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ENTREVISTA A NOAM CHOMSKY
"La alternativa decente"
El respetado lingüista, una voz desafiante en el pensamiento norteamericano, habló con Zona sobre el Foro Social de Porto Alegre que reunirá, a fin de mes, a miles de personas de todo el mundo para debatir el modelo emergente de la globalización.
NESTOR RESTIVO. De 
    la Redacción de Clarín. 
    
Um outro mundo é 
    possivel es el slogan del Foro Social Mundial (FSM), que por segunda 
    vez se hará desde el 31 al 5 de febrero en Porto Alegre, Brasil. Esta 
    vez, el estadounidense Noam Chomsky, célebre como lingüista y 
    crítico frontal de las multinacionales y la política exterior 
    de su país, será una presencia estelar del encuentro de organizaciones 
    de todo tipo que confrontan contra la globalización neoliberal.
    Hace un año, una multitud desbordó el campus de la Universidad 
    Católica en la capital gaúcha. Este año los 
    participantes aumentarán. Ellos son quienes desde las movilizaciones 
    en favor del zapatismo en el sur mexicano y en contra de la reunión 
    de la Organización Mundial del Comercio en Seattle, EE.UU. en 1999, 
    hasta las más recientes contra el Fondo Monetario Internacional y el 
    Grupo de los Siete, fijaron una agenda de acción. El objetivo principal 
    es el repudio al neoliberalismo pero, con el FSM, viró a consensuar 
    propuestas alternativas concretas.
    Desde EE.UU., Chomsky dialogó en exclusiva con Zona antes de 
    viajar a Brasil. Aunque no hizo referencias a la Argentina, cuyo estallido 
    social reciente algunos enmarcaron en la ola de luchas contra este modo de 
    globalización (el filósofo italiano Paolo Virno en Suplemento 
    Cultura y Nación de Clarín), sí sostuvo que 
    una opinión pública atenta y movilizada puede disputarle poder 
    al modelo hegemónico, que "es frágil, y lo sabe".
    
    —¿Por qué participará del FSM?
    
    —Habrá dos reuniones casi simultáneas. Una, la cumbre de Davos 
    (que este año se hará en Nueva York), la de "los amos del universo", 
    como la definió el principal diario empresario del mundo, el Financial 
    Times de Londres. Otra, la del FSM, que reúne a delgados de organizaciones 
    populares de todas partes y cuya idea de lo que el mundo necesita difiere 
    mucho de la que tienen los amos. Por cierto, ninguno de los grupos ha sido 
    elegido democráticamente: acusación que los amos y sus acólitos 
    esgrimen constantemente contra el FSM, pero que en rigor es mucho más 
    aplicable a Davos. De hecho, es un error decir que en estas cuestiones existen 
    incluso "gobiernos electos". La razón central es que estos temas se 
    mantienen al margen del público en general aun en sociedades más 
    libres y democráticas como Estados Unidos.
    
    —¿La opinión pública queda marginada?
    
    —Los estudios revelan que la población está muy preocupada por 
    estas cuestiones y se opone en gran medida a las políticas de los amos, 
    respaldadas por el sector empresario, los gobiernos y las instituciones ideológicas. 
    Los medios son muy conscientes de la oposición popular. The Wall 
    Street Journal dijo con pesar que los opositores a los mal llamados "acuerdos 
    de libre comercio" tienen una "última arma": la población en 
    general, a la que por lo tanto hay que mantener ignorante. Claro que hay, 
    con todo, quienes se informan a través de organizaciones populares, 
    rurales, sindicatos, medios independientes y otras fuentes. Ellos son la muestra 
    amplia del FSM. Volviendo a su primera pregunta, estoy muy feliz de asistir. 
    Y considero que las perspectivas de un futuro decente están en manos 
    de quienes se reunirán en Porto Alegre y de otra gente como ellos.
    
    —¿Se puede organizar la diversidad y complejidad de las llamadas fuerzas 
    anti-globalización, que más bien luchan contra un modo de globalización, 
    el neoliberal?
    
    —Está bien calificarlos de opositores a la "globalización neoliberal", 
    o sea, a una forma particular de integración económica internacional 
    que los "amos del universo" concibieron en defensa de sus propios intereses, 
    como si los de la población fueran accesorios. Quiero decir: nadie 
    se opone a la "globalización" per se. Es más, que exista 
    el Foro constituye una ilustración constructiva de la globalización. 
    Ahora, que sea —y lo es— un escenario "complejo y diverso" como usted dice, 
    es como debe ser: se representan muchos intereses de individuos del Sur y 
    del Norte, del campo y la industria, jóvenes y viejos... 
    
    —Me refería a si hay, o debiera haber, un esfuerzo organizativo 
    en pos de un programa de acción concreto
    
    —Qué dimensión debería tener la organización 
    es una incógnita: quizá no debería ir más allá 
    del nivel de un entendimiento y objetivos comunes. Qué dimensión 
    tendrá, es algo que deberá determinarse.
    
    —¿Ve surgir un tipo de nueva "Internacional" de las fuerzas de izquierda 
    y progresistas mundiales?
    
    —El objetivo tradicional de la izquierda fue siempre generar una forma de 
    globalización arraigada en la participación de la gran masa 
    de población mundial, y que, así, sea sensible a sus intereses 
    y sus preocupaciones —diversos, complejos, muchas veces poco claros—, analizados 
    con un espíritu creativo, experimental... "internacional". Ya hubo 
    esfuerzos, pero fueron aplastados o distorsionados por el poder brutal del 
    estado u otros factores. El FSM tiene la posibilidad de ser la primera manifestación 
    realmente significativa de esa globalización desde la base; una perspectiva 
    muy halagüeña y prometedora. 
    
    —¿Por qué el FSM y ese tipo de movimiento preocuparían al 
    poder financiero y de las multinacionales? ¿Es verdaderamente capaz de desafiarlos?
    
    —A ese poder y a los "amos del universo" les preocupan el FSM y lo que llaman 
    "movimientos anti-globalización", término de propaganda que 
    deberíamos evitar. Por eso bombardean tantos artículos que los 
    condenan. Y por eso los acuerdos económicos internacionales se negocian 
    en gran medida en secreto. Piense en la negociación del ALCA en Quebec, 
    el año pasado. Según las encuestas, esos temas son de gran preocupación 
    para el público, pero fueron mantenidos cuidadosamente al margen de 
    la arena electoral en noviembre de 2000 en mi país.
    Muchas coberturas periodísticas se ocuparon sólo de los disturbios, 
    o fue casi insignificante. Eso es verificable, revise las coberturas (o mejor 
    no se moleste: ya se hizo y fue prácticamente nula). El silencio y 
    el secreto son lógicos: el sistema del poder concentrado es frágil 
    y lo sabe, y debe realizar todos los esfuerzos posibles para asegurarse de 
    que no se recurra a "la última arma".