Documentos de Noam Chomsky
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Retrospectiva:
Revisión de la campaña
de la OTAN sobre Kosovo, 1ª Parte
2 de marzo
del 2001
Calmado
el asunto, debería ser posible abordar una revisión
y un análisis relativamente desapasionados de la guerra de
la OTAN en Kosovo. Se podría esperar que el asunto hubiese
dominado el milenarismo de fin de año, considerando la respuesta
abundante que la guerra provocó en los círculos intelectuales
occidentales y la ola de autocomplacencia de tanta gente respetable
aclamando la primera guerra en la historia batallada "en el nombre
de principios y valores", el primer paso audaz hacia una "nueva era"
en la cual los "estados ilustrados" protegerán los derechos
humanos de todos bajo la guía de un "Nuevo Mundo idealista
decidido a terminar con la inhumanidad", ahora liberado de los grilletes
de arcaicos conceptos sobre el orden mundial. Pero recibió
una escasa mención.
Una rara excepción fue el
Wall Street Journal (WSJ), que dedicó su artículo principal
del 31 de Diciembre a un análisis en profundidad de lo ocurrido.
El titular decía: "La guerra de Kosovo fue cruel, encarnizada,
salvaje; genocidio no fue". La conclusión contrasta bastante
con la propaganda durante la guerra. Una búsqueda en la base
de datos de referencias a "genocidio" en Kosovo sólo durante
la primera semana de bombardeos se interrumpía al alcanzar
su límite de 1000 documentos.
Cuando las fuerzas de la OTAN entraron en Kosovo, se emprendieron
tremendos esfuerzos para descubrir evidencias de crímenes de
guerra, "modelo de rapidez y eficiencia", para asegurar que ninguna
evidencia se perdiera o pasara por alto. Esfuerzos "basados en lecciones
aprendidas de los errores pasados" que reflejaban "una creciente atención
internacional en atrapar a los responsables de crímenes de
guerra". Aún más, añaden los analistas, "probar
la escala de los crímenes es también políticamente
importante para la OTAN, para demostrar porqué fueron necesarios
78 días de ataques aéreos contra fuerzas e infraestructuras
serbias".
Esta lógica ampliamente aceptada es intrigante. Indiscutiblemente,
los enormes crímenes tuvieron lugar después de que comenzaran
los bombardeos: fueron no una causa sino una consecuencia. Requiere
un considerable atrevimiento, por tanto, tomar los crímenes
como justificación con efecto retroactivo de las acciones que
contribuyeron a provocarlos.
Una "lección aprendida", y rápidamente puesta en práctica,
fue la necesidad de evitar una investigación seria de los crímenes
en Timor Oriental. Aquí no hubo "modelo de rapidez y eficiencia".
A pesar de las súplicas de la misión de pacificación
de la ONU, fueron enviados pocos forenses, y con cuatro meses de retraso,
bastante después de que la estación de las lluvias borrase
evidencias esenciales. La propia misión fue retrasada incluso
después de que el país hubiese sido virtualmente destruido
y la mayoría de su población expulsada. La diferencia
no es difícil de comprender. En Timor Oriental los crímenes
eran imputables directamente al terrorismo de estado que había
sido apoyado por Occidente justo hasta el final de las atrocidades.
Consecuentemente, temas como el disuadir y el exigir responsabilidades
difícilmente pueden estar en la agenda. En contraposición,
en Kosovo puede aducirse la evidencia de crímenes terribles
para dar una justificación con efecto retroactivo de la guerra
de la OTAN, sobre el interesante principio establecido por el sistema
doctrinal.
A pesar de los intensivos esfuerzos, los resultados de "la obsesión
por la fosa común", como la llaman los analistas del WSJ, era
decepcionantemente escasos. A pesar de "los enormes campos de exterminio
que algunos investigadores esperaban... la norma ha sido la dispersión
de los asesinatos", una forma de "limpieza étnica descafeinada".
