|
Sobre mantenerse informado
y la "defensa propia" intelectual
27 de marzo de 2001
No hay forma de estar
informado sin dedicarle esfuerzo, tengamos en mente lo que tengamos, sea sobre
lo que pasa en el mundo, sobre la física, sobre el béisbol, lo
que sea. La comprensión no es gratis. Es cierto que la tarea, para un
individuo concreto, es entre horriblemente difícil y completamente imposible.
Pero está al alcance de cualquiera que sea parte de una comunidad que
trabaja en equipo (y eso es cierto para los otros casos también). Lo
mismo ocurre con la "defensa propia" intelectual. Se requiere mucha confianza
en uno mismo, quizá más de la que uno debería tener, para
tomar una posición sólo porque te parece correcta en oposición
a todo lo que ves y oyes. Incluso hay pruebas sobre eso: bajo condiciones experimentales
la gente niega lo que saben que es cierto cuando se les informa que otros en
quienes tienen razones para confiar hacen lo mismo (los clásicos experimentos
de psicología social de Solomon Asch, que a menudo se presentaban como
prueba de que la gente es conformista e irracional, pero que se pueden entender
de forma diferente, para indicar que la gente es bastante razonable y usa toda
la información a su alcance).
Más importante que todo esto es que una comunidad, una organización,
puede ser la base para la acción y, aunque entender el mundo
puede ser bueno para el alma (sin pretender ser cínico),
no ayuda a nadie, ni a uno mismo de hecho, si no lleva a la acción.
Hay también muchas técnicas para penetrar el velo
de la propaganda que deberían ser automáticas cuando
tratamos con los productos de las instituciones doctrinales (los
medios de comunicación, las revistas de opinión, los
expertos). Por ejemplo, es muy común que el marco básico
de un artículo sea horriblemente engañoso, cumpliendo
con los dictados doctrinales, pero que dentro de él se puedan
descubrir indicios de que está pasando algo más. Recomiendo
a menudo leer la prensa convencional empezando por los párrafos
finales. No es una broma. El titular, la presentación, los
párrafos iniciales, están diseñados (conscientemente,
se aprende eso en la facultad de Periodismo) para dar la visión
general y la historia que leerán la mayoría de lectores,
que no se tomarán la molestia de leer la letra pequeña,
de pensar mucho sobre el tema y de compararlo con la versión
del día anterior. Te encuentras eso todo el rato.
Como ilustración, acabo de leer el New York Times del domingo.
Hay un interesante artículo de Ralph Blumenthal en el suplemento
dominical llamado "Comparando lo inexpresable con lo impensable".
Es un resumen de su largo artículo del 4 de marzo, con Judith
Miller, sobre la espeluznante historia de la guerra biológica
por parte de Japón en la 2ªGuerra Mundial, tanto en experimentación
como en uso, bastante comparable a Mengele como el artículo
remarca correctamente. Hablan de la ominosa Unidad 731, y de su
director el General Ishii. El marco general del artículo
es "¿cómo pudo existir tanto mal?", "Japón rechaza
los requerimientos de información", "¿cómo pudieron
ser tan diabólicos los Japoneses?", etc, un género
útil y familiar, que he comentado muchas veces, en comparación
con el examen de uno mismo, un ejercicio útil y revelador.
El artículo original condena a Japón por rechazar
los intentos de investigación del Departamento de Justicia
de los EE.UU, que intenta sacar a la luz tan terribles crímenes
y prohibir a los supuestos participantes (japoneses) su entrada
a los EE.UU.
Un lector avispado, que haya estado siguiendo el tema durante años,
se dará cuenta de los indicios de alguna otra cosa, cuidadosamente
higienizada en el artículo y en el resumen, y adecuadamente
escondida. Aquí van algunos ejemplos, limitándome
al artículo resumido de hoy.
El artículo afirma que "a principios de los 80, estudiosos
y periodistas americanos y británicos redescubrieron el tema
de la guerra bacteriológica, presentando nuevos detalles
de la participación americana en el encubrimiento de esos
crímenes". Muestra cuán magníficos y abnegados
son los "estudiosos y periodistas americanos y británicos".
