Entrevista a Noam Chomsky
"En EE.UU. el sistema está conscientemente diseñado para evitar la participación democrática"
Grupo Reforma. México
Cómo lingüista, ¿cómo describiría hoy el Estado de la Unión en una palabra?
Inquietante. Pronto hay una elección que ilustra uno de los problemas del país.
Vemos grandes diferencias si comparamos estos comicios con otros en países
occidentales. Tomemos al segundo país más grande del hemisferio occidental,
Brasil, que no hace mucho tuvo elecciones. El Presidente Lula da Silva fue
llevado al poder por organizaciones masivas de trabajadores, trabajadores
rurales, asociaciones profesionales, y eligieron a una persona que viene de esas
mismas filas, un sindicalista metalúrgico que no tuvo casi educación formal, que
atravesó barreras tremendas; una persona muy impresionante debo decir. Y un país
donde hay muchas desigualdades, a diferencia de Estados Unidos.
Sin embargo, tuvieron éxito en llevar a una persona como Lula al poder; el que
ahora no pueda hacer nada es otra cuestión. Pero fueron unas elecciones
democráticas, en las que participó la mayoría del pueblo.
Ahora pasemos a noviembre del 2004 aquí. Tenemos dos hombres que buscan el
poder, ambos provenientes de sectores ricos, con poder político. Ambos tuvieron
una educación privilegiada, en la misma universidad, Yale, donde fueron miembros
de la misma sociedad secreta, una sociedad secreta que entrena a los miembros de
la élite para tomar posiciones de gran poder en este país y en el mundo. Y los
intereses que representan son los mismos: firmas de inversión, farmacéuticas,
aseguradoras y grandes corporaciones. Representan a una pequeña fracción de la
población que tiene un poder económico sobrecogedor.
No hay grandes temas en discusión para estos comicios. Las elecciones
estadounidenses son manejadas por las grandes agencias de relaciones públicas y
quieren que en las elecciones la gente se concentre en cualidades, no en temas
profundos como el sistema de salud, que es el problema más importante que tiene
Estados Unidos hoy, pero está totalmente fuera de la agenda porque la industria
farmacéutica y las aseguradoras no lo permitirán.
No importa que el 80 por ciento de la población quiera un seguro médico como
tiene la gente en otros países desarrollados. Así que seguiremos estancados con
el sistema médico más ineficiente del mundo, con costos mayores a los de
cualquier otro país.
¿No ve una oportunidad de cambio entonces en las elecciones?
Sí, pero esto es lo que pasa hoy. La industria de las relaciones públicas
entrena a los candidatos para proyectar cualidades con las que la gente se pueda
identificar, como "soy un líder fuerte", o "soy una persona común", cosas así.
Este es el panorama que tenemos en Estados Unidos: dos personas con el mismo
pasado de riqueza y privilegios, la misma historia de élite, apoyado por las
mismas instituciones y sin los temas importantes que sean discutidos. Esto es
característico de la política estadounidense.
Pero por otra parte, Estados Unidos no es Luxemburgo, es el país más poderoso
del mundo, con un presupuesto militar casi igual al del resto de los países
combinados. Y es una nación que utiliza su poder agresivamente, no tiene mucha
consideración por otros países.
Encima, Estados Unidos resulta ser una de las sociedades más
fundamentalistamente religiosas del mundo. La proporción de la población que
tiene creencias religiosas extremas es impresionante; la mitad de la población
cree que el mundo fue creado hace 6 mil años, o cree en milagros. No creo que
uno encontraría cifras así ni en Irán. Si todo esto pasara en Luxemburgo, no
importaría mucho; pero cuando sucede en el país más poderoso y rico del mundo,
tiene grandes consecuencias, e importa porque implica el declive de la
democracia popular, los temas que le importan a la gente no son considerados en
la arena electoral. Y la gente en el poder, que representa a intereses
corporativos estrechos, está dispuesta a explotar cínicamente esta masiva base
de extremismo.
Es un escenario muy pesimista...