"La mayoría de las muertes e incendios sucedieron en áreas
dónde el separatista Ejército de Liberación de
Kosovo (ELK-UCK) había estado activo" o podía infiltrarse,
informaron algunos investigadores pro derechos humanos, en un intento
por "delimitar las áreas de apoyo al ELK-UCK, utilizando selectivamente
amenazas, saqueos y asesinatos esporádicos". Estas conclusiones
ganan apoyo con la detallada revisión de la OSCE publicada
en Diciembre, la cual "sugiere un fundamento de tipo militar para
las expulsiones, las cuales estaban concentradas en las áreas
controladas por los rebeldes y las probables rutas para una invasión".
El análisis del WSJ concluye con que "la OTAN dio un paso más
en sus afirmaciones sobre los 'campos de exterminio' serbios" cuando
"vio que un débil sector de la prensa se inclinaba por la historia
contraria: civiles asesinados por las bombas de la OTAN". El portavoz
de la OTAN Jamie Shea presentó "información" que podía
ser rastreada hasta fuentes del ELK- UCK. El WSJ concluye con que
muchos de los más espeluznantes y prominentemente reportajes
publicados sobre atrocidades atribuidos a los refugiados y a otras
fuentes eran falsos. Entretanto la OTAN buscaba negar sus propias
atrocidades, por ejemplo, publicando un video falso "pasado al triple
de su velocidad real" para simular que "la muerte de al menos catorce
civiles a bordo de un tren sobre un puente en Serbia el pasado abril"
era inevitable porque "el tren viajaba demasiado rápido para
que la trayectoria de los misiles pudiese haber sido cambiada a tiempo".
Los analistas del WSJ sin embargo llegan a la conclusión de
que los "horribles" crímenes, incluyendo la enorme campaña
de expulsión, "pueden ser suficientes para justificar" la campaña
de bombardeos de la OTAN, sobre el principio de justificación
con efecto retroactivo.
El estudio de la OSCE es la tercera fuente más importante en
cuanto a los crímenes serbios. La primera es el caso del Departamento
de Estado contra Milosevic y sus cómplices en Mayo; la segunda,
su acusación formal poco después por el Tribunal Internacional
de Crímenes de Guerra. Los dos documentos son muy parecidos,
seguramente porque la "notablemente rápida acusación"
por el Tribunal estaba basada en "espionaje y otras informaciones
de EEUU/Reino Unido denegada durante largo tiempo al [Tribunal] por
los gobiernos occidentales". Pocos esperan que tal información
sea revelada para un Tribunal de Crímenes de Guerra en Timor
Oriental, en el improbable caso de que haya uno. El Departamento de
Estado volvió a abrir el caso en Diciembre de 1999, con lo
que se pretende que sea la justificación definitiva para el
bombardeo, añadiendo cualquier información que pudiese
obtenerse de los refugiados y de las investigaciones tras la guerra.
En los dos informes del Departamento de Estado y en la acusación
del Tribunal, la cronología detallada se restringe, casi por
completo, al periodo que siguió a la campaña de bombardeos
iniciada el 24 de Marzo. Así, el informe final del Departamento
de Estado de Diciembre de 1999 se refiere vagamente a "finales de
Marzo" o "después de Marzo", aparte de una única referencia
a informaciones de refugiados sobre una ejecución el 23 de
Marzo, el día de la declaración oficial de la OTAN de
que las operaciones aéreas anunciadas el 22 de Marzo iban a
empezar. La única excepción significativa es la masacre
de 45 personas el 15 de Enero en Racak. Pero que no puede haber sido
el motivo para el bombardeo, por dos razones suficientes: primero,
los monitores de la OSCE y otros observadores internacionales (incluyendo
la OTAN) informaron de que era un incidente aislado, que no tenía
nada que ver con los meses posteriores hasta el bombardeo; volvemos
a ese antecedente directamente. Y segundo, tales atrocidades preocupan
poco a EEUU y sus aliados. Las evidencias sobre esta última
conclusión es abrumadora, y fue confirmada una vez más
poco después de la masacre de Racak, cuando las fuerzas indonesias
y sus subordinados paramilitares asesinaron brutalmente a 50 o más
personas que se habían refugiado del terror indonesio en una
iglesia en el remoto pueblo timorés de Liquica. A diferencia
de Racak, esta fue sólo una de las muchas masacres en Timor
Oriental en aquella época, con una cifra de muertos mucho más
allá de cualquiera de las atribuidas a Milosevic en Kosovo:
entre 3 y 5 mil asesinados desde Enero de 1999, informaron fuentes
fiables de la Iglesia el 6 de Agosto, aproximadamente el doble del
número de asesinados en todo Kosovo en el año anterior
al bombardeo, de acuerdo con la OTAN. El historiador John Taylor estima
el número de muertos entre 5 y 6 mil desde Enero hasta el referéndum
del 30 de Agosto.
