26 de agosto de 2003
Es un error creer que EEUU está subordinado a Israel, un ejército con Estado cuya vocación expansionista socava toda vía diplomática de paz
Hay que elaborar otra "hoja de ruta"
Noam Chomsky
El períodico de Catalunya / The New York Times Syndicate.
Traducción de Xavier Nerín.
El proceso de paz palestino-israelí no ha detenido la construcción de la barrera que los israelís llaman "alambrada de seguridad" y los palestinos "muro de separación". Bush y Sharon mantienen ciertas diferencias sobre su emplazamiento exacto. Pero para poner el proceso de paz --y la barrera-- en su contexto, es importante recordar que sin la autorización y el apoyo de EEUU Israel tiene muy poco que hacer. Y los israelís sensatos lo saben.
En los países árabes y otras partes del mundo existe una visión muy errónea sobre la subordinación de Washington a Israel o a su lobi local proisraelí. La idea de que EEUU pudiera permitir que Israel tomara el mando es un grave error. Las alternativas de Israel durante los últimos 30 años han reducido considerablemente sus opciones; y con el rumbo que ha tomado, prácticamente no tiene otra alternativa que servir de base militar estadounidense en la región y acatar las exigencias de EEUU.
LAS OPCIONES estaban muy claras en 1971, cuando Sadat ofreció a Israel un tratado de paz total a cambio de la retirada israelí del territorio egipcio, aceptando las propuestas del mediador de la ONU Gunnar Jarring. Israel podía aceptar la paz y la integración en la región, o insistir en la confrontación, lo que hacía inevitable la dependencia de EEUU. Escogió la segunda vía, no por motivos de seguridad, sino debido a su vocación expansionista. Con Bush-Sharon, las perspectivas de una solución diplomática han disminuido e Israel ha desarrollado sus programas de colonización con el apoyo de EEUU. Hoy los asentamientos israelís controlan el 42% de Cisjordania, según B'Tselem, organización israelí proderechos humanos. Diseminadas entre ellos están las áreas palestinas, que "recuerdan a desagradables regímenes del pasado, como el apartheid de Suráfrica", dice B'Tselem.
Los planes actuales de Bush manejan dos recursos: la retórica y la acción. La visión de Bush de un Estado palestino y la Hoja de ruta de inspiración estadounidense se circunscriben al ámbito de la retórica. Pero la Hoja de ruta era intencionadamente vaga sobre cuestiones importantes, como las fronteras. "Sobre el terreno --dice el periodista israelí Amira Hass--, los hechos están determinando (y determinarán) el área donde se aplicará la Hoja de ruta, el área en que se establecerá la entidad conocida como Estado palestino".
Con el muro y sus otras acciones, Israel socava la posibilidad de llegar a un acuerdo diplomático de paz y justifica su actuación en términos de terrorismo palestino, que se ha incrementado, incluyendo los atentados suicidas contra civiles israelís durante la Intifada que se declaró en septiembre del 2000. Sin embargo, hasta hace muy poco, la brutal ocupación militar de Israel ha tenido una respuesta muy escasa contra este país en el interior de los territorios, y los crímenes que cometieron las fuerzas ocupantes y los colonos ilegales suscitaron poca inquietud. Lo mismo sucedió durante los primeros días de la actual Intifada. Según el Ejército israelí, durante el primer mes, la proporción de asesinatos era prácticamente de 20 a 1 (75 palestinos, 4 israelís), mientras la resistencia estaba confinada en los territorios y raramente llegaba más allá del lanzamiento de piedras. Sólo cuando la proporción cambió a 3-1 se suscitó una enorme indignación por el sufrimiento de los israelís inocentes.
LA REACCIÓN es correcta. Pero ¿ha sido correcto ignorar el aún mayor sufrimiento de los palestinos, que se remonta a muchos años atrás, siempre con el decisivo apoyo de EEUU? La Intifada ha evidenciado los significativos cambios que se han producido en Israel. La autoridad interna del Ejército israelí ha alcanzado tales niveles que el periodista Ben Kaspit describe al país no como "un Estado con un Ejército, sino como un Ejército con un Estado"; Ejército que además es prácticamente un apéndice de las fuerzas militares que dominan el mundo a un nivel sin precedentes, lo que no se escapa a los habitantes de la región.
Todavía se podría alcanzar una paz justa. Hay muchos ejemplos de finalización e inversión de conflictos aparentemente irresolubles, como Irlanda del Norte y Suráfrica.
En el conflicto palestino-israelí, el horror desgarrador de cada día añade nuevas piedras a los muros de odio, miedo y deseo ardiente de venganza. Pero nunca es tarde para abrir brecha en dichos muros. Sólo la gente que sufre el dolor a diario y espera lo peor para mañana puede abordar con seriedad esta tarea, pero desde el exterior se puede ayudar considerablemente a allanar el camino, siempre que haya predisposición a afrontar honestamente los propios cometidos y responsabilidades; y de acuerdo a ello, elaborar una Hoja de ruta.