La verdad, como Blumenthal difícilmente puede no saber, es
que el gobierno de los EE.UU. (y los expertos y periodistas de renombre)
NO estaban cubriendo la historia (y probablemente la estaban encubriendo),
incluyendo la naturaleza y extensión de la participación
estadounidense, y que él y sus colegas continúan en
esa línea. Los hechos no fueron revelados "a principios de
los 80" por "estudiosos y periodistas americanos y británicos"
sino en el número de Octubre-Diciembre de 1980 del "Bulletin
of Concerned Asian Scholars" [Revista de Estudiosos Asiáticos
Comprometidos]. Esta es una de las revistas que surgió de
la disidencia y crítica de la ideología y expertos
convencionales en los 60, y este artículo es un ejemplo de
su éxito en sacar a la luz material que la prensa convencional
(el NY Times con seguridad) quería que siguiera oculto. El
autor de ese artículo, que proporcionó gran cantidad
de detalles, era John Powell, que había sido perseguido por
comités del Congreso, se le habían negado empleos,
se le había condenado por sedición, se le cerró
su revista sobre China, etc. Todo esto es altamente relevante para
las historias de Blumenthal y Miller, pero decir la verdad, que
conocen con toda seguridad, no ayudaría a crear la imagen
correcta de adulación de nuestras instituciones libres y
del coraje e integridad de sus líderes y participantes.
El artículo del Times expresa que el "retraso" en reconocer
los crímenes de guerra japoneses "ilustra la visión
eurocéntrica de los occidentales sobre el sufrimiento en
tiempos de guerra así como asombrosas diferencias en la voluntad
de los dos antiguos aliados del Eje para asumir su pasado" y arroja
"una dura luz sobre las rivalidades de la guerra fría". El
"retraso", de hecho, ilustra algo completamente diferente: resulta
del hecho que los EE.UU. se puso al mando de la operación
y protegió a los Mengeles que ahora pretende tener tantas
ganas de desenmascarar, usando su trabajo como la base para el inmenso
programa estadounidense de guerra biológica y bacteriológica.
Hacia 1949 el Estado Mayor ya había incorporado esos resultados
en sus planes de "ataque inicial" y se les dio autorización
oficial en 1956.
En cuanto a la manida referencia a la "guerra fría", esa
es una técnica estándar (virtualmente un reflejo)
para tapar crímenes pasados; se está invocando ahora
en el caso de América Central, en formas tan cobardes como
vergonzantes. Uno siempre debería leer con atención
cuando se invoca la frase ritual "guerra fría". Pero lo crucial
es que el "retraso" tiene poco que ver con lo que se menciona, y
mucho que ver con lo que MUY convenientemente se ignora.
El artículo del Times expresa que los juicios soviéticos
a los japoneses por crímenes de guerra biológica fueron
"en buena parte ignorados o rechazados en el Oeste como propaganda
comunista" y que los EE.UU. no juzgaron a nadie por esos crímenes.
Cierto, y un retrato veraz del New York Times por ejemplo (como
se habría remarcado en un artículo honesto), pero
lejos de ser toda la historia. Los juicios soviéticos contra
los Mengele japoneses fueron ridiculizados como parte de la necesidad
de ocultar la protección que los EE.UU. les estaba ofreciendo,
y su continuación de sus criminales actividades. Se encuentran
de nuevo indicios de lo que el Times sabe muy bien en la frase,
hacia el final, que dice que los EE.UU. fueron capaces de "obtener
los datos del General Ishii con artimañas". La historia completa
es como se ha indicado.
Y eso es sólo una pequeña parte del tema. Como el
Times difícilmente puede dejar de saber, hace un año
la Editorial de la Universidad de Indiana publicó un extenso
estudio sobre todos esos temas, basado en archivos chinos y estadounidenses
recientemente disponibles (Endicott y Hagerman, "Los EE.UU. y la
guerra biológica"). La historia va más allá
de lo que yo he mencionado, que ya era bastante malo. El artículo
del Times se refiere a nuevas pruebas de investigadores chinos sobre
las víctimas de la guerra biológica/bacteriológica
japonesa. Cierto, pero como también debe saber el Times,
y como documentan Endicott y Hagerman, los mismos investigadores
chinos también encontraron pruebas sobre las víctimas
del uso por parte de los EE.UU. de lo que habían aprendido
de Ishii y la unidad 731, en China y en Corea del Norte a principios
de los 50. Es más, lo que aparece en esos documentos chinos
según los investigadores chinos, tiene preocupantes correlaciones
con información de los archivos estadounidenses, como comentan
Endicott y Hagerman. En el pasado yo había descartado las
acusaciones de guerra biológica o bacteriológica por
parte de los EE.UU. en China y Corea del Norte. Ahora es más
difícil. De hecho, ésta es una de las pocas revelaciones
no triviales que han surgido de la investigación de los archivos
comunistas, recientemente hechos públicos. Los cargos no
están probados, pero es claro que merecen un examen más
detallado y ya no pueden descartarse como propaganda comunista,
(como había hecho yo mismo, de hecho).