Los EEUU y sus aliados reaccionaron a las masacres de Timor Oriental
de la forma habitual: continuar proporcionando ayuda militar y de
otras clases a los asesinos y manteniendo otros acuerdos militares,
incluyendo ejercicios de entrenamiento conjuntos tan tarde como en
Agosto, mientras que se insistía en que la seguridad en Timor
Oriental "es responsabilidad del Gobierno de Indonesia, y no queremos
quitarles esa responsabilidad".
En resumen, el Departamento de Estado y el Tribunal no hacen esfuerzos
serios para justificar la campaña de bombardeos o la retirada
de los observadores de la OSCE el 20 de Marzo en preparación
de la misma.
La investigación de la OSCE se aviene claramente a las acusaciones
producidas por el Departamento de Estado y el Tribunal. Recoge "el
esquema de las expulsiones y el enorme aumento de saqueos, asesinatos,
violaciones, secuestros y pillaje una vez comenzó la guerra
aérea de la OTAN el 24 de Marzo". "El cambio de acontecimientos
más visible sucedió después de que la OTAN lanzase
sus primeros ataques aéreos" el 24 de Marzo, informa la OSCE.
"Por un lado, la situación parecía haberse precipitado
sin el control de ninguna autoridad, ya que el desorden reinaba en
forma de asesinatos y saqueos de casas. Por el otro, la expulsión
masiva de miles de residentes de la ciudad, los cuales principalmente
tuvieron lugar en la última semana de Marzo y la primera de
Abril, siguieron un cierto patrón y es concebible que fuese
bien organizada con antelación".
La palabra "concebible" es seguramente un eufemismo. Incluso sin evidencias
documentales, apenas se puede dudar que Serbia tenía planes
de contingencia para la expulsión de la población, y
que sería probable ponerlos en marcha ante un bombardeo de
la OTAN, bajo la perspectiva de una invasión directa. Se arguye
comúnmente que el bombardeo está justificado por los
planes de contingencia que fueron implementados en respuesta al bombardeo.
Una vez más, la lógica es interesante. Adoptando el
mismo principio, los ataques terroristas sobre objetivos norteamericanos
estarían justificados si producen como respuesta un ataque
nuclear, de acuerdo con planes de contingencia –los cuales existen-
para un primer ataque, incluso preventivo contra estados no nucleares
que han firmado el tratado de no proliferación. Un ataque iraní
con misiles sobre Israel con una amenaza creíble de invasión
se justificaría si Israel respondiera poniendo en práctica
sus precisos planes de contingencia –los cuales presumiblemente existen-
para expulsar a la población palestina.
La investigación de la OSCE informa además de que "una
vez la OSCE-KVM (sus monitores) se marchó el 20 de Marzo de
1999 y en particular después del comienzo de los bombardeos
de la OTAN sobre la Federación Yugoslava el 24 de Marzo, la
policía serbia y/o el Ejército, a menudo acompañados
por los paramilitares, fueron de pueblo en pueblo y, en las ciudades
de área en área amenazando y expulsando a la población
albano-kosovar. La partida de los monitores también precipitó
un incremento de las emboscadas del ELK-UCK sobre los oficiales serbios,
"provocando una fuerte reacción" por parte de la policía,
una escalada desde "la atmósfera de pre-guerra, dónde
las fuerzas serbias se enfrentaban a los rebeldes, que estaban raptando
civiles serbios y emboscando oficiales de policía y soldados".
Para comprender el recurso a la guerra de la OTAN, el periodo más
importante es el de los meses que precedieron la decisión.