No necesariamente, porque hay mucha gente que piensa progresivamente en estos
temas. El problema es que en Estados Unidos hay básicamente un sistema
unipartidista, el partido de los negocios, que tiene dos facciones, muy
parecidas pero con algunas diferencias. Y esas diferencias importan en relación
a las políticas que implemente. Esa será la elección que se realizará en los
comicios, pero los intereses de la gente no estarán reflejados en la elección.
¿No es eso pesimismo?
Es pesimista con respecto a las elecciones.
¿Por qué la gente no es más crítica del sistema?
La gente es crítica. Existe una actitud popular muy crítica, como la que había
durante la Presidencia de Reagan. Reagan fue un Presidente extremadamente
impopular, no como se le quiere recordar hoy.
¿Hacia dónde va Estados Unidos entonces?
La pregunta es si Estados Unidos puede lograr una cultura democrática como tenía
en el pasado. Y es mucho más fácil lograrlo nuevamente aquí que en un país como
Brasil. Por eso soy optimista.
¿No cree que lo que Estados Unidos tiene ahora es una democracia?
Es una democracia formal. Tiene formas democráticas, pero no hay participación
popular. Es lo que los politólogos llaman una poliarquía, un Gobierno de élite
con ratificación pública. Pero el sistema está conscientemente diseñado para
evitar la participación democrática.
La participación democrática es vista como un gran peligro por las élites y por
una buena razón: si vemos las encuestas, donde se expresan las actitudes
públicas, hay gran oposición a las políticas del Gobierno de élite, como sucede
en el caso del seguro médico. Por lo tanto hay que marginalizar al público.
[...]
¿Nota en Estados Unidos un movimiento popular creciente contra el sistema?
No para estas elecciones. Pero las elecciones no son más que una parte muy
pequeña de la democracia. En un país con cultura democrática hay participación
constante diaria en la planeación, los programas de Gobierno, en empujar ideas,
presionar para que se las implemente y sean exitosas. En una democracia
saludable, las elecciones no son el centro del sistema.
Entonces para usted ambos son lo mismo para Estados Unidos...
No, no creo que sean exactamente lo mismo. La gente que rodea a Bush, por
ejemplo, está decidida a desmantelar toda legislación progresista que logró este
país a través de duras luchas en el siglo pasado. Quieren deshacerse del sistema
de impuestos, quieren terminar con los beneficios a trabajadores y jubilados.
Quieren un Estado muy poderoso y quieren que el Estado sirva a los intereses de
los ricos. En tanto, la gente de Kerry está menos comprometida con esa visión.
Preservarían más elementos de la estructura social demócrata del país. Esas son
algunas diferencias.
Y en cuanto a política exterior, ¿qué diferencias ve?
Internacionalmente, la gente de Bush es extremadamente peligrosa. Llevan
adelante políticas que son un riesgo para todo el mundo. Están convencidos de
los beneficios de utilizar la fuerza y la violencia. Prefieren políticas
confrontacionales que pueden causar grandes desastres, ya lo han hecho en Iraq.
Sus políticas han incrementado significativamente la amenaza del terrorismo en
el mundo.
Estoy seguro de que Osama bin Laden, esté donde esté, debe estar ansioso por que
Bush sea reelecto; es el mejor socio que puede tener en el poder; todo lo que
hace aumenta el sentimiento antiamericano y lleva a más personas a sumarse a las
filas terroristas o financiar sus actividades.
Además, ésta gente lleva adelante programas armamentistas muy peligrosos para
todo el mundo.
[...]
¿Y qué piensa de las reformas migratorias de Kerry y Bush?
Creo que están sujetas a las mismas presiones, y son presiones conflictivas.
Debemos recordar que cuando se instituyó el TLC también se puso en marcha la
Operación Gatekeeper. Clinton presentó un programa para militarizar la frontera,
que antes había sido una frontera más o menos abierta. Clinton entendía que el
TLC traería un desastre económico en México y eso provocaría un enorme flujo de
inmigrantes hacia el Norte; por eso decidió militarizar la frontera.
Pero por otra parte hay presiones dentro de Estados Unidos para traer mexicanos,
de la industria agrícola, por ejemplo, que necesita mano de obra barata que
pueda explotar. Los consumidores estadounidenses se beneficiaron de la
destrucción de la agricultura mexicana de varias maneras; por una parte se
benefició la industria agrícola local, que está altamente subvencionada por el
Estado, y además es más fácil ahora conseguir mano de obra barata, lo que reduce
el precio de los productos.
