de la OTAN se ha transformado
en el sitio que fue a principios de 1980, después de la muerte
de Tito, cuando fuerzas nacionalistas se movilizaron para crear "una
república Albanesa étnicamente pura", tomando tierras
de los serbios, atacando iglesias, y participando en "premeditados
actos de violencia" para lograr el objetivo de una región albanesa
"étnicamente pura" , con "episodios de violación, incendio,
robo y sabotaje industrial aparentemente pensados para enviar a los
indígenas eslavos que permanecían en Kosovo ... fuera
de la provincia." Este problema "en apariencia ingobernable", otra
fase en una terrible historia de violencia intercomunitaria, condujo
a una respuesta particularmente brutal de Milosevic, despojando a
Kosovo de su autonomía y de los importantes subsidios federales
de los cuales dependía, imponiendo un régimen de "Apartheid".
Kosovo comenzó a parecerse a Bosnia, "un antro de ladrones
y evasores de impuestos" sin una economía operativa, dominado
por "una adinerada clase criminal que ejerce una enorme influencia
política y que se apodera anualmente de cientos de millones
de dólares de los impuestos." Lo peor puede estar por venir
cuando la lucha por la independencia para Kosovo viene intrincada
con presiones por una "gran Albania", de sombríos presagios.
Los países pobres
de la región han sufrido enormes pérdidas por el bloqueo
del Danubio causado por el bombardeo de Novi Sad, otro centro de oposición
a Milosevic. Estos ya venían sufriendo de las barreras proteccionistas
que "impiden que los barcos lleven sus productos a la UE," lo mismo
que "una barrera de cuotas y tarifas occidentales sobre sus exportaciones."
Pero el "bloqueo del [ Danubio] es realmente un regalo para Europa
Occidental, particularmente Alemania, que se beneficia del incremento
de su actividad en el Rhin y en los puertos sobre el Atlántico.
Hay también otros
ganadores. Al final de la guerra, la prensa económica declaró
como "los verdaderos ganadores" a la industria militar occidental,
refiriéndose principalmente a la industria de tecnologías
punta. Moscú está esperando "un gran año para
las exportaciones de armas rusas" ya que "el mundo se está
rearmando aprensivamente gracias sobre todo a la aventura balcánica
de la OTAN", buscando una disuasión, tal como fue ampliamente
previsto durante la guerra. Aún más importante, los
EEUU fueron capaces de imponer su dominio sobre la región estratégica
de los Balcanes, desplazando, al menos temporalmente, las iniciativas
de la UE, una causa primaria de la insistencia que la operación
estuviera en manos de la OTAN, una subsidiaria de los EEUU. Una Serbia
venida a menos se mantiene como la última que no está
de acuerdo, probablemente no por mucho tiempo.
Una consecuencia adicional
es un golpe a los frágiles principios del orden mundial. La
acción de la OTAN representa una amenaza para "el corazón
del sistema de seguridad internacional" fundado por la Carta de las
Naciones Unidas, observa el Secretario General Kofi Annan en su informe
anual a la ONU en septiembre. Esto importa poco a los ricos y poderosos,
que actúan a voluntad, rechazando decisiones de la Corte Internacional
de Justicia y vetando resoluciones del Consejo de Seguridad cuando
es necesario; es útil recordar que, contrariamente a lo que
habitualmente se cree, los EEUU han sido por lejos los que han vetado
más resoluciones del Consejo de Seguridad en una gran gama
de temas, incluyendo terrorismo y agresión, desde que perdieron
el control de la ONU en el curso de la descolonización, con
Gran Bretaña como segundo, seguidos de lejos por Francia como
tercero. Las víctimas habituales, sin embargo, se toman estos
asuntos más seriamente como demuestra la reacción global
a la guerra en Kosovo.
El punto esencial -para
nada oscuro- es que el mundo enfrenta dos opciones con relación
al empleo de la fuerza: 1) algo parecido a un orden mundial, ya sea
la Carta o incluso algo mejor si puede ganar cierto grado de legitimidad;
o 2) los estados poderosos hacen lo que quieran a menos que sufran
restricciones internas, guiados por intereses de poder y ganancias,
como en el pasado. Tiene mucho sentido luchar por un mundo mejor,
pero no complacerse con en pretensiones e ilusiones sobre el mundo
en que vivimos.
Los archivos y otras fuentes
de información brindarán mucha más información
sobre la última guerra en los Balcanes. Cualquier conclusión
a la que se llegue hoy, será como máximo tentativa y
parcial. Por lo pronto, sin embargo, las "lecciones aprendidas" no
parecen ser particularmente atractivas.
Del Epílogo de la Traducción
Francesa de El Nuevo Humanismo Militar (Common Courage, 1999; Page
Deux Lausanne, 2000).
Título original:
In Retrospect. A review
of NATO's war over Kosovo, part II
Autor: Noam Chomsky
Origen: Z Magazine, abril de 2000
Traducido por Pedro Edu Hondo y revisado por Carlos Carmona, febrero
de 2001