Por supuesto, lo que la OTAN sabía sobre ese periodo es un
tema de crucial significación para cualquier intento serio
a la hora de evaluar la decisión de bombardear Yugoslavia sin
autorización del Consejo de Seguridad de la ONU. Afortunadamente,
ese es el periodo del cual tenemos la más detallada evidencia
directa: particularmente, de los informes de los monitores KVM y otros
observadores internacionales. Desafortunadamente, la investigación
de la OSCE pasa por alto rápidamente estos meses, presentando
pocas evidencias y concentrándose más bien en el periodo
posterior a que los monitores fueran apartados. Una selección
de informes del KVM está, sin embargo, disponible, junto con
otros de la OTAN y observadores internacionales independientes. Éstos
merecen un examen detallado.
El periodo relevante empieza en Diciembre, con la violación
del alto el fuego que había permitido la vuelta de mucha gente
desplazada por las luchas. A lo largo de estos meses, los monitores
informaron que "las agencias humanitarias en general tienen acceso
libre a todas las áreas de Kosovo", con un hostigamiento ocasional
de las fuerzas de seguridad serbias y los paramilitares del ELK, así
que la información se supone que es bastante amplia.
Los "incidentes más serios" de los que informó el ICRC
en diciembre son enfrentamientos a lo largo de la frontera de la Federación
Yugoslava y Albania, y "lo que parecen ser los primeros ataques deliberados
sobre sitios públicos en áreas urbanas". Un informe
de actualización de Naciones Unidas (24 de Diciembre) identifica
éstos como un intento por parte de albaneses armados de entrar
en Kosovo desde Albania, dejando a su paso al menos 36 hombres armados
muertos, y el asesinato de 6 adolescentes serbios a manos de unos
enmascarados en un tiroteo contra un café la ciudad mayoritariamente
serbia de Pec. El siguiente incidente es el rapto y asesinato del
concejal de Kosovo Polie, atribuido por OTAN al ELK-UCK. Después
hay un informe de "secuestros atribuidos al ELK". El informe del Secretario
General de la ONU (24 de Diciembre) repasa la misma evidencia, citando
la figura de 282 civiles y policías secuestrados por el ELK
desde el 7 de Diciembre (cifras de la Federación Yugoslava).
La imagen general es que después del alto al fuego de Octubre,
"las unidades paramilitares albano-kosovares han tomado ventaja en
ese periodo de calma dentro de la lucha para restablecer su control
en muchas poblaciones en Kosovo, así como sobre algunas áreas
cerca de centros urbanos y autopistas... llevando a la afirmación
(por parte de las autoridades serbias) de que si [KVM] no puede controlar
esas unidades el gobierno lo hará".
La actualización de la agencia internacional de noticias de
la ONU el 11 de Enero es similar. Informa de los combates entre las
fuerzas de seguridad serbias y el ELK. Además, en "el incidente
más serio desde la declaración del alto el fuego en
Octubre de 1998, el periodo bajo revisión ha sido testigo de
un incremento en el número de asesinatos (presuntamente perpetrados
por el ELK), los cuales han incitado vigorosas represalias de las
fuerzas de seguridad gubernamentales". La "violencia fortuita" mató
21 personas en los 11 días anteriores. Sólo se cita
un ejemplo: una bomba frente a "un café en Pristina, hirió
a tres jóvenes serbios y fue el detonante de represalias de
los civiles serbios sobre los albaneses", el primer incidente semejante
en la capital. Los otros principales incidentes citados son la captura
de ocho soldados por el ELK, el asesinato de un civil serbio, y la
noticia del asesinato de tres policías serbios. La revisión
del periodo por la OTAN es similar, con detalles adicionales: bombardeo
del Ejercito serbio sobre civiles y e instalaciones del UCK con "al
menos 15 albano-kosovares" asesinados, muerte de jueces, policías
y civiles serbios a manos del UCK, etc.
Después está la masacre de Racak del 15 de Enero, tras
la cual los informes vuelven a lo anterior. El informe mensual de
la OSCE del 20 de Febrero describe la situación como "volátil".