Pasando a otro tema, Iraq, ¿cree que los iraquíes están mejor ahora?
Están mejor que bajo el régimen de Saddam Hussein, pero esa no es la cuestión.
Si las sanciones hubieran sido eliminadas muy probablemente los iraquíes
hubieran destituido a Saddam ellos mismos y estarían administrando su propio
país, y no lo tendrían gobernado por Estados Unidos, que es lo que está
sucediendo.
Si la idea era deshacerse de Saddam Hussein, se podría haber dejado a los
iraquíes libres de hacerlo ellos mismos, como hicieron los rumanos con Ceaucescu,
como los indonesios se deshicieron de Suharto, o los filipinos de Marcos.
Hay que recordar que la gente que está hoy en el poder en Washington apoyó a una
larga serie de asesinos, incluido Saddam Hussein. Y cada uno de ellos fue
destituido desde dentro. Lo que evitó que Saddam cayera fueron las sanciones
impuestas que devastaron a la población civil y la volvieron dependiente del
Gobierno para su subsistencia.
¿Piensa que Saddam Hussein tendrá un juicio justo?
Por supuesto que no. Creo que un juicio justo para la mayoría de los iraquíes
sería que Saddam sea juzgado junto también a los líderes estadounidenses y
británicos. Eso sería justicia de verdad. Y no solamente Bush y Blair, también
Clinton, que es responsable de la muerte de cientos de miles de iraquíes.
¿Naciones Unidas se ha vuelto irrelevante?
No más de lo que siempre lo ha sido. La ONU no es un actor independiente;
siempre ha actuado de acuerdo a los límites que le permiten las potencias más
fuertes. Así que la ONU sólo actuará mientras Estados Unidos y su cliente
británico se lo permitan. Si la bloquean, no hay nada que la ONU pueda hacer. Y
no solamente en el caso de Iraq; tomemos también el ejemplo de Israel y
Palestina. La enorme mayoría del mundo está a favor de un acuerdo diplomático
para resolver el conflicto entre israelíes y palestinos, y hay consenso de que
debería haber dos Estados con fronteras reconocidas. Pero no avanza porque
Estados Unidos no lo permite.
¿Cómo puede hacer Estados Unidos ahora para salir de Iraq?
No creo que quiera salir. Si no quisiera estar ahí no se habría metido en primer
lugar. La razón principal de la guerra era establecer bases militares y tener un
Estado subsidiario en el corazón energético del mundo. Nunca Iraq había sido
considerado una amenaza terrorista.
Usted ha escrito que Iraq es sólo un primer paso en la expansión militar de
Estados Unidos...
Sí, creo que si la guerra en Iraq hubiera sido exitosa Estados Unidos estaría
pensando ahora en invadir los Andes, desde Venezuela hasta Bolivia, una zona
clave para controlar el narcotráfico.
Iraq debería haber sido la ocupación militar más fácil en la historia, pero se
las han arreglado para cometer tantos errores que no ha sido éxito. Ahora
resulta que la resistencia a esta ocupación es más fuerte que la que había
contra los nazis en la Francia ocupada.
Hace poco estuve con un funcionario de una agencia de asistencia humanitaria que
estuvo trabajando todo este tiempo en Iraq y me dijo que nunca había visto una
combinación de tanta arrogancia, incompetencia e ignorancia como en lo que está
haciendo Estados Unidos allí. Por suerte, la arrogancia, incompetencia y la
ignorancia no son características nacionales, sino características sólo de
nuestros líderes, que resultan ser además unas personas muy violentas, agresivas
y peligrosas. Por suerte no tuvieron éxito en Iraq, si no ya estarían pensando
en seguir con los Andes, Siria, Irán y quién sabe dónde más. En Iraq no
permitirán ahora una soberanía plena, es inconcebible.
Un Iraq verdaderamente independiente primero sacaría a las tropas
estadounidenses de ahí, luego se armaría, buscaría el liderazgo en el mundo
árabe y enfrentaría al verdadero enemigo, Israel.