El artículo del Times sí cita investigaciones de los
expertos, pero omite estudiosamente lo que saben que es el estudio
más reciente y más importante, el único que
usa los archivos chinos recientemente publicados así como
los más recientemente desclasificados archivos estadounidenses.
Sería necesaria una notable incompetencia para haber investigado
este tema y haber sido "incapaz de descubrir" el estudio más
importante y más reciente, por no hablar de su carácter
innovador, todo ello impropio para ser mencionado por razones que
no son difíciles de adivinar.
La historia verdadera, que conocen perfectamente los que la están
presentando, continúa por esa línea. Un informe honesto
no sólo hubiera destacado todo eso en vez de contar otra
historia desde el principio y hacer insinuaciones desorientadoras
de vez en cuando. También habría sacado las conclusiones
obvias sobre los temas actuales, por ejemplo, la diatriba de los
EE.UU. sobre los peligros de las "armas de destrucción masiva",
una categoría que no existe según la política
oficial de los EE.UU. desde la posguerra, quizá aún
operativa, y los horrores de las armas biológicas y bacteriológicas
y su uso potencial por parte de terroristas y estados agresores.
Estaría en las primeras páginas y sería digno
de discusión, incluyendo sus orígenes en la unidad
731, la toma de control por parte de los EE.UU. y su desarrollo
de todo esto (incluyendo la posible experimentación práctica),
y la forma en que se ha manipulado esta historia y se sigue manipulando.
Y seguirá siendo manipulada. Es probable que algún
día el Times imprima un largo artículo sobre todo
esto, cuando ya haya tenido tiempo de enmarcar la historia de una
forma apropiada. Enmarcada por negativas oficiales, disculpas irrelevantes
pero útiles sobre la guerra fría, mucha discusión
de los errores (inevitables) que aparecen en el estudio erudito
que habrá revelado lo que se ha suprimido durante largo tiempo,
etc. (sin duda que los hay, pero será una sorpresa si son
una mínima parte de lo que mostrarán las revelaciones
sobre lo que se considera historia altamente respetable cuando sirve
a los intereses doctrinales). También habrá indicios
desperdigados que el lector atento puede encontrar y que le puedan
llevar hacia la verdad, con considerable esfuerzo.
La verdad no es sólo horrible sino altamente pertinente y
oportuna. Esta es la forma en que se presentaría la historia
en una prensa libre, si existiera. Con esfuerzo considerable, uno
puede encontrar indicios en la prensa existente que le lleven hacia
la imagen verdadera. Pero se requiere esfuerzo y una cierta familiaridad
con el funcionamiento típico de estas cosas.
Podría añadir que el Boston Globe, una revista dirigida
(en parte) a los líderes más importantes de la "Atenas
de América", tiene un editorial sobre el tema, denunciando
los crímenes "tan despreciables que no se debería
aplicar a ellos jamás un estatuto de limitación, ni
se debería permitir que ningún velo de perdón
los escondiera de futuras generaciones". Incluso las pocas insinuaciones
que había en el artículo del Times han sido expurgadas
del editorial, que denuncia a Tokyo porque "incluso ha rechazado
dar a los EE.UU. los nombres de los veteranos japoneses que pertenecieron
a una unidad de guerra biológica". ¿Cómo se atreven
a obstruir nuestra dedicación a revelar toda la verdad sobre
los Mengele japoneses? (y cómo fueron recibidos por aquellos
a los que nos han enseñado a venerar).
Este es tan sólo un ejemplo. Podría haber escogido
una docena de ejemplos más del mismo periódico del
mismo día. Durante un tiempo escribí artículos
regularmente sobre estas cosas para una revista ya extinta llamada
Lies of Our Times [Mentiras de Nuestros Tiempos], supongo que no
se llamaba "Lies of the Times"[Mentiras del Times] por miedo a pleitos
por difamación. Muchas de ellas están recogidas en
un libro llamado "Cartas desde Lexington" (Common Courage Press),
publicado con ese título porque fueron escritas informalmente,
como cartas. Hay análisis publicados mucho más detallados.
Creo que podrían dar algunas pistas sobre "defensa propia"
intelectual pero, en el fondo, es lo mismo que la física
o el béisbol. Si quieres aprender algo, requiere trabajo.
Znet
Commentaries, 3-8-1999
Traducido
por Alfred Sola y revisado por Germán Leyens, marzo de 2001