El "choque militar directo disminuyó significativamente" entre
los serbios y el ELK, pero los ataques del ELK sobre la policía
y los "tiroteos esporádicos" continuaron, "incluyendo a veces
el uso de armas pesadas por el Ejercito serbio". La "principal característica
de la última parte del periodo en el informe ha sido un alarmante
incremento en el terrorismo urbano con una serie de bombardeos indiscriminados
o lluvia de balas sobre la población civil en lugares públicos
de poblaciones de Kosovo"; éstos son "no-atribuibles", o bien
"criminal o políticamente motivados". Entonces sigue un repaso
de las confrontaciones policía-ELK, secuestro de "cinco civiles
serbios de avanzada edad", y rechazo del ELK y del Ejército
serbio a cumplir las resoluciones del Consejo de Seguridad. Cinco
civiles fueron asesinados cuando la "violencia urbana creció
significativamente", incluyendo tres muertos por una bomba a la salida
de una tienda de comestibles albanesa. "Se recibieron más informes
acerca del 'mantenimiento del orden' sobre la comunidad albanesa por
parte del ELK y de sus castigos a aquellos acusados de colaborar con
los serbios ", además de la muerte y secuestro de supuestos
colaboradores albaneses y policías serbios. El "ciclo de la
confrontación puede ser descrito generalmente" como ataques
del ELK sobre la policía serbia y la población civil,
"una desproporcionada respuesta por las autoridades de la Federación
Yugoslava", y "actividad renovada del ELK en todas partes".
En su informe mensual, el 17 de Marzo, el Secretario General de la
ONU informa que las confrontaciones entre las fuerzas de seguridad
serbias y el KLA "continuaron a un bajo nivel relativamente", pero
los civiles "crecientemente se convierten en los principales objetivos
de actos violentos", incluyendo asesinatos, ejecuciones, malos tratos
y secuestros. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados (ACNUR) "registró más de 65 muertes violentas"
de civiles albaneses y serbios, y de varios gitanos, desde el 20 de
Enero hasta el 17 de Marzo. Aparecen en los informes como asesinatos
aislados de francotiradores y ataques con granadas sobre bares y tiendas.
Las victimas incluían supuestos colaboradores albaneses y "civiles
conocidos como liberales y flexibles en sus relaciones sociales".
Los secuestros continuaron, siendo las víctimas casi todas
serbias y en su mayoría civiles. El informe de la OSCE del
20 de Marzo daba una imagen similar, informando de "ataques no provocados
del KLA contra la policía" y un incremento de las víctimas
entre las fuerzas de seguridad serbias, junto con "operaciones militares
que afectan a la población civil", "ataques terroristas indiscriminados
en la ciudad contra civiles", "muertes no atribuibles a nadie" mayoritariamente
de albaneses, y secuestro de civiles albaneses, atribuidos a una "fuerza
de seguridad controlada y centralizada" por el ELK. Después
se detallan los incidentes concretos.
El último informe de la OTAN (del 16 de Enero hasta el 22 de
Marzo) cita varias docenas de incidentes, la mitad iniciados por el
ELK-UCK, la mitad por fuerzas de seguridad serbias, además
de media docena de respuestas por parte de las fuerzas de seguridad
serbias y enfrentamientos con el ELK, incluyendo "agresivos ataques
serbios sobre pueblos sospechosos de cobijar fuerzas o centros de
mando del UCK". Se informó de que las víctimas eran
la mayoría militares, en los niveles de los meses anteriores.
Como un modelo con el que comparar, podríamos considerar que
las habituales asesinas y destructivas operaciones militares israelíes
en Líbano apoyadas por EEUU cuando las fuerzas israelíes
ocuparon el sur del Líbano violando las órdenes del
Consejo de Seguridad, o las de sus mercenarios locales, son atacadas
por la resistencia libanesa. A través de los 90, como antes,
éstas han excedido con creces cualquier cosa atribuida a las
fuerzas de seguridad de la Federación Yugoslava dentro lo que
la OTAN insiste en que es su territorio.
Dentro de Kosovo, no se informó de cambios significativos desde
la ruptura del alto el fuego en Diciembre hasta la decisión
del 22 de Marzo de bombardear. Incluso aparte de la (aparente aislada)
masacre de Racak, no hay duda de que las autoridades y fuerzas de
seguridad yugoslavas eran responsables de crímenes serios.
Pero los antecedentes de los que se informó tampoco dan credibilidad
a la afirmación de que estas eran las razones para el bombardeo;
en el caso de atrocidades comparables o mucho peores durante el mismo
periodo, los EEUU y sus aliados tampoco reaccionaron, o –más
significativamente- mantuvieron e incluso incrementaron su apoyo a
las atrocidades. Los ejemplos son demasiado fáciles de nombrar,
Timor Oriental en los mismos meses, para mencionar sólo el
más obvio de ellos.
Las grandes expulsiones de Kosovo comenzaron inmediatamente después
de la campaña de bombardeos iniciada el 24 de Marzo. El 27
de Marzo, el ACNUR informó que 4000 habían escapado
de Kosovo, y que el 1 de Abril, el flujo era suficientemente grande
para que el ACNUR empezase a proporcionar cifras día a día.
Su Programa Humanitario de Evacuación comenzó el 5 de
Abril. Desde la pasada semana de Marzo hasta el final de la guerra
en Junio, "las fuerzas de la Federación Yugoslava y serbias
expulsaron más de 863.000 albano- kosovares de Kosovo", informa
la OSCE, y cientos de miles de otros fueron internamente desplazados,
mientras un número desconocido de serbios, gitanos y otros
escaparon también.
Los EEUU y Reino Unido habían estado planeando la campaña
de bombardeos durante muchos meses, y difícilmente podían
haber fallado en anticipar las consecuencias. A principios de Marzo,
el primer ministro italiano Massimo D'Alema advirtió a Clinton
del enorme flujo de refugiados que seguiría al bombardeo; la
asesora de Seguridad Nacional de Clinton Sandy Berger respondió
que en ese caso "la OTAN continuaría el bombardeo", con resultados
todavía más espantosos. La inteligencia norteamericana
también advirtió de que habría "una explosión
de refugiados" y una campaña de limpieza étnica, reiterando
las anteriores predicciones de los monitores europeos.
Al comenzar la campaña de bombardeos, el comandante general
de las tropas norteamericanas- OTAN Wesley Clark informó a
la prensa que era "enteramente previsible" que el terror serbio se
intensificase como consecuencia. Poco después, Clark clarificó
otra vez que "las autoridades militares anticiparon totalmente la
cruel estrategia que Milosevic adoptaría, así como también
la terrible eficiencia con la cual la llevaría a cabo". Elucubrando
lo que pasaría algunas semanas más tarde, él
comentó que la operación de la OTAN planeada por "los
dirigentes políticos... no fue diseñada como una forma
de detener la limpieza étnica serbia. No fue diseñada
como una manera de librar una guerra contra los serbios y sus fuerzas
militares policiales en Kosovo. De ninguna manera. No hubo nunca ningún
intento de hacer eso. Esa no era la idea". El general Clark manifestó
además que los planes para la Operación Herradura "nunca
han sido compartidos conmigo", en referencia al supuesto plan serbio
para expulsar a la población, que fue difundida por la OTAN
después de que la traumática reacción serbia
al bombardeo se hubiese hecho evidente.
La agencia que tiene la principal responsabilidad para el cuidado
de refugiados es ACNUR. "Al final de la guerra, el Primer Ministro
británico Tony Blair reprendió en privado a la agencia
por lo que él consideró un funcionamiento problemático".
Evidentemente, el funcionamiento de ACNUR habría sido menos
problemático si la agencia no hubiera sido dejada sin fondos
por las grandes potencias. Por esta razón, el ACNUR tuvo que
recortar personal más de un 15 por ciento en 1998. En octubre,
mientras los planes del bombardeo estaban siendo formulados, el ACNUR
anunciaba que tendría que eliminar una quinta parte del personal
restante en Enero de 1999 por la crisis presupuestaria creada por
los "estados ilustrados".
En resumen, los monitores del KVM fueron apartados y una campaña
de bombardeos comenzó con la expectativa, rápidamente
cumplida, de que la consecuencia sería una fuerte escalada
de la limpieza étnica y otras atrocidades, después de
que la organización responsable del cuidado de refugiados fuese
dejada sin fondos. Bajo la doctrina de justificación retrospectiva,
los horribles crímenes que sobrevinieron son ahora presentados
como, quizás, "suficientes para justificar" la campaña
de bombardeos de la OTAN.
La persona que comete un crimen carga con la principal responsabilidad
por el mismo; aquellos que le incitan, anticipando las consecuencias,
llevan una responsabilidad secundaria, lo cual sólo se agrava
si actúan de manera que aumente el sufrimiento de las víctimas.
El único argumento posible para la acción que incita
a los crímenes es que hubieran sido aún más severos
en el caso de no haberse actuado. Esa exigencia, una de las más
notables en la historia del apoyo del crimen de estado, requiere evidencias
sustanciales. En el caso presente, uno buscará evidencias en
vano –e incluso el reconocimiento que tales evidencias requieren.
Supongamos, no obstante, que tomamos en serio el argumento. Pierde
fuerza descaradamente hasta el punto de que los subsiguientes crímenes
son algo estupendo. Si ninguno de los albano- kosovares habían
sufrido como resultado de la campaña de bombardeos de la OTAN,
entonces la decisión de bombardear podría estar justificada
sobre la base de que se impedirían los crímenes en contra
de ellos. La fuerza del argumento disminuye tanto como aumenta la
escala de los crímenes. Es, por consiguiente, más bien
curioso que los que apoyan el bombardeo busquen pintar el peor cuadro
posible de los crímenes en los cuales comparten responsabilidad;
debería ser el caso contrario. La extraña postura probablemente
refleja el éxito en inculcar la doctrina de que los crímenes
incitados por el bombardeo de la OTAN proporciona una justificación
retrospectiva para ella.
Éste, en absoluto es el único gran logro de la dirección
doctrinal. Otro es el debate sobre la supuesta "doble moral" de la
OTAN, revelado por su "apartar la vista" de otras crisis humanitarias,
o "hacer demasiado poco" para prevenirlas. Los participantes en el
debate deben acordar que la OTAN fue guiada por principios humanitarios
en Kosovo — precisamente la pregunta en disputa. Aparte de eso, la
administración Clinton "apartó la vista" o "hizo demasiado
poco" frente a las atrocidades en Timor Oriental, o Colombia, o muchos
otros lugares. Más bien, junto con sus aliados, escogió
incrementar las atrocidades, a menudo vigorosamente y decisivamente.
Quizá el caso de Turquía -dentro de OTAN y bajo la jurisdicción
europea- es lo más relevante en la presente conexión.
Sus operaciones de limpieza étnica y otros crímenes,
enormes en proporción, fueron efectuados con un flujo enorme
de ayuda militar de la administración Clinton, que aumentó
a la par que las atrocidades. También han virtualmente desaparecido
de historia. No hubo mención a ellos en la reunión del
50 aniversario de la OTAN en abril de 1999, celebrada bajo la sombra
de la limpieza étnica -un crimen que no puede ser tolerado,
declararon participantes y comentaristas, cerca de los bordes de OTAN;
sólo dentro de sus bordes, dónde los crímenes
van a ser agilizados. Con raras excepciones, la prensa ha mantenido
una actitud de disculpa, aunque la participación de Fuerzas
Armadas turcas en la campaña Kosovo fue altamente reconocida.
El más reciente debate sobre los problemas de "intervención
humanitaria" evade el papel crucial estadounidense en las atrocidades
de los turcos, o ignora el tema completamente.
Es un logro raro para un sistema de propaganda el haber asumido sus
doctrinas como propias presuposiciones en el debate. Éstas
están entre las "lecciones aprendidas", para ser aplicados
en ejercicios futuros enmascarados tras el objetivo humanitario.
Epílogo a la edición
francesa de "New Military Humanism (Common Courage, 1999; Page Deux
Lausanne, 2000.)
Título original: In Retrospect. A review of NATO's war over
Kosovo, part I
Autor: Noam Chomsky
Origen: Z Magazine, abril de 2000
Traducido por Pedro Edu Hondo y revisado por Carlos Carmona, febrero
de 2001